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FERIA DE MÁLAGA

Lunes, 13 de agosto de 2012

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de El Tajo y La Reina, (en general bien pero desigualmente presentados, de buen juego. Muy castigados en varas. Destacó el excelente cuarto. Minuto de silencio por el veterinario de la plaza Féliz Gómez Guillamón).

Diestros:

Mari Paz Vega, (silencio y oreja).

Leandro, (oreja y silencio).

David Galván, (silencio en su lote).

Entrada: un cuarto.

Crónicas de la prensa:

El Mundo

Por Carlos Crivell. Mari Paz Vega y Leandro pasean un trofeo

Los picadores se ensañaron con los toros de Joselito. Se supone que era la orden que tenían por parte de los lidiadores. Los de Mari Paza Vega taladraron a ambos astados en tercios de varas demoledores. Igual pasó con los de Leandro y los de Galván. A pesar de un castigo tan severo, la corrida tuvo clase para que en La Malagueta se hubieran presenciado faenas de calidad, algo que no ocurrió. La corrida fue desperdiciada, a pesar de las orejas cortadas, que fueron impropias de una plaza seria y de cierta entidad.

La torera malagueña se cuidó de frenar los ímpetus de sus toros en el caballo. Aunque hacía gestos de que frenara la sangría, los picadores siguieron a lo suyo, que no era otra cosa que hundir la puya en anatomía de las reses. El que abrió plaza lo acusó. Era noble y llevó la cara a media altura. Mari Paz ensayó derechazos sin ajuste en una faena intrascendente y anodina. Lo que no tiene excusas fue el bajonazo con el remató su labor.

El cuarto fue un toro muy bueno. Después de soportar la masacre en varas, aún tuvo fuelle para embestir por abajo con clase y repetición. Un toro para torear bien. Mari Paz se dobló por bajo y realizó una faena airosa sin ninguna profundidad; ligerita y rápida, como si tuviera prisas; muy desajustada y adornada con martinetes. Se echó la mano a la izquierda y apenas dibujó un natural enganchado para volver rauda a la diestra. Muy digna, pero muy por debajo del toro. La oreja sólo se puede explicar por la situación de degradación de esta plaza y por el afecto de sus paisanos. Y también por la escasa exigencia del palco.

Otro toro muy castigado en el caballo fue el segundo, que llegó a derribar en la primera entrada al caballo. Cuando un toro derriba los picadores se toman la venganza en la siguiente entrada. David Galván descubrió su buena clase en un quite primoroso con dos chicuelinas y una larga. La faena de Leandro fue compuesta, es decir que mantuvo apostura por encima de otras virtudes. Lo mejor fue una serie ligada con la derecha y dos circulares invertidos. Mató a la primera para cortar una oreja cogida con alfileres.

El jabonero quinto se quedó muy corto en la muleta. Se lo brindó al ganadero. No pudo hacer honor al brindis. Apenas unos intentos con toques violentos hacia afuera. A un toro tan flojo no hacía falta desplazarlo de forma tan brusca. Leandro lo pasaportó sin pena ni gloria.

Se esperaba con ilusión al joven Galván, recién salido de una cornada muy aparatosa. Su primero toro fue el más descastado de la suelta. El trasteo no tuvo historia. El animal había recibido la vitamina del palo en varas y se aplomó en la muleta.

Para culminar la tarde, al jabonero sucio que se jugó como sexto también fue picado con furor por el varilarguero de turno. A los toros de Joselito se les tuvo un respeto insólito. La orden era matarlos en varas. Este sexto murió bajo el brazo poderoso del picador llamado Jorge Torres, aquí reseñado en representación de todos sus compañeros, que fueron quienes mataron la corrida. Galván, que igual que sus compañeros tiene su responsabilidad en el desaguisado, pagó esta falta de actitud con una faena de pases sueltos de imposible ligazón, y por tanto sin emoción. Compás de espera para este joven torero de San Fernando. Lo de Málaga ha sido un paso atrás, aunque aparentemente no tuviera toros. Se los habían llevado Mari Paz Vega y Leandro para cortar dos orejas que no salvan la tarde.

El País

Por Antonio Lorca. Epitafio para el toreo

En la plaza de la Malagueta se hizo la luz, se fundieron los mares y la tierra y bajó de las alturas un escenario para el toreo en forma de una muy aceptable corrida de El Tajo y La Reina, propiedad de Joselito, colaboradora necesaria para que la heroicidad y el arte adquieran formas humanas y surjan la emoción y el arrebato de la gracia, el empaque, la elegancia, el mando, el temple…

Hicieron el paseíllo una torera y dos toreros, y entre los tres, con la compañía de la llamada acorazada de picar, le hicieron la guerra al buen gusto, lo maltrataron, lo destrozaron y acabaron con él.

