Herramientas de usuario

Herramientas del sitio


sevilla_090510

REAL MAESTRANZA DE SEVILLA

<img src="http://media.grupojoly.com/imagen.php?imagen=//0000565000/0000565092.jpg&an=580&alt=440&checkSize=1"/>

Tarde del domingo, 9 de mayo de 2010

Corrida de novillos

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Yerbabuena.

Diestros:

Paco Chaves: De azul y oro. Estocada delantera y seis descabellos (silencio) y estocada (silencio).

Patrick Oliver. De corinto y oro. Estocada (silencio) y metisaca, media y descabello (silencio tras aviso).

Antonio Rosales. De rosa con remates negros. Pinchazo y estocada tendida (silencio) y estocada (silencio tras aviso).

Presidente: Francisco Teja.

Tiempo: Soleado con rachas de viento.

Entrada: Media plaza.

Crónicas de la prensa: ABC, Diario de Sevilla.

© El extremeño Paco Chaves con los rehiletes/Diario de Sevilla.


Lo mejor, lo peor

Por Juan Carlos Gil.

Lo mejor: La novillada de Yerbabuena

La bravura tiene muchas variantes, matices, expresiones y formas de manifestarse. Y, posiblemente, ahí estribe la dificultad para llegar a ser figura del toreo, en acertar con la tecla que descifre el ímpetu del animal y poder extraer de su fondo lo mejor, a la par que el torero debe sobreponerse a los contratiempos. Esta tarde sopló Eolo con fuerte vehemencia durante toda la tarde y esta circunstancia condicionó sobremanera el ánimo de los toreros. Ninguno pudo ultrapasar las dificultades y conseguir descifrar los secretos que portaban los utreros de Ortega Cano. El tercero se deslizó por el pitón derecho con franqueza, fijeza y rectitud. El primero humillaba, tenía largo recorrido pero no permitía ningún error. El cuarto, el mejor, fue dulce, atemperado y con recorrido, hasta que su matador lo aburrió. Y el sexto era para apostar los alamares. Franco, pero con un pelín de temperamento por el lado derecho, ofrecía muchas posibilidades por el lado izquierdo, por el que se desplazaba con largura y humillado siempre se le citaba en la rectitud de la embestida y no en la pala del pitón. Se salva de la quema la actitud de Patrick Oliver, que con una voltereta de órdago se quedó en el albero maestrante para ensayar con más vocación que acierto el natural en dos tandas pundonorosas al segundo de la tarde.

Lo peor: la oportunidad perdida

El toreo es una profesión cruel e inopinada y cuando menos lo espera se presenta un lote de novillos en una plaza de responsabilidad que exige lanzar la monea con todas la de la ley para decidir si quieres ser o no ser en este arriesgado y peligroso mundo. Por unas circunstancias o por otras, salvedad hecha de la tremenda incomodidad del viento, ninguno de los tres actuantes, Paco Chaves, Patrick Oliver y Antonio Rosales, sacó nada en claro. Seis silencios como seis soles es un paupérrimo balance para un sexteto de utreros en la Real Maestranza que dieron oportunidades. Los chavales son jóvenes pero tendrán que recapacitar pues la actitud no es la adecuada para ser alguien en la Tauromaquia. Están a tiempo de rectificar, si no, una retirada a tiempo es una victoria.


ABC

Por Lorena Muñoz. Lo que el viento se llevó

Hizo mucho viento y la tarde se hizo muy larga en los tendidos de la Maestranza. Soplaba una brisa gélida que marcó la tarde y el festejo, que se alargó más de dos horas y media para sólo seis silencios. Seis silencios y dos avisos que pesaron como seis losas ya que el ganado fue para mucho más de lo acontecido en el ruedo.

El encierro de Yerbabuena estuvo bien presentado, tuvo un interesante juego, pero sobre todo hubo dos ejemplares importantes, cuarto y sexto, que ofrecieron muchas posibilidades de triunfo. Un triunfo que se llevó el viento porque ni Paco Chaves ni Antonio Rosales supieron aprovecharlo, cada uno en su estilo.

Ambos novillos fueron aplaudidos en el arrastre y los dos se llevaron las orejas puestas al desolladero. Es una pena tener una oportunidad así y no saber aprovecharla. Es verdad que era el primer paseíllo de la terna en Sevilla pero no es menos verdad que el que menos toreó la pasada temporada fue Oliver con 24 novilladas. Ahora por partes.

