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Plaza de Toros de Zaragoza

Domingo, 23 de abril de 2017

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Luis Algarra 6º bis, de buena presentación y de juego desigual.

Diestros:

Curro Díaz: de celeste y oro. Vuelta al ruedo y dos orejas;

Paco Ureña: de rosa y oro. Silencio y ovación tras aviso;

Ginés Marín: de purísima y oro. Silencio y ovación.

Parte médico: Durante la lidia del 4º toro, en la corrida celebrada el día de la fecha, ha ingresado en esta Enfermería el matador de toros Francisco Díaz Flores que presenta las siguientes lesiones: Herida por asta de toro a nivel de la cara interna del tercio medio del muslo derecho con orificio de entrada de cinco centímetros y dos trayectorias: una ascendente de 15 cms. que desgarra fibras del músculo vasto interno y otra externa que, tras superar el fémur llega hasta la cara externa del muslo de pronóstico grave que sí le impiden continuar la lidia. Dr. Valcarreres.

Destacaron:

Entrada: Un tercio largo de entrada

Galería de imágenes:https://www.aplausos.es/noticia/38783/noticias/faena-grande-de-curro-diaz-dos-orejas-y-herido-en-zaragoza.html#fancybox-thumb-1

Video:

Crónicas de la prensa:

ABC

Por ÁNGEL G. ABAD. Curro Díaz, arte y sangre del toreo eterno en Zaragoza

La tarde del día de San Jorge fue de Curro Díaz. De principio a fin. De su despaciosidad, de su naturalidad, de su valor, del poder, de lo mucho bueno con que inundó la Misericordia desde que se abrió de capa para recibir al primero hasta que se tiró sobre el morrillo del cuarto para matar a sangre y fuego. Una tarde de inspiración, de toreo largo, de temple, una tarde en la que el público se metió de lleno en todo lo que hacía Curro, quien ayer dio una gran dimensión como matador de toros en sazón, artífice del toreo eterno.

Salió por la puerta de la enfermería cuando se había ganado la puerta grande. Un pinchazo le frenó las orejas en su primer toro de Algarra, y después de cuajar al cuarto, por el que pocos daban un duro en el primer tercio, allí se dijo que ese no se le escapaba y a costa de una grave cornada de 15 centímetros y dos trayectorias en el muslo derecho, el doble trofeo fue a sus manos. De la naturalidad con que toreó con la izquierda al primero, a un comienzo de faena al cuarto, pleno de inspiración y arte. Y manejó la derecha con largura y extremado buen gusto, y los pases de pecho hacían rugir unos tendidos entregados. Tarde para el recuerdo, tarde de arte y sangre, de la verdad que explicó dando la vuelta al ruedo con el muslo partido antes de pasar a las manos del doctor Val Carreres.

La corrida de Algarra resultó muy desigual, siempre con tremenda seriedad por delante, y tuvo además sus complicaciones, que cuando los toreros acertaron se convirtieron en entrega. Así lo hizo Paco Ureña, que poco pudo con el segundo, el más deslucido, pero que a base de valor doblegó al quinto. Firme y serenísimo, aguantado todo lo aguantable, consiguió dominarlo y llevarlo largo. Lástima que la espada tardara demasiado en hacer su efecto, y la cosa que iba para trofeo quedó en una fuerte ovación.

Quien no tuvo su día fue Ginés Marín, a quien se le vio un tanto mecánico, sin alma. Los dos que le tocaron en suerte le ofrecieron más que el discreto silencio con que se rubricaron sus faenas.

A eso de las nueve de la tarde, con las primeras sombras de la noche, no fueron pocos los aficionados que tributaron una sentida ovación a Curro Díaz cuando una ambulancia se lo llevaba al hospital.

El Mundo

EFE

Curro Díaz, dos orejas y cornada grave

Curro Díaz dejó para el recuerdo dos faenas de alta nota artística, especialmente la segunda, cumbre por la torería, el aroma y la plasticidad en la que cortó dos orejas sin discusión. A la hora de entrar a matar el veterano torero resultó herido de gravedad con una cornada de dos trayectorias en el muslo derecho. Una de 5 y otra de 15 centímetros.

Antes, con el primero, dejó Curro momentos sublimes, fogonazos de su peculiar tauromaquia. Sabor por los cuatro costados y los tendidos rendidos. No anduvo acertado con la espada, por lo que perdió una más que posible oreja (vuelta al ruedo).

Paco Ureña, aún sin tocar pelo también rayó a buen nivel. Su primero fue un toro de Luis Algarra mansurrón y justo de fuerzas al que toreó con mucha suavidad (silencio).El quinto fue más exigente y anduvo muy firme el de Lorca para tragar en cada embestida y lograr una meritoria faena (saludos).

Ginés Marín se las vio en primer lugar con un toro con opciones en el que dejó constancia del buen concepto que atesora. El sexto fue un sobrero del mismo hierro de lo más deslucido, con el que Marín lo intentó de todas las maneras posibles (silencio en ambos).

La Razón

Gloria y sangre de Curro Díaz en el cierre de San Jorge en Zaragoza

Curro Díaz encandiló a los tendidos del coso de Pignatelli, merced a dos faenas de alta nota artística, especialmente la segunda, cumbre por la torería, el aroma y la plasticidad que imprimió el singular torero de Linares para cortar dos orejas sin discusión.

Antes, en su bonancible primero, dejó Curro momentos sublimes, fogonazos de su peculiar tauromaquia por los dos pitones. Sabor por los cuatro costados y los tendidos rendidos a los pies del torero, que no anduvo acertado con la espada, de ahí que perdiera la oreja que tenía prácticamente en sus manos.

Pero si fue buena esta primera faena, la del cuatro fue extraordinaria. Fue éste un toro de Algarra de muy buena condición, muy noble y templado en sus dulces embestidas, y el de Linares dio una lección magistral de torería en una faena de tremenda plasticidad por lo bien que acompañó las embestidas, lo despacio y lo reunido que lo hizo todo.

Se tiró como una vela a matar saliendo cogido por el astado, que lo prendió por la chaquetilla en unos momentos de verdadera angustia, pero, eso sí, con la espada enterrada en lo alto de su oponente, al que desorejó para el deleite de los tendidos zaragozanos.

Paco Ureña, aún sin «tocar pelo» también rayó a buen nivel. Su primero fue un novillo mansurrón y justo de fuerzas al que toreó con mucha suavidad en una faena en la que no pudo entrar en profundidades, pero en la que demostró sitio y buen oficio.

El quinto fue un toro más exigente y aquí anduvo muy firme el de Lorca para tragar en cada embestida y lograr una faena de lo más emocionante y meritoria. Saludó una ovación. Ginés Marín se las vio en primer lugar con un toro de notables opciones para que el joven gaditano dejara constancia el buen concepto que atesora. Gusto, temple y conjunción fueron las principales virtudes de una faena malograda a última hora con los aceros. El sexto fue un sobrero del mismo hierro de lo más deslucido, con el que Marín, que lo intentó de todas las maneras posibles, apenas pudo pasar de los detalles sueltos. EFE

Zaragoza Temporada 2017

23_abril_17_zaragoza.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:11 (editor externo)