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Real Maestranza de Sevilla

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Jueves, 3 de julio 2014

Corrida de novillos

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Fuente Ymbro (bien presentados, con desigual juego; algunos mansos, descastados y con peligro; 1º y 6º aplaudidos en el arrastre).

Diestros:

Borja Jiménez. Cuatro pinchazos, aviso, estocada (silencio); media estocada trasera, dos descabellos (silencio); dos pinchazos, aviso, pinchazo, dos descabellos (silencio).

José Garrido. Estocada atravesada y caída (saludos desde el tercio); dos pinchazos tras aviso, dos descabellos (silencio); estocada en su sitio (oreja).

Banderillero que saludó: Jesús Díez “Fini”, de la cuadrilla de José Garrido, en el 4º.

Presidente: José Luque Teruel, que debutaba con caballos y en plaza.

Tiempo: noche agradable.

Entrada: tres cuartos de plaza.

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Crónicas de la prensa:

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver

Llegó el gran día, o sea la noche esperada y casi se llena la Maestranza. Qué alegría ver así los tendidos de la plaza más bella del mundo. Cuando hay interés, bajos precios, facilidad horaria y espectáculo conveniente, se demuestra que sigue habiendo afición. Y el mano a mano era más que justificado. Posiblemente, el único justificado de esta temporada, en que se prodigan manos a manos absurdos, manos a pezuñas, enfrentamientos entre novilleros y matadores, y corridas sin sorteo… Todo menos la competenecia exigida en el toreo. Pero esta vez falló el ganado de Fuente Ymbro. Lo que viene a demostrar que es más fàcil que repita triunfo un torero que está en forma que un ganadero. Se salvó el último porque lo dejó “crudo” Garrido para riesgo de su cuadrilla. Por lo demás, Borja Jiménez puso interés, voluntad, ganas de agradar y estar acorde con las circunstancias, y poco más, pues mató muy mal. Habrá que seguir viéndolo. Garrido, sin estar con la brillantez del otro día, dejó clara su madurez, su oficio, su seguridad… y algunas gotas de arte con el capote y con los muletazos por bajo. Está hecho y poca gente en el toreo duda ya de que será torero de largo recorrido en el tiempo. Hubo cierta decepción, matizada por el buen sabor del sexto, porque la ilusión colectiva estaba en un triunfo grande. Pero todos los días no puede ser… Lo mejor, el público, la afición sevillana rediviva, que esperamos que acuda en igual número a los festejos de julio.

Lo mejor, lo peor

Por Sandra Carbonero

Lo mejor: Garrido salva la noche. Gran ambientazo anoche en la Maestranza. Los tendidos se poblaron en sus tres cuartas partes para volver a ver a los dos novilleros de moda. Los dos novilleros que contagiaron de entusiasmo a Sevilla el pasado 1 de junio. Los dos novilleros que abrieron la Puerta del Príncipe en una tarde histórica. Pero ni Borja Jiménez ni José Garrido y tampoco Fuente Ymbro pudieron repetir tal acontecimiento. Fue al final del festejo, con las esperanzas casi perdidas, cuando José Garrido reavivó a un público desilusionado. Y es que el extremeño volvió a derrochar torería, toreando despacio y ligado con la diestra al que cerraba plaza. Garrido estuvo por encima de su lote. Mostrando una gran capacidad e inteligencia frente a sus oponentes. Impecable y artístico estuvo con el capote, sobre todo con el segundo al que recibió con un ramillete de templadas verónicas. La entrega en todo momento de Borja Jiménez no fue suficiente para poder lucirse ante unos novillos sin clase ni fondo.

Lo peor: Noche de expectación, noche de decepción. Al final el resultado no fue el esperado. No se repitió esa doble Puerta del Príncipe que tanto se anhelaba. Falta no les faltaron a los novilleros, pero esta vez Fuente Ymbro fue el que falló en este triángulo de éxito.

