Herramientas de usuario

Herramientas del sitio


25_septiembre_21_sevilla

REAL MAESTRANZA DE SEVILLA

Feria Extraordinaria de San Miguel

Sábado 25 de septiembre

Corrida de toros

Ficha técnica del festejo

Ganadería: Toros de Garcigrande y Domingo Hernández (correctamente presentados, con diferente juego, descastados en general; el 1º fue devuelto por debilidad manifiesta; aplaudidos 2º, 5º y 6º).

Diestros:

El Juli: Estocada entera (saludos desde el tercio); dos pinchazos, media estocada, dos descabellos (palmas).

Miguel Ángel Perera: Estocada caída y tendida (saludos desde el tercio); estocada de premio (oreja).

Andrés Roca Rey: Estocada en su sitio (aplausos); estocada recibiendo (oreja).

Banderilleros que saludaron: Antonio Chacón y José Gómez “El Pilo” en el 4º; Javier Ambel en el 5º.

Presidente: José Luque Teruel.

Tiempo: soleado, caluroso al principio.

Entrada: lleno de no hay billetes.

Imágenes

Video resumen del festejo, AQUí.

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver Las ganas de Perera y el valor de Roca

Llegó la de Garcigrande, de la mano de El Juli como siempre, y pasó a la espera de otra. El quinto fue un toro extraordinario, con fijeza, movilidad y embestida boyante, no tontuna como otros del encierro. No se le pidió la vuelta, pero podía habérsele concedido. Era de dos orejas aunque Perera, muy dispuesto toda la tarde, queriendo reivindicarse en la Maestranza, sólo le cortó una. Y Roca Rey, que asusta al miedo con sus arrimones le arrancó otra al cierrraplaza. También sirvió el primero de Juli, sobrero por cierto, y el madrileño debió de apretar algo más para cortar oreja, no fue suficiente la petición. Y, sobre todo, no matar de esa manera tan vergonzante -que a él no le da vergüenza por mucho que se le diga- yéndose de la cara sin pudor con el saltito por el lado que han dado en llamar el “julipié”. El otro fue imposible, pero la sensación es que se fue cabreado. En fin, que en corrida de figuras hubo toros que sirvieron y Perera mejoró su imagen en Sevilla y de esta temporada y Roca Rey, a falta de otra cosa, nos “los” puso en la garganta.

Lo mejor, lo peor

Por Antonio de los Reyes

Lo mejor. El espectacular inicio de faena de Miguel Ángel Perera al 5º de la tarde. El extremeño se clavó en el albero de rodillas para pegarle dos pases cambiados por la espalda muy ajustados y seguido llevarlo muy cosido en la muleta haciendo el toreo redondo y terminar con un espectacular pase de pecho.

Lo peor. Una tarde más se volvieron a ver toros descastados, inválidos sin suficiente juego en un escenario donde el papel se acabó vendiendo y muchos acabaron desesperados sin ver toro y un triunfo rotundo.

Crónicas de la prensa

Por Patricia Navarro. La Razón. Trofeos de atracón de Roca y Perera con toros de triunfo grande

Fue el segundo uno de esos toros que se rajó, pero de qué manera. El de Garcigrande tomó la muleta hasta el final con entrega, si primero lo hizo en el centro del ruedo después lo haría de las rayas para dentro. Miguel Ángel Perera lo brindó, o lo que es lo mismo, lo vio. Y estuvo entregado con él, y después inteligente. Cuajó a su estilo los primeros compases de faena maciza cuando el toro trepaba por la muleta del extremeño con rotundidad y cuando se rajó supo aprovechar las querencias para que el toro siguiera persiguiendo la muleta como un loco. Una delicia. La espada fue abajo.

El quinto fue toro de Sevilla. A la séptima fue la vencida ¡Todo llega! Muy despacito lo toreó Perera a la verónica llevándoselo casi hasta los medios. Javier Ambel expuso una barbaridad con él y se desmonteró. Obvio. Perera formó un lío gordo en el comienzo de faena. A sus tradicionales pases cambiados por la espalda le sumó hacerlo de rodillas, así que aquello fue un tsunami que salió bien, como la tanda de derechazos, también con las rodillas sobre el albero. Con la inercia del toro la faena funcionó, pero cuando se paró y había que sacárselo, no encontró esa rotundidad de cuajar al toro, que fue muy bueno, con los vuelos y llevarlo. La estocada recuperó la ilusión de la gente. Y el trofeo.