Derrotado y muerto el toreo, he aquí su epitafio, una crónica de desagravio en forma de entristecida y dolorosa crítica a quienes se vistieron de luces para protagonizar una tarde para la infamia artística.

Bien presentados los toros, cumplidores todos ellos en los caballos, a los que acudieron con acometividad y riñones y donde recibieron una soberana paliza por orden de los matadores. La mayoría se justificó sobradamente en el tercio de banderillas, y destacó sobremanera en la muleta, con clase y recorrido. Todo en líneas generales, se entiende, y si es verdad que no fue una corrida para enmarcar, no es menos cierto que estuvo muy encima de la media que hoy se lidia en este país. Una corrida, en suma, para el triunfo, para el toreo, para la gloria de estos tres aspirantes.

La terna desaprovechó una buena corrida de Joselito

Pues no hubo nada. Se cortaron dos orejas, pero no fueron más que despojos en unas manos que no las merecieron. Hubo aplausos, porque el festivalero público de hoy lo ovaciona todo y no entiende de nada. Pero toda la corrida fue un funeral de tercera por las escasísimas condiciones de la terna, que debió salir a hombros por la puerta grande y se marchó cabizbaja al hotel, castigada por sus malos modos y manifiesta incapacidad.

No es agradable decirle a Mari Paz Vega que estuvo mal, rematadamente mal; pero es la verdad. Y hay algo peor: dio la sensación de que no puede estar mejor, que lo dio todo de sí misma, que esa es su tauromaquia, y que esto es lo que hay. Y así no es posible aspirar a la cima donde habitan las figuras. Así podrá seguir años y años intentándolo, y tiene todo el derecho para ello, pero con pocas posibilidades de alcanzar la meta.

No utilizó el capote para torear, sino para defenderse como si tuviera una sábana entre las manos, y el cuarto, por ejemplo, metió la cabeza de salida para el lucimiento verdadero. No hizo un solo quite, lo cual es llamativo en quien pretende dar a conocer sus convicciones. Y muleta en mano, no hizo nada de interés. Siempre acelerada, muy despegada, hacia fuera, de manera destemplada, descaradamente a la defensiva, abusando del pico, sin atisbo de mando, a merced del toro… En fin, sin palabras. Especialmente deficiente fue su actuación en el cuarto, el mejor de la tarde, un pollo con dos velas, con nobleza y recorrido, al que maltrató con las prisas, sin orden ni concierto, y malgastó la calidad del animal en una labor deslavazada y sin gracia, ni maneras, ni color, ni nada. Así no se puede ser figura del toreo. No. Tuvo dos toros para el triunfo y quedó inédita en su tierra. Se le impone una seria, muy seria, reflexión.

Mari Paz Vega, Leandro y David Galván destrozaron el toreo

Leandro, un vallisoletano que vino a esta feria porque lo apodera el empresario y no por sus méritos (así de mal está la fiesta), tampoco justificó en modo algo su presencia. Muy preocupado por las posturas, se olvidó de torear; o no sabe, que todo puede ser. Tuvo un buen toro, su primero, y no dio una a derechas. Con el capote, un desastre; tampoco participó en quites, y solo una tanda de derechazos se puede salvar de una faena anodina, insulsa, sin sitio, siempre despegada, sin cruzarse jamás y con el ánimo por los suelos. Ni él se creía que tamaño desaguisado fuera merecedor de una oreja, y así lo reflejaba su sonrisa forzada durante la vuelta al ruedo. Queda exento de responsabilidad, si ello es posible, en el quinto, que se vino abajo en el tercio final después de que, como a toda la corrida, el picador le diera estopa de la buena.

Y quedaba la esperanza de David Galván, nuevo en el escalafón —tomó la alternativa el pasado 28 de febrero—, muy joven y una buena carta de presentación artística. Pues tampoco dijo nada. Un quite de dos chicuelinas y una larga en el primer toro de Leandro fue lo único destacable de su actuación. A su lote lo machacó en varas y llegó desvaído y sin vida a la muleta. Pero cuando Galván citaba lo hacía tan mal como sus compañeros: fuera cacho, al hilo del pitón y despegado. Lo dicho: muerto el toreo, viva su gloria.