El Mundo

Por Carlos Crivell. Solitaria oreja para José Garrido en una noche decepcionante

Buen ambiente en la plaza de toros de Sevilla para presenciar la reedición de la gran novillada del pasado 1 de junio. Los mismos protagonistas y muchos aficionados ansiosos de volver a presenciar lo que en su momento fue considerado algo histórico. La ovación que saludaron ambos tras el paseíllo fue la expresión de lo que se esperaba. No se pudo repetir el clamor del festejo anterior. La novillada de Fuente Ymbro tuvo de todo, pero no hubo mucho material para el lucimiento.

El comienzo fue esperanzador. Se fue Borja Jiménez a portagayola, lanceó con ganas y la plaza estaba entusiasmada. Quitó por saltilleras Garrido con media de remate enorme. Y replicó Borja por caleserinas. Todo comenzaba como ya ocurrió en la novillada triunfal.

El novillo que abrió plaza se murió en un puyazo terrorífico y se desangró lentamente. Fue una pena porque era noble y encastado. Borja se mostró afanoso, alargó la embestida del animal pero fue imposible el lucimiento. Estuvo mal con la espada.

El segundo de su lote, tercero de lidia, fue deslucido en el más amplio sentido de la palabra. Apagado, pegado al piso, el animal no embistió y tampoco Borja se colocó en el sitio para provocar mejores embestidas.

Recibió al quinto con una larga en el tercio. Se lo brindó a Espartaco, escondido en una grada. El animal acusó pocas fuerzas. Borja se templó con la derecha aunque el animal, rebrincado, fue a menos y apuntó siempre a rajarse. Un desarme fue fatal para la faena y para el cese del pasodoble. Un novillo rebrincado y algunos enganchones lo finiquitaron todo. De nuevo se mostró desacertado con la espada.

Garrido dejó la huella de su torería y de su excelente técnica. Manejó el capote a la verónica con gusto y cadencia. Remató los lances con medias bellísimas, estuvo variado en todo momento y le buscó siempre las vueltas a sus novillos.

Al segundo lo toreó bien en dos tandas con la izquierda antes de que el de Fuente Ymbro echara la cara arriba y se rajara. Garrido estuvo solvente y dominador, muy por encima de las condiciones de su oponente.

El cuarto tampoco se entregó en la muleta. Cuajó dos grandes pares Fini antes de que José Garrido hiciera una faena muy larga, sonó un aviso antes de entrar a matar, con suficiencia y poderío, aunque a su labor le faltó algo de más novillo y continuidad. Entre una cosa y otra, Garrido dibujó algunos muletazos excelentes, pero no lo suficiente para levantar el ánimo del respetable.

El sexto no se picó. De Fernando del Toro, sobresaliente, no se acordaron para un quite al menos. Se llevó por delante a Santi Acevedo en banderillas, aunque sin consecuencias. Garrido lo templó bien con la derecha. Exhibió su depurada técnica torera. Las tandas siguientes lograron que la plaza vibrara. El novillo, entero y noble, respondió. Garrido se gustó en una faena de perfiles bellos, mejor sobre la diestra, aunque realizada con muletazos algo rápidos y mecánicos. Nunca llegó a dominar el novillo. Acabó en tono menor, aunque al público, sin nada que llevarse a los sentidos hasta esa hora de la madrugada, le gustó. La oreja les salvó la noche a algunos.

No hubo repetición de novillada triunfal. No era fácil. En el fondo, una decepción porque la noche, el ambiente y los deseos del personal eran otros. Todo ello con una lentitud desesperante que consiguió que el espectáculo fuera algo cansino en algunos momentos. Además, la lentitud del palco fue decisiva para eternizar el festejo.

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Triunfo menor tras la medianoche

La expectación que despertó el éxito histórico de los jóvenes novilleros Borja Jiménez y José Garrido se diluyó a medida que se desarrolló el festejo nocturno en la Maestranza, donde el pasado 1 de junio abrieron la Puerta del Príncipe. Ambos fueron recibidos con una fortísima ovación y correspondieron saludando desde el tercio. Pero en esta ocasión, solamente José Garrido, en el cierre, ante el sexto novillo, consiguió el único trofeo en una noche de agradable temperatura, con unos tres cuartos del aforo cubiertos.

