Herramientas de usuario

Herramientas del sitio


3_mayo_17_sevilla

Real Maestranza de Sevilla

Miercoles, 3 de mayo de 2017

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Jandilla y VegaHermosa bien presentados, mansos, blandos pero de buena condición. Encastados primero y segundo, mejor el quinto.

Diestros:

Juan José Padilla: de azul marino y oro. Estocada pasada y descabello (leve petición y vuelta). En el cuarto, estocada trasera (petición y vuelta).

El Fandi: de azul marino y oro. Estocada (palmas); estocada (petición y vuelta).

Manuel Escribano: de azul pavo y oro. Estocada atravesada (silencio). En el sexto, estocada honda (saludos).

Incidencias: Parte médico de David Fandila, El fandi al terminar la lidia del 5º de la tarde: Herida por asta de toro en tercio inferior, cara anterior de muslo derecho que lesiona musculatura del cuadriceps en una extensión de seis centímetros, se práctica limpieza de herida y sutura de la misma.

Presidente: Ana Isabel Moreno

Asistente artístico: Antonio Martínez “Finito de Triana”.

Tiempo: soleado, temperatura agradable.

Entrada: tres cuartos de entrada

Video: http://vdmedia_1.plus.es/topdigitalplus//20175/3/20170503214238_1493840607_video_2096.mp4

Galería fotográfica:

Crónicas de la prensa:

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver Buen encierro para dos mediáticos

Otro día de farolillos con los tendidos 10 y 12 vacíos. Y hoy no era de figuras sino más bien mediática. O sea que lo que funciona no me lo toques, creo que la mediática vuelve al sábado el año que viene. Bien presentada la de Jandilla, de la que embistieron, al menos, cuatro, con más o menos clase y bravura. Padilla hizo lo suyo, lo que sabe y lo que puede. Es cierto que su toreo está reñido con la estética, pero es lo que hay. Este año no estaba en la presidencia el que le otorgó tres trofeos por dos faenas similares y se fue sin más premio que sendas vueltas al ruedo. El Fandi estuvo por debajo en el primero y muy valiente en el de mejor embestida que lo corneó en el inicio de rodillas. No se fue a la enfermería hasta que dio la vuelta. Debió ganar la oreja, pero en su contra jugaba la que le dieron el año pasado, las tres de Padilla, y las dos negativas al jerezano este año. Escribano, que se apuntó a la mediática para no matar las dos duras un año más, tuvo el peor lote, imposible de articular faena y se fue de vacío. A pesar de todo lo expuesto, bien por la presidenta defendiendo la categoría de la plaza. No como otros.

El País

Por Antonio Lorca. Torear no es salir a pegar pases

El toreo es un sentimiento y para expresarlo hay que poseerlo. El toreo brota del alma y hay que sentirlo muy dentro. El toreo es una expresión íntima; es trazar sueños desde la entrega total y la profundidad; es gusto, dominio, sapiencia, gracia, inspiración, creatividad, magia, poderío, pundonor, arrojo… El toreo es un arte, una de las bellas artes.

Por eso, torear no es salir a pegar pases; torear no es ponerse delante de un toro con pretensiones pintureras e intenciones tremendistas. Eso es otra cosa.

Salió un primer toro de Jandilla, suelto y manso en el caballo, que huyó del torero al primer muletazo. Lo recogió Padilla por bajo y cambió su comportamiento. Con casta y con genio, y no exento de nobleza, embistió y repitió el animal con constancia y calidad. Y al toreo de Padilla le faltó templanza y hondura. Y no dijo nada. Optó, entonces, por un circular y el toreo tosco y bullanguero cuando la embestida pedía a gritos una muleta clásica. Otro circular, una vuelta completa sobre sí mismo, y más circulares, esta vez invertidos. Una labor de baja estopa, puro pegapasismo desordenado y descompuesto. Padilla se dejó ir un toro de oreja.

