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REAL MAESTRANZA DE SEVILLA

Viernes, 3 de mayo de 2019

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Núñez del Cuvillo cinqueños incluidos los dos sobreros (3º bis y 5º bis), menos el 4º; desiguales, con más movilidad el quinto y un extraordinario sexto.

Diestros:

Sebastián Castella: de tabaco y oro. Silencio y Silencio.

José María Manzanares: de sangre de toro y oro. Saludos tras dos avisos y Saludos.

Andrés Roca Rey: de sangre de toro y oro. Saludos y dos orejas.

Presidente: Fernando Fernández-Figueroa.

Banderillero que saludó: Suso y Luis Blázquez

Tiempo: soleado y ventoso

Entrada: lleno de no hay billetes

Video: https://twitter.com/i/status/1124447718204760064

Video faena Roca Rey: https://twitter.com/i/status/1124450566195875840

Galería de fotos: https://t.co/tSr1PskB1D

Crónicas de la prensa:

Portal Taurino

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver Roca Rey se consagra con faena cumbre

La tarde no estaba para muchas virguerías cuando ya se llevaban casi tres horas y cinco cuvillos y dos sobreros hermanos más casi imposibles. Pero pasó: llegó Roca Rey, que estaba con enormes ganas, para coger al último que sí sirvió, encastado, muy fijo, con alegre embestida, para salvar la tarde con una faena enorme, plena de temple, de inspiración, de ligazón, por la que tras una estocada a ley, dando la cara, le dieron las dos orejas y le pidieron el rabo. Hace casi cincuenta años que no se da ninguno en Sevilla, pero en la primera mitad del siglo XX se dieron más de cuarenta. Y dudo yo que en estos cincuenta años no haya habido una faena, la de hoy por ejemplo, pero otras muchas también, que no lo mereciera como entonces. En fin, ahí está el debate. De momento, tenemos faena de la Feria, que borra o diluye, de algún modo, lo de ayer. Y la confirmación/consagración de un torero que esta vez no se anduvo por las ramas del tremendismo ni la exhibición de valor, sino por el toreo profundo. Castella una vez más no tuvo suerte en Sevilla y Manzanares, con pocas opciones pero en buen momento, dejó dos estoconazos de nota. Ah, y además, éste sí que acaba el papel en la taquilla, que es lo que más conviene.

Lo mejor, lo peor

Lo mejor

Andrés Roca Rey cuaja una extraordinaria faena al sexto de la tarde. Cuando todos pensábamos que se daba por concluida la tarde con toros flojos sin entrega total, apareció el último de Cuvillo, muy bien presentado desarrollando a más y mejor su embestida con clase en los vuelos de capote y muleta. El Peruano sabía lo que tenía que hacer para triunfar en esta plaza. Muy por encima de su oponente hizo enloquecer a la maestranza, con la diestra puso el broche final, ligo muletazos tres en uno parando los relojes, fueron interminables. En algunos tendidos de la plaza se pidió el rabo y en otros muchos a la misma vez se pedía la vuelta al ruedo del toro de Núñez, entre confusiones Fernándo, quien presidia la tarde de “no hay billetes” permaneció firme y no concedió la vuelta meritoria, si las dos orejas de peso.

Lo peor

Castella sin opciones de triunfo con el peor lote de la tarde se marcha de vacio.

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Roca Rey ‘incendia’ La Maestranza con el gran ‘Encendido’, de Cuvillo

En una tarde de máxima expectación, con cartel de No hay billetes tras un festejo que iba a trancas y barrancas y cuando enfilaba casi las tres horas, Andrés Roca Rey incendió La Maestranza con un gran toro en la muleta, Encendido, de Núñez del Cuvillo, bajo, que persiguió siempre las telas con entrega.

El limeño se metió al público desde el inicio de rodillas, junto a las rayas, con una serie diestra que cerró con un precioso pase del desprecio.

En las afueras, con la derecha, enganchó bien al toro. La faena creció como la espuma con otra serie diestra, con el torero mayestático, relajado, moviendo la tela casi al ralentí. La plaza rugía.

Con la izquierda imantó al astado con ayudados. Una serie con esta mano la cerró con una afarolado ligado a un pase de pecho. La mayoría del personal se puso en pie.

