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Almería Temporada 2019

Sábado 17 de agosto: 1ª de Feria de la Virgen del Mar. Toros de Torrestrella, bien presentados y nobles y manejables salvo el 4º. Román, saludos y silencio; David de Miranda, saludos tras aviso y saludos; y Luis David Adame, saludos y oreja. Entrada: Un cuarto. Mucho calor. Galería: http://www.almeria.choperatoros.com/corrida/de-almeria-2019-1a-de-abono/

Una oreja para empezar

Por Juan Teruel

Ante un público que apenas ha llenado un cuarto de la plaza de la Avda. Vilches, se presentaba la primera de feria con un cartel de toreros desconocidos en la plaza, salvo Román que repetía. Los tres brindaron al público su primer toro. Los astados de Torrestrrella han estado bien presentados, dos de ellos zaínos y los otros cuatro con variedad de capa. Han dado un juego irregular. Ninguno pasó de entrar una sola vez al caballo.

En cabeza de cartel, Román Collado. En su primero, que acudió pronto al capote, el valenciano se mostró decidido. Lanceó aseadamente a su enemigo en los medios y lo llevó al caballo, donde el astado cumplió con lo mínimo. Bien en banderillas, fueron ovacionados los subalternos. Faena con predominio de la derecha y algún muletazo con la zurda. Adornos y toro que se raja pronto. Mató mal. El toro fue aplaudido en el arrastre y el torero oyó palmas. Del segundo se puedo contar poco. Manso que dificultó la lidia, tanto en caballos como en banderillas. El diestro abrevió y volvió a matar mal. El puntillero estuvo rápido y eficaz. Pitos al toro y leves aplausos para el diestro.

David Miranda aprovechó su estatura para lucirse con capote a pies juntos. Citó desde los medios. Volvió a juntar los pies con la muleta. Estuvo aseado y arrancó aplausos de un público bondadoso. Se entretuvo con la espada sin acierto y oyó un aviso. También oyó palmas cuando su enemigo era arrastrado. En su segundo, el diestro de Trigueros se lució con el capote juntando los pies y haciendo repetir al astado. Estuvo bien con la muleta citando en los medios, también a pies juntos en algunos lances. Se adornó y prodigó algún pase con más profundidad, aunque predominaron los adornos. Volvió a matar mal, a pesar de lo cual oyó muchas palmas. El toro también fue aplaudido en el arrastre.

Luis David recibió a su enemigo de rodillas junto a las tablas. Se adornó con chicuelinas y media. A petición del público pidió los malos, con los que estuvo aseado sin más, buscando más la espectacularidad que la estética y la eficacia. Tampoco mató bien, aunque recibió una ovación del público. El toro también fue aplaudido en el arrastre. En el segundo volvió a buscar la espectacularidad en lances muy plásticos, con adornos originales. Mal en banderillas, que también reclamó para él. El toro llegó cojeando al último tercio, a pesar de lo cual el diestro hizo lo posible por quedar bien. Citó a recibir con la suerte de hacer diana en sitio propicio. Se llevó la única oreja de la tarde.


Domingo 18 de agosto: Toros de Zalduendo, de buena presentacion y desigual juego. Destacaron la clase del 1º y la bravura del 3º premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Antonio Ferrera, oreja y dos orejas tras aviso; Diego Urdiales, vuelta al ruedo y saludos tras dos avisos; y Paco Ureña, dos orejas y saludos tras aviso. Entrada: Media plaza. Saludó Curro Vivas tras parear al sexto. Ureña curado en la enfermería de “corte en la mano izquierda sufrido con la espada que no afecta al tendón”, según parte médico.

