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REAL MAESTRANZA DE SEVILLA

Tarde del domingo, 14 de junio de 2009

Corrida de novillos

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Novillos de El Torreón (de buena presentación, encastados, con buen juego).

Diestros:

Salvador Barberán: Media estocada tendida (silencio); estocada baja, pinchazo que escupe, pinchazo hondo atravesado, aviso (silencio).

Ignacio González. Dos pinchazos hondos, dos pinchazos, pinchazo hondo, aviso, dos descabellos (saludos desde el tercio; pinchazo, estocada casi entera (oreja).

Luis Miguel Casares. Dos pinchazos, estocada (silencio); estocada trasera y atravesada (palmas).

Saludaron: José Muñoz y Ósca Reyes, de la cuadrilla de Ignacio González, en el 5º).

Presidente: Anabel Moreno.

Tiempo: Bochorno y calor.

Entrada: Media plaza.

Crónicas de la prensa: ABC, El Mundo.

©Ignacio González/ARJONA/Real Maestranza


Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver

Noticia bomba, como el best seller ya conocido. Tenemos un buen novillero que debutó en Sevilla. Se llama Ignacio González, es cordobés, y al parecer lo apoya el ganadero Manolo Prado. Pero eso es lo de menos. Tiene valor, una quietud inmensa, una muñeca de lujo y un desparpajo que da gloria. No sabe matar, es que no tiene ni idea, lo hace al revés, vamos, pero ya aprenderá. Y si no lo hace no importa: quiere ser torero y tiene muchísimas cosas para serlo. Pudo cortar tres orejas y sólo cortó una dejándose coger, pues no sabe matar de otra forma. Hubo un banderillero malage, un tal Víctor Nieto, que le impidió hacer su quite reglamentario con mal estilo. Apañado va el banderillero si pretende seguir con Barberán de matador, no va a torear ni una. Pues dudo que llegue a la alternativa. El tercero, que se pone Casares en los carteles, pero es maño y de la saga de Justo Benítez, tiene oficio y poco más. La novillada de César Rincón, espléndida, de presentación, de juego y de casta. El cordobés González le brindó el quinto a Canorea, pero no le hacía falta: lo ponen el próximo domingo. No se lo pierdan.


El Mundo

Por Carlos Crivell. Atención al novillero llamado González

El novillero cordobés Ignacio González saludó tras pasaportar al segundo, un novillo encastado al que le hizo una faena vibrante, con valor seco y firme, pero al que no fue capaz de matar con arreglo a los cánones. Cuando saludaba hizo un gesto al tendido de que el siguiente sería el del triunfo.

Y el novillero de apellido González cumplió su promesa en otra faena de mayor mérito, porque ahora el de El Torreón, también encastado y con movilidad manifiesta, tenía más problemas, como el de rematar por alto sus embestidas. Pero este novel no se arredró lo más mínimo, asentó las zapatillas y en la primera tanda ya había vencido al animal, que en adelante metió la cara con mayor suavidad. Todo fue la consecuencia de su valor, porque si le duda entonces el novillo se hubiera impuesto. Ignacio González volvió a torear vibrante, con el detalle encomiable de bajar mucho la mano y siempre con quietud máxima. En las distancias cortas se siente a gusto este cordobés, porque allí fue donde acabó de fraguar su faena, que más que exquisita fue arrebatadora, expuesta y propia de un novillero con todo lo que ello conlleva.

En el novillo segundo, espectacular por su movilidad, aunque con tendencia a irse de las suertes, Ignacio González había ya demostrado estas armas de la firmeza y el valor en una faena con tandas buenas por la ligazón sobre la diestra y sobre la izquierda. El novillo fue vistoso, pero el joven torero cordobés lo aprovechó. A la hora de matar demostró que es una asignatura que aún no tiene aprendida. Falló siempre porque no parece que conozca la técnica. Le dijo al público que le esperara y cuajó a ese quinto, menos vistoso que el segundo, en otra faena de mano baja y firmeza total. Se tiró a matar y pinchó, de forma que en la segunda entrada se tiró a morir. Salió volteado del encuentro pero enterró la espada. Se llevó una oreja de gran valor y lo normal es que vuelva pronto por Sevilla. Durante toda la tarde fue un novillero con ganas de triunfo y así lo demostró al entrar en quites y no perder la ocasión para intervenir en la lidia.

La novillada de El Torreón, excelente el año pasado, no llegó al mismo nivel, aunque la casta fue la nota dominante dentro de una variedad de comportamientos. El primero fue muy bueno; el segundo, encastado; el tercero, desigual; más complicados el cuarto y el sexto y con movilidad el quinto. El aficionado se apunta a estos encierros. Se pidió la vuelta para el segundo, pero acertó la presidencia porque aunque fue encastado, desarrolló alguna mansedumbre en los primeros tercios.

