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Real Maestranza de Sevilla

Domingo, 8 de mayo de 2016

Corrida de novillos

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: novillos de Albarreal; el 6º devuelto por mansedumbre e invalided manifiesta; 6º-bis de Cayetano Muñoz (regularmente presentados, mansos y escasos de fuerza).

Diestros:

Varea: estocada tendida y caída (saludos desde el tercio); esticada (saludos desde el tercio).

Curro Durán: media estocada (saludos desde el tercio); cuatro pinchazos, aviso, cuatro descabellos (silencio).

Rafael Serna: debutaba en plaza. Estocada (oreja); dos pinchazos, estocada tendida, aviso, estocada (silencio).

Presidente: Ana Isabel Moreno.

Tiempo: lluvioso, y desapacible.

Entrada: menos de media plaza.

Galería imágenes: http://www.plazadetorosdelamaestranza.com/index.php/galerias

Video: https://vimeo.com/165798253

Crónicas de la prensa:

El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Lamentable y oceánica naumaquia

¿Por qué se demoró la recogida de la lona más allá de las siete y media? ¿Por qué intrincada e inalcanzable razón se devolvió el sexto cuando aquello no podía ir a ninguna parte, con la noche cerrada y cayendo el enésimo diluvio? ¿Para qué salió un picador después de que el animal se negara a volver a los chiqueros y resultara imposible apuntillarlo? ¿Alguién consultó los clarísimos partes meteorológicos? Y definitivamente, ¿para qué se dió la novillada en esas condiciones? La oreja cortada por Rafa Serna gracias a la cadencia y el temple de su mano izquierda -también por la contundencia de su espada y el cariño de la parroquia- difícilmente puede hacer olvidar un espectáculo lamentable que nunca fue tal. El festejo comenzó tarde y terminó mal, con el reloj apuntando a las once de la noche y unos cuantos irreductibles manteniendo el tipo -como los últimos de Filipinas-, impasible el ademán en los tendidos chorreantes.

El caso es que la novillada, después del numerito de la lona y los tractores, había logrado burlar la meteorología en los tres primeros novillos. Pero había llovido con fuerza antes de los toros y se sabía de sobra que lo iba a hacer de nuevo a la caída de la tarde. Cuando Serna tomó la oreja se desató el cielo. Lo iba a hacer no sé cuantas veces más. ¿Qué podemos contar del resto de despropósito? Comenzaremos por el final. Después de la alucinante decisión de la presidenta Anabel Moreno pasó casi media hora antes de que el novillo titular volviera a los corrales. El número posterior ya se lo hemos contado. Serna, finalmente, se enfrentó a un alegre sobrero de Cayetano Muñoz mientras arreciaba el diluvio. La lidia se sucedió sin lucimiento mientras la plaza se vaciaba de público. Eso sí: el chaval anduvo queriendo hacer las cosas bien y hasta le robó alguna tanda notable antes de que se pusiera a la defensiva. Pero a esas alturas se le habría agradecido brevedad.

Había abierto plaza el novillero levantino Varea, que sorteó en primer lugar un ejemplar un punto desigual pero cargado de posibilidades al que enjaretó una faena larga y monocorde en la que hubo más cantidad que calidad y nula apuesta. Se esperaba mucho más de él aunque hizo un esfuerzo con el orientado cuarto, que salió con el ruedo convertido en una piscina. Varea escenificó un interminable arrimón que tampoco obtuvo rendimiento. Se queda en el limbo.

El segundo del cartel era Curro Durán, que tampoco logró levantar el inicial tono gris del festejo. Su primero fue un novillo con teclas que tocar, progresivamente rajado pero con una emotividad inicial que el novillero utrerano, algo atenazado por los nervios, no logró doblegar. Sí se peleó con sinceridad y estériles resultados con el durísimo quinto, que embistió a puñetazos, queriéndole arrancar la cabeza en cada embroque. El toro había llegado a cogerle de fea manera en un quite aunque, afortunadamente, todo quedó en las taleguillas rotas. Durán puso voluntad pero era imposible. La faena fue un combate de esgrima.

