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Real Maestranza de Sevilla

Martes, 5 de abril de 2016

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Torrestrella (bien presentados, con diferente juego y encastados en general; el 6º el mejor).

Diestros:

Miguel Ángel Delgado. De blanco y plata. Pinchazo, estocada trasera (ovación); cinco pinchazos, estocada desprendida (silencio).

Pepe Moral. De gris plomo y oro. Pinchazo, media estocada caída (aplausos); estocada (oreja).

Javier Jiménez. De blanco y oro. Pinchazo hondo, aviso, descabello, aviso, descabello (saludos desde el tercio); estocada trasera (oreja).

Banderilleros que saludaron: Vicente Varela, de la cuadrilla de Pepe Moral, en el 2º; Curro Robles y también Fernando Sánchez, de la cuadrilla de Miguel Ángel Delgado, en el 4º; y José Luis López “Lipi” y Rafael Limón, de la cuadrilla de Javier Jiménez, en el 6º.

Presidente: José Luque Teruel.

Tiempo: tarde fresca y soleada con algo de viento.

Entrada: poco más de media plaza.

Video: https://vimeo.com/161692506

Crónicas de la prensa:

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver

Decíamos ayer…salió el sol. Y con él vinieron los toros a la Maestranza. Buen encierro el que envió Álvaro Domecq a la plaza sevillana. Serio, bien armado, bien presentado, con casta y genio, y dando posibilidades de triunfo a los coletudos. El tercero tenía poca fuerza pero el presidente hizo bien en aguantar la protesta porque se asentó en el albero y sirvió y mucho en la muleta. Buenos el quinto y el sexto, éste el mejor. Sin duda, un encierro como habrá pocos en la Feria. Frente a ellos tres toreros con ganas. El ecijano Delgado tuvo peor suerte en el lote y sólo pudo mostrar valor y oficio. Pepe Moral no demostró sino que confirmó lo bueno que se espera de él: además de valor y ganas tiene temple y clasicismo. Y recetó, posiblemente, la estocada del ciclo, de las que se ven pocas, en el exacto hoyo de las agujas. Javier Jiménez estuvo bien con el colorao blandito, pero su muerte le privó de trofeo, y decidido con el último, el más bravo del encierro. En fin, que nos divertimos porque hubo toros y toreros. Asi sí, que dicen los modernos en el twitter. Y lo que no vinieron, que fueron muchos (hoy se ha visto lo que es el abono maestrante) se lo perdieron. Peor para ellos.


Lo mejor, lo peor

Por Sandra Carbonero

Lo mejor: Esperanza sevillana. El sol volvía a brillar en lo alto del cielo azul en el que se enmarca la Maestranza. Ese cielo que se roza cuando atraviesas la Puerta del Príncipe y que hoy los tres jóvenes sevillanos soñaban con hacer. No lo consiguieron, pero dejaron presente una llamada de atención para escribir sus nombres en los próximos carteles. Pepe Moral volvió a dejar patente el don que tiene para torear tan despacio como lo hace. Un trofeo consiguió del noble quinto, al que toreó con cabeza, dándole las distancias y los tiempos suficientes, y con el corazón, plasmando naturales templadísimos con las zapatillas clavadas en el albero. Con la diestra también consiguió muletazos con mucho gusto. Su anterior oponente se apagó muy rápido, por lo que sólo pudo dejar algunos bellos detalles. Javier Jiménez tuvo una tarde cargada de rotundidad y madurez. El de Espartinas muy asentado, dejó naturales de gran calidad en el tercero. Remató su labor con una tanda de doblones muy toreros. La oreja la tenía en sus manos, pero el de Torrestrella se puso complicado para entrar a matar y tras una media estocada y dos descabellos, todo se diluyó. Si paseó un trofeo del exigente sexto, al que le hizo las cosas muy bien toreando con ligazón y templanza. Finiquitó con un gran espadazo su actuación. Miguel Ángel Delgado volvió a Sevilla tras su triunfo el pasado 12 de octubre yéndose a portagayola. En los medios, con el cartucho de pescado, comenzó la faena para ligar los tres primeros naturales. Estuvo muy inteligente aprovechando el puntito emoción que poseía el animal, pero que tenía muchas teclas que tocar. Muy firme se mostró también con el peligroso y desclasado cuarto. De esta forma, es imposible perder la esperanza en el toreo sevillano.