José Garrido se erigió en triunfador por la mímima del mano a mano en el que fallaron los novillos de Fuente Ymbro, un encierro de dispares hechuras y en conjunto bien presentado y que en su comportamiento fue variado y en general deslucido. Un Garrido que volvió a evidenciar sus hechuras y capacidad de matador de toros por su seguridad, mando, solvencia y recursos. De nuevo, brilló en la capa, toreando por momentos con un buen juego de muñecas. Y gustó su dominio como muletero.

Cuando la noche se marchaba sin triunfo, afloró un Garrido con garra y suficiencia para sacar provecho al novillo con más movilidad y encastado del encierro. En los medios, con determinación, comenzó una tanda muy ovacionada. De largo, en serie corta, sujetó al animal, cerrando con un gran pase de pecho. Con la diestra bajó la mano en muletazos largos. Y con la zurda anduvo enfibrado. En el epílogo, hubo torería a raudales en varios remates, como en algún pase del desprecio y una trincherilla. Mató de estocada caída, pero el público solicitó con vehemencia la oreja, que concedió el presidente.

El resto del espectáculo transcurrió con escasas alegrías; salvo en la primera parte, con pique entre ambos diestros en el tercio de quites, en el que manejó mejor la capa José Garrido. Un Garrido que, ante el segundo astado, que tenía recorrido, pero que no humillaba y acabó rajado, estuvo mandón y con recursos suficientes para una labor más que entonada, en la que empleó precisos toques en la muleta. Al cuarto, al que le costaba embestir y acometió sin clase, lo toreó muy bien a la verónica y estuvo solvente con la muleta en un larguísimo trasteo que acabó en un arrimón y escuchando un aviso antes de entrar a matar.

Borja Jiménez, por su parte, destacó por su entrega y poco más ante un lote deslucido; fallando en la suerte suprema. Labor aseada y correcta, aunque carente de emoción, al que abrió plaza, un novillo con nobleza, pero sin poder, que se apagó pronto. Con el descastado tercero, un marmolillo, trasteo voluntarioso. Y en el quinto comenzó una faena prometedora, que se vino abajo tras un desarme cuando toreaba con la diestra. El novillo, que salía con la cara suelta de los muletazos, buscó pronto las tablas.

Bajo los focos y los bellos arcos de la Maestranza, el ansiado espectáculo con dos grandes promesas del toreo -Borja Jiménez y José Garrido- no pasó de un simple mano a mano a medio gas, con el denominador común del fallo del ganado y en el que José Garrido se alzó como triunfador, al conseguir el único trofeo.

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ABC

<img width="80px" height="110px" src="http://www.apcnet.org/archivos/Lorena.jpg">Por Lorena Muñoz. Garrido corta una oreja y salva el esperado mano a mano

No hay dos faenas iguales y mucho menos dos festejos. En el mano a mano entre Borja Jiménez y José Garrido todo era igual que hace un mes: los mismos protagonistas, con el mismo ganado de Fuente Ymbro y hasta los novilleros vistieron los mismos ternos con los que salieron a hombros por la Puerta del Príncipe. Pero nada fue igual. Mucha expectación en los tendidos -los de sol llenos- y tres cuartos de entrada en una noche desangelada y fría incluso en la temperatura para ser julio.

Hasta que salió el sexto, Trasmallo, el de mejor jugo del encierro de Fuente Ymbro con el que Garrido caldeó el ambiente, en el centro del ruedo, con el pasodoble Cielo andaluz y por primera vez un novillo metiendo la cara con claridad, repitiendo primero en el toreo en redondo y luego al natural. Fue corto pero intenso en cuanto a calidad y emoción, toda la que había faltado durante el esperado mano a mano. El silencio más profundo se hizo en la plaza cuando se perfiló con la espada tras la que fue con todo. El premio, una oreja.

