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Plaza de Toros de Las Ventas

Martes, 22 de mayo de 2018

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de El Ventorrillo y Valdefresno (5) - desiguales de hechuras y juego, a excepción del cuarto - (brusco y complejo el primero, deslucido el segundo, brusco el tercero, con transmisión el cuarto, anodino el quinto e inválido el sexto)

Diestros:

Curro Díaz: de purísima y oro (silencio y palmas)

David Mora: de berenjena y oro (silencio y silencio tras aviso)

Morenito de Aranda: de lila y oro (vuelta al ruedo tras petición y silencio)

Destacaron: Andrés Revuelta se desmonteró tras parear al segundo.

Entrada: 17.042 espectadores-

Imágenes: https://www.facebook.com/PlazaLasVentas/photos/?tab=album&album_id=1645160948913344

Video: https://twitter.com/twitter/statuses/999016510923399168

Crónicas de la prensa

Portal Taurino

Por Alberto Bautista. David Mora da una una vuelta al ruedo en otra decepcionante tarde

Decepción tras decepción la feria va quemando cartuchos, con un claro y denominador común que no es otro que el descalabro absoluto de la bravura y la casta. Esta vez, la corrida del Ventorrillo tampoco se salvó de una quema absoluta y sin contemplaciones, siendo remendada por un deslucido ejemplar de Valdefresno. Otra corrida sin atisbo de casta, aunque tan solo se salvó de la quema el cuarto un ejemplar que despachó Curro Díaz y que el público no le dio importancia a una actuación de arrestos del jienense, que continúa sin suerte en los sorteos tras su testimonial paso por la feria. Pero el de Linares no se fue de vacío toda vez que su empaque y torería queda vigente. Una joyita sorteó en primer lugar, un toro brusco y buscando los muslos. La antítesis del toreo. Un toro para machetearlo y acabar con él, pero Curro se empeñó en corregir la fea y descompuesta embestida, poniéndole en muchos aprietos en varios compases. Desistió del envite y dejó un bajonazo. El cuarto un gran toro del Ventorrillo, que topaba en la muleta tuvo duración y transmisión pues se abría en los lances, y no paraba de embestir. Lo mejor llegó sobre la diestra en una labor de mucho mérito y que el público echó más cuentas al toro que fue ovacionado al arrastre, que al propio Curro yéndose de vacío por enésima vez.

La misma “suerte” corrió “Morenito de Aranda” que se marcha de la feria como vino: sin suerte, y todo en dos tardes a contra estilo, pero dejando su huella con el capote. Y es que el de Aranda meció la seda de manera parsimoniosa y por momentos parando el tiempo. El saludo a la verónica y una media de muchos quilates a su primero fue el prólogo a un estimable tercio de Andrés Revuelta que saludó una ovación. Y hasta ahí puedo leer, porque tras brindar al respetable el del Ventorrillo echó pronto la persiana defendiéndose y con la cara por los aires. Dejó un pinchazo y fue silenciado. Remendó el encierro toledano un deslucido ejemplar de Valdefresno al que le pegaron en varas, donde lo mejor llegó en quites donde David Mora toreó por verónicas replicándole Morenito por el mismo palo. El arandino dejó una actuación ciertamente anodina que no contó con el refrendo de los tendidos, malogrando la labor por culpa de la espada.

Una vuelta dio David Mora tras pasaportar al tercero, un toro de estimable presencia en contraposición con su evidente falta de fuerzas. Aún así, el de Borox le intentó buscar las vueltas, en una labor dispuesta y asentada donde lo de mayor calado llegó sobre la mano derecha, cerrando la actuación con unos muletazos por alto enterrando la espada de un estoconazo, motivo por el que se le pidió la oreja. Finalmente dio una vuelta al ruedo. Intentó reeditar éxitos con el sexto, otro toro a la defensiva de invalida condición que llevó corto los viajes. Falló con los aceros y fue silenciado.

