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Gabriel Rojas. Noticias

Fallece Gabriel Rojas: El ganadero sevillano Gabriel Rojas falleció el 19 de noviembre de 2012. Se inició como ganadero de reses bravas en el año 1969, comprando la ganadería de Concha y Sierra. En 1973 cambia el encaste y compra la ganadería de José Flores Camará, que venía de Moreno de Guerra, con vacas y sementales de su esposo don Carlos Núñez. Esa procedencia es la actual desd entonces. Gabriel Rojas ha lidiado en todas las grandes ferias. Finito de Córdoba indultó en 1994 a “Tabernero” en Córdoba. Entre los años 1984 y 1986 fue presidente del Sevilla F.C. y era un importante empresario inmobiliario en Andalucía. Su esposa Dolores Jiménez Becerril que falleció el 28 de marzo de 2011, era tía de Alberto Jiménez Becerril, concejal del ayuntamiento sevillano asesinado por ETA junto con su esposa.

El País

Por Antonio Lorca. Gabriel Rojas, empresario y criador del toro ‘Flautino’

Gabriel Rojas Fernández (Sevilla, 1922) era un hombre respetado. Y respetable. Fue un empresario de éxito, constructor y hostelero, y también rociero, sevillista y hermano distinguido de la Hermandad de la Macarena. Fallecido el miércoles pasado, fue un sevillano típico, pero no tópico. Un trabajador incansable, un hombre serio, de gesto adusto y trato exquisito, que allá por el año 1973 decidió hacerse ganadero de reses bravas, y un toro de nombre Flautino, lidiado en 1984 por Curro Romero en la plaza de la Maestranza, lo colmó de prestigio.

Para entonces, ya era un empresario reconocido en el sector de la construcción. Fue un promotor destacado del sevillano barrio de Los Remedios y uno de los protagonistas del boom inmobiliario de Chipiona, considerada como la playa de Sevilla.

De la construcción pasó a la hostelería, y, actualmente, contaba con cinco establecimientos en varias provincias andaluzas. Tuvo tiempo, además, para dedicarlo a su equipo del alma, el Sevilla FC, del que fue presidente de 1984 a 1986; y mantuvo siempre unas profundas raíces religiosas: fue hermano mayor de la hermandad del Rocío de Sevilla, y devoto ferviente de la Hermandad de la Virgen Macarena.

Por encima de todo Rojas nació empresario, dedicó su vida al trabajo y no conoció más hoja de ruta que el esfuerzo diario. Se casó en 1946 con Dolores Jiménez-Becerril y el matrimonio no tuvo hijos, aunque sí sobrinos, algunos de los cuales le acompañaron en su carrera empresarial, y otro, Alberto Jiménez-Becerril, acogido por sus tíos desde su infancia, prefirió la política. El asesinato de Alberto —teniente de alcalde de Sevilla— y su esposa, Ascensión, el 30 de enero de 1998, a manos de ETA, fue un golpe del que el matrimonio Rojas no se recuperó.

Si con la construcción alcanzó el éxito profesional, el reconocimiento social le llegó de la mano de los toros. Se hizo ganadero en 1969; compró entonces la ganadería de Concepción Concha y Sierra, pero decidió cambiar el encaste en 1973, cuando se hizo con el hierro de Flores Cubero Camará, de procedencia Carlos Núñez. Poco a poco fue criando un toro al gusto del toreo de los años ochenta, y su ganadería se convirtió en una de las preferidas de las figuras de la época, entre ellas Curro Romero. El 30 de abril de 1984 salió por los chiqueros de la Maestranza un precioso animal de nombre Flautino que le devolvió la vida a un alicaído Faraón de Camas. Le cortó las dos orejas, supuso una nueva entronización del torero sevillano, y hubo un detalle, un desplante espectacular de Curro a su oponente, que captó —esta vez, sí— la cámara de Agustín Arjona y que sirvió como modelo para el monumento a Romero que se levanta en los aledaños de la plaza sevillana.

Flautino coronó de torería a Curro y elevó a los altares a su criador, quien pasó a llamarse don Gabriel y a ser más reconocido por su faceta taurina. Pero no fue este el único éxito del ganadero. Nueve años más tarde, en Málaga, José María Manzanares alcanzó un triunfo de clamor con dos toros de este hierro, y su compañero de cartel, Curro Romero, a quien muchos ya querían jubilar siete años antes de su retirada, volvió a reverdecer laureles de su categoría torera. Aún, en 1994, Finito de Córdoba indultó en su plaza natal al toro Tabernero.

Como en todas las ganaderías, los años pasaron factura y atrás quedaron los éxitos de antaño. No menguó nunca, sin embargo, la afición de don Gabriel, quien acudía puntualmente a la plaza sevillana y a algunas de las citas taurinas del año. Una de las últimas fue su presencia en la corrida Goyesca de Ronda de este año.

En 2001 falleció su esposa y Gabriel Rojas ya no fue el mismo. El lunes, ingresó en el hospital Nisa de la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta para tratarse una anemia que padecía, y una parada cardiaca desembocó en un fallo multiorgánico. Gabriel Rojas había cumplido 90 años el pasado día 4. Murió en la noche del pasado miércoles, y, ayer, lo enterraron en el panteón familiar del cementerio de San Fernando./30/11/2012.