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Serna, un trofeo en su debut

El festejo comenzó con 35 minutos de retraso debido al trabajo de los operarios para retirar la gigantesca lona que cubría el ruedo. Gracias a esa enorme pieza, el piso de plaza se encontraba bien, pese a las intensas lluvias caídas previamente. Y aunque a la siete de la tarde chispeaba y se cernían nubes más negras que la pinta de los cinco primeros novillos de Albarreal, los novilleros -Varea, Curro Durán y Rafael Serna-, con hambre de torear, hicieron el paseíllo con determinación y a paso de legionario para ganar el tiempo que habían perdido en el patio de cuadrillas. En esto del tiempo hay que añadir el desacierto de la presidenta al devolver al sexto novillo en plena noche, en medio de un diluvio y con el ruedo convertido en una piscina, por lo que no había animal que se afianzara. El novillo no obedecía a los bueyes y el numerito, que duraría un cuarto de hora, aproximadamente, se cerró con un feo espadazo de Rafael Serna, el titular del ejemplar, todo ello tras intentos repetidos de apuntillarlo desde un burladero, con la intervención posterior del picador y una parte del público marchándose.

En una tarde que, como describo, tuvo tintes surrealistas, la lluvia, con dos auténticos diluvios tras el tercer y el quinto novillo, el viento, que molestó por momentos a los toreros en la lidia, y hasta el frío que acusó el público, que fue desertando a medida que transcurría el festejo determinaron, en gran medida, el desarrollo del mismo en el que Rafael Serna consiguió el único trofeo en su estreno con picadores en una Maestranza que comenzó con casi medio aforo cubierto y terminó prácticamente vacía antes de que arrastraran al sexto novillo.

En cuanto a lo realizado por la terna, Rafael Serna consiguió el único trofeo en una auténtica tarde de perros y Varea y Curro Durán se entregaron en un festejo de escaso contenido artístico con una novillada de Albarreal, de desigual presentación y juego con el añadido de un sobrero de Cayetano Muñoz, con movilidad y a menos.

Rafael Serna, quien abrió la Puerta del Príncipe en su etapa sin picadores, estuvo alentado por muchos partidarios y aconsejado desde el callejón por Rivera Ordóñez Paquirri. Ante su primero, un novillo que embestía con calidad por el pitón izquierdo, logró dos tandas notables, brillando especialmente en tres naturales despaciosos. Se volcó con fe para matar de estocada certera y pasear la citada oreja en medio de un diluvio.

Ya en plena noche, el sexto tardó una inmensidad en salir; tanto como Serna en ir a por el animal cuando se emplazó. El novillo patinaba. No aparentaba ninguna lesión. Hubo protestas. Y la pesidencia lo devolvió. A partir de ahí se vivió el numerito ya contado para dar paso a un sexto bis de Cayetano Muñoz, con movilidad y a menos, con el que el sevillano se mostró porfión. Con la espada estuvo fatal.

Varea, en puertas de tomar la alternativa en la Feria de Nimes el próximo 15 de mayo, se desenvolvió con oficio ante su lote. Anduvo algo frío y con la muleta retrasada ante el manejable primero. Con el complicado cuarto, el castellonense se entregó con ahínco en una faena larga, que acabó en un serio arrimón.

Curro Durán, el menos placeado, contó con el peor lote. Al segundo, mansote, tardo y sin entrega le hizo frente con la muleta con más pundonor que técnica tras una larga cambiada de rodillas frente a toriles en la que se jugó el tipo de verdad. El quinto, otro ejemplar complicado, le cogió, afortunadamente sin consecuencias, en un quite en el que fue determinante el viento y el mal estado del piso de plaza. Con la muleta, el utrerano anduvo voluntarioso. Comenzó en los medios y a punto estuvo de ser cogido nuevamente, resolviendo con un cambio de mano. Llegó a marcarse un fallero -muletazo por la espalda- en una faena en la que expuso mucho.

En un espectáculo pobre y con factores meteorológicos adversos, quedó como más significativo el toreo al natural de Rafael Serna, quien se estrenó con picadores cortando una oreja en la Maestranza.

El Mundo

Por Carlos Crivell. Historia de un naufragio

La nube negra que cubría la plaza de toros de Sevilla cerca de las nueve de la noche descargó una manta de agua impresionante. Estaba Rafael Serna delante del tercero con la muleta en la izquierda dibujando naturales plenos de empaque. El torero sintió el fresco alivio de la lluvia. Las muñecas y la cintura se acompasaron en tandas al natural, con la figura erguida, plenas de buen gusto, muy elegantes, que despertaron al público.