El País

Por Antonio Lorca. Héroe o artista

La tauromaquia actual no admite medias tintas: héroe o artista. O estás dispuesto a ir a la guerra o te salvas porque eres un enjambre de musas. Lo inadmisible es que te sitúes en tierra de nadie, que no seas ni carne ni pescado, que pases inadvertido, que aburras y admitas ser pasto del olvido irremediable.

La corrida de El Ventorrillo no fue nada del otro mundo en cuanto a bravura y calidad, pero sí fue exigente; tanto los dificultosos como los más nobles: unos por su áspero genio y otros por su aparente sosería. Y con ninguno de ellos sobresalió ningún miembro de la terna, ni por su decisión de jugarse la vida ni por su inspiración artística.

La verdad es que la heroicidad y la estética componen un binomio indisociable de la condición torera. Hay una frase del crítico Javier Villán que lo explica muy bien: “Si al torero se le quita su condición heroica pierde su condición esencial; lo demás es estética sin contenido”.

Tomó David Mora la muleta ante su primer toro, astifino y de mirada incierta, y, cerca de las tablas, y ante la sorpresa general, se embraguetó en cuatro derechazos ceñidos en los que aguantó con estoicismo el sonido de las agujas que se abrían paso entre vaivenes tan oscilantes como peligrosos.

Y ahí se acabó la historia. Bueno, no exactamente, pero aquella vibrante tensión fue pasajera, y se fue para no volver nunca más. El toro era violento y obligaba a estar atento y en guardia; se notó el enorme esfuerzo del torero, pero pudieron más las precauciones que su ansiedad por el triunfo.

Noblote, sin más, se comportaba el sexto, y por allí anduvo Mora sin rumbo fijo, sin ideas claras, porque las musas no le acompañaban. Ni héroe ni artista.

Curro Díaz vivió muy de cerca cómo el pitón derecho de su primer toro se había enamorado de su corbatín, y a punto estuvo de llevárselo por delante junto con el cuello. Muy deslucido y peligroso era ese animal, y no le permitió floritura alguna. Curro se justificó sobradamente, valiente y afanoso, pero no olvidó guardar la ropa, como la ocasión requería. Ante el cuarto, de mejor condición pero de poca calidad, tuvo detalles sueltos, pinturería, adornos y poco toreo. Clase tiene este toreo, pero sus musas pujan por no dar la cara. Al final, ganó la tibieza. Ni héroe ni artista.

Y Morenito volvió a decir a boca llena que torea a la verónica con exquisitez, las manos bajas y la cintura suelta. Lo demostró, primero, en un manojo de capotazos al recibir a su primero; y volvió a lucirse del mismo modo ante el quinto y en un quite a ese mismo toro. Pero ahí quedó todo su sentido artístico.

Su primero, de noble condición, se desfondó antes de lo previsto, y las esperanzas que presentó ante el caballo y en banderillas se desvanecieron pronto. Le faltó codicia y vida; sobre todo, vida. Pero el quinto se prestó al toreo y Morenito ni se planteó —esa impresión dio— huir de la tierra en la que nade te estima. Ni héroe ni artista.

Así, pues, los tres decepcionaron y dejaron bien claro que ni la heroicidad ni el arte forman parte de verdad de su estrategia fundamental. Quizá, es que los tiempos actuales tienden a ser más cómodos. ¡No a la guerra! Pero los muletazos insulsos y vacíos solo alcanzan la meta de la desesperación. Quizá, por todo ello, los tres no saldrán de esa zona de confort en la que la vida los ha colocado. Una zona dificultosa; quizá, más dificultosa que los propios toros a los que se enfrentaron.

Artistas heroicos fueron Andrés Revuelta, Pascual Mellinas y Óscar Castellanos, con los palos, y Ángel Otero, con el capote. Y José Antonio Carretero se lesionó en la pierna derecha cuando se disponía a banderillear al tercero de la tarde.

