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PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS

Tarde del miércoles, 27 de mayo de 2009

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Palha, de distinta presentación y buen juego, destacando 2º, 3º, 4º y 5º, ovacionados en el arrastre.

Diestros:

Luis Antonio Gaspar Paulita: silencio y pitos.

Paúl Abadía Serranito: silencio y pitos.

Israel Lancho: silencio y herido.

Entrada: Más de tres cuartos de plaza.

Incidencias: Israel Lancho herido en el 6º. Parte médico: Herida por asta de toro en el hemitorax izquierdo con trayectoria de 20 centímetros en la cavidad torácica y un orificio de salida en el quinto espacio intercostal. Pronóstico muy grave.

Crónicas de la prensa: El País, El Mundo.

©Israel Lancho/Las Ventas


El País

Por Antonio Lorca. Espeluznante cogida

El pronóstico es muy grave, y dice el parte médico que Israel Lancho sufre una herida con orificio de entrada en el hemitórax izquierdo con una trayectoria ascendente de 20 centímetros penetrante en la cavidad torácica y orifico de salida en el quinto espacio intercostal. Neumotórax y hemotórax. La cogida fue espeluznante. El torero se perfiló para matar al sexto, un toraco de 609 kilos, encastado y dificultoso en la muleta, que, en el momento del encuentro, lo enganchó con el astifino pitón derecho a la altura del pecho, lo levantó en vilo por dos veces en unos segundos que fueron eternos y lo lanzó contra la arena mientras el torero se retorcía de dolor. La impresión fue sobrecogedora y de tal dramatismo que hizo temer lo peor. Afortunadamente, Lancho podrá contarlo, que es la mejor noticia a pesar de la tremenda cogida.

Lo cierto es que Palha envió a Madrid una corrida de armas tomar; toros con cuajo, muy serios, algunos de los cuales hicieron una buena pelea en varas. Todos tuvieron un juego muy variado en la muleta, desde la fiereza de los dos primeros, a la violencia del tercero, la nobleza exquisita del cuarto y quinto y la casta dificultosa del sexto. Todos fueron aplaudidos en el arrastre. Una corrida durísima para la torería andante; unos toros con mucho que torear, que exigían diestros muy valerosos, muy preparados y con mucha sangre fría. Quizá por eso, a los tres espadas se les pueda encontrar alguna justificación a pesar de que les acucia la necesidad de un triunfo para salir del ostracismo. Pero así de difícil es esta profesión: los que menos torean, los de menor experiencia, se las tienen que ver con las corridas más difíciles. Y esa flauta no suele sonar ni por casualidad.

Ayer se vio claro. Es el caso, por ejemplo, del herido Israel Lancho, que sólo participó el pasado año en seis festejos, y se encerró con un lote que le hubiera creado muchos problemas al torero más dispuesto. Lancho tiene valor para dar y regalar, pero está ayuno de técnica y de sitio. No se afligió en ningún momento, pero la sombra de la cogida sobrevoló durante toda su actuación. Derrocha firmeza en la cara de los toros, pero no corre la mano y queda a merced de sus oponentes. Muy violento era su primero, al que hizo un quite por gaoneras con mucha disposición, pero si no rectifica la posición, salta por los aires. Lo citó con la muleta desde el centro del ruedo y un derrote le puso los pitones en las cejas. Aguantó lo inaguantable con imprudencia y temeridad, pero no le perdió la cara al toro en ningún momento. No hubo faena por la descompuesta embestida del animal y la inexperiencia del torero, pero, al menos, salió ileso de tan desigual combate. En su segundo toro, antes de la cogida, volvió a demostrar su falta de recursos.

Paulita y Serranito lo dieron todo. El problema, quizá, es que tienen poco que dar y sus toros exigían mucho. Participaron en quites: por chicuelinas y delantales el primero, y por gaoneras y chicuelinas el otro; se les vio voluntariosos y responsabilizados, pero esos toros eran muchos toros. Sobre todo, los dos primeros. Paulita se encontró con uno descarado de pitones astifinos, y se afligió. Dice el programa oficial que el sobrenombre le viene por su parecido con Paula… Sus capotes tienen las vueltas azules, como los del jerezano, se aplicó en alguna verónica, pero le sobraron precauciones y desconfianzas. Luego, llegó lo peor ante el muy noble toro cuarto, al que dio muchos pases acelerados y sin hondura, que le deja en mal lugar para el futuro.

