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PLAZA DE TOROS DE PAMPLONA

Viernes,12 de julio de 2019

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Nuñez del Cuvillo desiguales de presentación y de buen juego destacó el 5º con clase y profundidad en sus embestidas.

Diestros:

Antonio Ferrera: silencio y oreja

Miguel Angel Perera: silencio y oreja

Cayetano dos orejas y dos orejas

Tiempo: bueno

Entrada: lleno

Video: https://twitter.com/toros/status/1149774282630795268?s=21

Crónicas de la prensa:

El País

Por Antonio Lorca. Pamplona es una tómbola

Pamplona es una tómbola, tom, tom, tómbola; de luz y de color… ¡Tómbola!

Un brindis a la plaza (a los tendidos de sol le conmueven los brindis de los toreros), un muletazo de rodillas (si son varios, mejor), una labor aseada (no son necesarias la hondura ni la ligazón) y una estocada (no importa mucho la colocación) de efectos rápidos son el seguro para pasear dos orejas en esta plaza, convertida en un sonrojo permanente por su nula exigencia y por la actitud vergonzosa con la que la presidencia dirige el espectáculo.

La llamada Feria del Toro de Pamplona —en el sol y en la sombra— es un espectáculo festivo, gastronómico, colorista y bullanguero, en el que la tauromaquia pinta poco más allá de la presentación del toro.

Por esta única razón, Cayetano cortó las dos orejas al noble toro tercero, al que no toreó de capote a lo largo de la lidia y muleteó despegado en una labor aseada, con poco mando y escasos momentos brillantes.

La ovación de la tarde (¡qué curioso!) se la llevó en el brindis al público e, instantes después, enloqueció al sol con un molinete de rodillas; ya de pie, el asunto fue a menos y sobresalió la calidad del toro por encima del toreo superficial de su matador. Pero cobró una efectiva estocada y le tocaron las dos orejas en la gran tómbola sanferminera.

Mejor como torero, más variado y efectista, buen vendedor de su mercancía, estuvo ante el sexto, toro alegre y de buen son al que le concedieron el honor de la vuelta al ruedo. Lo recibió con una larga de rodillas en el tercio, airosas verónicas y un galleo por chicuelinas para llevarlo al caballo; brindó a Induráin, se sentó en el estribo y, a continuación, pases por alto de rodillas. Nobilísimo el animal, enrabietado y entregado el torero, derechazos mirando al tendido, molinetes y de pecho de rodillas, desplantes antes y después de tirar a la arena la muleta y el estoque simulado, y una buena estocada. Destacó mucho más la bisutería que el buen toreo y ese parecía el gran empeño de Cayetano, dispuesto a convertirse en el triunfador de la feria. Y lo consiguió con creces ante toros bonancibles, que le permitieron estar más pendiente de su teatro que de sus oponentes. La verdad es que formó una algarabía por todo lo alto.

En vista de lo cual, Perera, que había estado ventajista y mecánico con el encastado segundo, se hincó de rodillas en el inicio de faena al quinto para un arriesgado pase cambiado por la espalda y cuatro muletazos con la mano derecha en la misma posición. Aprovechó a su modo el codicioso y noble recorrido del animal y dibujó algunos pasajes largos por ambas manos, pero por debajo de la prontitud, fijeza y transmisión del toro. Pinchó -¡oh…!- y se cerró la puerta grande.

Tampoco se fue de vacío Ferrera, que sustituyó a Roca Rey en otra incomprensible decisión de la Casa de Misericordia, después de que tres toreros se habían quedado sin torear el lunes a causa de la lluvia y la ausencia de dos triunfadores de San Isidro, Paco Ureña y David de Miranda. Indescifrable, también, el motivo por el que Ferrera paseó una oreja tras un bajonazo al cuarto y una labor de torero técnico y frío; y muchos muletazos sueltos y ventajistas recetó al descastado primero.

Se notó, y de qué manera, que los toros de Núñez del Cuvillo están diseñados para los toreros con estrella. Ni un mal gesto, ni un tornillazo, ni una mirada con malas pulgas… Pase usted; no, por favor, faltaría más, usted primero. Con la de fatigas que pasan algunos y que otros se erijan en triunfadores con estos sucedáneos de toros bravos…

El Mundo

Por Vicente Zabala de la Serna. Pamplona corona a Cayetano en la apoteosis de Cuvillo

No devolvieron un boleto por la sustitución de Roca Rey. O si entró alguna entrada por taquilla volvió a salir. Sólo en Pamplona suceden milagros de tal naturaleza. Funcionarían el ya que estamos, el fin de semana, la fiesta. No cabía un alma de perfil en la plaza.

Luego sucedería otro milagro de San Fermín: a las 19.32 horas de la tarde a Cayetano el alguacilillo le entregaba las dos orejas de Aguaclara. Que menudo toro fue. De infalible reata en Cuvillo. No paró de crecer Aguaclara, como una fina marea. Desde que se centró, y a eso puede que ayudaran los severos puyazos, un manantial de humilladas embestidas brotó. Una humillación cara. De categoría por el pitón izquierdo. Como si quisiera labrar el ruedo, planeando la arena.