Las palmas echaban humo. El torero, con ese valor endemoniado que tiene, apretó más el acelerador. Y si los pases habían estado presididos por su ajuste y por lo ceñido, con la derecha se lo pasó tan cerca que el toro casi lo atropella en una escalofriante arrucina. De nuevo puso al personal en pie.

La plaza era un manicomio. Se hizo el silencio. El diestro montó la espada y más allá de las rayas, en la suerte contraria, mató de estocada de la que rodó el toro sin puntilla. YLa Maestranza ardió de emoción.

El público solicitó las dos orejas, que el presidente concedió. El tiro de mulillas continuó haciendo pasar el tiempo y el público gritaba “¡rabo, rabo!” en lo que parecía un duelo entre los espectadores y la presidencia. Independientemente del balance, más que merecidas las dos orejas –¡nada hay perfecto y así lo debió valor el presidente, que no concedió los máximos trofeos!– la faena de Roca Rey fue histórica, memorable y quedará en el corazón de todos los espectadores que vibraron como muy pocas veces sucede.

El tercero fue devuelto por inválido. En su lugar saltó otro, astifino, con movilidad, con el que Roca destacó en el capote con un airoso quite en el que intercaló chicuelina, tafallera, gaonera y una larga. El diestro peruano realizó una faena dedicada a su hermano Fernando, matador de toros, que se encontraba en el callejón, de máxima entrega con el valor como bandera. Era de premio, pero un bajonazo con estocada posterior, lo rebajó a ovación.

Castella, con el peor lote, no tuvo opciones al triunfo. En su primero, bajo, concretó un trasteo sin emoción ante un inválido entre las protestas del público por el toro.Con el cuarto, recortado, sucedió algo parecido. Labor carente de emoción con toro noble, pero tan flojísimo que perdió reiteradas veces las manos entre las protestas del personal.

José María Manzanares brilló a la verónica ante el colorao segundo y realizó una faena entonada, de larga duración. Hubo algunos buenos pasajes, muy ovacionados por el público. La falta de contundencia y demora con los aceros lo dejó todo en una ovación.

El quinto fue devuelto por su carencia de fuerzas. El quinto bis, noblón, pero sin poder le permitió al alicantino una faena, con brindis a la infanta Elena –en el palco maestrante– que resultó desigual y que no llegó a calar del todo en el público.

Con las protestas dirigidas a la presidencia por no conceder los máximos trofeos a Roca Rey se cerró una tarde en la que su faena, cumbre, la mejor que ha realizado este jovencísimo torero hasta ahora en Sevilla, quedará anotada, independientemente del premio, en la historia de La Maestranza.

ABC

Por Lorena Muñoz. La contraportada. Otro «Encendido» ilumina la tarde

Con la resaca de la Puerta del Príncipe de El Juli, la vuelta al ruedo de «Arrogante» y el monumento al toreo de capote que esculpió Morante de la Puebla, la Maestranza colgó el segundo «no hay billetes». Viernes de preferia pero con aires de farolillos. Porque el jolgorio de la tarde anterior ha prendido la mecha de los abonados que han pedido de forma oficial un relevo en el palco.

Y precisamente en el palco hubo que tomar decisiones con los cuvillos que blandearon de manos de forma alarmante. Y con dos pañuelos blancos ya asomando por la barandilla, el presidente se mantuvo firme ante la petición del rabo para Roca Rey que encendió la tarde con el sexto para hacer honor a su nombre: «Encendido»

La tarde caminaba por la senda del abismo pero la magia del toreo nos devolvió un recuerdo de hace un año. El cartel de Núñez del Cuvillo era un calco al de la feria pasada. Sebastián Castella y Manzanares, abonados a este hierro. Roca Rey por Alejandro Talavante, hoy retirado de los ruedos, que fcortó una oreja con valor doble.

El Mundo

Por Vicente Zabala de la Serna. Del napalm a la seda: grandioso Roca Rey

Un levantazo de fuerza desasosegante azotaba las banderas de la Maestranza. Los clásicos papelillos de los mozos de espadas para medir los terrenos el viento se esparcían sin criterio. Surgían los remolinos aleatoriamente. Un recibimiento climático hostil para quien llaman huracán: Roca Rey traía el cartel de «no hay billetes» y el cuchillo entre los dientes. Eso se vio en cuanto entró en escena. Hasta ese momento no había sucedido nada. O muy poco. Un temperamental y geniudo sobrero de Núñez del Cuvillo vino a confirmar que RR mea napalm por las mañanas.