Otro más se llevó Roca Rey del sexto. Toro bueno, también. No fue una oreja de cuajar al toro de principio a fin, por el toreo fundamental, de encontrarle el fondo al toro y construir juntos. La primera parte de la faena fue más de búsqueda que de encuentro, pero la mecha, esa que es corta pero efectiva, la logró por los caminos de la invasión del toro, que son explosivos, imponentes y conquistan premios. También en Sevilla, aunque si echáramos la vista atrás, a la media vuelta de la faena sobresalieran las tibiezas. El final titán y la estocada le avalaron el premio.

La tarde había comenzado mal con un toro que, a las claras tenía que volver a corrales y costó que sacara el pañuelo verde, pero lo hizo el presidente. El bis fue toro bueno, quiso muleta, por abajo y hasta el final. El Juli se meció con el capote, ¿contagiado por lo que había pasado en este mismo ruedo el día anterior? Qué aroma…

Y con la muleta construyó una faena muy conectada con el público y con más fondo en los comienzos y finales que en el grueso de la faena. Se le pidió un trofeo, pero no fue. Antonio Chacón se dejó llegar al toro una barbaridad y los pares del cuarto, junto con El Pilo, fueron explosivos. Lo mejor de la faena de El Juli que poco pudo hacer con el toro, en esta ocasión venido abajo.

También repitió en la muleta el tercero, que le tocó a Roca. Quiso el peruano, pero hace todo tan en línea que es difícil que pellizque el corazón y encontrar un olé más allá de las palmas. Navega en aguas poco profundas. Si además de pegarse esos arrimones de infarto, los cuajara antes, acababa con el cuadro.

Por Álvaro Rodríguez del Moral. El Correo de Andalucía. Tres toros y dos orejas

A pesar de la escasa química del cartel se colocó el ansiado cartelito de ‘no hay billetes’. Se había colmado ese 60% del aforo que tanto inquieta al empresario gracias –seguramente- al indudable tirón que sigue ofreciendo Roca Rey y a la inercia del fin de semana. Sólo hay que darse una vuelta por Sevilla para comprobar que la ciudad es una auténtica fiesta en la que todo el mundo quiere dejar atrás el bichito. Todo está desbordado haciéndonos olvidar que la sombra del covid, a pesar de los incuestionables avances, sigue acechando por las esquinas. Pero hay que vivir, qué puñetas…

Con la plaza llena y ese extraño ambiente que se vive en estos atípicos días de toros –fiesta sin fiesta- fueron saliendo uno a uno los seis pupilos de Garcigrande en una escalera de presentación que no ha sido nueva en el ciclo. Hubo animales imponentes –el sobrero que hizo primero- junto a ejemplares un punto anovillados como el tercero, que quedó más que justito para la plaza de la Maestranza. Pero otra cosa es lo que llevaban dentro: podemos dividir la corrida por la mitad en función de las posibilidades de los astados. Los mejores fueron ese reserva que saltó en primer lugar –le tocó a El Juli- junto al lote sorteado por Perera, conformado por un segundo un punto bronco pero de gran transmisión y un quinto de gran fondo y mejor principio que final. Enfrente, en el lado oscuro de la fuerza, un tercero rebrincado y molesto; un cuarto soso y pajuno y un sexto más espeso y mansurrón pero que, ésa es la verdad, también ofreció posibilidades. ¿Se podía haber conseguido mayor rendimiento de la corrida? Después de hacer la lectura del juego del ganado se podría argumentar que sí pero el filo de las espadas unas veces y los errores de planteamiento en otras acabaron reduciendo el marcador a los trofeos que pasearon Perera y Roca Rey.

La cosa no había comenzado con buen pie. La invalidez y descoordinación del primero de la tarde hicieron inevitable su devolución con el segundo tercio en marcha. El sustituto, de imponente presencia, iba a meter la cara mucho y bien en el capote de El Juli, en el peto del caballo y en la brega de los de plata. Fue una faena un punto inconexa, algo desordenada, en la que no faltaron muletazos excelentes con la panza de la muleta arrastrando por el suelo. Pero a su labor le faltó unidad, planteamiento, nudo, desenlace… Una fea estocada trasera terminó de estropear el asunto. El veteranísimo maestro madrileño se iba a encontrar con un cuarto soso, distraído y casi ausente con el que se reveló el gran momento de Antonio Chacón, que cuajó un par antológico. El bicho tomaba la muleta con embestida cansina y pajuna, sin decir nada de nada. Fue el lunar más negro.

