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Toros en Pamplona

Domingo, 7 de julio de 2013

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Alcurrucén descastados, sin dejarse.

Caballeros:

Antonio ferrera: palmas y silencio.

Antonio Nazaré: silencio y vuelta.

López Simón: ovación y silencio.

Entrada: Lleno.

Video resumen del festejo: http://canalplus.es/toros/videos/san-fermin/

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver

En el día del Santo las cosas taurinas no fueron bien. Y es que San Fermín estaba ocupado echando el capotillo a diestro y siniestro por la mañana y no se empeñó en que los toros embistieran por la tarde. Por ejemplo, el primero “Deseadito”, que tuvo sus minutos de gloria en la entrada al callejón. ¿Será manso, será noble, estará asustado, estará dormido?, se preguntaba todo el mundo tras el encierro. Bueno, pues por la tarde hizo lo mismo, no embestir. Lo de Alcurrucén ha sido un fiasco, o un petardo, en toda regla. Es cierto que estaba bien presentada, pero es que el ganado fuera de su propio tipo no suele servir. Y eso sucedió: prácticamente, no sirvió ninguno. A Ferrera le toco el lote peor y sólo se pudo justificar a base de arrimones. Nazaré, torero fino con clase y verdad, no está para estos asuntos aunque dejó testimonio de lo que hace. Y López Simón estuvo voluntarioso y hasta le pidieron oreja tras el bajonazo más infame que recuerdo en mucho tiempo. Pamplona es así. Suerte tuvo Chetu escapando del lance con sólo una brecha aparatosa. Por lo demás, la corrida se saldó sin mucho que contar. Aunque en los tendidos de sol se lo pasaron bien. Como siempre.

Crónicas de la prensa:

El País

Por Antonio Lorca. … y las peñas enmudecieron

Cuando no hay toro, todo se desbarata y se vuelve gris; se apaga la ilusión y la corrida pesa como una losa. Se impone, entonces, el silencio, la cara de circunstancias, el aburrimiento y el deseo irrefrenable que todo aquello termine con la mayor brevedad posible.

Hoy, en esta Pamplona festiva, algo se rompió en el alma. El toro, el gran protagonista, desistió de su empeño natural y los ánimos se escaparon por el desagüe de hastío. La plaza no vibró como en ocasiones precedentes; no se perdió el jolgorio, pero no hubo alegría. Las peñas cantaron poco, los de la sombra comieron el bocadillo como sin ganas y las caras de los espectadores denotaban una desilusión imperante.

Y todo por culpa del toro; porque la corrida de Alcurrucén, muy bien presentada, musculada, astifina y bien plantá, estaba vacía por dentro. Los seis ejemplares derrocharon mansedumbre, falta de casta y de clase, y sosería. Y así no es posible el espectáculo; así, la piedra del asiento se vuelve más dura que nunca, se te quitan las ganas de bailar y comes como por obligación, aunque aquí no se perdona el bocadillo aunque el ánimo esté por los suelos. En fin, que Alcurrucén se cargó por un instante la alegría festiva de los Sanfermines.

La fiesta del toro exige codicia, acometividad y casta, y toreros valientes y decididos a trabajar por el triunfo; la fiesta del toro exige alegría. Pero cuando al animal le cuesta un mundo embestir, es un dechado de sosería y mansedumbre y las ilusiones de los toreros se estrellan contra el muro infranqueable de la falta de clase, todo se desluce.

Eso fue lo que ocurrió en Pamplona; hubo toreros valerosos e ilusionados por convertir el compromiso en un trampolín para sus vidas; hubo decisión de verdad, y se jugaron el tipo, pero no había agua en el pozo sin fondo de la ausencia de casta.

En su línea de seguridad y firmeza se mostró el ascendente Ferrera, pero no pudo más que mostrar buenas intenciones ante un lote de toros guapos y sin gracia. Volvió el sevillano Nazaré y tampoco le acompañó la suerte. Necesitaba el triunfo para seguir en su decidido y dificultoso empeño por ser figura, pero no era fácil salir airoso ante dos mulos insulsos preñados de tristeza. Algún muletazo trazó ante el quinto, pero no pudo levantar el vuelo; a pesar de todo, dio una vuelta al ruedo casi por su cuenta para que quedara constancia de su decisión.

Y López Simón —otro joven torero al que le está costando un mundo despegar—, armado de valor, se empeñó en dar pases a un poste, que eso era su primero (por cierto, este volteó al subalterno David Peinado Chetu a la salida de un par y le hizo una considerable brecha en la cabeza). Se movió algo más el sexto, pero nada. En fin, que la plaza quedó enmudecida porque el protagonista no estaba para fiestas.

ABC

<img src="http://www.portaltaurino.net/archivos/18961328200600.png"/>Por Andrés Amoros. La terna, por encima de los toros de Alcurrucén en San Fermín

Los toros de Alcurrucén resultan nobles pero sosos, se paran pronto. La terna está por encima de esta deslucida primera corrida de San Fermín.