Lo peor: El apoyo a los jóvenes. Los toros de Álvaro Domecq han dejado gratas sensaciones las últimas temporadas en Sevilla. Aquellas corridas de Torrestrella anunciadas los sábados de Feria no son comparables a la de hoy, que le faltó un poco de raza para que la terna redondeara la tarde. Por otra parte, no hay que olvidar la importancia de apoyar a valores en alza de la tauromaquia como los que hicieron hoy el paseíllo. Qué bonito hubiera sido no haber visto tanto cemento vacío.

El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Tres sevillanos a tener en cuenta

Con o sin el reclamo del gran público, el cartel no estaba exento de cierto argumento interior. Los toros de Torrestrella y los respectivos momentos profesionales de Delgado, Moral y Jiménez constituían una combinación atractiva para el aficionado que espera y desespera sin doblegarse a la lluvia -anteayer- o al frío ártico que dominó la escena en la función de ayer mismo. Pero, lo dicho, los tres matadores supieron dar lo mejor de sí mismos para seguir navegando. Era importante puntuar; mantener el placet de los profesionales y ganarse el contrato siguiente.

Y el primero en golpear fue Pepe Moral, que volvía a la plaza de la Maestranza estrenando apoderado. El caso es que el diestro palaciego no se había parecido a sí mismo con el segundo de la tarde. Ahí hubo dudas y no terminó de centrarse por completo con un animal tardo y cobardón que sí brindó algunas posibilidades por el pitón izquierdo. Esas dudas quedaron atrás cuando salió el quinto, al que toreó macizo a la verónica. Ahí sí surgió el gran torero que se destapó en aquel día del Corpus de 2014. Pepe supo abarcar la noble embestida con preciosismo en el trazo; compromiso en la colocación y pulso exquisito en los engaños. El torero de Los Palacios supo enterrar los pies en la arena y torear despacio, muy despacio al natural a un toro que, escasito de fuelle, también embestía a cámara lenta. Aún tuvo pilas para recetarle una sobredosis y, sobre todo, una estupenda estocada que terminó de validar una oreja de peso. Enhorabuena.

Pero no se vaya todavía que aún hay más: da gusto ver la evolución positiva de Javier Jiménez, un torero fresco, en constante evolución que ha sabido sumar capacidad, valor y un creciente sentido de la expresión para revelarse como uno de los valores más sólidos de la cantera sevillana. Javier cortó una oreja al sexto que se puede entender como premio a una buena tarde global. Pero el joven matador de Espartinas había estado mucho más agusto con el tercero, un toro blando y noble que entendió a la perfección. Hizo bien el presidente -Pepe Luque Teruel- en mantener al toro en el ruedo cuando parecía cogido con pocos alfileres. Javier lo sacó a los medios con dos muletazos de tirón y lo supo torear con temple, pulso y una novedoso compostura en varias tandas de creciente acople que apuraron las fuerzas del animal, cada vez más derrengado. La espada se atascó después de unos sabrosos ayudados genuflexos. Sonaron dos avisos pero quedó patente su excelente momento. De más a menos, el berreón sexto acabó rebrincándose pero Jiménez volvió a mostrar que quiere y puede. La espada funcionó esta vez y cayó una oreja merecida.

No se puede poner ni un pero a la entrega de Miguel Ángel Delgado, estrellado con dos auténticas alimañanas que habrían puesto a prueba a más de uno. Por encima de las medias arrancadas del primero, también le pudo a las miradas del cuarto, un animal orientado con el que se arrimó de verdad.

El País

Por Antonio Lorca. El aroma torero de la noble bondad

Quizá, las dos orejas que se cortaron no reflejan los buenos momentos de interés que ofreció la torería de oro y plata ante una corrida mansa, con muy pocas fuerza y exceso de bondad en algunos toros.