Seguía en orden de antigüedad Miguel Ángel Perera, que mostró un buen nivel global con el capote toda la tarde. Recibió al segundo a pies juntos y abrochó con buenas medias. El animal hizo alguna cosa fea enseñando su fondo manso. Pero esa bronquedad, que mantuvo en banderillas, fue aprovechada por el diestro extremeño en la primera fase –la más intensa- de su faena. Hubo una tanda trepidante, muy atracado de toro, que cosió a un largo cambio por la espalda. Por el pitón izquierdo cantó la gallina después de cruzar las rayas y buscar los adentros. Después de cambiar de mano logró exprimir sus últimas embestidas pero el horrendo espadazo escamoteó la posibilidad de llenar la talega.

Tuvo que ser con el quinto, un toro al que toreó de capote –completamente transfigurado- en un ramillete de exquisitas verónicas dichas hasta los medios. Ese mimo capotero se mantuvo en las cordobinas del quite mientras se le perdonaba el segundo puyazo. Ambel se la jugó en el tercer par y Perera, una vez más, brindó a la parroquia. La faena comenzó de forma explosiva, con el matador pasándose al toro por la espada e hincado de rodillas en los medios. Sin levantarse siguió toreando por redondos antes de ponerse de pie y cuajar dos intensas tandas diestras cerradas con enormes pases de pecho. El bicho se derrumbó y bajo el ritmo de la faena. ¿Había para más? El animal no había mantenido el brío final pero Perera amarró el trofeo con la espada. Lo paseó feliz y contento.

Otra oreja iba a cortar Roca Rey –evidente e indiscutible imán del festejo- a un sexto remiso y de espesa embestida que brindó a Rocío de la Cámara. Fue una faena de exposición, poder y demostración de primacía. Hubo más actitud que resultados pero la gente entró de lleno en esa labor, siempre metido entre los pitones, siempre reunido con el animal, en la que no faltó el arrimón final y los ochos, enroscado completamente de toro. Tenía la oreja en la mano pero había que remachar como fuera. Se atracó de toro con la espada y paseó el trofeo mientras se echaba la noche en El Arenal. Con el tercero no había terminado de estar a gusto. Fue un toro justito que esperó en banderillas. Roca apuró las embestidas, que resultaron rebrincadas y molestas. También le ganó la mano por el izquierdo y lo mató de una buena estocada. Le queda otra en el penúltimo cartel estrella. La empresa se apuntará otro ‘no hay billetes’.

Por Luis Carlos Peris. Diario de Sevilla. La tarde era del tercer hombre

Corrida de expectación en plena resaca de la mágica tarde anterior y con el recital de Juan Ortega con el capote ya en el apartado de hechos inolvidables. Llegaba la apetecida corrida que Justo Hernández lidia con el nombre de Garcigrande, esa divisa que, temporada tras temporada, suele pedir El Juli. Era, además, un duelo de titanes, dos toreros que mandan en el toreo y que no suelen dejarse nada atrás. El Juli y ese gallo andino que atiende por Andrés Roca Rey y que,con alma de tejón, no se deja ganar la pelea por nadie. Como tercer hombre, un extremeño de toreo seco y rotundo que suele triunfar en todas partes y que estuvo en un tris de convertirse en triunfador único de la corrida.

La decepción de los toros de Garcigrande empezó pronto, no más abrirse el portón de los sustos. Blandea de salida y ya picado, en banderillas, se derrumba y sale el pañuelo verde. Premonición nefasta y era el primero de los muchos cinqueños que había en los corrales. El toro que lo sustituye se llama Bonito, pero no hace honor a su nombre. El Juli, que es un especialista en esta ganadería, y en casi todas, lo recibe con mucho lucimiento capotero, destacando una media verónica soberana. Lo enseña a embestir y se acopla en una faena en la que aprovecha la buena condición del pitón derecho. Lo mata de estocada fulminante en ese su estilo de pasar antes de clavar y esa pudo ser la causa de que la plaza no se entregara en la petición de oreja.

En el cuarto hizo lo que pudo y como el que da lo que tiene no está obligado a más, pues nada puede exigírsele. El toro era una acémila que no llevaba ni una gota de bravura en su sangre. El Juli lo intentó todo, pero pronto se dio cuenta de que no daba agua ese pozo. Fue por la espada y tardó en despenarlo más de lo habitual en él. La Maestranza, una de sus plazas, guardó un espeso silencio y el comentario era el de cómo sería el de Garcigrande para que El Juli no dialogara con él.