El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. De la Macarena a la dehesa El Castillo

Acababa de cumplir 90 años y su salud no le quiso dar tregua. Una parada cardíaca y un fallo multiorgánico que siguió a las transfusiones que perseguían revocar una fuerte anemia terminaron con su vida en el hospital Niza de Castilleja de la Cuesta al anochecer del pasado miércoles. Pero había estado al pie del cañón hasta el final, visando y revisando el más pequeño justificante que pasaba por un despacho en el que se fraguó gran parte de la fisonomía de la Sevilla contemporánea, de la que fue uno de sus actores más activos y decididos.

Y es que la historia de Gabriel Rojas Fernández es la de un hombre hecho a sí mismo desde aquel polvero de la calle Relator -había nacido en la cercana calle Feria- que fue el germen de un imperio inmobiliario cimentado en el incipiente barrio de Los Remedios. El propio constructor macareno vislumbró aquellas huertas como el principal ensanche para la clase media y alta de la ciudad del desarrollismo. A Los Remedios siguieron otras promociones inmobiliarias, como las de Chipiona, Sevilla Este o El Cerezo y la diversificación a otros sectores económicos como el hotelero, con cinco establecimientos aglutinados en Sevilla -los hoteles Monte Triana y Monte Carmelo- Huelva, Málaga y Cádiz.

Pero su decidido compromiso con la ciudad que le vio nacer se materializó en otras facetas más conocidas, como su condición de presidente del Sevilla FC entre 1984 y 1986, antes de su conversión en sociedad anónima deportiva que él mismo quiso amortiguar haciéndose cargo de su propio peculio de las acciones que no hubieran logrado suscribir los antiguos socios. Dentro de esa decidida vocación hispalense hay que recordar que en 1975 encarnó al rey Melchor en la tradicional cabalgata del Ateneo. Antes había culminado su devoción rociera -peregrinó a la aldea almonteña por primera vez en 1929 en un tiempo y unos modos muy distintos a los actuales- empuñando la vara de Hermano Mayor de la hermandad del Rocío de Sevilla entre 19621 y 1963. Después vendría el nombramiento de Hermano Mayor Honorario y cada año, la parada de su querida hermandad en la finca manriqueña de El Caoso, de su propiedad.

Casado con Lola Jiménez Becerril, mantuvo una estrecha relación filial con su sobrino político, el concejal popular Alberto Jiménez-Becerril, asesinado por los terroristas de la ETA junto a su mujer, la procuradora Ascensión García Ortiz, en la noche triste del 30 de enero de 1998. Aunque no tuvo hijos, confió en sus sobrinos la dirección de las distintas áreas de gestión de unas empresas sin las que no se puede entender la reciente historia económica de la ciudad que nunca abandonó.

La reciente muerte de su esposa, unida a su avanzada edad, le había abatido profundamente aunque don Gabriel seguía atento el día a día de la dirección de sus negocios -hasta en los más mínimos detalles- y aún se le había visto ocupar sus barreras del tendido 5 en la plaza de la Maestranza en la última Feria de Abril. Allí recibió el último brindis de manos del diestro sevillano Salvador Cortés, muy asiduo de su ganadería brava en los últimos tiempos, sin saber que con ese gesto de agradecimiento y amistad le estaba despidiendo para el toreo, una de las pasiones de su vida en la que también trabajó hasta encontrar el éxito.

Y es que no se puede separar la personalidad de Gabriel Rojas de su enorme afición a la fiesta brava, que él entendía desde una perspectiva absolutamente torerista. Andrés Luque Gago, el veteranísimo banderillero de la Macarena le recordaba ayer mismo en aquel polvero de Relator que fue el germen de su fortuna; parando en los bares que frecuentaban los hombres de luces y los taurinos del barrio de San Gil. “Era mayor que yo pero le gustaba alternar con nosotros. Su hermano Manolo llegó a ser torero y nunca se olvidó de sus orígenes” rememoraba el viejo rehiletero evocando “esas mañanas de Viernes Santo en las que Loli y yo nos juntábamos con él y su mujer y los Álvarez Vigil en la esquina de Relator con Amargura para ver pasar la Virgen de la Esperanza…”.

Su vocación taurina se materializó en la compra de la ganadería -en franca decadencia- que había pertenecido a la viuda de Concha y Sierra. Pero los viejos toros sardos y salineros de La Abundancia no iban a satisfacer sus expectativas como flamante criador de ganado bravo. Pronto se decantó por el encaste Núñez adquiriendo en el año 1973 la práctica totalidad de la vacada que había estado a nombre de Raimunda Moreno de Guerra, esposa del genial criador tarifeño Carlos Núñez Manso, forjador de la estirpe. Ya con hierro propio, Gabriel Rojas se empleó en la crianza de esos toros bonitos y de templada bravura al servicio del torero que siguen pastando en la dehesa El Castillo en la que también se custodia la impresionante colección de coches de caballos que don Gabriel enganchaba en la Feria. Los núñez no tardarían demasiado tiempo en darle enormes alegrías y la primera fila del toreo se apuntó a esa enclasada y dócil embestida que deparó muchos triunfos en todo tipo de escenarios entre las décadas de los 70 y los 80 del pasado siglo XX. Curro Romero es un asiduo de la casa en los años 80 -le corta dos orejas a Flautino en 1984- aunque el cénit llegaría en los años 90: en el recuerdo, el histórico faenón de José María Manzanares a Rubito en 1993 y el apoteósico indulto de Tabernero a manos de Finito de Córdoba en la feria de la Salud del 94, que marcó el ideal de la vacada de Castillo de las Guardas.