Muchas orejas para tan poco toro

Por Juan Teruel

Alrededor de medio aforo se completó en la plaza de Almería en esta segunda de Feria. El primero de Ferrera salió huidizo ante el capote y atrevido con el caballo, que a punto estuvo de irse al suelo ante el empuje del astado. El quite por chicuelinas convenció al diestro de que se podía cambiar el tercio, a lo que accedió el usía. Banderilleado con eficacia y vistosidad, recibió el reconocimiento del público. No debió de gustarle su enemigo a Ferrera, que no brindó a nadie. Se empleó con él junto a las tablas, yendo de menos a más hasta llevarlo a los tercios. Ya en los medios, propinó al toro varias series con la diestra, citando de lejos y consiguiendo algún lance meritorio. También se atrevió con la zurda, con la que logró una tanda de nivel. El toro se rajó pronto y ni siquiera llevándolo a los tercios consiguió centrarlo. Lo cita a recibir y logra una casi entera en buen sitio que hace doblar al toro. Oreja.

El segundo fue recibido con verónicas muy vistosas en las que fue ganando terreno al toro. Lo lleva al caballo, donde el astado empuja y el varilarguero aguanta. Banderilleado desigualmente, se ordenó el paso al último tercio. Tras el brindis al público, el diestro obligó al toro, con mando y consiguiendo algunos muletazos de calidad en varias tandas en las que no faltó la zurda. Ferrera se sentía a gusto y pidió cesara la música. A partir de ese momento vimos lo mejor de la tarde, con una faena intensa y de temple. Cita recibiendo y logra una delanterilla. El tiempo corre y suena el aviso. Descabello a la primera y dos orejas. El público despidió de pie al astado.

Urdiales se presentaba como matador. Su primero flojea de las manos nada más salir. El diestro lo cuida durante toda la lidia consiguiendo llevarlo hasta el final de modo aceptable. Verónicas y adornos con suavidad. Banderillas justificadamente traseras. Hay cierta frialdad en toda la faena, ante un animal visiblemente inválido. No falta, sin embargo, buena voluntad, que el público agradece. Mata mal y recibe aplausos.

En el segundo, el diestro lo centra junto a las tablas y se lo va llevando a los medios, donde se prodiga en verónicas y remata con chicuelinas. El toro se emplea en el caballo y busca al de reserva, que aguanta con profesionalidad sin emplearse. Regular juego en banderillas. En el último tercio, el diestro busca la complacencia del público, siempre predispuesto a corresponder. Varias tandas con diestra y zurda, que el toro traga pero sin entregarse. Sigue suelto y gazapea cuando el diestro va a montar la espada. Recorriendo la plaza, suena el primer aviso. Finalmente es sorprendido en un parón que aprovecha Urdiales para alargar el brazo. El toro cae acompañado del segundo aviso. Aplausos.

Paco Ureña venía sustituyendo a Aguado, accidentado el día anterior. Recibe a su primero lanceando de capa con los pies juntos. Se lo va llevando hasta los medios, donde al diestro se le nota el hambre de triunfo. Un subalterno actúa en un quite salvavida, muy aplaudido. Lleva Paco al toro al caballo, que es derribado. El astado se ceba en el caído al que salva su buena protección. El toro se presta poco en banderillas, hasta el punto de que solo recibe dos pares. El diestro busca al subalterno Curro Vivas para brindarle el toro. En los medios y a base de estatuarios y pies juntos se va haciendo con el enemigo que tan malos presagios había traído. Cuando ya se había gustado en varias tandas con las dos manos, el torero clava las rodillas en tierra y lancea una vez más al morlaco. Casi entera perpendicular pero en buen sitio da lugar a que el diestro busque el verduguillo. Dos orejas y vuelta al ruedo al toro, el mejor del encierro.

En el segundo, no tuvo la misma suerte el murciano. El toro daba menos facilidades. Así y todo, Ureña dio muestras de su buen hacer y consiguió brillar con capote y muleta. Bien con las banderillas, Curro Vivas tuvo que saludar desde el tercio. No tuvo suerte con la espada y solo recibió los aplausos del público. El diestro resultó herido en una mano. Ferrera y Ureña salieron a hombros.