Miguel Ángel Perera estuvo rozando la Puerta del Príncipe desde que salió. Desde su recibo con lances a pies juntos hasta que el quinto rodó, el extremeño estuvo a pique de un repique. Brindó los dos toros a la plaza, señal inequívoca, aunque extraña, de que iba a por todas. Sometiendo mucho al toro y alargando el muletazo, Perera fue adueñándose de la situación, llegando al clímax en esos circulares en que él nunca deja de ser el centro del dibujo. Se le fue la mano al matar, la espada cayó más de la cuenta y se le esfumó la oreja. En el quinto recitó una versión corregida y aumentada con el inicio fantástico de unas verónicas formidables para seguir con chicuelinas y tijerillas espectaculares. Tras su nuevo brindis, Perera en estado puro , desde el toreo en redondo de rodillas hasta los muletazos largos y rotundos. Esta vez mató de una estocada en todo lo alto para ganar la oreja que iba buscando desde el principio.

Roca Rey se topó en primer lugar con un toro soso y con poca fuerza ante el que apenas pudo darle un pase. Y eso que había conectado pronto con el tendido, pero no había nada que hacer y como cuando uno no quiere, dos no pelean… Pero raro es que Roca se vaya de la plaza con el esportón vacío. Le brindó a Rocío de la Cámara y, aunque el toro no humilla, surge pronto el diálogo para que el éxito llegue. Final con ese ojedismo que tan alto lo tiene, estoconazo al encuentro, una oreja y revalidado su cartel en Sevilla. La tarde iba de lleno para el tercer hombre, pero estando por medio Andrés Roca Rey…

Por Toromedia. Perera y Roca Rey cortan una oreja cada uno en la séptima de abono

El primero de la tarde fue devuelto por falta de fuerza. Salió el sobrero y El Juli toreó bien a la verónica ganando terreno. En el quite estuvo templado a la verónica y con la muleta se acopló inmediatamente con el de Garcigrande. Comenzó con doblones y buenos derechazos y a continuación dejó la muleta siempre en la cara para ligar. Después de la primera serie al natural sonó la música y siguió por ese lado una serie más. Volvió a la derecha para agotar las últimas embestidas, pero ya la faena había bajado en intensidad.

El cuarto salió manseando y Juli tuvo que ir a buscarlo para capotearlo cerca de chiqueros. Hizo un quite por chicuelinas rematado con dos medidas. En la muleta se encontró con un toro de nula transmisión al que intentó encelar sin resultado. Ante esto procedía entrar a matar, lo que logró al tercer intento.

Miguel Ángel Perera recibió al segundo con buenos lances bajando las manos, intentando recoger a un toro que tendía a irse suelto. Siguió el de Garcigrande mostrando su mansedumbre en banderillas. Perera lo brindó al público y el toro también salió suelto de los primeros muletazos. En los medios fue recogiendo y haciendo su embestida, toreando con temple por el lado derecho y dejando siempre en la muleta en la cara. Así calentó el ambiente. Cuando cogió la zurda el toro acusó más la mansedumbre y buscó tablas. Pero Perera no se dio por vencido y remató bien su faena. La pena es que se le fue la estocada baja y enturbió su labor.

Al segundo de su lote, Perera lo toreó despacio con el capote, dejando buenos lances y buena media. El toro fue medido en el caballo y el extremeño se lució en un variado quite que comenzó por chicuelinas y se convirtió en un galleo para dejar al toro en el segundo puyazo. Comenzó la faena de rodillas en los medios para dar dos pases cambiados y torear en redondo con ligazón y temple. Ya de pie dio dos series ligadas y redondas. Bajó algo la intensidad al natural y la faena tuvo un corte al perder la verticalidad el de Garcigrande. A partir de ahí, todo tuvo menor intensidad al acusar el toro el esfuerzo. Mató de estocada y le fue concedida una oreja.

El tercero embistió muy desordenado al capote de Roca Rey, sin que este pudiera lucirse. El toro fue protestado por su flojedad, pero Roca Rey lo sacó a los medios y empezó a ligar con la mano derecha. Fueron dos series de mérito llevando sometido a su enemigo. Muy por encima Roca Rey de su oponente, un toro que por el lado izquierdo fue más remiso a embestir. El peruano tragó más por ahí en una labor de superioridad que remató de estocada. Ovación.

Roca Rey trató con suavidad al sexto con el capote. También dosificaron el castigo en varas y en la muleta el peruano ligó en los medios con autoridad a pesar de que el animal embestía a media altura. Por el izquierdo empezó a protestar el toro y se vino abajo, limitando la labor de Roca Rey. Muy avanzada la faena, ligó un circular invertido y la gente reaccionó. Se quedó en ese terreno para completar un arrimón en toda regla. Mató de estocada contraria y hubo petición y concesión de oreja.

Fotografías: Arjona/Toromedia.

25_septiembre_21_sevilla.txt · Última modificación: 2021/10/04 00:30 por paco