Montado el castaño, armado con dos lanzas por delante, desafiante y altivo antes de cada cite, radiografiaba la espigada anatomía del soberbio torero del Perú. Que no lo picó apenas en una apuesta que sonó a triple mortal sin red. El quite mixto de chicuelinas, tafalleras y caleserinas se enredó entre la violencia del viento y del cuvillo. Recuperemos datos: cinqueño, desabrido, geniudo, temperamental y entero. Roca Rey quitó la anilla de la granada con el colmillo de figura.

Y tras un inicio de espaldinas temerarias más que convenientes, se puso a tratar de gobernar y someter aquello. El toro sólo contaba con una cosa a su favor: descolgaba en el momento del embroque. Pero en la poderosa derecha de Roca iba jodido por abajo, sin entrega, mascando la rabia, renegando del sometimiento. Saltaban chispas por los muslos. Tremendo el tipo en su importancia. Que no crean que calaba en el personal. Como si no se enteraran del bicho.

Cuando Roca Rey le propuso la izquierda algunos tragamos saliva. Entre el levante montaraz y esa forma de asomarse el toro por encima de la muleta, había un temor creciente entre la gente consciente. Para colmo, las acometidas por ese pitón se hacían más agrias y pendencieras. Fue una trifulca que el hombre le ganó a la bestia por arrestos. Para volver a la mano desde la que podía gobernar con más seguridad (sic). Siempre en terreno minado, pisando el sitio que arde, la quietud donde el fuego trepa.

Las manoletinas asustaron más a los bellos tendidos durmientes que todo lo demás. Lástima que la estocada hiciera guardia feamente. No hacía justicia a la rectitud del volapié ni a la verdad de la faena. Lo sacaron a saludar con una ovación limosnera. No muchos pero no pocos aplaudieron el arrastre del cuvillo… Roca Rey debió escupir entre la comisura sobre la senda de su cadáver.

La corrida, por los demás, estaba siendo un desastre. No sólo por el escaso remate del anterior toro de Roca Rey que devolvieron, sino también por los inválidos que se juntaron en el lote de Sebastián Castella. Uno como enfermo y encogido y el otro terciadito sin fuerza ni raza. No consiguió siquiera el galo que sacase el palco el pañuelo verde a alguno de los dos. Dentro de la debacle, a José María Manzanares le embistieron los dos, el titular y el segundo sobrero. Sin excelencias, pero para estar mucho mejor. Manzanares simplemente no está. Como si hubiera perdido el sentido del toreo. Y la geometría,el ritmo, el temple… Muchas voces y la espada como última aliada.

Sobre el gong de la campana, cuando todo se oscurecía de decepciones, apareció un precioso cuvillo, diferente a todos los demás: Encendido agitaba la llama de la calidad en sus divinas hechuras. Un tacazo para que Roca Rey sublimara el toreo que transciende la fama para entrar en el campo de la eternidad.

De la épica a la lírica. Del napalm a la seda. Y qué despacio todo. Desde la apertura de faena de rodillas, el Cóndor del Perú desplegó sus alas. La embestida, aun apenas sangrada, desgranaba templadas notas con las que RR levantó su sinfonía. La Maestranza ahora entró de cabeza en la versión cara y no guerrera, en la lentitud de los naturales inacabables, en los derechazos interminables y también en los que al final de la obra no soltaban la embestida en una rueca que enloquecía a Sevilla… Del tremendo espadazo rinconero rodó Encendido sin puntilla. El manicomio desatado, no contento con las dos orejas, quería el rabo, el rabo que hubiera significado ipso facto la Puerta del Príncipe. Entre el trueno de la petición, se olvidaron del gran toro de Cuvillo… A Roca Rey lo sacaron a hombros por la puerta de cuadrillas. Su gloria quedó clavada en el corazón de Sevilla. En el amor y en la guerra.