El Mundo

Por Vicente Zabala de la Serna. Una losa de historias inconclusas

Toros que apuntaron, toreros que quisieron. Nada rompió. David Mora dio la única (y sorprendente) vuelta al ruedo. Curro Díaz y Morenito de Aranda se fueron de vacío.

Los días isidriles de El Ventorrillo parecen unidos al recuerdo de tardes tormentosas. Y a aquella tempestad de cornadas del 20 de mayo de 2014 que acabó con David Mora gravísimamente herido y con Fortes y Antonio Nazaré también en la enfermería. El cielo encapotado de la decimoquinta corrida de feria hacía temer la lluvia. Sólo la lluvia. Por no mentar la soga en casa del ahorcado. Mora se reencontraba con el hierro de sangre y fuego. El respeto supersticioso tapaba el morboso dato. Madera, madera.

Apareció el primero. Un mazacote de toro. Tan cargado del tren delantero que el cuello desaparecía. Vuelto el pitón como corona de espinas de su basto y colorado cuerpo. No se entregó ni una vez. Se estrelló contra los burladeros arriba, se frenó en el capote de Curro Díaz y se defendió con mal estilo en el caballo. Únicamente hubo un momento en la brega de Óscar Castellanos en el que aparentó descolgar. Un espejismo antes de derrotar con violencia. Díaz prologó faena pinturero e ingenuo. El bruto se lo reservaba todo. En cuanto le ofreció la derecha, la bronquedad se manifestó. Un desarme como una sacudida. Ni por uno ni por otro lado se salía de la suerte. CD quiso en vano.

Otro tipo alumbraban las bajas hechuras del ventorrillo siguiente. Abierta y acodada la cornamenta. Morenito de Aranda voló la verónica con prestancia. Con ese toque de garbo. La media acaderada cerró el saludo de ilusiones. Prometía el toro y lo cuidó en el caballo. Bien picado. Las cosas ordenadas de la arrancada -también en el peto- se fueron disolviendo con su fondo. Morenito se dobló con él y le concedió distancia. Por la inercia, pasó en la serie de derechazos. Pero ya anunciaba que de su parte había poco por poner. Perdidos los metros, no tiraba hacia delante. Y su nobleza quedaba huérfana, allí en los medios que tanto le pesaron, de todo lo demás.

La cabeza del colorado tercero concluía una anatomía que se estrechaba por detrás. Escurrido de culata. Sus cinco años no le daban un porte cuajado. Era el primero de los cuatro cinqueños consecutivos que vendrían. Echó las manos por delante en los capotes y no se empleó con el piquero. Sin embargo, tuvo bondad. David Mora empezó con un extraño principio de derechazos dentro de las rayas. Sin sitio. Y, luego, fuera y en paralelo a la segunda de ellas le corrió la mano. Un decir en su concepto diestro. Como siempre, Mora fluyó mejor al natural. Erguida la figura, suelto el trazo. Salpicado con algunos pases del desprecio luminosos. Como el que epilogó el broche de ayudados por alto. El espectacular y fulminante zambombazo con la espada nubló al gentío para analizar su colocación rinconera. Y desató los pañuelos sorpresivamente. La vuelta al ruedo también fue una sorpresa.

Curro Díaz cobró una estocada para despenar al cuarto. Un toro de cortas manos, hondo, estrecho de sienes y cornialto. Viajaba con obediencia, sin rematar por abajo la embestida. Este martes no se remataba nada. Díaz se entendió mejor cuando no le quitó la muleta de la cara. Por la mano diestra. Sin vaciarlo porque no se terminaba de ir. Fueron tres rondas de veterano oficio. Cuando pretendió concluir el muletazo, el toro era lo que era. Pero algunos vieron más.