La misma película se reprodujo en el segundo de la tarde, a manos de El Fandi. Muletazos sin armonía a un toro que embistió con genio y fijeza. Circulares, otra vez, toreo incompetente, muy por debajo de las condiciones de su oponente.

De rodillas, frente a chiqueros, recibió Padilla al cuarto, y hasta cuatro largas cambiadas dio en distintos terrenos. Se lució El Fandi en un quite por zapopinas, y el de Jerez le respondió por faroles. Noble y bondadoso fue este animal, al que Padilla muleteó con más serenidad y gusto, sin encontrar la hondura que el toro exigía. Le pidieron con fuerza la oreja y la presidenta no la concedió porque ni la faena, que careció de clímax, ni la estocada, que resultó caída, fueron merecedoras de premio. La abroncaron, pero hizo bien.

También mejoró El Fandi ante el quinto, otro toro de enorme nobleza que no se cansó de embestir con constancia y escasa movilidad. Bajó la muleta, siguió la estela de la embestida y brotaron pases de categoría por ambas manos. Faltó, quizá, el conjunto, el poso, pero fue un torero radicalmente distinto al del toro anterior. Tampoco la presidenta accedió a conceder la oreja. ¿Hubo mayoría? No quedó claro. Tampoco fue una faena de premio. Y, otra vez, una bronca de aúpa. En el haber del torero apúntese su incansable deseo de agradar con el capote, lucido a veces y siempre acelerado.

Escribano tuvo peor suerte. Recibió a sus dos toros de rodillas en los medios, prueba de su buena intención, pero el primero se mostró parado, soso, muy corto e inservible en la muleta. El sexto humilló en la muleta y acudió al cite con franquía; se sintió torero Escribano por momentos y dibujo largos y sentidos derechazos. Remiso el toro por el lado izquierdo, se apagó pronto y no alcanzó la faena los vuelos que se aventuraban.

No trabajaron las cuadrillas con las banderillas, pues todos los pares los colocaron los jefes de filas. Dieciocho en total y cuesta trabajo encontrar uno que se clavara levantando los brazos en la cara del toro. Vamos, que ninguno de los tres se asomó al balcón, lo que demuestra que la voluntad superó al acierto.

Y que no se olvide: torear no es salir a pegar pases.

El Mundo

Por Vicente Zabala de la Serna. Un atraco, un bravo jandilla y la verdad de El Fandi

En el Día de la Libertad de Prensa, todo se hacía azul sobre el panorama negro: el cielo de Sevilla, los tres vestidos de los matadores y la divisa de Jandilla/Vegahermosa. Juan José Padilla, El Fandi y Manuel Escribano unidos en cartel de banderilleros. Padilla y Escribano compartieron tercio; Fandi no participó en el turno de apertura de tarde. Ya con el hechurado primer jandilla El Ciclón de Jerez reunió el par más destacado al sesgo. Galopó el toro, que siempre marcó una tendencia a irse. Los doblones del principio de faena se antojaron clave para fijarlo. La humillada y franca embestida se encontró con la muleta siempre puesta. Tres tandas en redondo y una intercalada al natural, cuando el toro contó con un tranco más. Como para irse sin hacerlo. Esa veta mansa acabó por imponerse a su buena condición. JJ Padilla agarró un espadazo que, por pasado, necesitó del descabello. Sorprendió la leve petición de oreja. Como la vuelta al ruedo.

El Fandi sí ofreció los palos a sus compañeros. Como una recriminación por haberse quedado fuera la anterior vez. El violín fandilista destacó sobre los cuarteos. Arreó el jandilla de Vegahermosa. Principalmente hacia los adentros y por dentro. Desde su empleo en el capote. Movilidad sin humillar. Ese genio se aflojó cuando Fandi se lo sacó a los medios avanzada la faena. Y entonces el toro no fue nadie.

