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Toros en Pamplona

Jueves, 12 de julio de 2012

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Victoriano del Río.

Diestros:

El Fundi, que se despide y sustituye a Juan Mora, oreja y ovación.

El Juli, ovación y oreja.

Sebastian Castella, fuerte petición y ovación y silencio.

Entrada: Lleno

Crónicas de prensa:

ABC

<img src="http://www.portaltaurino.net/archivos/18961328200600.png"/>Por Andrés Amorós. Llega el toro de las figuras a San Fermín

1. Llegan las figuras y llegan los toros de las figuras. El primero de Victoriano del Río es bravo y noble; los demás, muy desiguales de presentación y de peso, manejables pero deslucidos. Ha bajado claramente el listón.

2. Por lesión de Juan Mora, puede despedirse de Pamplona El Fundi. Tiene doble fortuna: le toca el mejor toro, el primero, al que corta una oreja (en otro momento de su carrera, hubieran sido dos). Y se salva de una aparatosa cogida al entrar a matar al cuarto.

3. El Juli es la única figura que se anuncia dos tardes: algo que merece respeto. El segundo toro resulta muy deslucido. En el quinto, saca su casta, impone su dominio y arranca un trofeo. Pero el sábado deberá apretar más.

4. A Sebastián Castella no le concede la Presidenta la oreja del tercero, después de una faena normalita (el público se asombra de algo tan insólito). Y mata mal al último.

5. A pesar de las orejas cortadas, una tarde para el olvido. Así suele suceder, aunque el cartel sea vistoso, si falta el toro encastado.

El País

Por Antonio Lorca. El toro que sueñan los toreros

El Fundi entró en la feria en sustitución del lesionado Juan Mora y se llevó a su casa una paliza tremenda que no olvidará en una temporada. Ocurrió a la hora de matar al cuarto, que le tapó la salida en el primer pinchazo y le avisó de sus feas intenciones; fue en el segundo envite cuando lo esperó, levantó la cara y lo enganchó por el pecho haciéndole perder el equilibrio; lo empaló por una pierna, lo estrelló con fuerza contra la arena, y se dispuso el animal a destrozarlo en el suelo. Se tapó el torero la cabeza con las manos y solo un milagro lo salvó de una cornada que estaba cantada entre un amasijo de pitones que le rozaban como guadañas. Se levantó El Fundi con el cuerpo magullado, la cara ensangrentada por el contacto con el animal, pero todo él sorprendentemente intacto después de una pelea tan desigual, tan dura y tan brutal. ¡Vaya susto de despedida de Pamplona!

Pero hubo algo más, menos dramático, felizmente, pero grave también.

El primero de la tarde, Cóndor de nombre y 580 kilos de piso, era uno de esos toros que sueñan los toreros cuando imaginan en su soledad de tantos días un triunfo espectacular que los catapulte al estrellato: justo de trapío, manso en el caballo, con las fuerzas muy justas, que se vino arriba en el tercio final y su comportamiento fue de toro encastado, codicioso, noble, repetidor y bonancible. Embistió hasta la extenuación, humillada la cara y persiguiendo con suave acometividad la muleta. El animal no hablaba, pero clamaba por un torero artista y un toreo de estética sublime, desgarrado y arrebatador que explota en conmoción y entusiasmo.

El Fundi hizo una faena larga por ambas manos, y lo dio todo, pero no dijo nada. Lo lidió como si estuviera en un tentadero, despegado siempre, vaciando la embestida hacia fuera, sin cruzarse nunca… Estaba claro que no era su toro, ni él el torero que necesitaba ese toro. Dio muchos pases, pero todo supo a poco. Correcto y aseado, sí, pero muy por debajo de las condiciones de su oponente, un animal que exigía unas muñecas rotas que exprimieran su exquisita calidad. Le concedieron al torero una oreja sanferminera y se le hubiera agradecido que la devolviera. Seguro que cuando abrieron en canal a Cóndor descubrieron los matarifes que en su interior guardaba el misterio de la casta. ¡Y que hoy se esté sirviendo un plato de casta en estofado…! ¡Qué injusta es la vida…!

Tampoco estuvo a la altura del cuarto, con menos clase, pero igualmente repetidor y noble. Está El Fundi acostumbrado al toro correoso y duro, y su aparente poderío no destaca con el que pide un toreo ceñido, templado y sin prisas. Un pegapases no es el mejor compañero de un toro de encastada nobleza.

Ciertamente, la corrida, desigual de presentación, estuvo por encima de la terna de figuras; a excepción del deslucido segundo, todos los toros vendieron cara su vida y persiguieron con casta los engaños. El Juli no se complicó la vida con su primero, el más incómodo, y evidenció que no era de su gusto. Mucho tardó después en cogerle el aire al quinto, al que solo dominó cuando, al final, cansado de embestir, el animal acortó su recorrido. No fue El Juli el torero poderoso de otras tardes. O está mal acostumbrado. Y tampoco lució Castella. La verdad es que no es fácil emocionar cuando se insiste en torear hacia fuera y con todas las ventajas posibles. Fracasó ante el tercero, al que siempre citó al hilo del pitón, y se justificó en el último porque derrotaba al final del muletazo.