Al remiendo de Valdefresno, aleonado, con un abrigo de astracán en el prominente morrillo, un animal del Museo de Ciencias Naturales, Morenito le dibujó sus cosas a la verónica. En el quite también. Como respuesta a las chicuelinas de David Mora. Entonces había fe aún. Después se perdió por la falta de humillación y empuje del toraco. Sin maldad pero a su bola. La faena del torero de Aranda se extendió como un desesperado grito en el vacío.

El descarado último de El Ventorrillo se agalgaba sin barriga. Como dos toros en uno. La seriedad por delante. No le faltó intención. Tampoco a David Mora. No concluía la embestida. Que reponía ayuna de maldad. Todo inconcluso. Como el sino de la tarde. Dice el dicho, que días de poco, vísperas de mucho. O igual es al revés.

Pesó como una losa la corrida. Aun breve. Imaginen.

ABC

Por Andrés Amorós. Más nubes plomizas que arte en San Isidro

Pasó la tormenta pero el cielo está muy cubierto. Los tres diestros que actúan pertenecen a la línea estética. Los toros de El Ventorrillo, serios y con pitones, son bruscos, complicados. (Algo mejor, el de Valdefresno). Sólo David Mora logra rozar el triunfo.

Curro Díaz sufrió una fuerte voltereta, aquí, y otra, en Vic-Fezensac, dos percances muy seguidos: ¿habrán dejado huella? El primero hace pobre pelea en varas, pega derrotes. Curro lo intenta pero no logra resolver los problemas, sufre un desarme, pasa momentos de apuro. Mata con su habitual estilo, con la espada apuntando al cielo, rápido pero desprendido. El cuarto da un juego muy desigual: hace un extraño en el capote; arrea en banderillas (aguanta bien Óscar Castellanos); en la muleta, no se entrega, puntea el engaño. A mitad de faena, logra dos series lucidas, dejándole la muleta en la cara, haciendo la noria, pero son sólo dos. Con el mismo estilo, consigue una estocada de rápido efecto. Aplauden al toro, algo discutible.

Morenito de Aranda toreó bien pero mató mal a los de La Quinta. Recibe con buenas verónicas al segundo, que mete los riñones, en varas. Saluda en banderillas Andrés Revuelta, que clava fácil y reunido. El toro embiste pronto pero con violencia, pegando arreones. Se coloca bien, dándole el pecho; intenta muletear con suavidad pero la brusquedad de la res impide el brillo. Mata a la segunda. El quinto, de Valdefresno, abre un camino de esperanza. Se llama «Campanero», el masculino de ésa que, en la copla, era «la mejor de las mujeres, aunque la gente no crea, porque te hizo Dios su pregonera», pero este toro no alcanza esa bondad. El diestro juega bien los brazos en verónicas y delantales; Mora quita por chicuelinas ceñidas. Logra Morenito algunos muletazos buenos (el cambio de mano, los de pecho) pero el toro va a menos y la faena se diluye, le falta unidad. No mata bien.

David Mora logró una faena aceptable con un toro de Las Ramblas: esta tarde, no abre cartel, como suele, sino que lo cierra. El tercero se cuela ya en las verónicas de saludo. (En banderillas, sufre un tirón muscular el gran José Antonio Carretero, en el aniversario de su alternativa). El toro es incierto, se vence, pero el diestro está muy firme y seguro, liga muletazos con emoción. (Sólo una vez incurre en el vicio actual de mirar al tendido). Cruza con limpieza en la estocada, aunque queda desprendida: petición y vuelta. Protestan por flojo al sexto. Lidia bien Ángel Otero, corriendo para atrás. David traza muletazos con buen estilo pero no logra ligar. Y la corrida acaba a las dos horas justas: algo muy bueno.

Con toros complicados, la tarde ha sido tan plomiza como las nubes. El dominio del toro es imprescindible para lograr el verdadero arte.