Destacaron el aroma torero de un Pepe Moral recuperado, que debería tener mejor suerte, y la serenidad templada de un juvenil Javier Jiménez; pero no deben quedar atrás los arrestos de Miguel Ángel Delgado, que se jugó el físico ante un toro violento y bronco al que plantó cara con gallardía. Los tres toreros, además, protagonizaron instantes mágicos con el capote: Delgado, ante ese primero, al que recibió con una larga cambiada de rodillas en los medios, y continuó con una tanda de verónicas airosas que cerró con una media de categoría; Moral veroniqueó con mucha clase a sus dos toros, y Jiménez dibujó un precioso quite de verónica y media ante el quinto.

Los tres, además, coincidieron en los errores: alargaron innecesariamente las faenas, y Jiménez pagó su error con una oreja que tenía ganada en su primero; y los tres citan siempre al hilo del pitón, un error moderno que ejercitan todas las figuras.

Y hubo más. Las cuadrillas brillaron a gran altura con capote y banderillas. Miguel Martín se jugó el físico en un par arriesgadísimo en el primero; Curro Robles y Fernando Sánchez saludaron en el cuarto; otro que se vino arriba y destacó con los palos fue Vicente Varela, ante el segundo, y también saludó; y, por último, Lipi y Rafael Limón también se desmonteraron tras parear al sexto.

Los toros nobles facilitaron el toreo de Moral y Jiménez, y ambos mostraron sus buenas maneras con muletazos suaves, templados y ligados. El problema es que un toro simplemente noble es un toro simplemente tonto. Y la frase es de Fernando Cuadri, un ganadero sabio. Tontos y a las puertas de la muerte, pero permitieron toreo de calidad, ayuno de emoción, pero con aroma. Quizá, lo mejor de uno y otro torero fue su capacidad para conjuntar tandas de buen trazo y mejor final con largos pases de pecho.

El triunfo de Moral llegó ante el quinto, porque su primero se comportó de forma tan descastada y apagada que resultó imposible el lucimiento. Y Jiménez toreó mejor, con honda elegancia, a su primero, pero no encontró la manera de acabar, y pagó su error de bulto con dos avisos y una oreja perdida. A pesar de todo, y en el colmo del desatino pretendió dar una vuelta al ruedo, y desistió cuando vio la cara de un par de buenos aficionados que había en la sombra. Bajó la calidad de su labor ante el sexto, plagada de buenos detalles y un trazo correcto, pero se le aplicó la ley de la compensación y paseó la oreja que antes perdió.

Delgado se encontró con un toro violento y con genio al que picaron poco, y asentó las zapatillas, lo citó con el cartucho de pescao y dibujó naturales de poca hondura pero desbordantes de pasión. Fue una pelea con tintes heroicos. Se le nota necesitado, pero también inconformista y con arrestos. Hizo un esfuerzo encomiable que no demostró con la espada. Su poca puntería la ratificó ante el deslucido cuarto.

El Mundo

Por Carlos Crivell. Tres sevillanos para el futuro

La corrida de Torrestrella fue buena para los toreros. Tres de ellos embistieron a la muleta para cortarles las orejas. Despreciada por las figuras, después de presenciar el juego reses tan nobles como las lidiadas en tercero, quinto y sexto lugares, se supone que volverá a figurar en carteles de lujo.

No fue una corrida completa. Por desgracia, el tercio de varas volvió a ser un simulacro en muchos de los toros, en los que se trataba de cuidar al animal para que llegaran al final con mayor vitalidad. Este detalle disgusta a los buenos aficionaos, que ya comienzan a pensar si no será necesario cambiar algo en la suerte de varas.

La tarde se vino arriba por el buen tiempo - ahora se entiende menos que se celebrara la del lunes -, de forma que se pudo disfrutar de una corrida de toros que dejó claro que los tres sevillanos del cartel son toreros de futuro. PUBLICIDAD

La faena más maciza de la tarde la firmó Pepe Moral, que es posible que pueda volver a coger el tren que lo lleve a cimas más altas. Fue un tren que parecía perdido después de aquel año fantástico de los triunfos encadenados. El segundo de la tarde fue una pompa de jabón. Pasó de la movilidad de los primeros tercios a rajarse completamente afligido a mitad de la faena. El premio para Moral llegó en el quinto.

