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REAL MAESTRANZA DE SEVILLA

Viernes, 28 de septiembre de 2018

Corrida de novillos

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Novillos de Ganadería Talavante (sosos, no terminaron).

Diestros:

Ángel Jiménez de blanco y oro. Estocada caída (palmas); estocada (ovación).

Juanito de purísima y oro. Estocada (saluddos desde el tercio); pinchazo, estocada (vuelta al ruedo).

Francisco de Manuel de verde lima y oro. Pinchazo, estocada caída (silencio); estocada (silencio).

Presidente: José Luque Teruel.

Tiempo: caluroso.

Entrada: más de media entrada.

Galería de imagenes: https://t.co/aESvwyC8xn

Video: https://vimeo.com/292391699

Crónicas de la prensa:

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver Un prólogo sin mucha historia

No está mal este invento de poner una novillada como prólogo a la Feria de San Miguel. Sobre todo, si va seguido de dos excelente carteles, que hacen a este ciclo de septiembre - con veranillo este año, como debe ser- uno de los mejores de los últimos años. La novillada de Talavante no dijo nada, ni fu ni fa, sosa, sin fondo pues todos fueron a menos al final de las faenas y uno, el jabonero primero, a desarrollar peligro. Los tres novilleros habían triunfado esta temporada en muchas plazas. Con más oficio el primero, el ecijano Jiménez, que tuvo en un tris el triunfo en su segundo, pero se le fue en faena a menos y alargada sin sentido. El portugués, aunque hecho torero en Badajoz, Juanito demostró lo que ya viene haciendo en muchas ferias, que va a ser torero, que va a llegar, vamos, que es lo importante de ver en un novillero. Tiene gusto, conocimiento y sabe estar con los novillos, tuvo el premio en la mano pero se le fue por un infortunado pinchazo. Y el más nuevo Francisco de Manuel, auténtica revelación del escalafón si vemos crónicas y estadísticas, dejo entrever cosas, pero no tuvo su tarde, tal vez abrumado por la responsabilidad de la cita. Mañana viene lo bueno, se masca gran ambiente en el Arenal.

El País

Por Antonio Lorca. Novilleros y ‘gatitos’ blanditos

Novilleros y novillos blanditos. Los dos. Tristes, conformistas, afligidos, decepcionantes. Los humanos y los animales. Una tarde más para la preocupación y el más soberano aburrimiento.

Tres muchachos con condiciones sobre el papel, sin edad aún para la desilusión, con ganas, se supone, de comerse el mundo y los ves en la plaza y se te cae el alma a los pies: como tres señoritos, comodones, a verlas venir, sin ánimo para exponer ni un alamar, como si disfrutaran ya de cortijos y mercedes.

Tres toreros que no tienen empacho en anunciarse con seis ‘gatitos’ de Talavante, con caritas de becerritos, sin pitones, por supuesto, -mejor presentados se han visto en esta plaza en festejos sin caballos-, enfermos de tonta nobleza, sositos, también, pero dispuestos a colaborar al triunfo de los de luces, y ni por esas. Ahí estaban los tres novilleros sin deseo alguno de armar la marimorena, de subirse en los lomos de sus novillos, de jugarse la vida y calentar los calurosos tendidos de una tarde que, por su culpa, quedó para el olvido. ¡Qué calor, y qué aburrimiento más escandaloso!

Pero, ¿qué ‘quedrán’ estos muchachos para triunfar? ¿Será, acaso, que el problema es que no tienen ‘hambre’, sinónimo de necesidad? Algo será, porque los novillos de Talavante, nobles hasta la extenuación, merecieron que alguien con ardor torero se los merendara y les cortara las orejas. Y ni una, oigan, le pasearon; todo lo más, una vuelta al ruedo, y parece que fue más por cuenta de Juanito que por empuje del público.

Por cierto, hasta la salida del quinto novillo no había pasado nada. Juanito se arrodilló en la puerta de chiqueros y con una desordenada larga cambiada recibió a su segundo; después, tres verónicas y una media, apasionadas todas, pusieron el punto de emoción que había estado ausente toda la tarde. Se le vio entonado y comprometido con la muleta, y dibujó un par de tandas que supieron a mucho menos de lo esperado. Tras pinchar llegó la vuelta inesperada. Muy desdibujado se mostró ante su primero, un novillo acaramelado y sin emoción, al que toreó a media altura y con poco fundamento.

Naufragó Ángel Jiménez, que ofreció una mala imagen ante el primero de la tarde, el más codicioso del encierro. Lo recibió a ‘portagayola’ y muleteó muy despegado y precavido a un santurrón justo de fuerza y desbordante de buenas intenciones. Y no mejoró ante el cuarto a pesar de que sonara la música (se estrenó con la batuta una mujer, hija de director habitual) tras un elegante cambio de manos.

Y silenciada vio su labor Francisco de Manuel, desvaído, soso, con pocas ideas. Insulso ante su primero, y aburrido ante el sexto, el mejor presentado del encierro que demostró más genio que bravura.

Ya se dijo: blanditos novilleros y novillos. Los utreros de Talavante, impresentables para la Maestranza, empujaron desigualmente en varas, pecaron de falta de fuerzas y derrocharon nobleza; más que toros parecían borreguitos, sin posibilidad aparente para emocionar. Pero son los deseados por estos chavales que esperan llegar así a una meta que cada vez parece estar más lejos

ABC

Por Lorena Muñoz. Juanito da una vuelta al ruedo en San Miguel

La primera de San Miguel anunciaba a los triunfadores de la temporada en el escalafón novilleril. Un cartel de campanillas para prologar el ciclo con los novillos de Talavante que toreaba en Madrid y lidiaba con su hierro en Sevilla, aunque el extremeño no triunfó en ninguna de las dos plazas.

