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PLAZA DE TOROS DE MORATALLA

Los hermanos Aldrete (José, Francisco y Joaquín) construyeron una plaza de madera en 1854 para ofrecer corridas de toros debido a la afición existente en el pueblo. A tal fin pidieron al moratallero Santos Aguilera, estudiante en Granada, que contratara una cuadrilla para dos corridas, una de muerte y otra solo de lidia.

Llegaron los diestros, con Manuel Hernández a la cabeza con cierta presunción de sus habilidades. La cuadrilla tomó sus precauciones a causa del gran tamaño de las reses de Flores de Peñascosa.

Dado el fracaso y las pérdidas, los hermanos Aldrete contrataron una nueva corrida para 1855, pero los toros, llegando ya a Moratalla, se volvieron a su lugar de origen y tuvo que ser suspendida. Hasta 1863 no volvió a realizarse una corrida de toros. En esta ocasión la ganadería era de Aniceto Garrido, de Siles. La plaza, tras años de abandono, acababa de ser reconstruida en 1875 por Juan Tamayo, que organizó dos corridas, con toros de Flores de Peñascosa para Manuel Carrión y Francisco Machio.

Mientras, se dictaron una serie de normas para reglamentar el comportamiento del público en las corridas: “Se prohíbe arrojar a la plaza naranjas, cáscaras, palas ni cosa alguna que pueda perjudicar a los lidiadores. En las corridas de vacas o novillos no se permitirá la salida a la Plaza de niños menores de doce años, ni ancianos”.

En 1876 tuvo lugar una gran corrida, para la que se hizo incluso un cartel en la imprenta de 'El Noticiero'. Se trajeron toros de Julián Flores para el madrileño Pedro Campos 'Capón' y Juan Ruiz 'Lagartija'. Las entradas oscilaron de cuatro a sesenta reales. Las cuadrillas estaban formadas por picadores, banderilleros y puntilleros de Madrid, siendo de Murcia sólo el picador Pascual Ruiz.

El abandono paulatino de la plaza por parte de Aldrete y posteriormente de Tamayo Conejero llevó a construir una nueva plaza de madera más modesta. En ella actuarían las toreras Rosa Salesas e Isabel Palao, con sus banderilleras, en octubre de 1898.

Desde 1891, Antonio de Bejar y Ciller fue haciéndose un importante lugar en la sociedad caravaqueña como presidente del Casino Republicano, director de la Compañía Infantil de Teatro e incluso organizando corridas en su coso taurino. A partir de 1898 lo vemos en Moratalla, realizando las conducciones de aguas desde el Collado hasta la localidad.

En enero de 1900, Antonio de Bejar decidió, junto a un grupo de aficionados, construir una pequeña Plaza de Toros, aprovechando las ruinas del extinguido Hospital y el convento de Santa Lucía. Para 'La Candelaria' tenía lugar una novillada, con tres reses traídas de Nerpio. Para dirigir el festejo se contrató al magnífico diestro jumillano Bartolomé Jiménez Murcia. Actuaron como espadas Diego Campos y Elías Martínez, con sus cuadrillas. Se aprovechó el evento para contratar a 'Murcia' para torear con el fin de recaudar fondos para construir un hospital.

En septiembre de 1902 volvían a Moratalla la cuadrilla de señoritas toreras. El lleno del coso fue total. La afición pudo contemplar a cinco promesas del toreo, con triunfo de Joseíta y María Pagés, quedando en entredicho Manolita y Luisa Comas. Por su parte, Angelita Pagés quedó herida al poner unas banderillas.

Toros en Moratalla.

Plazas de Murcia.

plaza_de_moratalla.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:22 (editor externo)