Ese quinto, un toro con cuello y rematado por delante y por detrás, fue el material preciso para su triunfo. Buenos fueron los lances a la verónica del saludo. Al temple del animal le correspondió el torero palaciego con muletazos templados con mimo y buen gusto. Hubo un pequeño receso antes de volver a torear de manera precisa y preciosa con la izquierda, su mano buena, en los que se acopló a la nobleza del animal. Y en cada tanda, como remate, unos pases de pecho a ritmo de adagio de sinfonía clásica. La estocada le puso en la mano una oreja de verdad.

Javier Jiménez fue premiado con otro trofeo, que debe ser considerado como un premio global a su tarde. El más chiquito tercero, protestado por flojo, fue un toro de calidad suprema en la muleta. El mérito del chaval de Espartinas fue que se lució para torear a media altura con un gusto excelso, ya por la derecha, ya por la izquierda, pero con mayor rotundidad en los remates por bajo. Acertó en las distancias y en los tiempos que un animal tan flojo le pedía. Al final, unos ayudados por bajo pusieron muy alto el diapasón de su labor. Con la plaza entregada, el pinchazo hondo no fue suficiente, el torero creyó que era bastante y pasó el tiempo. Marró con el descabello y se quedó sin la oreja.

La cortó en el buen sexto por una faena desigual, en la que junto a buenos muletazos no se acopló en otros momentos. En un esfuerzo final, unos naturales bellos subieron el nivel. Mató bien y cortó la oreja más por todo que por lo del sexto.

Delgado tropezó con el primero con mucho genio y poco picado. Logró dominarlo con una muleta poderosa que se deslució con un desarme. El cuarto protestó mucho al final del muletazo y hubo algunos enganchones, que ya se sabe que en los tiempos que corren no son bien recibidos. Tal vez acortó pronto las distancias. Quedó patente que es un torero más que posible para el futuro.

ABC

Por Andrés Amorós. Buena tarde de Pepe Moral y Javier Jiménez en la Maestranza

Por fin, pasó la lluvia, ha salido el sol y luce la Plaza como la joya radiante que es. Compiten tres toreros sevillanos: Pepe Moral corta una oreja en el quinto, después de una faena de notable clasicismo. Javier Jiménez la pierde en el tercero, por la espada, y la logra en el último: una gran actuación. Con menos fortuna, Miguel Ángel Delgado se justifica por su valor. En conjunto, una tarde de toros que deja buen sabor de boca.

A ello contribuyen los toros de Torrestrella (desde hace años, no elegidos por las figuras): una corrida seria, muy armada, con casta y un juego, en conjunto, bastante bueno, aunque algunos toros han ido a menos.

Miguel Ángel Delgado, de Écija, cerró su temporada anterior, el 12 de octubre, cortando una oreja, en este mismo coso donde ahora la abre. Tiene buenas maneras pero, con siete años ya de alternativa, tiene que demostrar su capacidad. El primer toro, engatillado de pitones, protesta y corta , en banderillas. Aunque no tiene fijeza, lo llama con el cartucho de pescao y enlaza buenos naturales, aguantando mucho. Es una faena de mérito, valiente, pero, con un toro encastado, no fácil, no me parece adecuado seguir usos que hoy están de moda: el encimismo, los pases cambiados, las bernadinas… Creo que ha tenido más corazón que cabeza: ¡es tan difícil el equilibrio de las dos cosas! Recibe con verónicas rodilla en tierra al cuarto, en el que saludan Curro Robles y Fernando Sánchez, en banderillas. Brinda a Hipólito, su apoderado. Comienza con muletazos cambiados y la arrucina. El toro va a menos y la faena, lo mismo. Falla con la espada. Se ha justificado por su valor pero tiene que elegir la lidia adecuada al toro.

También tomó la alternativa en el 2009 Pepe Moral, de Los Palacios, que el año pasado cortó una oreja, en la Feria de Abril. Comienza ahora una nueva etapa, con Eduardo Dávila Miura como apoderado. El segundo toro flaquea pronto. (Saluda Vicente Varela, en banderillas). En la primera serie, el toro tiene motor y los muletazos emocionan pero se apaga pronto y acaba en tablas. En el quinto, Moral dibuja verónicas de buen estilo, cargando la suerte, ganando terreno. Brinda a Carlos Herrera y logra una faena templada, clásica, con mando, alargando los muletazos. Agarra una gran estocada y corta una oreja: éste es el camino para volver a estar en las Ferias.