Manuel Escribano libró a portagayola una larga cambiada de valiente espera. El colorao de Jandilla se hacía más basto. Escribano se hizo con el tercio de banderillas por su par al quiebro que nace desde el estribo. Al toro le faltaba de todo y se quedaba siempre por debajo y protestón en la muleta.

Como cuarto de la tarde, Borja Domecq soltó un hermoso ejemplar, por dentro y por fuera, con el hierro de Vegahermosa. A Caudillo lo saludó Juan José Padilla a portagayola. La larga como preludio de otras tres arrebatadas. Raza en Padilla y calidad en el berreón jandilla. El Ciclón arregló cuitas rehileteras con Fandi, con quien rivalizó también en quites: por zapopinas el granadino y por faroles invertidos el jerezano. De verdad se había visto el toro en el capote de Mambrú. JJ Padilla no se dejó nada en el tintero desde el arranque de faena de rodillas. Caudillo acusó el desgaste de la lidia a últimas de la faena. Su notabilísimo fondo se había dado más a derechas. Otro zambombazo con el acero y la muerte ralentizada desataron la pañolada mayoritaria que la presidenta obvió. En el guirigay de la revuelta contra el palco, la gente se olvidó de Caudillo en el arrastre. Por ley Padilla debió pasear la oreja en su aclamada vuelta al ruedo de desagravio.

El Fandi toreó realmente bien a la verónica al astifinísimo, serio y bravo quinto. Que como Ilusión se anunciaba. Cumplida la parte espectacular de las banderillas, Fandi cuajó la que probablemente sea su faena más importante en Sevilla. Por la despaciosidad con que redujo la encastada embestida de Ilusión. Y todo con el muslo abierto desde el momento en que se venció el jandilla en el cite de hinojos y en largo. En largo el toro traía la jiribilla encendida. La jiribilla de la casta. Fandi acinturado, encajado y roto, vaciaba la profundidad de Ilusión con la muleta a rastras. Entregado al máximo el tipo. Muy de verdad Fandila por cuanto había también de verdad en el toro. Quiso matar en la suerte de recibir. El espadazo al encuentro se desprendió levemente por una paradiña del jandilla. El trofeo se hacía incontestable. Pero la presidenta Anabel Moreno no se sabe qué estimó para negarla. Nueva y especialmente injusta la señora Moreno. El paseo glorioso del anillo de El Fandi no compensó el atraco.

Manuel Escribano se fue a portagayola, banderilleó en solitario y se acabó estrellando con un sexto que apuntó cosas como la humillación, tardeó y se paró antes de hora. Mereció otro final la corrida de Jandilla. En cierto modo también vilipendiada por el palco.

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. El palco niega a Padilla y El Fandi sendos trofeos

Con un público distinto al de otras tardes -muchos espectadores acudían porque en el festejo se anunciaban tres espadas-banderilleros: Padilla, El Fandi y Escribano-, la décima de abono en la plaza de Sevilla resultó entretenida y tuvo a la presidenta del espectáculo, Anabel Moreno, como protagonista al negar sendos trofeos a Padilla y El Fandi, pedidos mayoritariamente -a ojo de buen cubero, sin haber podido contar todos los pañuelos- en el cuarto y quinto toros, respectivamente, escuchando una bronca, gritos de ¡Fuera, fuera! e improperios que, por los decibelios, debieron escucharse hasta en Triana.

En el balance, con más de media entrada, se lidiaron cuatro toros de Jandilla y dos de Vegahermosa (segundo y cuarto), en conjunto serios y de juego variado; destacando el noble cuarto y el bravo quinto. Juan José Padilla, vuelta al ruedo tras leve petición y vuelta al ruedo tras petición mayoritaria; El Fandi, algunas palmas y vuelta al ruedo tras petición mayoritaria de oreja; Manuel Escribano, silencio y palmas de despedida. El Fandi fue atendido en la enfermería de “Herida por asta de toro en tercio inferior, cara anterior de muslo derecho que lesiona musculatura del cuádriceps en una extensión de seis centímetros. Se practica limpieza de herida, hemostasia y sutura de la misma. Pronóstico: Menos grave, que le impide continuar la lidia. Firmado: Dr. Octavio Mulet Zayas”.