Postdata. En el comienzo de la temporada, han mostrado sus cualidades varios toreros jóvenes: en Sevilla, Pablo Aguado; en Las Ventas, Álvaro Lorenzo y Javier Cortés; en este San Isidro, Román, Fortes, Espada, Luis David… Todos ellos merecen entrar en más carteles. ¿Les darán esa oportunidad? Lo dudo: las Ferias se hacen con mucha antelación y el gran público, el que llena las Plazas, sólo conoce a las primeras figuras. Antes, la solución habitual era juntar, en el cartel, a un veterano, una figura y un joven prometedor. Hoy, las figuras se niegan: aducen que eso baja su categoría y pone en riesgo el lleno. Me parece un error. No dar oportunidades a los que se lo ganan en los ruedos es una injusticia y una torpeza: para atraer al público, el escalafón necesita renovarse.

La Razón

Por Patricia Navarro. Un ajuste de cuentas, y poco más

El toro no lo entregó. Ahí residió el mérito. La faena se fue haciendo poco a poco. David Mora comenzó la labor como si se enfrentara a un toro bueno. La suavidad presidió la faena de principio a fin. Y el buen trato se agradece. Siempre. Las cosas buenas se reproducen, también en el toreo. Fue David tocando los resortes para ir descubriendo la tauromaquia dentro de las irregularidades que tenía el toro, que era difícil acabar de verle metido en el engaño, irregular, dispuesto al envite y a salir revoltoso del mismo. Sereno y centrado se mostró Mora en todo momento y así se fue ganando al público. La estocada se le fue un poco abajo. Se le pidió la oreja y la cosa quedó en vuelta al ruedo. Más allá de los premios hubo cosas de buen profesional. Centrado. Manejable fue el sexto con ese punto de flojedad. Y la faena de Mora esta vez se le fue en más intermitencias, en buscar la colocación y alargar la embestida al toro. Se iba la tarde casi en el ecuador de la feria con poco que llevarnos a la retina, pero con malos pensamientos que borrarnos de ella. David Mora hacía el paseíllo en Madrid con la misma divisa de aquel toro que a punto estuvo de arrebatarle la vida. Se iban ajustando las cuentas.

Curro venía de pasar un trago en su última tarde en Madrid. Fue aquel día cuando el toro le empitonó en el aire y le desmontó para perdonarle en el camino. No siempre ocurre pero ocurrió. Su primero no debió trasmitirle ningún pensamiento halagüeño. Quería carne fresca el toro de El Ventorrillo que abría plaza en la decimoquinta del serial madrileño. Se justificó de largo Díaz y metió la mano con habilidad. Las cuentas estaban saldadas. No habían venido bien dadas. El cuarto fue un misterio a descifrar, encastado y exigente, no perdonaba errores pero también fue agradecido. El de El Ventorrillo resultó muchos toros en uno. Tuvo una primera parte sin entrega, pero cuando el torero dio con la tecla de no dejarle pensar y mantenerle el engaño muy en la cara para hacerle repetir el toro le permitió ligarle un par de tandas que tuvieron emoción porque no era fácil. Le mató de una estocada, pero la faena fue silenciada. Había tenido importancia lo que había ocurrido en el ruedo.

Morenito se estiró a la verónica y fue buena hasta la media. Ímpetu tuvo el toro después en la primera tanda; duraron poco más las alegrías. Iba y venía el toro, pero sin demasiado celo, dejando que las series se quedaran a medio camino de nada, a la media vuelta de la buena voluntad.

Hubo toreo bueno con la capa y ocurrió después una cosa extraña en el quinto de Valdefresno. Como si Morenito se hubiera abandonado a la faena, convencido de lo que estaba por venir, ante un toro que pareció que iba a tener buenas condiciones, antes de que en verdad las cosas llegaran. Y después la faena se fue ensuciando por los enganchones e interrumpiendo sin llegar a despegar ni uno ni otro. Y la tarde se fue ensombreciendo

Madrid Temporada 2018.

madrid_220518.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:20 (editor externo)