Javier Jiménez, de Espartinas, estuvo el lunes en este callejón, acompañando a Borja, su hermano menor. Los dos tienen un estilo similar, forjado en la escuela de Espartaco padre. Javier dejó muy buena impresión en Madrid, al cortar un trofeo, en su confirmación de alternativa. Esta tarde, ha mostrado un notable avance, con una seguridad y madurez superiores a su corta carrera. El tercero, noble pero flojo, levanta muchas protestas. Lo mantiene el presidente (José Luque Teruel, hijo del gran torero Andrés Luque Gago) y acierta. Brinda Javier a su padre y, en el centro del ruedo, dibuja muletazos excelentes, con suavidad y buen gusto. Suena la música y disfrutamos con unos naturales a cámara lenta, mientras suena la maravillosa música de esta Banda. Ha sido una labor inteligente y estética, no lejana al estilo de Ponce (y eso no es pequeño elogio), rematada con preciosos ayudados por bajo. Pero se ha pasado de faena y se repite la historia de Morante, el Domingo de Resurrección: el toro no se deja matar, tarda en caer y suenan dos avisos. Ha perdido el seguro trofeo pero ha dejado muy buenas sensaciones. Lo confirma en el último, con movilidad, que va largo. (Saluda Lipi). Le da distancia, liga bien los muletazos, se adorna con cambios de mano y logra una gran estocada: esta vez, sí, consigue la oreja, con petición unánime, por el conjunto de su actuación.

Sin la presencia de las primeras figuras, hemos disfrutado de una buena tarde de toros: reses encastadas, toreros con valor y con cualidades estéticas. Pepe Moral y Javier Jiménez cortan los primeros trofeos, a pie, de este ciclo y salen reforzados. En nuestro palco, Eugenio subraya, una vez más, lo difícil que es torear bien: hay que unir el corazón y la cabeza. Y eso – ya lo dijo Blas Pascal, aunque no fuera aficionado a los toros, que yo sepa – resulta muy complicado.

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Javier Jiménez y Moral, premiados con sendos trofeos

Vayamos por partes. Javier Jiménez, con su primero, un colorao largo, algo montadito, que fue protestado por su excesiva flojedad, realizó una faena preciosa. Evidenció que posee un temple de altísima nota. El espartinero, tras el brindis a su padre, en los medios, le dio sitio al noble toro con la diestra, en tandas suaves, sin forzar al animal. En la siguiente ya lo empapó a media altura y más tarde, con la misma mano, engarzó una serie con muletazos muy suaves, intercalados con un inspirado cambio de mano, que hizo arrancar a la Banda de Tejera. Con la izquierda dibujó naturales sueltos de gran belleza, así como un pase de pecho interminable. La obra fue creciendo, con unos muletazos genuflexos muy sentidos. Le costó mucho cuadrar al toro. Agarró media estocada. No quiso arriesgarse con el verduguillo y sonaron hasta dos avisos. Precisó de dos descabellos para finiquitar al animal y perdió premio. Merecida ovación.

Con el sexto, un ejemplar noblote, Jiménez ganó terreno a la verónica. Buen inicio de faena a pies juntos. Ya en las afueras, tiró bien del animal con la diestra. Y envuelto con los sones de Chumbelerías extrajo buenos naturales, con remates de bella orfebrería, como algún kikirikí. Una estocada fue decisiva para cortar una oreja.

Pepe Moral, con un astado alto y largo, brilló en los lances de recibo especialmente en dos medias verónicas suaves. El palaciego brindó a Carlos Herrera una faena muy corta porque el toro, noble, se acabó tras un par de tandas diestras en las afueras. Moral plasmó muletazos largos y despaciosos, rematando la segunda serie con un pase de pecho al ralentí que hizo saltar la música. Aunque el piso de plaza estaba en perfectas condiciones, el torero -es una fea manía suya- se descalzó para continuar en cercanías, con el toro ya apagadísimo. La estocada de efecto fulminante fue decisiva para cobrar un trofeo.