Ante todo, hay que dejar claro las ganas de los tres diestros, que se entregaron al máximo con sus armas. En banderillas, Padilla comenzó invitando únicamente a Escribano en el primer toro. Lo mejor, un par del jerezano por los adentros. El Fandi, sin embargo, invitó a sus dos compañeros y escuchó la mayor ovación con un par al violín. En el tercero fue Escribano quien por los adentros, tras citar sentado en el estribo, se llevó el gato al agua. Y El Fandi, portentoso físicamente, impresionó con dos pares en la suerte de la moviola, en el cuarto y quinto acto. En el sexto, Escribano prendió un arriesgado par por los adentros, tras un quiebro.

El Fandi, que fue herido por el bravo y serio quinto, dejó una buena imagen en el ruedo maestrante ante un toro bien hecho y astifino. El granadino toreó muy bien a la verónica. En el comienzo de la faena, de rodillas, recibió un pitonazo en el tercio inferior del muslo derecho. Cojeando, continuó la lidia. Aguantó una colada escalofriante. Tras una tanda con la diestra, marcada por la ligazón, arrancó la música. El torero también logró algunos naturales sueltos de calidad y se adornó con un pase del desprecio. Cerró con unos bellos doblones. Y mató de una estocada al encuentro, que cayó baja.

Ante el segundo, un castaño, cornidelantero, al que había recibido con dos largas cambiadas de rodillas junto a tablas, El Fandi quitó por navarras. En las afueras, concretó un trasteo que se fue diluyendo poco a poco.

Padilla, muy batallador toda la tarde, como es su costumbre, recibió de manera explosiva al cuarto, un colorao astifino, mugidor, que resultó muy noble. Tras una larga a portagayola se jugó el pellejo en otras tres largas de hinojos cerca de toriles. El Fandi se marcó unas lopecinas en su quite y Padilla respondió por faroles. El jerezano comenzó su trasteo de rodillas y concretó una faena desigual, con algunos muletazos largos con la diestra. La estocada entera desprendida, al primer envite, fue decisiva para la petición de oreja.

Padilla había fijado al huido primero con unos doblones superiores. En las afueras, acompañado por un pasodoble, logró dos series con la diestra y otra con la izquierda marcadas por la ligazón. Pero en una segunda parte del trasteo, faltó reposo. El público estaba con él, pero precisó de un descabello tras una estocada.

Manuel Escribano se enfrentó al peor lote. Al tercero lo recibió con una larga cambiada de rodillas frente a toriles. Con la franela estuvo voluntarioso ante un astado reservón y sin recorrido. Al que cerró plaza lo saludó con otra larga. Escribano, en los medios, con temple, únicamente puso extraer una tanda con la diestra porque el toro se rajó. El trasteo, con muletazos, de uno en uno, no alcanzó altura.

La Razón

Por Patricia Navarro. Temple de el Fandi con un gran Jandilla

A portagayola se fue de nuevo Manuel Escribano. Antes aún de que cruzara la arena, la mente ya divisaba esos pies incontrolados de movimiento en los segundos previos que debe ser lo más cercano a una eternidad ahí abajo. Sufrimiento del bueno.