Lo cierto es que Garrido aunque no al mismo nivel gustó con la capa en la que desplegó un toreo de mucho contenido desde que se echó el capote a la espalda en el quite del primero y a la verónica. El extremeño tiene un magnífico corte, que huele a torero importante, los lleva embebidos en los vuelos hasta el final del lance y eso marca la diferencia. Así recibió al segundo, un novillo que acabó rajado en las tablas, con el que no pudo lucirse y sólo dejó algunos detalles de calidad.

Al cuarto lo brindó al público con la esperanza de que el panorama de la primera mitad del festejo, con pocas cosas destacadas hasta ese momento, cambiara a mejor. Pero no fue así. Fue una faena de largo metraje en la que sonó un aviso antes de entrar a matar en la que Garrido estuvo serio pero sin ligazón, una labor que acabó en cercanías pegado a las tablas, no sin algunas protestas del respetable, que a esas alturas de la noche transitaba por la senda de la decepción.

No pudo repetir el triunfo Borja Jiménez que, para cumplir con el guión, se fue a chiqueros a recibir con una ajustada larga cambiada al que abrió plaza, un astado aplaudido en el arrastre que se desplazó bien en los capotes pero que tuvo un punto soso en la muleta. El sevillano no se lució en una faena sin continuidad, de mano baja en algunos compases, que tuvo momentos acoplados y otros no. Estuvo demasiado fallón con la espada y fue silenciando al igual que en el tercero de la noche, otro novillo sosote de Fuente Ymbro con el que comenzó en el centro del ruedo de forma prometedora. La faena se fue diluyendo a medida que avanzaba con muletazos que no tuvieron eco en el tendido.

El quinto se lo brindó a Espartaco, sentado en un tendido alto, que se llevó una de las pocas ovaciones de la noche. Fue un buen presagio porque Jiménez hilvanó dos series de mando con la diestra que hicieron sonar la música de la banda de Tejera, pero un inoportuno desarme cambió el rumbo de la faena que a partir de ese instante se perdió sin remedio y acabó con el fallo a espadas del novillero de Espartinas.

Toromedia

José Garrido corta la única oreja del esperado mano a mano

La oreja que cortó José Garrido en el sexto fue el único triunfo de este esperado mano a mano novilleril. No hubo más triunfos entre otras cosas porque la novillada de Fuente Ymbro no se pareció a la de la histórica tarde de las dos Puertas del Príncipe.

Borja Jiménez se fue a portagayola en el primero de la noche y estuvo voluntarioso en el recibo de capa. El novillo derribó de forma espectacular al caballo y en quites se planteó la primera rivalidad de la noche. Garrido hizo uno por caleserinas y Jiménez replicó por tafalleras. El novillo embistió bien por el derecho y por ese lado surgieron los mejores momentos de la faena de Borja Jiménez, que le sacó todo al partido, llegando a lucirse incluso en una última serie al natural. Silencio tras aviso.

José Garrido toreó muy bien a la verónica al primero de su lote, ganando terreno y rematando en los medios. A la muleta el novillo llegó algo rajado y el extremeño planteó la faena por el lado izquierdo, dando una primera serie buena y bajando a continuación de intensidad porque el novillo era cada vez más reticente a embestir. Mató de estocada defectuosa y fue ovacionado.

El tercero salió muy suelto del capote y no permitió a Borja Jiménez lucirse. En los primeros compases de la faena, el novillo emprendió la huida pero el novillero de Espartinas supo recogerlo a base de dejar la muleta puesta. Fue una labor más técnica que lucida en la que insistió sin conseguir brillantez. Silencio.

Garrido volvió a lucirse con el capote en el cuarto, mostrando su destreza con este engaño. Brindó al público y calentó el ambiente con las primeras series diestras. El novillo reponía y no era fácil pero el extremeño supo buscarle las vueltas y sacarle partido, dejando detalles sueltos de calidad. Fue una labor de mérito que terminó con un arrimón. Pinchó y escuchó palmas.

