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Plaza de toros de La Adrada

©Imagen: BERTA MANZANO

Sábado, 19 de julio de 2018

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería:toros de Camino de Santiago que sustituyó a la titular de Apolinar Soriano - sosos, manejables pero de escasa transmisión a excepción de los tres últimos - (desrazado el primero, deslucido el segundo, soso el tercero, manejable el cuarto, noble el quinto y encastado el sexto)

Diestros:

Finito de Córdoba: de rioja y plata. Pitos tras aviso y dos orejas.

El Cid de verde botella y oro. Silencio y dos orejas

Antonio Nazaré: de malva y oro. Ovación con saludos y silencio tras aviso, silencio tras aviso.

Entrada: dos tercios de plaza

crónicas de la prensa

Portal Taurino

Por Alberto Bautista. Doble puerta grande en La Adrada

“El Fino” y “El Cid” se reparten cuatro orejas de un deslucido encierro de Camino de Santiago.

En tiempos de bonanza por el municipio abulense de La Adrada se anunciaban hierros míticos, y con ellos toreros curtidos en mil batallas, a fin de cuentas el valle del Tiétar famoso por sus corridas duras, fue con el tiempo rebautizado como “el valle del terror”. Lo primero de todo el toro como Rey indiscutible del espectáculo, y posteriormente el torero.

Ganaderías como la de José Escolar o Antonio San Román hicieron la delicia de los aficionados, y toreros poco conocidos pero con el pundonor para enfrentarse a toros fieros como Octavio Chacón, Cristian Escribano o Marco Antonio Gómez entre otros, copaban los carteles de La Adrada. Desgraciadamente en la actualidad, todo eso ya es historia, y la integridad de las reses brilla por su ausencia en un espectáculo dantesco con animales moribundos y descastados. Ahora premia el torero de turno, antes que el toro. Aún así, los aficionados continúan yendo a las plazas con la misma ilusión que antes, lo cuál es todo un mérito.

Y es que a tenor de lo vivido en los tres últimos años, el municipio abulense ha perdido la categoría torista en pleno valle, convirtiéndose en una plaza sin ninguna repercusión anunciando toros con tal de mantener una tradición que poco a poco va menguando. Para este año, el mayor atractivo era ver a “Finito de Córdoba” - como fórmula deshonrosa en contraposición con su estirpe torera, con 46 primaveras y en el final de una carrera de altibajos y con mas sombras que luces, que volvió a ser caricaturizado como tantas otras veces, haciendo de su 27º temporada otro año para hacer caja… y como no, La Adrada estaba en la lista. Arrollado y traspasado durante toda la tarde así fue “su tarde”. Paseó las dos del cuarto en una labor acompasada y lineal con algún destello pero de escasa conexión con los tendidos. En su primero ya dio muestras de su muleteo descarado, incluido el sainete con los aceros, dando cuenta de su situación actual.

Los aceros se llevaron el triunfo del “Cid”, en su primero tras una faena de trazo largo, y desorejó al quinto que le permitió expresarse al natural, dejando su impronta con la espada. El de Salteras, uno de los toreros que mejor mano izquierda ha tenido del escalafón, y que en las últimas temporadas ha sido vilipendiado por la realidad de un sistema que le ha alejado al ostracismo.

Antonio Nazaré - torero de la empresa que organizó el festejo, se fue de vacío toda vez que desperdició al mejor lote de la bobalicona corrida de Camino de Santiago. No se encontró cómodo con el manejable tercero, y con el sexto marró con la tizona el toro de mejor condición.

La Adrada, paraíso donde el toro bravo encontraba su hábitat, y donde auténticos ejemplares encastados metían el miedo en el cuerpo a más de un aficionado, va perdiendo temporada tras temporada el sitio ganado por culpa de carteles de toreros mediáticos - muchos de ellos fuera del sistema -, que quitan el sitio a otros muchos más necesitados de contratos y de triunfos. ¡La Adrada se hunde. Urge que vuelve el toro!

05_agosto_18_la_adrada.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:12 (editor externo)