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PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS

Tarde del domingo, 14 de junio de 2009

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de El Cortijillo, bien presentados y mansos.

Diestros:

Sergio Aguilar: saludos, silencio y vuelta al ruedo tras aviso.

David Mora: palmas, silencio y vuelta al ruedo tras aviso.

Entrada: Un cuarto de plaza.

Incidencias: David Mora fue cogido en el 6º de la tarde sin consecuencias.

Crónicas de la prensa: Abc.


ABC

Por Zavala de la Serna. Aguilar aspira a cortijo y Mora pierde un cortijillo

Si la merienda marca el ecuador de la corrida en muchas plazas de España, es el desfile de chinos en fila india lo que señala en el Madrid estival la mitad del festejo. Como hormiguitas que abandonan el hormiguero, ordenadamente, los orientales hacen mutis por el foro. Idos los mandarines y otras especies turísticas, Las Ventas muestra el verdadero rostro de su afición o lo que queda de ella. Y eso que el cartel que había montado Taurodelta contenía su atractivo: un mano a mano entre dos toreros que estuvieron con el cuchillo entres los dientes en la isidrada, sin toros o, mejor dicho, con toros a contracorriente. Sergio Aguilar y David Mora causaron impresión de valientes necesitados de toreo, contratos y oportunidades. O sea que la idea se había concebido en justicia y por una vez, y ojalá fuera precedente, para apuntalar Madrid como plaza de temporada, si aún no es tarde. El material se había escogido con esmero: la corrida de El Cortijillo era un tacazo de hechuras. Segundo y tercero parecían núñez sacados de la década de los sesenta. Otra cosa fue la catadura interior de los cortijillos, que hasta el quinto no dieron ni para una hectárea de cortijo, el sempiterno sueño de los toreros. Sergio Aguilar aspira a él. Y aspiró atado al piso con el quinto que, al menos, traía la entrada para la finca, la señal, en su condición noble que apuntaba a tablas desde banderillas. Aguilar apunta un toreo tomista sin concesiones. Por abajo, entre las rayas, estructuró una faena que se inició sin estructura en los medios. Dos series por la derecha y otras tantas al natural, cuajadas todas y embraguetadas sobre la planta asentada. Otra diestra y unas manoletinas con el toro a menos presagiaban un trofeo que se fue al garete por una estocada que asomó haciendo guardia. Se tiró a matar de nuevo y ahora el acero entero se enterró sin travesía. Dio una vuelta al ruedo que algunos cuestionaron. Lo incuestionable es que aquello fue lo de más calado del duelo.

En su muleta tuvo David Mora el cortijo con el buen sexto, un cortijillo que destacó sobre sus mansos hermanos, sobre todo en las tres motorizadas primeras tandas. Mora citó en largo, pero hace algo rarísimo con la mano derecha, entre traerse el toro encima y recortar el viaje. Codillea feo, porque hay codilleos bonitos. Como si no despegara el brazo del cuerpo. Usó los vuelos con mayor y mejor trazo por el izquierdo, por donde descolgaba más la embestida, entre rajadito y entregado el toro. Muletazos surgieron de buen corte. Pinchó y se volcó en la estocada, volteretón incluido. La vuelta fue también su premio.

Pródigo con el capote fue el mano a mano. El propio Mora bordó unas gaoneras de suerte cargada y alguna media verónica superior: Aguilar puntuó en el saludo al quinto y en la lentitud de un lance al segundo, que apuntó clase sin duración. Durante lo poco que duró, el viento molestó a David Mora. El tercero fue un manso cabrón que volteó a Aguilar, que ya había dado cuenta de un hermoso cinqueño que embestía a saltos por un lado y pegajoso por otro. Entre medias, el cuarto, sangrado a modo, se apagó como el sol crepuscular.

Madrid Temporada 2009

madrid_140609.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:22 (editor externo)