Cayetano alcanzó inédito la muleta. Y cuando brindó al público la celebración ya fue mayúscula. Como si de pronto cayese la solanera en la cuenta de su fama extramuros. Esa algarabía fan tan poco taurina: “Mira, Cayetano”. Cuando se puso a torear, efectivamente, era Cayetano: todo muy periférico, ni siquiera en línea, sino hacia fuera el trazo. De expulsión. Los muletazos leves, las series breves. La de toma de contacto con la izquierda contó, para ser exactos, con dos naturales, una afarolado y el de pecho. El coro no paró de alentar y jalear desde un molinete de rodillas de la muy abierta apertura en el tercio. Y así se fue fraguando el éxito para quien ya debutó hace tres temporadas en Pamplona bajo el palio del buen bajío. Rivera voló, literalmente, con su peculiar pero imbatible estilo estoqueador. La casi inapreciable trayectoria tendida demoró un poco el delirio. La presidenta Silvia Rosa Velásquez también sucumbió a la seducción de Cayetano. Y así se obró el milagro sanferminero de las dos orejas que tintineaban bajo la excelencia de Aguaclara.

A la categoría de Aguaclara le echó un pulso Pregonero. Una pintura de jabonero de talla sevillana, cincelado en molde recortado por el alfarero de la bravura. Su ordenada y profunda embestida ya se sintió en el capote de Javier Ambel. Que es un termómetro exacto. Qué modo de viajar. Miguel Ángel Perera se relamía. De inicio el ataque fue en tromba: de rodillas y sobre la misma boca de riego, los cambiados por la espalda y los redondos ya exigentísimos. Esa exigencia pererista y demoledora por abajo la aguantó Pregonero como un solo hombre. Por las dos manos dándose hasta el final de tan ligado y rotundísimo poder. A últimas, muy a últimas, ya pasado el epílogo de trenzas y ochos ojedistas, el cuvillo amagó con irse por el único resquicio de luz que entró al levantarse el telón… Un pinchazo redujo a una oreja el premio.

La espada no le falló otra vez a Cayetano con el fino sexto de calidades y cualidades infinitas. El brillo del acero y el de su mirada -una serie mirando al tendido fue extasis mayor- enloqueció Pamplona hasta el punto de entregarle otras dos orejas. Y encaramarle en el podio del máximo triunfador de San Fermín. ¿Es o no es un milagro? A Rosito la presidenta le sacó el pañuelo azul -pese a también su dubitativo final- como colofón de la gran cumbre de Núñez del Cuvillo.

La Razón

Por Patricia Navarro. Un Cayetano valeroso se alía con los planetas

Antonio Ferrera en este año tan suyo, tan enrevesado y tan caprichoso acabó convirtiéndose en el único torero que hizo doblete en Sanfermín y dos días seguidos. Cuatro toracos para el cuerpo casi sin respirar. Y sin despeinarse. ¡Lo que dan los años! La emoción que habían tenido los Cuvillos a las ocho de la mañana fue justo a la inversa que la de ese “Palmero” más que con las fuerzas contenidas, con el fondo al límite. Ya no era suya la película esta vespertina del toro que abrió plaza. Lo quiso hacer Ferrera todo despacio y mantener al toro en esos límites. La espada le fue a la contra. El toro es una aventura y el toreo es a veces inexplicable y resulta un huracán para las emociones… O no. El cuarto cumplió a la perfección su papel de toro de la merienda, tan noble como desfondado y con poco interés. Ferrera no tuvo muchas opciones, pero abundó, le mató con rapidez y paseó un trofeo.

Perera lo intentó con un segundo, que tomaba el engaño con calidad, muy por abajo, aunque no demasiado larga la embestida y duró poco. Así el interés por la labor, que tuvo su momento más cotizado en una tanda diestra de una seria labor y con mucha profundida, más allá del calado.La espada se fue a los bajos. Calidad y nobleza sacó el quinto con el que Perera echó el resto. De rodillas, centro del ruedo, pase cambiado por la espalda, un completo volcánico que puso el corazón a mil y entró en Pamplona. Luego toreó con temple al toro que quería los vuelos y cuando le faltó revoluciones, le había apretado, tiró de recursos. Muy por encima de las condiciones del toro. La espada esta vez no le dejó atrás y se fue con un trofeo muy sólido.