No pudo Serna ligar los muletazos. El novillo de Albarreal fue noble, pero no repitió casi nunca. La faena había comenzado sobre la derecha, pitón menos potable, ya parecía que no habría faena, cuando apareció la lluvia y el toreo al natural del sevillano. Lo mató de una estocada. La plaza estaba cubierta de paraguas, los pañuelos se adivinaban por debajo y llegó la oreja a sus manos.

El naufragio total llegó en el sexto. Con el ruedo inundado, salió un novillo parado. Se comprobó que estaba lesionado y fue devuelto. El animal no podía moverse y hasta que Serna lo mató pasaron veinte minutos. El público estaba desesperado cuando pasaban las diez de la noche. El despropósito de la tarde llegó a su punto culminante. El festejo debió suspenderse antes del comienzo o al morir el tercero. El sobrero sexto se frenó en la muleta de Serna que logró pases sueltos de buena calidad.

En el comienzo, la novillada de Albareal había soltados dos reses de mínimo trapío. El espigado Varea, en puertas de la alternativa, no dijo nada con el que abrió plaza. Ante un animal vulgar, justo de todo, Varea muleteó de manera discreta, la mayoría de las veces desplazando mucho las embestidas.

Tampoco Curro Durán logró nada positivo con el primer novillo de su lote. Se fue a portagayola en señal de ambición, pero resultó desarmado. La faena de muleta no tuvo un argumento definido, El novillo no tenía clase; Durán le dio muchos pases con la derecha. No pasó nada.

Pasada la lluvia, drenada la plaza de forma casi milagrosa, Varea se enfrentó al cuarto, un novillo muy noble sin fuerzas. Ahora dejó entrever que sabe torear, pero el novillo no tenía alma y todo quedó en un proyecto sin final. Abusó del toreo hacia fuera, se lo pasó muy lejos y así es imposible que llegue la emoción.

El quinto cogió en el tercio de varas a Curro Durán. Estuvo colgado de los pitones unos segundos, aunque el mismo capote se metió como escudo y todo quedó en el susto. Durán de Utrera se fue al centro para plantearle batalla a un novillo brusco, que siempre remató al final a las nubes. En cada arrancada el novillo anunciaba más su peligro. Toda una papeleta. El chaval le echó arrestos. A esas horas de nuevo arreció la lluvia, el viento llegó frío y la tarde se hizo pesada.

Nadie esperaba el número final del sexto. Cerca de cuatro horas en la plaza, frío, lluvia, malos novillos y poco toreo. Naufragio total.

ABC

Por Lorena Muñoz. Serna corta una oreja en una novillada eterna

Desde por la mañana había estado lloviendo con fuerza y se temía por la celebración de la novillada en la Maestranza. Cuando llegó la hora del festejo llovía con intermitencia. En media plaza lucía el sol y en la otra media llovía mientras los operarios se afanaban por retirar la lona del ruedo. La primera ovación fue para ellos aunque tuvo que salir una «dumper» ya que el plástico salvador se atascó y no había fuerza humana que lo levantara.

Con treinta y seis minutos de retraso dio comienzo el paseíllo, tiempo que sirvió para que muchos subieran a la grada buscando refugio. Y es que había interés por la presentación con caballos de Rafael Serna que a la postre fue el único que tocó pelo en el deslucido y eterno encierro de Albarreal que lidiaba por primera vez en Sevilla. Fue una tarde desapacible de lluvia que puso a prueba el drenaje del ruedo, a los novilleros y al público, que estuvieron muy por encima de las circunstancias.

Rafael Serna, que venía dispuesto a triunfar, brindó al público al tercero al que le cogió el pulso con la zurda, en naturales largos, de uno en uno, que hicieron sonar la música. Justo en este momento empezó a llover. Serna cambió a la diestra pero tenía más importancia todo lo que hacía a izquierdas así que volvió a gustarse al natural. Llegó la hora de la espada y empezó a diluviar. El sevillano cobró una buena estocada y entre los paraguas asomaron los pañuelos. La petición fue sobre todo sonora así que la presidenta concedió la oreja.

El sexto fue devuelto por inválido de nuevo ante al diluvio. Salieron los cabestros y tras veinticinco minutos hasta un picador para que Serna pudiera entrar a matar. A esas alturas era heróico seguir en la plaza. Bajo el aguacero salió un sobrero de Cayetano Muñoz con el que porfió el sevillano en la muleta. Le dio tiempo entre series e intercaló muletazos enganchados con otros limpios. Falló con la espada pero tras más de tres horas y media, la historia del festejo ya estaba escrita.