EL MUNDO

Por Vicente Zabala de la Serna. Oreja para El Fundi en su despedida y El Juli

Vaya manera de empezar más extraordinaria la despedida de El Fundi por efecto rebote de la baja de Juan Mora: un toro de Victoriano del Río herrado por Toros de Cortés, muy abierto de pitones, correspondió a su nombre de “Cóndor” por su planeo y sus alas desde la cepa, por su temple sostenido, como si lo meciera el viento, desde que tomó los vuelos del capote hasta la muerte. Una joya digna de admiración para todo el que ame el toro bravo tamizado de calidad suprema. Fundi lo toreó siempre, y también con tacto, en sus líneas naturales, en línea o sea, temiendo a lo peor que perdiese las manos como en la primera serie. Pero 'Cóndor' se habia afianzado y más que afianzado. Murió planeando por una estocada baja. A Fundi le dieron la oreja digamos que por su hacer profesional.

Juli debutaba ante las cámaras de Digital Plus en esta temporada y me cuenta Lucas desde redacción que negado a hacer declaraciones a los micrófonos. Una pena porque podría haber explicado por qué el zamacuco de Victoriano del Río de 645 kilos, alto, basto y bizco, le impidió con su constante gazapeo, su no romper y su nulo empleo cualquier atisbo de lucumiento. O andar de otra manera más torera. Mató cuarteando de estocada trasera y desprendida.

Castella me dice Lucas que sí habló y que estuvo muy correcto. Tan correcto imagino como su faena a un toro de pitones desgarbados como todo indicio de trapío. Correcta la faena de temple por ambas manos para ponerle el final de viaje que le faltaba a su nobleza. Por ambas manos la limpieza y las líneas. Un circular invertido, facilidad y seguridad sin arrebatos. Tan fácil como la media estocada algo tendida. ¿Le pudo dar la oreja la presidenta? Sí teniendo en cuenta otros días. Renunció a la vuelta al ruedo.

De trapío similar, es decir, prácticamente ninguno fue el cuarto, tambien de Toros de Cortés como primero, tercero y quinto. Pero El Fundi a la hora de matar se quedó por dos veces en la cara, con los pitones en el pecho, y en el segundo embroque la voltereta surgió con el mayor peligro de los cuernos rondando la yugular en el suelo. Se rozó la tragedia. El toro de apariencia dormida siempre tuvo bala en la recámara. Otro 'Cóndor' le tocó a Juli como quinto. Más serio. En el orden del primero. Sin estridencias. Bueno tela. No tanto como aquél. Por las dos manos. Trató siempre El Juli de romperlo más hacia adelante aún por las dos manos. Los momentos de pasión se vivieron en el estandarte de los terrenos ojedistas. Juli en alarde de valor haciendo ochos con el toro, el descaro y el desplante de valor. Pinchó, enterró una estocada trasera y se perdió una oreja de a lo mejor las dos debidas. En Pamplona nunca se sabe. Pedirse se pidió. Una estuvo bien ganada.

El último traía alzada montada y estructura larga. Un pavo. Sentado en el estribo arrancó la faena Castella. Por alto, claro. A derechas siguió en tres series en las que el toro tenia mejor inicio de muletazo y un taponazo final que enganchaba. Incluso en una cuarta serie el derrote alcanzaba el trapo. Nunca terminaba de humillar, y cada vez menos. Y todavía menos a izquierdas. A la hora de matar pasó las de Caín con el defecto acentuado. Los pitones arriba. Dificil solvencia. Un saco de pinchazos.

LA RAZÓN

Por Patricia Navarro. El Juli incendia Pamplona

La memoria es capaz de arrojarte en segundos al abismo. Cuando El Fundi se quedó en la cara del cuarto al entrar a matar y el toro lo cogió, nada bueno nos devolvió la memoria. Hay imágenes que se agolpan, dañinas todavía para los sentidos mucho tiempo después. Fundi vino para sustituir a Juan Mora y a la vez cumplía su adiós de la plaza de la Misericordia. La cogida fue espeluznante: le volteó del derecho y del revés hasta dejarle libre. Después, se cobró ya la estocada que acabaría con la faena, con el toro y con su despedida. Fue astado a menos con un manejable pitón zurdo. La faena quedó aseada. Como la de su primero, ese sí que fue buen toro, descolgaba la cara una barbaridad y acudía con nobleza y repetidor. La voluntariosa faena encontró premio tras la estocada. Tibio.