La tarde, de mucho calor en la Maestranza, se saldó con una solitaria vuelta al ruedo de Juanito aunque la terna lo intentó ante un encierro noble pero descastado y sin fuerzas. Los tres, agradecidos por torear en la Maestranza, brindaron al público y aunque sin mucha competencia, se lució en los quites. Juanito con el capote a la espalda y después por chicuelinas y tafalleras; Ángel Jiménez y Francisco de Manuel por chicuelinas y a la verónica.

Ángel Jiménez venía dispuesto a darlo todo así que se fue a los chiqueros a recibir al primero de la tarde un precioso jabonero que le apretó en la larga cambiada y tuvo que echarse a un lado. «Ajustado» apretó también en el caballo en un primer puyazo pero tras el brindis al público, desarrolló genio y quiso rajarse siempre así que Jiménez solo pudo acoplarse en una serie con la diestra y matar bien antes de ser silenciado. El novillo fue aplaudido en el arrastre.

Lo mejor del toreo del astigitano llegó en el cuarto que se pegó una voltereta de salida con el capote pero que pudo aprovechar en el tercio final. Sonó la música cuando Jiménez logró meter la embestida en la muleta, gustándose en los de pecho, en los molinetes y en una serie templada con la diestra. Un desarme al natural bajó el tono y con el astado más parado tiró de voluntad. Saludó una merecida ovación desde el tercio que le supo a poco después de tocar pelo en el Corpus.

A punto estuvo el portugués Juanito, que sorteó el lote con más posibilidades. Al segundo lo recibió con temple a la verónica, con manos bajas y rematando a pies juntos. El comienzo con la diestra fue prometedor a pesar de un inoportuno desarme. Cambió a la zurda, con la que dejó una serie de naturales estimables, pero fue de más a menos. Lo cierto es que el portugués estuvo bien colocado con un novillo noble pero algo reservón a menos a medida que avanzó la faena así que saludó la ovación al doblar las manos.

No quería dejar pasar la oportunidad y se fue a portagayola en el quinto al que recetó un vibrante ramillete de verónicas templadas en el centro del ruedo que remató con el compás abierto. A pesar de la desastrosa lidia, era ahora o nunca así que se echó la muleta a la mano derecha. La banda Tejera, por fin, empezó a tocar. Templó en redondo, toreó con gusto y estuvo valiente pero como todo el encierro, «Saltarín» se fue apagando. Llegó el arrimón y las bernadinas antes del fallo a espadas que dejó el premio en una vuelta al ruedo .

Cerraba cartel Francisco de Manuel que no mostró lo que ha hecho en otras plazas. El tercero se pegó una voltereta en el saludo a la verónica, lo que mermó sus fuerzas, así que tuvo poco fuelle y escasa transmisión en el tercio final. El joven novillero estuvo correcto, trazando muletazos que no llegaron a conectar en ningún momento con el tendido, que sufría los rigores de una calurosa tarde,y silenció la labor del madrileño. En el que cerró plaza tampoco pudo lucirse. El público ya pensaba en «huir» antes de la carrera nocturna y en el llenazo del sábado.

La Razón

Por Andrés Muriel . Vuelta de Juanito en la espera a Morante

San Miguel llegó incendiado a Sevilla. Los ladrillos de los tendidos de La Maestranza aún quemaban cuando se arrastró la tarde en el sexto. El mercurio no se correspondió con la temperatura de un público que tenía la atención dividida entre la primera del bombo de Madrid y la espera –larga espera- a Morante de la Puebla. Talavante hizo doblete: paseíllo en Las Ventas y ganadero a distancia en Sevilla. Uno puede preguntarse si no es pedir demasiado (Sabina dixit) triunfar a la vez como torero y como ganadero. En Sevilla la cosa no funcionó o funcionó sólo a medias. Los seis que saltaron a la Maestranza ni se comieron a nadie ni encandilaron a nadie: ni chicha ni limoná. El que estuvo más cerca del triunfo fue Juan Silva “Juanito”. El aplomo, la inteligencia, el buen trazo en el cite adornan al diestro luso. Los ayudados por bajo en el quinto con una rodilla en tierra tuvieron sabor ordoñista. Lo mejor llegó con la mano diestra. Tiró de la muleta encajado, exprimiendo una embestida que se evaporó –igual que ocurrió con el resto de sus “hermanos”- con la misma rapidez que se evaporaba el agua sobre los ladrillos en esta tarde de ferragosto. Las bernadinas en las profundidades de las tablas, sin un milímetro de espacio entre las astas y las taleguillas –por fin el público entregado- pusieron la faena a la temperatura de una oreja que se quedó en vuelta al ruedo por la fallo a espadas. El mismo aplomo demostró “Juanito” en el segundo al que sí amarró con una estocada certera.

El astigitano Ángel Jiménez saludó a portagayola a su primero para ratificar el buen ambiente que dejó en la corrida del Corpus, en la que se lanzó a matar sin muleta a uno de los del Parralejo al más puro estilo Galán. Ayer, sin embargo, recordó en algunos momentos el aire currista (de Curro Díaz): empaque, la mano muerta que no torea. Y quizá la virtud y el pecado fuera precisamente el mismo: el celo excesivo en componer la figura, mirándose más a sí mismo que a la embestida de un toro, el cuarto, que fue junto al quinto el más potable de la corrida. Con la derecha encendió la mecha y con la izquierda no acabó de avivarla.

Menos suerte tuvo Francisco de Manuel, con un tercer toro que salió con un tranco de bandera y que se quedó sin gasolina. En el último ni tuvo posiblidades ni el público estaba por la labor. El público estaba metido en la vigilia de la espera. Mañana torea Morante… y Roca Rey.

28_septiembre_18_sevilla.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:13 (editor externo)