Lunes 19 de agosto: Toros de Núñez del Cuvillo. El quinto se lesionó tras una voltereta y fue devuelto saliendo en su lugar un sobrero de La Palmosilla. De buen juego general los de Cuvillo, destacando 2º y 4º. Enrique Ponce, ovación tras petición de oreja y dos orejas; Ginés Marín, dos orejas y dos orejas; y Toñete, ovación y oreja. Entrada: Algo más de media plaza. Galería y VIDEO: http://www.almeria.choperatoros.com/corrida/de-almeria-2019-3a-de-abono/

Pudo haber sido mejor

Por Juan Teruel

Empecemos por el Presidente. Ocupó su asiento pero no estuvo en su sitio. Actuó tardíamente y a favor de público. Se le fue la mano concediendo segundas orejas. Se equivocó devolviendo a corrales una res claramente lesionada durante la lidia. Y lo hizo, además, después de haber ordenado colocar las banderillas. Tampoco los toreros dieron todo lo que se esperaba. Empezando por la única figura del toreo a pie de este año. Ponce desempeñó bien su oficio, pero no estuvo a la altura de otras veces. Tampoco estuvo como se esperaba el debutante: Toñete. No salió con la rabia y las ganas que se le suponen a una joven promesa. Se salvó Ginés Marín. Tampoco estuvieron bien las reses, manseando demasiado. Por estar mal, hasta la corrida se inició un par de minutos más tarde. Cabe añadir que los tres diestros actuantes brindaron al público sus segundos.

Vamos por partes. En su primero, Ponce se enfrentó a un animal que manseaba desde el principio: más pendiente de rascar el suelo en busca de agua que de enfrentarse a sus enemigos vestidos de luces. Como buen manso que se precie, Famoso estuvo irregular, arrancándose a destiempo e invistiendo descontrolado a los caballos. Los lances de Ponce tuvieron las características de un torero con mucho oficio, pero supieron a poco. Ni con el capote ni con la muleta fue el Ponce de otras veces. El público estuvo cariñoso con él y hasta le pidió una oreja, que el usía no concedió. Menos mal. Yo creo que hasta el propio diestro se dio cuenta de que no había estado a la altura de lo que se esperaba de él: no sé si eso estaba en la base de su enfado en el callejón. En el segundo, la cosa estuvo mejor y recordó al de otras tardes. Tampoco su enemigo derrochó bravura, pero se prestó más. Lanceó bien con el capote y manejó la muleta con oficio. Templó y mandó en ocasiones. Utilizó su característico recurso de cambio de mano que tanto gusta al público. Entre adornos y otros recursos, se metió al público en el bolsillo. Hasta el punto de insistir en que le dieran las dos orejas. Y lo consiguió. Por compromisos contraídos, tuvo que abandonar el ruedo antes de finalizar la corrida.

Ginés Marín fue el mejor. Estuvo decidido desde el principio y parecía que era el que más se jugaba. Así que se hincó de rodillas para recibir con revolera a su primero. A pies juntos, aunque cambiando de sitio, administró verónicas y chicuelinas con generosidad y lucimiento. Brindó a Enrique Ponce. Realizó su faena en los medios, juntando los pies casi siempre para arrancar al colorado de su lote muletazos del gusto del respetable, algunos de evidente calidad. Estuvo siempre con el público, al que entusiasmó ya con el estoque de matar lanceando de rodillas entre el entusiasmo del respetable. Estoconazo que hace doblar al bicho hasta que lo levanta el puntillero. El animal se resiste a entregarse a la muerte y protagoniza un espeluznante final con convulsiones incluidas. Dos orejas. El toro fue aplaudido en el arrastre. En el segundo, volvió a juntar los pies al lancear. Voltereta del astado antes de entrar al caballo. Allí se lesiona y es sustituido después de ser banderilleado. Sale Saetillo, de la ganadería de la Palmosilla. Vuelta a empezar. Huidizo y apuntando mansedumbre, siembra el desconcierto en el ruedo hasta que lo paran. Quite muy aplaudido por chicuelinas. Bien banderilleado. El diestro hinca la rodilla y administra naturales algo acelerados. Mejor con la diestra. En un tropiezo, el torero cae delante del toro. Hábil y con suerte, sale sin más. Faena con muletazos largos bien rematados. Se perfila Ginés y agarra estocada de efecto rápido. El manso muere donde dicen que caen los toros bravos: en el centro de la plaza. Otras dos orejas.