A El Juli no le rodaron las cosas con el segundo, que no humilló ni una sola vez y se hartó a derrotar en la muleta. Otra cosa fue en el quinto. Punto y aparte. Clarísimo lo tenía el torero madrileño: de Pamplona no se iba a ir así como así aunque le quedara otra tarde más en sanfermines. El toro tuvo buen pitón derecho, se desplazaba con nobleza, transmisión y cierto picante. Por ahí hizo faena Juli. A derechas, a veces rotundo, otras más irregular, no tan macizo como nos tiene acostumbrados. Al toro por el izquierdo le faltaba vuelo y Juli tiró de habilidad (y enorme valor) para meterse entre los pitones, pasarse al toro, de inmensos pitones, por aquí y por allá sin moverse… Hasta que Pamplona, sol y sombra, se metió de lleno en la faena. Lo tenía Juli ya en la mano, el pinchazo rebajó el premio. Una oreja. El ambiente olía a puerta grande.

Sebastián Castella se alargó en una faena voluntariosa al tercero, que se dejó sin clase ni demasiada alegría y con un sexto, que no se cansó de derrotar una y otra vez en la muleta del francés. La espada fue un borrón en esencia. El Juli, en la primera de sus tardes, había incendiado Pamplona. Valor, técnica, corazón y cabeza. Y ésta le funciona de verdad.

COPE

Por Sixto Naranjo. Oreja para El Fundi y El Juli con dos buenos toros de Cortés

Una oreja por coleta obtuvieron El Fundi y El Juli este jueves ante una muy desigual corrida de Victoriano del Río con los dos hierros de la casa. Ambos aprovecharon las bondades de los dos mejores toros del encierro para conquistar sus trofeos. Sin premio se fue Sebastián Castella con el lote menos agradecido.

Pamplona, jueves 12 de julio de 2012. 8ª de Feria. Lleno. Cuatro astados de Toros de Cortés y dos (2º y 6º) de Victoriano del Río, muy desiguales de presentación y juego. Destacaron los encastados y nobles 1º y 5º. El resto, bajos de raza y de pocas opciones. El Fundi, oreja y saludos tras aviso. El Juli, silencio y oreja. Sebastián Castella, saludos y silencio tras aviso.

No pudo comenzar el festejo en Pamplona. El animal de Toros de Cortés que abrió plaza fue un notable ejemplar. Fondo y empleo de bravo en la muleta de El Fundi. El madrileño, que se despedía de la vieja Iruña al entrar sustituyendo a Juan Mora, aprovechó las bondades del toro para construir una faena correcta, plena de temple al comienzo de la misma para afianzar al toro. Una vez asentados toro y torero llegaron varias series de buen trazo. Aunque se basó en la diestra, los pasajes más profundos llegaron al natural. La estocada, desprendida, y la oreja merecida, a las manos de El Fundi.

El cuarto fue un animal de muy escaso trapío. Se movió éste, con nobleza aunque sin el punto de entrega y clase del anterior. El Fundi hilvanó un trasteo sobrio, de torero maduro y poderoso. No hubo exquisiteces, pero sí la torería de un maestro en retirada. Tras un pinchazo en el que el toro tapó la salida al de Fuenlabrada, en el segundo envite se repitió la historia aunque el toro hizo presa y volteó de forma fea a El Fundi, que milagrosamente salió ileso del trance. Después, enrabietado, lo pasaportó con más de media estocada arriba.

El Juli se las vio en primer lugar con uno de Victoriano del Río al que dejó crudo en el caballo pero que no emplearse con entrega en las telas de Julián. Brusco y desclasado, El Juli optó por abreviar. El quinto fue otra historia. El de Toros de Cortés rompió a embestir con alegría y buen son en banderillas. Toro ideal para El Juli que cuajó una faena con algún altibajo, sin la rotundidad de otras ocasiones pero que siempre tuvo la virtud del mando y la mano baja. Lo exprimió en un arrimón ojedista, con el toro haciendo ochos sobre el cuerpo de El Juli. Pinchó antes de una estocada trasera que redujo el premio final a una oreja. De peso, eso sí.

Menos suerte tuvo con su lote el francés Sebastián Castella. Ni su primero, una sardina con cuernos, ni el feo de hechuras que hizo sexto propiciaron el éxito de Castella, que de nuevo se ha mostrado espeso y falto de frescura. Pudo haber cortado, sin embargo, una oreja en el tercero por una faena aseadita, mejor resulta por la mano derecha que remató de media estocada. Se pidió la oreja pero el palco, tan dadivoso en otras tardes, mantuvo la seriedad esta vez. El sexto, con expresión de toro de siglos pasados, nunca descolgó. El de Victoriano del Río se movió violento y con él Castella estuvo brusco en toques y falto en temple. Se atascó con la espada y a punto estuvo el toro de echarle mano tras perseguirle después de unos de los pinchazos.


Pamplona Temporada 2012

pamplona_120712.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:09 (editor externo)