El primero protesta en varas, se frena (igual que en el encierro). Antonio Ferrera, muy seguro, metido entre los pitones, le saca los pocos muletazos que tiene. Mata con decisión. Banderillea con facultades al cuarto. El toro es algo mejor, pero poco; el diestro conduce bien las desiguales embestidas hasta que la res se para. No acierta con la espada.

El segundo es manejable pero soso, se apaga pronto. Antonio Nazaré sólo puede apuntar su buen estilo. Mata a la segunda. Rebrincado el quinto, echa las manos adelante. Logra el diestro algún derechazo templado pero el toro transmite poco. Se justifica con el arrimón final, fuera de su estilo. La buena estocada le permite dar la vuelta al ruedo.

Mansea el tercero, sale suelto, espera. En banderillas, sufre una brecha en el cuero cabelludo David Peinado, «Chetu». López Simón se queda quieto, liga derechazos, muy vertical. Al final, se echa de rodillas, se gana a los mozos, pero lo estropea con la espada. Tampoco se entrega el último, incierto, con genio. El diestro le da distancia, aguanta arreones, se la juega: es el momento de más emoción de la tarde. Pero el toro se acaba. Y el festejo, con un certero espadazo.

Marca

Por Carlos Ilián. Alcurrucén pincha de gravedad en Pamplona

El día grande, el del santo patrón, suele ser un petardo en cuanto a la corrida de por la tarde. Y este año el gafe se ha cumplido con creces. Por la mañana, en el primer encierro sanferminero, los toros de Alcurrucén imponían por su presencia, y uno de ellos, que se quedó suelto, sembró el pánico en algunos tramos del recorrido. Pues bien ese mismo toro, que por la tarde se lidió en primer lugar, resultó un bodrio, un saco enorme de mansedumbre.

Lo malo es que el reto de la corrida se repitió en cuanto a la falta de casta, a su juego imposible, aunque algúnos toros engañaron en las primeras embestidas, con cierto tranco, para luego desfondarse. Pinchazo y muy serio de Alcurrucén en Pamplona. Y un pinchazo que nos coge a todos descolocados porque esta ganadería, con altibajos, lleva una temporada importante, por ejemplo sus tres corridas lidiadas en Madrid este año con un aprobado alto. Lo de ayer en Pamplona no se entiende. Parece que se haya buscado en el campo los toros con más leña para que lucieran en el encierro, sin que el conjunto respondiera a una procedencia con buenas notas en la ganadería.

Por supuesto que Antonio Ferrera hizo lo que pudo para exprimir las mínimas embestidas de sus toros. Lo más positivo del torero extremeño ha estado en el segfundo tercio del segundo de sus toros clavando muy de verdad en la misma cara. Antonio Nazaré se las compuso para rascar algo de su lote, especialmente del quinto en alguna tanda sobre la mano derecha, aunque al sevillano le debió parecer una faena muy meritoria porque se dio una vuelta al ruedo sin que nadie se lo pidiera.

El tercer toro cogió al banderillero Chetu de forma aparatosa aunque sólo sufre un gran corte en el cuero cabelludo. En este toro López Simón tuvo que recurrir a tirarse de rodillas, desesperado ante la nula embestida del anima. En el sexto anduvo a trompicones ante la embestida morucha del de Alcurrucén.

El Mundo

Por Vicente Zabala de la Serna. Solitaria y ligera vuelta al ruedo para Antonio Nazaré

Veo a Rodero en su barrera tan batido por la edad y me emociono porque no renuncia a la vida como los toros bravos. De la bravura hasta el tercero de Alcurrucén inclusive no se supo. Ni por el buen momento de Antonio Ferrera, que le pegó pases en un arrimón brutal a un toro que ya se frenó en capotes, ni por el ahínco de Nazaré que se dejó la piel en la apuesta y también pegar algo de más a un toro que apuntó en el capote, ni López Simón que con el alcurrucén de más y mejor viaje apostó y más en el final de rodillas. Pero lo que podía haber sido una oreja a una faena de entereza y diestra se fue al traste por un bajonazo de categoría lesiva para llamarlo estocada baja.

El cuarto lucía un pitón derecho como una garfio de pescar, enorme, astifinísimo, largo, a lo peor no tan ensillado como el quinto, también bizco, en ese aire de la corrida de Alcurrucén de noble y a menos. Sosa. Ferrera con las banderillas y con todo a tope en un momento de gobierno mayoritario menos la espada; y Nazaré asentado como toda la tarde hasta rematar de una buena estocada que le animó a dar una vuelta al ruedo.

El cabezón sexto se dejó en manos de López Simón. Que tiene valor y verticalidad. Su banderillero Chetu, que fue herido en el tercero, no salió. Se aplicó el joven. Toro aburrido como toda la tarde. Pamplona sigue siendo territorio adverso a Alcurrucén. La culpa no es solo ganadera.


Pamplona Temporada 2013.

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