Y llegamos a Toñete. Teníamos previsto un amplio espacio para recoger las evoluciones de este debutante en Almería. Nuestro gozo en un pozo. En su primero, estuvo reservón, sin calidad, sin ideas. Parecía que estaba de salida de una profesión en la que no se triunfa si no es con muchas agallas y con gran sabiduría. Ha conseguido en Almería algo que no se recordaba: despedir su actuación al primero –que brindó a Ponce- con silencio. Porque aquí no se andan con medias tintas: o se aplaude o se silba; nadie queda impasible. Mejoró Toñete en el segundo de su lote. Lo recibió en tablas y lo llevó con suavidad a los medios, pero ni toro ni torero se emplearon a fondo. También este toro fue retozón: se fue de uno a otro varilarguero como si tal cosa. Ninguno le hizo demasiado caso. En el último tercio, Toñete se empleó con la muleta logrando algunos pases aseados. Si se quiere, hasta de cierto mérito. Pero faltó transmisión. Muchos naturales –dentro de lo comedido de su actuación- y adornos que no despertaron más allá que aplausos de un público generoso y amable por definición. Se pidió una oreja y la concedió el Presidente. Llegamos a temer que concediera la segunda debido a la eficacia de la estocada que derribó a Galán. Ginés Marín salió a hombros.


Martes 20 de agosto: Cierre de Feria. Rejones. Algo menos de media entrada. Toros, para rejones, de San Pelayo. Bien presentados y desiguales de juego aunque nobles en general. Pablo Hermoso de Mendoza, saludos tras petición y oreja; Lea Vicens, silencio y oreja; y Guillermo Hermoso de Mendoza, oreja y dos orejas. Galería de fotos: http://www.almeria.choperatoros.com/corrida/de-almeria-2019-4a-de-abono/ Video: https://twitter.com/i/status/1163948750101983232

Caballos, al fin

Por Juan Teruel

El título es inexacto porque un buen porcentaje de las caballerías que intervienen en las corridas de rejones son jacas o yeguas. Pero así se llama popularmente a estos festejos. Como otros años, la feria taurina de Almería se cierra con la corrida de rejones. Y, esta vez, como en la anterior, se anunciaba el mismo cartel. Dale que te pego. Iniciado por un Hermoso de Mendoza y rematado por su hijo Guillermo, en medio ha actuado una mujer: Lea María Vicens.

No es esta una tierra en la que el público esté muy familiarizado con los caballos y su doma. Aquí no hay grandes latifundios y difícilmente se concibe a una caballería pateando un invernadero. Por eso, la plaza registra la presencia de los abonados y de algún que otro espectador que acude a ver la exhibición de las cabalgaduras ante unas reses justificadamente afeitadas para no sembrar el ruedo de sangre.

Antes de comenzar en sí el espectáculo taurino, los caballistas dibujaron sobre el ruedo figuras geométricas con las que destacaban la buena doma de sus monturas. Sin embargo, cuando los diestros se dirigían al centro de la plaza para reunirse en el punto confluente de la estrella de tres puntas, el caballo del cabeza de cartel iba retrasado y tuvo que acelerar el trote para conseguir la confluencia.

