LA RAZÓN, 16/08/12
El torero vasco, natural de Orduña, acaba de hacer el paseíllo en la feria de San Sebastián. Su afición nació en los comienzos de pelotari y la tradición vasca de sacar a las becerras con cuerdas. Muchos años después y ya toreando en todas las ferias, analiza la situación del toreo, de la Fiesta. Universal y sin banderas.
–¿Su temporada más importante? –Está siendo la más completa. Pero me estoy dando cuenta de que las plazas no se llenan y la gente no va como estábamos acostumbrados. Soy consciente de la crisis y de que la Fiesta está pasando una mala época, pero creo que deberíamos mejorar aspectos empresariales y dar otro enfoque.
–¿Qué cree que se debería hacer? –Yo no estoy especializado en este tema, pero estamos compitiendo con espectáculos como el fútbol o el cine que tienen un modo de difusión totalmente distinto. No puede ser que nuestro reclamo siga siendo anunciar seis toros seis para tres toreros. Hay otros espectáculos que te los meten por los ojos y eso hace que la masa esté más enterada de lo que va a pasar. En los toros no nos hemos abierto a dar ese tipo de información y publicidad.
–Acaba de hacer el paseíllo en San Sebastián, ¿qué siente al pensar que puede ser la última vez? –Nostalgia. No debería pasar algo así. No nos deberíamos estar planteando esto después de lo de Cataluña. Hay que tomar cartas en el asunto e implicarse.
–Y otra vez amenaza nacionalista. –Estamos hablando de una España democrática y en realidad no lo es. Se ponen sobre la mesa aspectos o gustos de sectores minoritarios y que por conveniencia política y personal hay que abolirlos. Hay mayorías y minorías, pero ambas merecen la libertad.
–¿El toreo se ha convertido en arma arrojadiza? –Sí, y lo que yo me planteo es por qué. No creo que exista en verdad una presión fuerte que pida la abolición de los toros en San Sebastián. La Fiesta tiene sus raíces muy arraigadas en Guipúzcoa, en Azpeitia, Tolosa, Cestona… Ya no sólo las corridas de toros, sino la suelta de vacas y actividades en las que participan niños.
–Bilbao, sin ir más lejos, es una feria de referencia mundial. –Es una de las ferias clave del año y lo sigue manteniendo.
–Hasta que un político… –Tengo la sensación de que vamos todos un poco a favor de la corriente. Se nos ha atacado por parte del nacionalismo y parecen gente con mucha personalidad por distanciarse de los toros y me gustaría recordar en la Izquierda Abertzale de Euskadi, que tanta repercusión ha tenido, uno de los personajes más importantes ha sido Jon Idigoras, que fue torero y además gran defensor de los toros. Pero parece que no tenemos memoria.
–¿Cómo comenzó su afición? –Empecé como tantos amigos de toda la vida del País Vasco, como jugador de pelota y muchos pelotaris eran aficionados a los toros en gran parte por la tradición vasca de sacar a las becerras con cuerdas. Así me aficioné yo y sigo viendo por las plazas jugadores que me vienen a ver.
–Torea mucho, pero no le vemos en los carteles de figuras. ¿Por qué? –No soy quien para responder. Pienso que todo llega. Estoy abriéndome camino en esa segunda fila y no tengo prisa.
–Es un torero con apoderado independiente. ¿Una locura? –No debería serlo. Pero salirte de los parámetros establecidos por el sistema es complicado. El torero debe ser dominador de su hambre. Cuando una persona es capaz de jugarse la vida en el ruedo, yo creo que no tienes que depender de nadie.
–Cuestión de valores. –Hay muchos valores que se están perdiendo en la sociedad y se ve en el individuo. La palabra ya no vale, sólo la firma. Yo me sigo rigiendo por el valor de la palabra dada.
–Como vasco que es, ¿qué supone el nacionalismo? –Se supone que el nacionalismo protege lo propio, la cultura, las personas, la gente de un determinado lugar… Y al final la sensación que me queda es que se está vendiendo todo a los beneficios individuales de las personas. Creo que no se defienden intereses comunes.
Iván Fandiño. Ficha Técnica