Diario Sur

La malagueña Mari Paz Vega corta una oreja

La malagueña Mari Paz Vega ha cortado una oreja esta tarde en La Malagueta en la cuarta corrida del abono de la feria taurina de Málaga. La torero de El Palo tuvo enfrente un gran toro con el hierro de La Reina -propiedad del diestro retirado Joselito- al que le instrumentó unas buenas tandas especialmente por la derecha. En su primero, otro buen toro, se le vio firme y dispuesta, aunque no terminó de aprovechar todas las condiciones del burel. Mató de una fea estocada. Fue silenciada.

Una oreja también paseó el vallisoletano Leandro. En su presentación en La Malagueta como matador de toros, consiguió un apéndice del segundo de la tarde, donde dejó gotas de su buen concepto del toreo y de su gran templanza. En el quinto, un animal con algunas complicaciones, estuvo voluntarioso.

También se presentó en Málaga el joven David Galván, quien se fue de vacío. Con el peor lote del encierro, dos toros muy parados. Estuvo voluntarioso, aunque se puso un poco pesado al intentar alargar dos faenas en las que se vio claro desde el principio que allí no había material para el toreo.

Los tendidos del coso registraron un cuarto de entrada.

La Opinión de Málaga

Mari Paz disfruta en La Malagueta

Mari Paz Vega al fin pudo triunfar en el coso de sus amores, La Malagueta, del que ha estado semiapartada durante unos años. Y quiso celebrar su oreja con la bandera de México, el país donde más y mejor ha toreado a lo largo de su carrera.

Mari Paz Vega al fin pudo triunfar en el coso de sus amores, La Malagueta, del que ha estado semiapartada durante unos años. Y quiso celebrar su oreja con la bandera de México, el país donde más y mejor ha toreado a lo largo de su carrera. Carlos Criado

La cuarta corrida de abono volvía a registrar una pobre entrada con un cuarto del aforo de La Malagueta cubierto. La torera malagueña Mari Paz Vega, de sangre de toro y azabache, estuvo apoyada en los tendidos por amigos y familiares del barrio de El Palo que no querían perderse a la matadora en una tarde tan importante como la de ayer en la que cortó una oreja. Vega dio la vuelta al ruedo con una bandera de México en la mano. Leandro Marcos, de verde hoja y oro, se llevó una oreja de poco peso en el primero de su lote y aún tiene por delante siete corridas más, entre ellas en su tierra, Valladolid, donde toreará el 4 de septiembre. El joven torero David Galván, de blanco y oro, se presentaba como matador de toros en una plaza de primera categoría con muchísima ilusión: «Es una tarde muy importante para mí en mi evolución y en mi carrera», comentó en los momentos previos a su participación en la corrida. Hace diez días se llevó una cornada en la plaza de Beaucaire, Francia, que le perforó parte del estómago y le hirió la barbilla, herida que protegió con un apósito, sin embargo parece completamente repuesto y ya reapareció en San Roque el pasado sábado. Ambos toreros realizaron el paseíllo desmonterados al pisar por primera ver el albero de La Malagueta.

Al romper el paseíllo se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del veterinario Félix Gómez Villamón. En el tendido tres estuvo sentado el ganadero, Joselito. Siempre que el maestro José Miguel Arroyo viene a la Feria de Málaga los aficionados le reciben con el cariño que se merece ya que fue La Malagueta la plaza en la que se hizo torero el 20 de abril de 1986. Ayer venía como ganadero con una corrida de sus hierros de El Tajo y La Reina.

Presidente. El presidente de la Diputación, Elías Bendodo, estuvo acompañado en el burladero por el empresario malagueño Federico Beltrán y por el abogado y expresidente del ente supramunicipal Luis Vázquez Alfarache. En los burladeros del tendido siete se arremolinan diariamente un buen número de objetivos de fotógrafos. Entre ellos se encuentra José Antonio Ramos, Santana de Yepes, que expone durante estos días en Aire Gastrobar, en la Avenida de Príes.

Por su parte, Pablo Cobos muestra su obra de gran formato en el hotel Málaga Palacio, cuyo director acompañó a Jacobo Florido en uno de los burladeros de la Diputación Provincial. El vicepresidente del Ilustre Colegio de Médicos, Pedro Navarro, y su esposa estuvieron en los tendidos. El también médico Rafael Gutiérrez del Álamo asistió al festejo muy cerca de la puerta de la enfermería, donde como cada tarde se encontraba el cirujano jefe de La Malagueta, Juan Pedro de Luna.

En el tendido ocho varias filas de jóvenes alumnos de la Escuela Taurina no se perdieron la corrida junto al director artístico de ésta, Fernando Cámara y a pocos metros el banderillero Juan José Trujillo. Muy cerca se encontraba el escritor y periodista Jesús Nieto Jurado.


Toros en Málaga

malaga130812.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:23 (editor externo)