ABC

Por Andrés Amorós. Feria de Abril: Roca Rey llama a las puertas del cielo

Al final de una floja corrida de Núñez del Cuvillo, Roca Rey cuaja el mejor toro en una faena completa, que pone de pie al publico: corta dos rejas, le piden el rabo y logra, por fin, entrar definitivamente en Sevilla. Si, en su primero, no hubiera hecho guardia en el primer pinchazo, probablemente hubiera cortado una oreja, después de una faena de mucho mérito, y hubiera abierto la Puerta del Príncipe. Con sus cualidades – cabeza, valor y ambición - eso llegará, sin duda..

En Sevilla se vive un ambiente taurino único. Por el Arenal y el Postigo es fácil encontrarse a profesionales y a aficionados que han llegado de todo el mundo . La Puerta del Príncipe del Juli es hoy la noticia de primera página del ABC de Sevilla. Siguen muchos discutiendo si los toros de Torrestrella o el premiado con la vuelta al ruedo de Garcigrande; si las “verónicas de alhelí” (Lorca) de Morante o los muletazos mandones del Juli… La pasión, que es la sal de esta Fiesta única.

Los toros de Núñez del Cuvillo, una de las ganaderías preferidas por las figuras, demuestran una alarmante flojera: se devuelve tercero y quinto; debía haberles acompañado el primero.

La larga y respetable trayectoria de Castella se engrandece ahora con el gesto de matar la corrida de Miura, que cierra la semana de farolillos. (¡Lástima que no le imiten otras primeras figuras!). El primero sale con gas pero en seguida flaquea. Después de varas, se derrumba. Se luce Chacón en un gran par. El toro quiere embestir pero no tiene fuerzas: un espectáculo triste y lamentable, que enfada hasta a este público, tan respetuoso. Los lances de recibo al cuarto son poco brillantes: para eso estaban antes los peones. El toro flaquea pero, en la muleta, repite, no plantea grandes problemas ni emociona. Todo queda en un trasteo voluntarioso, sin relieve, rematado pronto, no bien.

Después de la operación de espalda, Manzanares está recuperado y feliz (me confirma mi amigo Fran): cortó oreja el Domingo de Resurrección y en Arles. Disfruta, aquí, del privilegio – que a tantos se les niega - de ser considerado sevillano de adopción .Dibuja limpios lances en el segundo, un bonito colorado, con las fueras justas. Brinda a la Infanta Elena. Traza derechazos con su natural empaque y estética, rematados por uo de pecho interminable. Por la izquierda, el toro se queda cortito. Cita tres veces para recibir y culmina una gran estocada pero el toro se amorcilla y da tiempo a que suenen dos avisos. También se devuelve el quinto. El segundo sobrero lleva el feo nombre de “Asesino”, que parece sacado de una canción ranchera: “Toro, toro asesino, ojalá y te lleve el diablo…” No es para tanto este toro pero, muy bien lidiado por toda la cuadrilla (el picador Paco María, los banderilleros Suso y Luis Blázquez) va a más, repite, pero también flaquea y se para. Manzanares logra algunos buenos muletazos pero la faena no pasa el filo de la navaja del éxito. Mata con facilidad. (Un partidario hace méritos para el título de número uno de los pesados: en esta Plaza, esos gritos inoportunos no tienen sentido). Ha estado bien pero… debe estar mejor; con otros toros, supongo.

Roca Rey es, ahora mismo, el torero que todos quieren ver; también, el más discutido, como primera figura. El Domingo de Resurrección, algunos pitaron su alarde auténtico de valor. (Como ha señalado el maestro Antonio Burgos, eso no es propio del respeto sevillano a los toreros). Recurre a esos alardes cuando el toro le impide mostrar su toreo clásico, que también domina y que debe ir prevaleciendo, en su repertorio. Devuelto el flojo tercero, el sobrero es incierto, se duele en banderillas. (Bien, Domínguez). Decir que el “Morito” no es de fiar no es políticamente correcto pero es verdad. Roca brinda a su hermano y, sin una duda, le consiente, se mete en su terreno, le saca muletazos con mérito, riesgo y emoción. Pierde el trofeo al hacer guardia, antes de una estocada. Cuidan en varas al último. Roca vuelve a echarse el capote a la espalda, en el quite El toro sale renqueante de banderillas. Comienza la faena con cinco derechazos de rodillas: ¡hay que hacer algo, para prender el entusiasmo! Aunque el toro tardea, es dócil, le permite ligar derechazos, dejándole la muleta en la cara y mandar mucho, en los naturales de mano baja. Su facilidad, claridad de ideas y valor son indudables. Al final, enlaza muletazos lentos, de absoluto dominio, y pone al público de pie. Una estocada de efecto fulminante deja en sus manos las dos orejas y la gente pide el rabo. No es cuestión de despojos: ha dado su talla de figura. Y lo ha hecho por la línea del toreo clásico, sin recurrir a tremendismos, que no necesita.