El silencio en esos instantes se respira, te hunde, te deshace, hasta que sale el toro y toma la línea recta del capote: ¡salvados! A seis manos protagonizaron el tercio de banderillas. Los tres toreros, Fandi, Padilla y Manuel. El espectáculo estaba asegurado y las carreras para cortarse el toro entre uno y otro también. Ya había ocurrido en el toro anterior, fue El Fandi el que sacó a sus dos compañeros a parear y nos quedamos algo contrariados. Padilla, que abrió plaza, invitó sólo a Escribano (suponemos que por el histórico de El Fandi que no suele compartir) y el granadino echó el resto después con barra libre de banderillas. Quedaron saldadas las cuentas. Escribano brindó al público y ahí, en el centro del ruedo, comenzó la faena con un pase cambiado por la espalda al que el Jandilla acudió veloz. Duraron poco las emociones. Media arrancada tuvo el toro, punto por dentro, sin querer viajar del todo y sin transmitir lo que en verdad pasaba. El sevillano buscó las vueltas por ambos pitones y entró a matar. Por suerte, sin las vueltas y revueltas de las que nos habíamos hartados en los toros anteriores en ese intento de torear en redondo. O algo así. A portagayola se fue también Padilla en el cuarto. Arrestos para irse para allá, más larga cambiada. Tres sumó y el remate rodilla en tierra también y de pronto, la Sevilla silenciosa de la que una está enamorada, se convertía en jolgorio. Entró al quite Fandi por lopecinas y replicó Padilla con un par de faroles. Hizo las paces con Fandi sacándole a parear, ya ellos dos solos, en este cuarto. Cerraban el círculo de la multitud. Noble a rabiar fue el toro, sin humillar demasiado pero sin plantear grandes enigmas y con la codicia de volver al engaño para seguir. Buen toro. Padilla sumó un buen puñado de pases, por ambos lados, ligados y a mil. Y con una estocada baja remató aquello. Era como un torbellino todo lo que ocurría en el ruedo. La estocada se le fue abajo pero le pidieron la oreja; la presidenta no cedió y hubo bronca. La primera. Está bien mantener la categoría de la plaza siempre y cuando sea igual cada tarde y hay muchas orejas que no recordaremos jamás. Y, sobre todo, la primera es del público. Padilla se las había visto con un primero rajado. Tuvo la virtud Padilla de retenerlo en la muleta y el toro correspondía con buenas arrancadas. A partir de ahí, muchos pases, poco latir. Eso sí, el público, el que vino ayer a la plaza, que cada día respira Sevilla de una manera, le adora.

Fandi toreó bonito a la verónica al cuarto. Muy suave y con mucho temple. Había sido lo más reposado de la tarde de largo. Y quedaba más. Quiso empezar faena de rodillas y el toro no le permitió fallos, le cogió y le hirió en la rodilla derecha. A partir de ahí, vimos al torero serio y centrado con las arrancadas de un toro que descolgaba una barbaridad la cara y repetía con mucha profundidad. Gran toro. Fandi, en su estilo, quiso embarcar al animal con más reposo y anduvo más medido. Solvente y serio, pero extraordinario el toro… La estocada fue abajo y el trofeo se lo negaron de arriba. Estaba el público caliente, a él pertenecía conceder la oreja. Mucho más liviana fue la faena de Fandi al segundo, muy manejable y a menos.

Escribano se fue otra vez a la puerta de toriles para cerrar la tarde. El toro tenía mucha calidad pero fue tardo, muy tardo, y a menos. En nada acabó la historia. Tarde difícil de digerir. En los matices vive el toreo. Y muere. La corrida de Jandilla tuvo muchas cosas buenas.

ABC

Por Andrés Amorós. Vueltas triunfales de Padilla y El Fandi en Sevilla

Padilla y El Fandi torean francamente bien, dentro de su estilo, en sus segundos enemigos pero la presidenta les niega la oreja, pedida clamorosamente por el público, y se gana una buena bronca. Es la anécdota de una tarde en la que los toros de Jandilla, encastados, dan un juego variado y el resultado artístico es más aceptable de lo que se podía esperar.

