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Plaza de Toros de Bilbao

Domingo, 26 de agosto de 2018

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Miura 1º, a la defensiva; 2º se deja poco en la muleta; 3º, con movilidad; 4º, sin humillar; 5º, sobrero de Salvador Domecq, de buen juego; y 6º, como sobrero, dificultoso.

Diestros:

Octavio Chacón: de celeste y oro. Buena estocada (saludos). En el cuarto, buena estocada (oreja). En el sexto, pinchazo y estocada (ovación de despedida).

Pepe Moral: de grana y oro. Estocada (saludos). En el quinto, dos pinchazos y estocada (vuelta al ruedo).

Juan Leal: de grana y oro. Estocada (oreja). Pasa a la enfermería con una cornada menos grave en el tercio medio del muslo derecho, con dos trayectorias.

Entrada: media entrada

Galería de fotos: http://www.bilbao.choperatoros.com/corrida/de-bilbao-2018-9a-de-las-generales/

Vídeo: http://vdmedia_1.plus.es/topdigitalplus/multimedia/20188/26/20180826213418_1535312151_video_2096.mp4

Crónicas de la prensa:

ABC

Por Andrés Amorós. Oreja a Chacón y Leal con miuras de otra época en Bilbao

Brilla el sol en Bilbao, pasó la grisura, la afición ha recuperado el optimismo. Los éxitos de Roca Rey y Urdiales han sido mano de santo. La Feria –me comenta Gonzalo Guadalupe, asesor del presidente– ya tiene un argumento que contar y temas para polemizar: como debe ser. Por la mañana, el apartado de los toros, siempre una preciosa ceremonia, atrae de modo especial, por ver a los Miuras. No defraudan: toros altos, largos «como un día sin pan», de capas vistosas; no parecen gordos pero pesan cerca de seiscientos kilos. Verlos encampanarse, atentos a cualquier mínimo movimiento, y pegar pitonazos a las paredes es ya un espectáculo.

Aplaudo que se haya contratado a Octavio Chacón, la gran revelación en Las Ventas. Abre plaza un precioso cárdeno claro, que levanta una ovación: se le queda debajo, en el capote; en la muleta, es reservón, protesta, muge, embiste rebrincado. Con gran oficio, Octavio le saca muletazos de mérito, llevándolo muy tapado: una faena de torero antiguo. (Decía Juan Belmonte: «A estos toros, no cabe hacerles faena vistosa». Tenía razón, claro). Mata bien y recibe una gran ovación. El cuarto, castaño, es un «galán» de 630 kilos. Con muchos recursos, Chacón le saca chicuelinas, sin hacer la estatua, buscándole las vueltas. Embiste a la muleta con la cara por las nubes. Un amigo recuerda la frase clásica: «Esto es la guerra». Y Octavio muestra los arrestos y la técnica de un lidiador de otra época, que arriesga pero sabe muy bien lo que hace y lo mata con gran habilidad. Rueda el toro en una hermosa estampa añeja: merecida oreja. (Acierta el presidente). Si yo usara sombrero, se lo tiraría, en la vuelta al ruedo. El sexto, sobrero de Miura, un «pavo», de 641 kilos, corta en banderillas, siembra el pánico, pega gañafones: «una prenda», dice mi amigo. Chacón no pierde los papeles, algo que, con este toro, ya tiene mérito.

Pepe Moral torea con elegancia pero también está abriéndose camino con los encierros duros. Recibe al segundo con larga cambiada y buenas verónicas. Va bien al caballo, se luce Carbonell. El toro se queda corto; por la izquierda, no admite ni uno; muy pronto, desarrolla sentido. (Decía Corrochano: «Estos son los únicos toros que saben latín»). Moral está muy digno, sin salirse de su línea clásica y lo mata pronto. También flaquea y es devuelto el quinto. El sobrero burraco de Salvador Domecq es otro tipo de toro, le deja dibujar suaves lances. En el centro, liga pases cambiados y muletazos estéticos (que el Miura no hubiera permitido); destacan los naturales de trazo clásico. En su buen corte se advierte la huella del gran Manolo Cortés. Como otras veces, pierde el trofeo por la espada.