Tampoco levantó el vuelo Serranito a pesar de que trazó algunas tandas por ambas manos con cierto gusto ante el buen toro quinto que no calaron en los tendidos. Hizo el esfuerzo ante el fiero segundo y se salvó de milagro.


El Mundo

Por Javier Villán. Un 'palha' le partió el pecho a Lancho

Fue en el último momento. Las nueve y cuarto en punto de la tarde. Israel Lancho entró a matar, no acertó a vaciar la embestida desde su imponente altura, y el palha, que cayó también de la estocada, le metió el cuerno por el costado izquierdo. O por el pecho, no lo sé. Lo cierto es que, en esos precisos y horrendos minutos, el signo de los comentarios sobre la casta y la bravura de los toros de Palha y la ineptitud de los toreros cambió radicalmente.

Ya no quedaba corrida, pero la sensación de cornada dura, de cornada incluso fatal que dio el percance sufrido por Israel Lancho, acongojó y turbó cualquier comentario frívolo, o simplemente trivial. Un torero, que no había estado nada bien durante toda la tarde, se marchaba al hule con un gesto de dolor tremendo en la cara y la posibilidad de que un toro de Palha le hubiese partido el corazón.

Rubricaba Lancho con sangre su afición por ser torero, su vocación de triunfos y de gloria. Es la otra cara de la Fiesta: el dolor y la sangre. Los vestidos de luces de torear a veces se tiñen de desgracia. A estas horas, cerca ya de las diez menos cuarto, la incertidumbre de tan espeluznante trance planea por la sala de prensa, por los corredores de la plaza y a la puerta de la enfermería.

Dentro, sólo misterio. Las manos del doctor García Padrós y su equipo estarán haciendo el milagro con el maltrecho cuerpo de Israel Lancho. El torero entró vivo y consciente en la enfermería y parece ser que la ciencia, en estos momentos, empieza a tener un diagnóstico más o menos aproximado: Lancho muy grave, pero recuperable. Esto se filtra desde el misterio sombrío de la enfermería.

Palha envió a Las Ventas del Espíritu Santo una magnífica corrida aunque ésta haya terminado de forma dramática. Cuando el público obligó a saludar al mayoral, cierto regusto malo de tragedia acompañaba las legítimas ovaciones dedicadas a los toros de Palha: movilidad, casta, fuerza y bravura; y en algún momento, dulcísima nobleza como la del cuarto de nombre Atormentado. El tormento fue para los toreros que matan media docena de corridas al año y así es imposible coger sitio.

Este toro de nombre Atormentado, dulcísimo en contraste con la encastada bravura del tercero, el quinto o el sexto, era el que más gustaba a Antoñete; me lo dijo cuando salíamos del Plus de Molés. Yo no sé por qué se tuercen las tardes que uno supone pudieran ser gloriosas. De hecho la tarde ya estaba torcida al comprobar que la casta brava de los Palha se iba a llevar por delante las dudas y las insuficiencias de tres toreros modestos.

Se arregló un poco con los muletazos de Serranito al quinto y se torció definitivamente con el cornadón que el sexto infligió a Lancho. Paulita se había dejado ir un toro de dulce que parecía un bizcocho borracho y por el que apostaba, con gran conocimiento, Chenel.

Serranito dio excelentes muletazos en el quinto aunque luego la cagara con la espada. Una encomiable faena de tono medio, se quedó en nada. O, simplemente, en casi nada. Un buen recuerdo para Serranito y para algunos aficionados que no le cambiará, seguramente, el rumbo de su carrera. Venían los palha y eso empezó a poblar los tendidos de aficionados inequívocamente toristas que esperan siempre el acontecimiento del toro de lidia.

De acuerdo que Paulita, Serranito y Lancho no son tres ases de la torería; quede constancia de que a los tres yo les he visto momentos que acreditan su honor de toreros y su derecho a conquistar un lugar en la hirviente y exclusiva arena de los ruedos.

Cierto que para apuntalar esa conquista y ese derecho los tres matadores tenían enfrente a los palha que arrastran una leyenda de barricadas y ballestería. Tal aparataje de cuernos procelosos debiera ser aventura para las estrellas del escalafón. Pero no. Ocurre que estos toros encastados como los de ayer no son manjares para dioses, sino tormento de toreros modestos. Si alguna duda hay de este tormento miremos a la enfermería de Las Ventas del Espíritu Santo donde a estas horas, algo más de las diez y cuarto de la noche, los médicos torean a la muerte.

Madrid Temporada 2009

madrid_270509.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:16 (editor externo)