El mejor novillo de la tarde lo lidió la cuadrilla de Salvador Barberán, por cierto bastante mal. Ni los banderilleros ni el torero acertaron con las distancias y el animal se marchó al desolladero con las orejas. Y lo cierto es que Barberán dejó algunos muletazos de buen corte, pero que no tuvieron continuidad. Algunas veces se amontonó mucho por no perder un paso y otras le faltó más alegría a la hora de expresar su toreo. Ese novillo le pesará mucho al novillero algecireño.

El cuarto fue otra cosa. Era más complicado porque era muy bruto en sus embestidas. Barberán anduvo gris y con demasiadas dudas, algo que se manifestó de forma muy evidente en la suerte suprema.

Luis Miguel Casares demostró que tiene el oficio bien aprendido e intentó hacer las cosas bien durante toda la tarde, aunque tampoco acertó a transmitirlo al tendido. El tercero le dejó instrumentar algunos muletazos de excelente corte, cargando la suerte de verdad, pero todo resulto algo deshilvanado. El animal acabó reservón y rajado. El sexto fue otro novillo que remató siempre por arriba sus arrancadas. Casares estuvo ahora muy voluntarioso, llegó a rematar algunos pases de trazo más que aceptable, pero al conjunto le faltó calor, el que en se momento sí que padecía el tendido maestrante.


ABC

Por Lorena Muñoz. Ignacio González convence con una oreja de peso

Nada más terminar el paseíllo, mi vecino de localidad, banderillero para más señas, me comenta que Ignacio González le ha asegurado que hoy va a abrir la Puerta del Príncipe. Seguro que es el mismo pensamiento de todo aquel se viste de luces y es el deseo de quienes sueñan con ser figura del toreo y tienen la oportunidad de anunciarse en Sevilla. Todos los piensan pero pocos lo demuestran con su actitud en el ruedo. Y precisamente la actitud fue lo que hizo destacar a Ignacio González, un joven novillero cordobés cuyo bagaje antes de llegar a la Maestranza era de dos novilladas.

Muy cerca se quedó González de cumplir su sueño de abrir la Puerta del Príncipe. Cortó una oreja de mucho peso pero pudieron ser más los trofeos si no falla estrepitosamente con la espada en el primero de su lote, un novillo bravo y repetidor al que le plantó cara en el centro del anillo. En los medios lo recibió de espaldas a chiqueros con una tafallera y allí mismo realizó una faena de muleta vibrante, de disposición, muy valiente y aguantando las embestidas del excelente ejemplar de El Torreón, para el que parte del público pidió la vuelta al ruedo. El debutante bajó la mano, toreó por ambos pitones y ligó los muletazos. Sólo le faltó meter la espada y recoger el triunfo que se había ganado por estar en novillero.

El premio a su entrega llegó en el quinto, un novillo bastante menos claro pero que se quedó crudito para el tercio final. La falta de clase del astado se compensó con la transmisión de su embestida y la disposición de González que repitió faena en los medios, citando de largo y sin probaturas. Muy firme, decidido y valiente, se quedó quieto apostando por torear con calidad, con gusto y llevándolo muy largo. En sus manos tenía el triunfo que antes se le había escapado por lo que se tiró tras la espada con más fe que conocimiento. Se llevó una voltereta sin consecuencias y una oreja de mucho valor para repetir en la novillada del próximo domingo.

La crónica del festejo es hoy para el triunfo de la actitud y la lucha por las cosas en las que uno cree. Algo que no hizo Salvador Barberán en el primero de la tarde, un novillo con mucha clase que metió bien la cara pero que no fue aprovechado por el algecireño. Tampoco entendió al cuarto, un astado que echó la cara arriba pero con el que no se confió en ningún momento, ni pisó los terrenos que pedía.

El también debutante Luis Miguel Casares lidió los dos novillos menos favorables del interesante encierro de El Torreón. El tercero no le dio opciones para estar más allá de correcto y técnico pero sin contenido. El que cerró plaza fue un astado sin clase con el que tampoco se acopló. La tarde ya era de Ignacio González de quienes muchos pueden pensar que le falta oficio, que la faena del primero fue algo acelerada y que tiene que entrar a matar muchas veces en el carretón. Sí, es así. Pero todas son cuestiones que se les presupone a los novilleros, que les falte rodaje y que estén “verdes”. Cuestiones que no deberían ser motivo de crítica al mismo nivel que la falta de ambición, algo que por desgracia se ve tan a menudo.

Sevilla Temporada 2009

sevilla_140609.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:10 (editor externo)