Muchos lo recordarán con su inevitable puro en la mano, asimado a su barrera… Gabriel Rojas Fernández fue enterrado ayer en el cementerio de San Fernando de Sevilla. En próximas fechas la familia anunciará un funeral por su eterna memoria en la basílica de la Esperanza de la Macarena. Allí empezó todo./30/11/2012.

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Diario de Sevilla

Por María José Guzmán. La Venta de Antequera se recuperará en su totalidad para el ocio y los toros

Diario de Sevilla, 14.09.2015. La Comisión Local de Patrimonio ha concedido hace unos días a los actuales dueños de la Real Venta de Antequera, en el barrio de Bellavista, la licencia de obras solicitada para terminar de rehabilitar esta emblemática finca orientada desde los años 20 al ocio y al mundo del toro.

El proyecto, presentado el pasado mes de julio y que ha sido ahora aprobado, contempla dos fases de trabajos: una para conservar y mantener las instalaciones, que han sido remozadas por los propietarios en los últimos meses, y otra que supone una reforma parcial. El objetivo de esta intervención es que la finca recupere la imagen original que tenía en 1929, periodo de máximo apogeo, y también sus usos, pues esta venta ha estado vinculada al ocio y al mundo el toro y el flamenco. La intención de esta reforma es convertir este enclave en un lugar para celebraciones de todo tipo, congresos y también conciertos. Además, está en proyecto la apertura de un museo taurino, intervención que se dejará para el final de la reforma.

Hace un par de años que la sociedad Arrendaluza, que gestiona esta propiedad, solicitó al Ayuntamiento de Sevilla luz verde para hacer unas reformas en la finca, que está protegida en su totalidad. La operación iba a consistir en destruir las edificaciones que actualmente existen en la zona de los corrales de ganado con la intención de levantar en ese lugar una superficie destinada a usos terciarios, en concreto, un supermercado. De hecho, en su día trascendieron las negociaciones con la empresa Aldi, lo que suscitó cierta polémica en el barrio con los partidarios de conservar esta finca histórica.

Para ello, el entonces propietario, el ya fallecido ganadero Gabriel Rojas, presentó para su tramitación un estudio de detalle, tal y como exige el Plan General de Sevilla, para la ordenación de la parcela y para indicar los posibles usos que se materializarían en la misma. El suelo donde se ubica la venta está calificado como de interés público y socio-cultural de carácter privado y cuenta con un nivel de protección C que impide la transformación del conjunto de edificaciones, la fachada, elementos característicos de la misma, composición interior, la cubierta, los cerramientos y los jardines. La Real Venta de Antequera consta de 15.000 metros cuadrados de jardines y otros espacios y hasta 11 pabellones con superficies de hasta 600 metros cuadrados, así como los corrales y una plaza de toros. Sólo el supermercado proyectado pretendía ocupar una superficie de 6.500 metros, incluido un amplio aparcamiento.

No obstante, la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, dependiente de la Junta de Andalucía, tumbó este proyecto pues, aunque el cambio se reducía a la zona de corrales, la finca se considera de carácter unitario y no segregable.

En las últimas cuatro décadas este emblemático establecimiento ha estado en manos de la familia de Gabriel Rojas y desde principios de los años 90 ha sido explotado por varias empresa de restauración en régimen de alquiler. De hecho, hasta 2009 fue lugar de celebraciones. Ahora el proyecto que desde hace unos meses barajan los nuevos propietarios, los herederos de Gabriel Rojas, es revitalizar el lugar y recuperar su puesto como escenario de eventos de todo tipo con un aliciente más: devolver a la venta el esplendor de sus pabellones y el aire taurino y flamenco que tuvo en sus orígenes.

Según confirmaron a este periódico fuentes de la empresa, la finca ha acogido ya algunos eventos relacionados con el mundo del toro y la ganadería. Uno de sus retos es que el ganado vuelva a exponerse en sus corrales antes de la faena en la Real Mastranza, según se publicita incluso en un blog sobre el negocio, y abrirse al mundo de los espectáculos, que podrían tener cabida en el coso o los jardines, con capacidad para 600 personas. El objetivo más inmediato será culminar la restauración de la fachada, así como de algunos de sus salones como el denominado Maestranza, el mayor de los seis de los que consta la venta.


Gabriel Rojas. Ficha técnica de la ganadería.

gabriel_rojas._noticias.txt · Última modificación: 2020/11/16 12:23 por paco