La Razón

Por Patricia Navarro. Roca Rey, el príncipe de Sevilla que se queda a las puertas de lo máximo

“Madrilito” salió a la Maestranza repeinado y con los rizos brillantes, solo como si Laura Duarte, la candidata de Pacma, hubiera pasado su tiempo haciéndose cargo del look. Claro que en este caso le hubiera sido más complicado llevar a engaño a la gente y hacer pasar a este maromazo de toro por buey que se dejara atusar. Tendrá que conformarse de momento con su circo y difundirlo en esa onda expansiva de las redes en la que vale todo. Y si es mentira la probabilidad de que sea viral se multiplica. País nuestro. Al Cuvillo le faltó fuerza después para empujar en la muleta de Castella, la fuerza no significa que se le pueda acariciar (mensaje sólo para Duarte, que tampoco queremos más disgustos).

El “No hay billetes” lo puso Roca, como viene siendo habitual. Tira de taquilla, como de las faenas después en busca del triunfo hasta límites insospechados. Y una cosa a la otra. De boca en boca. Pólvora pura. El tercero volvió a corrales, pero con el sobrero del mismo hierro se buscó su espacio y su tiempo. El toro tenía los desafíos suficientes como para no perder detalle. Un punto a la huida siempre, queriendo irse, muy pronto a la muleta, desigual en el ritmo y con ese puntito de incertidumbre que nos tuvo en vilo. Dos arrucinas marcaron el comienzo y luego hubo que torear aquello porque las bromas estaban justas. En ello centró la atención con más profundidad y lucimiento por el pitón derecho. Y un todo de entrega. Fue el pellizco de una tarde que nos dejó a la deriva. Si había posibilidad de que algo saliera mal. Allá íbamos. Desilusionante la corrida de Cuvillo, por floja y de poca definición, y ventosa la tarde, tediosa, lenta, dos toros a los corrales. ¡En Sevilla! Con lo que eso supone, échale tiempo que no hay prisa. En el sexto iba el ultimísimo cartucho. La suerte quiso. Y Roca por dos. Y entonces llegó «Encendido» a nuestras vidas y a la de Roca Rey para convertirle en príncipe de Sevilla y en rey, porque todo lo que vino después fue una auténtica antología de toreo. De rodillas fue el comienzo de la faena, pero no crean que hubo banalidad, fue un canto a la tauromaquia desde su concepto más puro. Ya viajaba largo el toro y con un temple exquisito. Ese mismo que desarrolló cuando Roca se puso en pie y los derechazos tuvieron un ritmo tremendo y la profundidad que deja entrever la fusión entre toro y torero en el viaje al más allá. Ganó en plenitud el trasteo y en emoción y en magia y ya al final eran uno, al unísono un recital de belleza con un cierre hermoso, como así era ver embestir a ese animal y cuajarlo con esa profundidad a ese torero venido del Perú y llamado a conquistar el difícil terreno de la tauromaquia. Perfilado en el camino de la rectitud se tiró con todo y la espada entró. Los dos trofeos entregados se les quedaron cortos al público y hubo petición de rabo, que el presidente no concedió. La Maestranza, en una tarde con todo a la contra, parecía un auténtico manicomio. Sin lograr la Puerta del Príncipe se había hecho con el corazón de Sevilla hasta las entrañas.

Las tres horas que dejábamos atrás en apenas diez minutos se convirtieron de pronto en una caricatura de nosotros mismos. Daba la sensación de que ni tan siquiera habíamos estado allí. Quizá tampoco Manzanares, con un lote con nobleza y buen fondo, pero a medio gas el torero, sin apostar, o Castella con ese cuarto, tan soso, y al que poco añadió.

Lo soñamos después, y en el gozo de hacerlo despiertos, entre el toreo de Roca Rey y las embestidas de «Encendido», nos permitirá seguir vivos

3_mayo_19_sevilla.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:08 (editor externo)