Pablo Hermoso recibió a su primero, al que aplicó de inmediato la técnica del envolvimiento en círculo buscando el cansancio del astado, al que el caballo burlaba una y otra vez. Impagable ese movimiento de la cola, toreando por sí sola, bien es verdad que obedeciendo a su dueño. Los nombres de Alquimista, Berlín y Corsario fueron dados a conocer en sendas tablillas desde el callejón. Y todos ellos mostraron ante el público la educación que recibieron en sus haciendas. Rejones, banderillas –largas y cortas-, y el rejón de muerte final pasaportaron a Ignorado, que así se fue al desolladero sin más pena ni gloria. Petición de oreja, oportunamente rechazada por el Presidente. En su segundo, volvió a repetirse el guion y con ello no se pretende quitar importancia a lo visto en el coso. Es más, por primera vez en esta feria, hemos visto unas banderillas al quiebro. Y ha tenido que ser con caballos y protagonizadas por el navarro. El dominio del torero sobre sus diferentes cabalgaduras es muy elogiable. Aunque en todo impera el estado de ánimo, y este no ha estado a mucha altura para el comentarista. Faltó emoción, no hubo pasar entre astado y tablas exponiendo a caballo y caballero a una posible cornada. El diestro hizo lo que pudo por animar al público a expresarse con entusiasmo. Quizás sobró por su parte mostrar un encorajinarse que pareció falso para enardecer a los tendidos. En fin, un estoconazo y pie a tierra para rematar con un descabello a la primera. Oreja.

Lea María Vicens también mostró su dominio del arte de la equitación y su competencia para actuar con rejones. Sin que se vieran escenas de gran espectacularidad, pues estuvo sobria y eficaz en su labor, hizo exhibirse a sus adiestrados caballos en pasajes vistosos, donde las monturas mostraron la distancia que en agilidad y destreza adquirida los separa de los astados, animales en los que imperan los impulsos. Conduciendo hábilmente a Bético, Bazuka, Deseado y Espontáneo, acertó suficientemente con los hierros. Mal en banderillas: la capa del toro lucía un desparrame de palos sin concierto. Canastito llegó muy cansado al último tercio, lo que facilitó terminar su turno a pesar de los dos pinchazos sin soltar y el estoconazo trasero. Saludó desde el tercio. Con el segundo, empezó muy bien, colocando el primer rejón en buen sitio; otros posteriores no cogieron su lugar más adecuado. Bien en banderillas, sin entrar en mucho detalle. Colocó, eso sí, dos rosas. Muy aplaudida cuando hizo inclinarse a su caballo. Mató más bien regular, con varios intentos antes de colocar el espadón definitivo. Se le concedió una oreja.

Guillermo Hermoso de Mendoza cerraba el cartel. Muy seguido por su padre, que desde el callejón le daba instrucciones, aleccionándolo sobre sitios y actitudes en busca del aplauso. También exhibió una buena cuadra: Barrabás, Arsenio, Índico y Pirata. Tuvo el detalle -inédito esta tarde hasta entonces- de colocar banderillas a dos manos. Bien es verdad que tras un largo proceso de preparar al toro, que no se dejaba. Recuerda mucho a su progenitor en la forma de tratar a sus toros y en el modo de dirigir sus monturas. Tanto se había hecho correr inútilmente al toro tras los caballos que llegó muy cansado al último tercio. Un pinchazo sin soltar y un estoconazo sirvieron para rendir definitivamente a Montecillo. Pie a tierra del diestro y toqueteo al hocico del toro. Una oreja. En su segundo, que salió huidizo -estuvo más atento a los capotes que al caballero- mejoró con respecto al primero. Disparate, Bonatelli y Alabama hicieron constar ante el respetable que el diestro dispone de buena cuadra. Durante la lidia, realizó evidente exhibición de doma, haciendo saltar al caballo en varias ocasiones, lo que movió al público a manifestarse con aplausos. No le gustó sin embargo al respetable que los subalternos toquetearan tanto al astado. En banderillas, también colocó una rosa, como su predecesora. El toro llegó agotado al último tercio. En él practicó Guillermo el estoconazo con derrame. Pie a tierra y el toro dobla. Dos orejas. Salió a hombros.

almeria_temporada_2019.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:12 (editor externo)