Miguel Ángel Delgado, con el peor lote, demostró que también está preparado para que le brinden oportunidades. El que abrió plaza fue un toro exigente, con celo, peligroso por el pitón izquierdo y pegajoso por el derecho. El ecijano, muy decidido, tras recibir al astado con una larga cambiada de rodillas frente a toriles, apostó fuerte en los medios, donde apretó el toro. Labor meritoria por ambos pitones, tragando por el izquierdo; librándose de dos hachazos venenosos. Todo sin darse importancia, como tampoco lo hizo en unas bernadinas finales de sumo riesgo.

Con el cuarto, que brindó a su apoderado, Hipólito, Delgado se mostró voluntarioso. En los medios, con la diestra, sorprendió con muletazos por la espalda, intercalados con una arrucina. Cerró con un arrimón, con el toro rajado y con la espada estuvo fatal, precisando de cinco pinchazos antes de la estocada definitiva.

Función para aficionados, que pudieron apreciar buenos pasajes por parte de una terna que jugó lo mejor posible sus cartas ante un encierro de escaso poder y muy distinto comportamiento.

Toromedia

Oreja para Pepe Moral y Javier Jiménez

Miguel Ángel delgado se fue a portagayola en el toro que abrió plaza y lo toreó bien a la verónica cerrando con media. Comenzó la faena citando con la muleta plegada y el toro se le venció en el tercer muletazo, descomponiendo la serie. Cambió de mano y ligo dos series con emoción a un toro que transmitía. Comenzó a sonar la música y justo en ese momento el toro le puso en aprietos y le desarmó, rompiendo la línea ascendente que llevaba el trasteo. Terminó con bernardinas y mató de pinchazo y estocada. Ovación.

Delgado recibió al cuarto con lances ganando terreno, rematando con media. En banderillas saludaron Curro Robles y Fernando Sánchez. Comenzó la faena con dos pases cambiados y una arrucina que crearon ambiente. Después plantó cara en los medios a un toro que no fue claro por la derecha y tampoco sirvió por el izquierdo. Delgado, que había brindado a su apoderado, estuvo firme e intentó por todos los medios sacar partido de su oponente. Pinchó reiteradamente y fue silenciado.

Pepe Moral estuvo decidido con el capote, resultando desarmado en el remate. Javier Jiménez hizo un quite variado que fue aplaudido y Vicente Varela saludó en banderillas. Moral brindó al público y ligó con la derecha a un toro que embistió con brío pero que pronto se fue apagando. Cambió a la zurda y logró muletazos con buena compostura a un animal que acabó rajado. Mató de pinchazo y estocada. Silencio.

Moral se lució de capa en el quinto, al que dio lances buenos y medias que hicieron reaccionar al público. Este toro se empleó más en el caballo y Moral lo brindó al periodista Carlos Herrera. En los medios logró torear templado con la derecha en dos series que hicieron sonar la música. En la siguiente, al toro le costó más y al natural ligó tres y el de pecho antes de comenzar otra serie por ese lado cambiando la muleta por la espalda y ligando dos muletazos que calentaron los tendidos. Apuró los últimos muletazos con la derecha antes de matar de estocada y cortar una oreja.

Javier Jiménez recibió a su primero con mucha decisión, manifestando el toro falta de fuerza. Por esa razón fue cuidado en el caballo. Jiménez brindó a su padre y comenzó toreando a media altura con la derecha para afianzar al de Torrestrella. También fue templada la segunda serie y con la tercera logró que sonara la música, sobresaliendo el cambio de mano. Siguió al natural en otra serie templada a un toro con calidad. Se adornó con bonitos doblones en el final de faena y mató de pinchazo hondo tardando mucho en caer el astado. Tuvo que descabellar, perdió un posible trofeo y fue ovacionado.

En el sexto, Javier Jiménez estuvo entonado con el capote y se desmonteraron sus banderilleros Lipi y Rafael Limón. Comenzó la faena con buen son toreando con la derecha en dos series que levantaron el ánimo del público. Sonó el pasodoble y en la siguiente serie la faena bajó algo de intensidad. Hubo algunos naturales estimables en la fase final de la faena y un bonito toreo a dos manos como colofón que crearon ambiente de triunfo. Mató de estocada y cortó una oreja.

05_abril_16_sevilla.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:16 (editor externo)