Paco Chaves fue de más a menos en sus dos actuaciones, aunque en el que abrió plaza le molestó el viento. Banderilleó a su lote al quiebro, al violín y sorprendió en el comienzo de rodillas con la espalda pegada al albero. Inició bien los dos tercios pero al llegar a la muleta se desinfló. En el primero tardó un mundo en dar el primer muletazo al igual que en el cuarto, con la diferencia de que éste tenía mucho que torear como ya mostró en la forma de meter la cara en el capote. De hecho lo lanceó bien a la verónica pero las series eran de dos muletazos y el de pecho cuando el novillo era para dejársela puesta y torear.

Más importante fue el sexto porque tuvo chispa y duró más. Antonio Rosales no acertó en las distancias ni en dejarle la muleta en la cara, ya que la tomaba con prontitud y con codicia además de transmitir una barbaridad. Su labor intermitente acabó por enfadar al público. Sólo muletazos aislados y el comienzo por doblones. En el segundo no conectó con los tendidos después de muchos pases sin que allí pasara nada.

Cerraba cartel Patrick Oliver que no pasó de correcto aunque apuntó algunas cosas. El segundo de la tarde le dio una fea voltereta que lo tuvo un par de minutos doliéndose de una pierna pero volvió a la cara del novillo. Finalmente la faena no tomó cuerpo y sólo dejó cambios de mano y una buena estocada. El quinto fue el que ofreció menos posibilidades de la corrida, sosote y noble, con el que el francés se pasó de faena, demasiado larga y a medias tintas.


Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Película de debutantes sin trama

La empresa volvió a apostar por una novillada con tres debutantes, como sucedió hace una semana. El cartelazo despertó tanta expectación que muchos abonados hicieron novillos y no se pasó de media entrada. Y como hace una semana, el espectáculo acabó siendo una película sin trama, sin argumento, sin contenido alguno. Del encierro de Yerbabuena -desigual de hechuras y trapío- destacaron el cuarto novillo, que fue a menos, y principalmente el sexto, que embestía bien por ambos pitones.

La película comenzó ya con malas trazas, pues al poco interés y el mucho cemento en el tendido, se añadió como estrella invitada un tal Eolo, que azuzó más a los novilleros: Paco Chaves, Patrick Oliver y Antonio Rosales.

Paco Chaves -el más preparado- dejó impronta de su valor en el que abrió plaza, un novillo muy peligroso ante el que expuso sin medida. El pacense se esmeró en un tercio de banderillas variado, con un buen par ganando la cara al astado; se la jugó en otro, al violín, en el que le cortó el viaje, peligrosamente, el cornúpeta; y prendió un tercero al quiebro para ganar una merecida ovación. Con la muleta en la diestra soportó gañafones por doquier y cuando se la echó a la izquierda, el novillo se le tiró directamente al pecho. Dejó una buena imagen. Positiva credencial que no llegó a rematar en su otro novillo, el cuarto. En esta ocasión, Chaves se lució a la verónica con tres magníficas verónicas y una media. De nuevo, cosechó palmas en banderillas. Y, además, esbozó con cierta torería el prólogo de la faena. Todo apuntaba al éxito. Pero la faena fue a menos, como el novillo; entre tanto el torero no llegó a acoplarse.

De Patrick Oliver quedó la sensación de que la oportunidad le venía grande. Sufrió un varetazo por debajo de una rodilla, en la voluntariosa labor que instrumentó al segundo, un ejemplar sin clase, al que mató de una buena estocada; rodando el novillo sin puntilla. Con el mansísimo quinto, se le vio dubitativo y carente de oficio.

Antonio Rosales fue desbordado por su lote. Le faltó mando ante el tercero, un novillo con movilidad, aunque sin clase. Muletazos muy rápidos; y series muy cortas. Para colmo fue desarmado cuando manejaba la zurda, y en otra escena, con la muleta en la diestra, salió trastabillado. Tuvo en suerte al mejor novillo del encierro, el sexto, un animal serio, largo, que se empleó en varas y que metía bien la cara tras las telas. El madrileño, fuera de cacho, consiguió una tanda por cada pitón. Dos series muy cortas, en las que no llegó a comprometerse ni llevar toreado al novillo.

Cuando la tarde se vencía envuelta entre el sopor y el frío se encendieron las luces de la Maestranza. Era como despertarse en el cine tras una mala película. Una película con debutantes y sin trama.


Sevilla Temporada 2010

sevilla_090510.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:13 (editor externo)