Una temeridad

Es justo que repita el joven francés Juan Leal: el año pasado, se la jugó de verdad con los Miuras. (Esta mañana, ha acudido a verlos enchiquerar: un caso raro). Su toreo de cercanías está influido por Paco Ojeda. El tercero asoma la cabeza por encima del burladero de matadores pero blandea y lo cambian; corre turno. Muy bien, con los palos, Marc Leal y Manolo de los Reyes. Lo llama desde el centro, de rodillas: eso, con un Miura, sin estar fijado ni dominado, tiene mucho mérito pero es una temeridad: al cuarto muletazo, llega el revolcón, sale con el chaleco hecho jirones. Le saca algunos naturales estimables y también pasa varios sustos. Su evidente valor levanta ovaciones pero un Miura necesita otra lidia. Deja una estocada a toma y daca, Chacón le hace un torniquete en el muslo derecho y recoge la oreja, antes de pasar a la enfermería, haciendo gestos de que volverá. Se lo impide la cornada, menos grave, en el muslo derecho.

Con Miuras de otra época, duros y difíciles, la labor de los diestros tiene gran mérito. Destaco la lidia clásica de Octavio Chacón, un diestro en sazón.

Con esta corrida, concluye la Feria y también un sistema de gestión. Deseo que se encuentre una fórmula razonable para que no decaiga el prestigio de Bilbao, bastión taurino del Norte de España.

La Razón

Por Patricia Navarro. Épica, honor y toreo

Era una locura. Esperar al toro de rodillas en el centro del ruedo con la muleta, con lo que había hecho hasta entonces, apretaba el estómago por la inmolación. Y ocurrió. Que al tercer muletazo cogió a Juan Leal y le quitó el chaleco. Qué cosas. Qué manera en plena virulencia del pitón envenenado en el cuerpo del torero señalarle en el pecho. Juan se jugó los muslos y la vida plenamente convencido de ello, era corta la arrancada del Miura y violenta. Un Miura bis, porque el titular había vuelto a los corrales. Abrumó el valor del torero francés que se tiró detrás de la espada con una verdad tan tremebunda que en la rectitud de la suerte el toro le metió el pitón a la altura de la rodilla. El trofeo que cortó no tuvo fisuras, como su entrega, su parsimonia, su entereza frente a las muchas dificultades que implicaba torear ese miura en la plaza de Bilbao. De camino a la enfermería paseó la oreja. De las que pesan.

Ni uno tuvo el toro por el izquierdo. El primero. Otra cosa fue el animal por el derecho, y de hecho, si hubiera tenido más fuerza la inercia le hubiera permitido abandonar más el cuerpo del torero, pero por la falta de fuerza hacía que se defendiera y acabara la embestida liviana, más bien corta. Ya lo hizo pronto, tanto como a la salida, cuando Octavio le plantó cara de capa. Y buena voluntad en la muleta, en busca de esos resortes que le dieran con las teclas adecuadas. Valor de bueno requirió para plantarle cara al cuarto, peligroso, orientado y derrotando siempre por las nubes. Firme y sincero se mostró Chacón. Mucho era. Y mató en la rectitud más absoluta para lograr un trofeo. Un trago el sexto, que mató por Juan Leal. Al pecho y sin pasar. Era imposible ver al toro por ningún lado y resolvió con oficio.

Una larga cambiada de rodillas le birló Pepe Moral de salida al segundo. Como si nada. Como si todo. Y lo que no sabía Pepe es que fue casi lo único que le dejó robarle. Se puso complicado el toro después, de corta arrancada y muy listo, además, si las cuestiones se trataban al natural. No hubo manera. Poder imprimió al trasteo Moral y habilidad para meter la espada. Ya era mucho. Le esperaba un sobrero de Salvador Domecq que se ha pasado media feria en los corrales y que dentro de tres meses no podría ser lidiado en las plazas al cumplirse los seis años. No tenía buenas papeletas sobre el papel. Embistió el toro, con buena condición y profundo viaje y le dejó a Moral expresar su toreo, sobre toro al natural. Fue contra todo pronóstico, un regalo, y más en la tarde de miuras, una miurada que quedó coja por las devoluciones y complicada. En el bote se metió Pepe al público bilbaíno, fue mejorando la faena según se deshizo el torero de la tensión y se encontró con la suavidad de los trastos y los cites. La cruz fue una espada que no hacía justicia. Y menos a este tipo de toreros que dejan mucho atrás. No había sido fácil la tarde. La de la épica, el honor y el toreo.

26_agosto_18_bilbao.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:23 (editor externo)