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PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS

Tarde del domingo, 17 de mayo de 2009

Corrida de rejones

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Los Espartales, correctamente presentados y juego desigual, destacando 2º y 3º aplaudidos en el arrastre.

Caballeros:

Hermoso de Mendoza: oreja y dos orejas .

Andy Cartagena: oreja y silencio.

Sergio Domínguez, que confirmó alternativa: silencio y ovación.

Entrada: Lleno de No hay Billetes.

Crónicas de la prensa: ABC y El País.


ABC

Por Zavala de la Serna. Hermosoy «Silveti» por la Puerta Grande

Reaparecía «Silveti» de la cornada de Sevilla, y volvió a lo grande, por la Puerta ídem. «Silveti» es un caballo que homenajea al viejo tigre mexicano Juan Silveti, y porta el temple cálido del tequila en las venas. Pablo Hermoso de Mendoza salió a hombros sobre sus lomos por la faena al cuarto, el mejor toro de la corrida de Los Espartales. Pablo I de Navarra derrochó templanza en banderillas en la cumbre de «Silveti». Y preciso acierto en las reuniones, que se sublimaron con un par a dos manos con las cortas montado en «Pirata», valiente caballo de abordaje final que se mete mucho con los toros. Aunque el rejonazo se fue contrario a los blandos, el presidente estimó la petición de la segunda oreja, que ya sumaba como tercera.

Hermoso había castigado con dos hierros al toro anterior después de encelarlo. Lo acusó luego y se paró mucho. El jinete estellés le pisó los terrenos en los medios con «Ícaro», cercano, alado y templado. Sensacional caballo. Antes «Chenel» intentó hacerle la suerte de las dos pistas, pero no había enemigo para la persecución ni casi para nada. Por arriba atacó con «Pirata» con el rejón de muerte, que necesitó del verduguillo. Muy sobrado y fácil Pablo.

Brindó Andy Cartagena al doctor Villamor, eminencia ya de la traumatología. Manseó mucho el tercero, que intentó saltar al callejón: del pechazo reventó las tablas. No partió el segundo rejón, y del encuentro se quedó el bicorne con las fuerzas muy mermadas. Las piruetas con «Maravilla» elevaron los ánimos, como una banderilla al violín, especialidad de la casa. Cartagena es un veterano que sabe combinar la madurez sosegada con la tecla vibratoria de los públicos. Se dejó llegar mucho la embestida en tablas, y el equino «Júpiter» lanzó una coz que dejó K.O. al bondadoso y frágil toro. El fulminante e invisible rejonazo provocó derrame, y la muerte pronta, el trofeo trabajado. Sangró mucho el quinto, que se vino abajo. Cartagena, quizá algo precipitado en principio por la posibilidad de acompañar a Hermoso a hombros, se quedó sin embestidas.

Confirmó alternativa Sergio Domínguez, vestido con inmaculada chaquetilla blanca. La ceremonia en los albores de la tarde la apadrinó Hermoso, que le cedió los «trastos». A Domínguez no le acompañó la suerte con un toro que marcó querencias y mansedumbre desde que salió. Lidió siempre queriéndoselo llevar a los medios. De frente y con pulcritud, elaboró una faena limpia que careció de la conexión del toro, que se desentendía en la larga distancia y volvía grupas. Los aceros se encasquillaron.

Y desgraciadamente volvieron a atascarse en el sexto, un torazo que se distrajo todo y más de salida, hasta el punto de saltar al callejón. Clavar el primer rejón no se hizo fácil. Sergio Domínguez remontó a base de raza, batiendo con fibra sobre «Gallito», que se abrió mucho y antes y provocó un par de pasadas en falso. Pero siguió creciendo Domínguez hasta meterse a Las Ventas en el bolsillo con piruetas, alardes y rosas. Pero la suerte (suprema) se le volteó nerviosa. La oreja se transformó en una calurosa ovación que reconocía su esfuerzo de superación en día tan difícil.


El País

Por Antonio Lorca. Tres orejas, dos pollos

Hermoso cortó tres orejas y le regalaron dos pollos, uno en cada vuelta al ruedo. Pero no pollos de granja, no, sino de corral, de los de cresta erizada y criados con maíz, que al chilindrón deben de estar para chuparse los dedos. Salió a hombros por la puerta grande, pero lo importante, los pollos, los dejó a buen recaudo. En tiempos de crisis… Andy Cartagena cortó una sola oreja y se llevó otro pollo. Y Sergio Domínguez comerá pollo cuando sea mayor; ayer, se conformó con una hamburguesa.

La verdad es que, bromas aparte, el festejo fue insufrible a causa de la insuperable mansada de Los Espartales. Los seis huyeron de su propia sombra, jamás persiguieron a los caballos y buscaron la salida con desesperación; tanto, que el segundo rompió la madera de la barrera en su intento de saltar al callejón, objetivo que alcanzó el sexto, y tan a gusto se encontró entre las tablas que no fue fácil que volviera al ruedo.

Pero el público, festivo, amable y generoso, se lo pasó bien. Ni entiende, ni falta que le hace, de toreo a caballo, y disfruta con los alardes y las piruetas de las monturas, y pide las orejas si el toro muere con rapidez. Qué más da dónde caiga el rejón de muerte. Y aquí paz y después gloria.

De tal modo, Hermoso de Mendoza volvió a triunfar, pero fue un triunfo facilón, una puerta grande devaluada. Y no por su torpeza o ineficacia, sino porque sus dos actuaciones no fueron más que correctas y técnicas a tenor de los mansos toros. Cuenta con una cuadra espectacular, es un maestro consumado y todo lo que hace rezuma calidad. Pero de ahí a tres orejas… Además, mató de manera muy deficiente a sus dos oponentes.

Un esfuerzo mayúsculo se vio obligado a hacer Andy Cartagena ante el segundo -el que se dejó media cara en las tablas en su intento de huida- que no quería caballos ni a tiros. Destacó en algún par de banderillas, y animó al personal con alardes y piruetas; en una de ellas, el caballo le dio dos patadas al toro que lo dejó desplomado en la arena. Se mostró muy torpe ante el quinto, con el que falló una y otra vez en banderillas, y su actuación quedó muy descolorida.

Al joven Sergio Domínguez le falta experiencia, lo cual no es un pecado, pero le sobra entrega. Los dos toros más mansos fueron los suyos. El primero se daba la vuelta para no verlo, y con el segundo, el que saltó al callejón, pasó el quinario para colocarle un rejón de castigo. Templó bien en ocasiones, clavó casi siempre a la grupa, y no estuvo muy acertado ni con las banderillas ni con el rejón de muerte. Por eso, no cortó oreja y se tuvo que conformar con una hamburguesa.

Madrid Temporada 2009

madrid_170509.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:24 (editor externo)