“Uno, dos y tres, / uno, dos y tres, / tres banderilleros en el redondel!” Los versos de Benítez Carrasco repiquetean en la memoria, como, en la mesa, los nudillos de la rapsoda Gabriela Ortega, de la familia de los Gallos. Coinciden en el cartel, esta tarde, tres matadores que también ponen banderillas, igual que en los tiempos de Morenito de Maracay, Víctor Mendes y El Soro. Es una garantía de espectaculares carreras y saltos, que regocijan al gran público; también, de repetidas ceremonias de cederse los palos y muchas ocasiones de escuchar a la magnífica Banda de Tejera. Comienza a pesar la Feria de farolillos, inaugurada, este año, un día antes; pesa el calor, que, por fin, ha llegado, y pesan, sobre todo, los toros “que se dejan”, manejables, bondadosos y aburridos. Mi amigo Pepe Bolaños me dice lo que muchos piensan: “El riesgo, para la Fiesta, no está en los antitaurinos”…

Juan José Padilla, el héroe popular, tocó el cielo aquí, hace un año, al abrir la codiciada Puerta del Príncipe. El primer Jandilla mansea y huye, al comienzo. Banderillean Padilla y Escribano.El diestro realiza la lidia adecuada: se dobla con él, sujetándolo, rodilla en tierra. A partir de eso, ya puede darle muletazos reposados. Mata bien pero el toro tarda en caer y la petición se enfría. Acierta al dar la vuelta al ruedo (ahora, muchos toreros no se atreven, no sé por qué). Recibe a portagayola y tres largas al cuarto, más noble. Banderillea, esta vez, con El Fandi. Comienza con cinco muletazos de rodillas; metiéndose en el terreno del toro, liga buenos muletazos, le saca todo lo que tiene y vuelve a matar con decisión. La petición de oreja es muy mayoritaria pero la Presidenta no la concede, se gana una fuerte bronca. Hemos visto al Padilla serio, lidiador, sin asomo de tremendismo, con gran oficio (la escuela del maestro Rafael Ortega).

El Fandi recibe al segundo con largas, quita por navarras. Banderillean los tres espadas. Como el toro es rebrincado, recurre pronto a los circulares; la porfía es larga y voluntariosa, no brillante. El quinto es el mejor, embista con nobleza y El Fandi lo aprovecha: lances suaves, un gran par de la moviola. Lo recibe de rodillas, en el centro del ruedo, y sufre un puntazo en la rodilla. La bondad del toro le permite dar naturales largos, mandones. Mata un poco desprendido y la Presidenta, otra vez, no accede a la petición de la gran mayoría, se gana otra buena bronca. Hace tiempo que no veía al Fandi torear tan a gusto, a pesar de la herida.

Manuel Escribano ha vivido el ostracismo, el triunfo con los Miura, la gloria, al indultar, en este coso, al gran “Cobradiezmos”, la cornada de Alicante: ¿cómo no verlo, aquí, con simpatía? En sus dos toros se muestra recuperado, en los dos va a porta gayola y banderillea con lucimiento: en el tercero, en tablas, saliendo del estribo. El toro es complicado, aguanta los arreones y se justifica, con valor. En el último, logra lances templados, un quiebro al violín y muletazos mandones, tirando bien del toro, hasta que se para.

Resume mi vecino: descansan los peones, trabajan los músicos, triunfa el pundonor de los espadas, no se entiende la negativa de los trofeos.

POSTDATA. Por la mañana, en el nuevo edificio de Caixa Fórum, en la Cartuja (¡lástima que fracasara el plan de recuperar, para este fin, las maravillosas Atarazanas!), veo una exposición del postimpresionista Hermen Anglada Camarasa, admirado, entre otros, por el pintor Kandinsky, el escritor Gorky, y el coreógrafo Diaghilev: uno de los artistas catalanes del siglo XX más reconocido, en el mundo entero. En esta muestra, admiro una de sus obras maestras, el retrato de un torero, vestido de luces, con brillantes colores y expresión equívoca. Lo titula certeramente: “El héroe”. ¿Qué saben de esto los parlamentarios catalanes que han prohibido la Tauromaquia?

Sevilla Temporada 2017

3_mayo_17_sevilla.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:25 (editor externo)