Abrió plaza Varea con un primer novillo justo de presentación que echó las manos por delante en el capote y se quedó corto en el quite de Durán. En la muleta no acabó de entregarse en una embestida informal, sosa e incómoda. Saludó una faena voluntariosa. El castellonense, que toma la alternativa el 15 de mayo en Nimes, brindó el cuarto pero poco pudo hacer. Se metió entre los pitones donde robó algunos muletazos de mérito que el poco público que quedaba ya en el tendido valoró.

Curro Durán aguantó en chiqueros la salida del segundo que se llevó el capote en la larga de rodillas. Brindó el novillo, que esperó en banderillas e hizo lo mismo en el tercio final. Se lo pensaba para tomar el engaño y cuando lo hacía iba a media altura, a su aire y con mal estilo. Pitos en el arrastre y ovación para el utrerano que estuvo dispuesto siempre. El quinto se le coló de forma fea y le dio una voltereta cuando lo sacaba del caballo. Se frenó en la muleta llevó la cara por las nubes, cabeceó y miró con peligro a un Durán que tragó lo indecible en los medios. Los aceros silenciaron su entrega.

Toromedia

Rafa Serna corta la única oreja de la tarde

El festejo comenzó con retraso al prolongarse la tarea de recoger la lona que protege el ruedo. Esto y la lluvia fueron las incidencias de una tarde en la que lo más positivo fue el triunfo de Rafa Serna en el primero de su lote.

Varea no pudo lucirse con el capote en el novillo que abrió plaza, muy molestado por el viento. La faena la comenzó doblándose con el novillo, que se quedó corto en la primera serie. Insistió con la derecha sufriendo un desarme. Probó con la zurda pero el novillo era más áspero por ahí, volviendo a la derecha para ligar una serie de mérito. Apuró con oficio al de Albarreal y mató de estocada tendida. Ovación. Varea se enfrentó al cuarto después de un fuerte aguacero que dejó el ruedo encharcado. El de Albarreal fue muy parado y limitó la labor del torero que, ante la falta de colaboración de su enemigo, se pegó un serio arrimón que tuvo el reconocimiento del público. Mató de estocada y fue ovacionado por su entrega.

Curro Durán se fue a portagayola en el segundo, resultando desarmado tras esperar largos minutos a que saliera el novillo. Después toreó a la verónica con entrega. Serna entró en quites y toreó muy ajustado por chicuelinas. En la muleta el novillo resultó reservón y complicado, lo que obligó a Durán a tirar de oficio en una labor de mérito pero de escasa brillantez por la condición del enemigo. Estuvo voluntarioso y decidido. Ovación.

Duran protagonizó el momento más angustioso de la tarde al ser cogido por el segundo de su lote, que lo tuvo largos segundos colgado del pitón, sin que por fortuna resultara herido. El novillo llegó a la muleta rebrincado y defendiéndose por falta de fuerza. Curro lo intentó con entrega a pesar de la complicación del novillo en una labor arriesgada y meritoria. Falló con la espada bajo un auténtico diluvio.

Serna brindó al público el novillo de su debut con los del castoreño en Sevilla. Planteó la faena en el tercio y el novillo embistió algo descompuesto por los dos pitones, aunque por el izquierdo logró templarlo más y dio los mejores muletazos de su labor. En la segunda tanda por ese lado hizo sonar la música y siguió dejando detalles de calidad mientras apretaba la lluvia. Mató de estocada y le pidieron con fuerza la oreja a pesar de los paraguas. La presidenta la concedió.

El sexto salió parado y fue devuelto a corrales, aunque tuvo que ser estoqueado por Rafa Serna al no querer el animal volver a chiqueros. En esto se perdieron casi 20 minutos. Salió el sobrero de Cayetano Muñoz y Serna logró los mejores momentos de su actuación con la derecha, logrando ligar algunas series. Cuando lo intentó con la zurda el novillo estaba más parado. Siguió insistiendo hasta apurar las embestidas y pinchó, sin poder redondear el triunfo alcanzado en el primero de su lote.


©Imagen: Rafaael Serna luce trofeo en su debit en la Real Maestrannza / Juan Flores (ABC).

Sevilla Temporada 2016.

08_mayo_16_sevilla.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:17 (editor externo)