Borja Jiménez recibió al quinto con una larga cambiada y dio lances estimables. Brindó a Espartaco, que presenciaba la novillada desde una grada, e hizo sonar la música con las primeras series diestras. Al novillo le faltó clase y desarmó a Jiménez, que siguió sacándole partido por la derecha y después se adornó con gusto. El final de faena fue en terreno de cercanía con el novillo ya bastante rajado. Volvió a fallar con la espada. Silencio tras aviso.

Garrido comenzó con bonitos muletazos por bajo la faena al sexto. Se lo llevó a los medios y toreó bien con la derecha. Con la segunda serie hizo sonar a la banda y con la tercera logró que la faena tomara altos vuelos. Sin embargo, con la izquierda su labor bajó porque el novillo era muy seguido, aunque logró sacarle algunos muletazos estimables por ese pitón. El final de faena tuvo momentos de calidad en el toreo a dos manos. Mató de estocada y cortó la única oreja de la tarde.

EFE

Oreja a José Garrido en el esperado mano a mano con Borja Jiménez en Sevilla

Cuando salió el cuarto no habían pasado demasiadas cosas en el esperado mano a mano, que se había iniciado con la portagayola de Jiménez y un intenso tercio de quites en el que los dos contendientes midieron sus fuerzas.

Borja había encontrado un colaborador enclasado y de condición noble al que instrumentó una faena de buen tono y trazo correcto a la que, seguramente, le faltó esa alegría interior que fue su mejor talismán, la fachada más valiosa del pasado 1 de junio. El mal manejo de la espada escamotearon cualquier posibilidad de premio.

Tampoco iba a ser con el tercero, un utrero alocado y corretón que no se centró en ninguna fase de la lidia. El joven novillero de Espartinas echó toda la carne en el asador pero el trasteo ni podía ni fue a ninguna parte.

En ese punto del festejo había interesado mucho más el excelente concepto capotero de José Garrido, que templó con cadencia y personalidad al segundo. No hubo mucho más.

La engañosa movilidad de ese novillo sólo era el certificado de su condición mansa y aunque la labor del novillero pacense no estuvo exenta de buenos planteamientos el trasteo transcurrió sin demasiadas cimas antes de que el animal se rajara.

Y en esas estábamos cuando salió el cuarto, que volvió a permitir a Garrido su buen corte capotero. Poco a poco, de menos a más, fue fluyendo el toreo de Garrido, que tuvo que sortear las protestas y la violencia sorda de ese astado que también se movió, pero con muy poca clase.

Es verdad que la faena no tuvo brillo pero sí hay que anotarle el mérito de sortear tantas dificultades y el defecto de alargar en demasía su labor.

Borja volvió a engrasar todos los pistones con el quinto en una labor que brindó a Espartaco. El trasteo comenzó por bajo y siguió por redondos pero el novillo, rebrincado y distraído, deslucía los embroques de los muletazos.

El joven espada no se arredró y lo metió en la canasta en una serie honda que, por fin, arrancó la música que hasta entonces había permanecido muda. Jiménez permaneció muy firme a pesar de las asperezas del novillo, que tenía un fondo manso que acabó evidenciando. La espada tampoco funcionó pronto ni bien.

Sólo quedaba el sexto, que alcanzó sin consecuencias a Acevedo y se movió con importancia. Garrido lo entendió en una labor de ritmo creciente, dicha en los medios, que fue ganando en calidad y cadencia a la vez que avanzaba su metraje.

No hubo el mismo entendimiento por el lado izquierdo y la faena ya no recuperó el mismo tono pero los ayudados finales y el espadazo validaron el único trofeo de la noche.


©Fotografías: Toromedia/Pagés y Juan Carlos Muñoz/DS.

Sevilla Temporada 2014.

sevilla_030714.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:11 (editor externo)