Un metro tenía de pitón a pitón el tercer toro. Cayetano su matador. Y noble la embestida como se intuía en el nombre “Aguaclara”. Cayetano vio a la legua sus bondades y brindó al público y ya desde el principio desplegó molinetes de rodilla en tierra y tandas en las que combinó el temple y el relajo con algún remate que prendiera con el público como dinamita. No volvió la cara. Su decisión ante el toro fue indeleble, pero la prueba de fuego era la espada. Cruzar la suerte de matar, con esa pedazo cornamenta, era un infierno. Se fue derecho, colocó la espada. Se creció. Rugió Pamplona. Y paseó las dos orejas. El doble trofeo que le daba ya en el tercero de la tarde la Puerta Grande de San Fermín. Una larga cambiada de rodillas en el tercio fue el saludo al sexto. Noble el toro y de buena condición, que acabó por ser premiado con la vuelta al ruedo. Cómplice perfecto en una faena afanosa y que fue directa al corazón de Pamplona, hasta multiplicar el éxito, como el pan y los peces.

ABC

Por Andrés Amorós. Cayetano saborea a «Aguaclara» y sale a hombros en Pamplona

Sustituye Antonio Ferrera al lesionado Roca Rey. Los toros de Núñez del Cuvillo demuestran por qué son favoritos de las figuras. Destaca el tercero, ideal, para el diestro, al que Cayetano corta las orejas, igual que al último, premiado con la vuelta al ruedo; también, el quinto. Por pinchar, Perera se queda en una oreja. Una logra, también, Ferrera.

Busca lógicamente Antonio justificar la nueva contratación pero las condiciones del primer toro no lo permiten: además de flaquear, transmite poco. Lidia el diestro con oficio pero la faena no remonta el vuelo y tarda en matar. Al cuarto lo pican trasero; bien lidiado por Montoliú, embiste con nobleza pero apagado. Ferrera muletea a media altura, con mimo y torería. El toro no transmite emoción pero mata pronto y corta una benévola oreja.

Con su estilo poderoso, Miguel Ángel Perera suele triunfar cuando encuentra toros encastados. El segundo, bien lidiado por Curro Javier, se mueve pero con poca clase. El diestro, muy firme, somete al toro con muletazos de mano baja pero la estocada cae también baja. (La espada suele ser su punto débil). En el quinto, «Pregonero», un jabonero sucio, se lucen Javier Ambel, lidiando, y Curro Javier, con los palos. Comienza Perera haciendo el péndulo, de rodillas. Con un toro nobilísimo, Miguel Ángel liga naturales largos y templados, circulares y cambios de mano. Una faena completa pero vuelve a pinchar, antes de la estocada, y se queda en un trofeo; hubieran sido dos, de acertar, a la primera. También hubiera merecido la vuelta al ruedo el toro.

Afronta Cayetano por tercera vez el reto de Pamplona. Su estilo cada vez se basa más en unos arranques de carácter, que aquí son muy apreciados, y en la efectividad de su espada. Su técnica sigue siendo irregular. El tercero, «Aguaclara» (como decía Pemán de la lengua catalana, antes de las locuras actuales). Es bajo, abierto de pitones, acude con gran nobleza a la muleta. Cayetano levanta un clamor con un molinete de rodillas, traza muletazos suaves por los dos lados. El toro le ha permitido sentirse muy a gusto: ha sido un «bombón», o, como antes se decía, «una hermanita de la Caridad». Mata entrando de lejos, con salto, logra una estocada rotunda: dos orejas, con la benevolencia habitual de esta Plaza. Para el torero, ha sido un toro ideal: ¿por qué no le han dado la vuelta al ruedo?

Recibe con larga de rodillas y verónicas clásicas al último, que brinda a Miguel Indurain (como hizo Javier Castaño, el otro día). Comienza sentado en el estribo y de rodillas. La nobleza del toro le permite ligar muletazos. Acaba mirando al tendido (lo que inventó, un día, Ángel Luis Bienvenida y luego le hacía avergonzarse). Vuelve a mostrar su seguridad, con la espada: otras dos orejas y salida en hombros. A este toro sí le dan la vuelta al ruedo, que merecieron más sus hermanos: la falta de criterio y la benevolencia de estos concejales que actúan aquí como presidentes es notoria.

¿Es éste el ideal de toro bravo, para un aficionado exigente? No, les falta bravura en los primeros tercios. Para las faenas de muleta actuales, en cambio, sí lo son. Gracias a estas reses de Núñez del Cuvillo, Cayetano vive su tarde más feliz de la temporada.

Postdata. Las modas mandan, en el mundo actual: también, en el toreo. Casi todos intentan imitar –mejor o peor– lo que hacen las primeras figuras, que es lo que el público aplaude. La lista es fácil: chicuelinas, gaoneras «al tragantón», saltilleras, tafalleras; muletazos cambiados seguidos por el pase del desprecio, derechazos de rodillas, pases mirando al tendido, circulares invertidos, manoletinas, bernadinas; estocadas entrando de muy lejos… Todo eso se suele hacer de modo rutinario, sin atender a las condiciones del toro. Cuando algún torero intenta ejecutar bien la verónica y el natural, es como el agua fresca, en medio del desierto de la vulgaridad. La culpa la tiene el público: si siguen celebrando lo fácil, muchos diestros se seguirán apuntando a eso.

12_julio_19_pamplona.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:21 (editor externo)