Muere Antonio Pérez-Tabernero a los 99 años, propulsor del toro moderno
Antonio Pérez - Tabernero fue un apasionado del campo que desarrolló su afición entre la seguridad del caballo y la incertidumbre del toro. Se trata de un hombre clave en la historia de la Tauromaquia por su concepto moderno de la bravura, basada siempre en la entrega.
Quiso quedarse en un segundo plano ensalzando la labor de su padre, el primer Antonio Pérez de San Fernando que logró erigirse como criador del toro predilecto por las máximas figuras del toreo. La admiración por su padre le hizo asumir un papel discreto pero fundamental para el devenir del toro bravo.
Llegó a mantener un volumen de 350 vacas de vientre y a lidiar más de 20 corridas de toros por temporada. Cifra loable y nada habitual en su época. Vacas y toros, los emblemáticos Apés, pastan en San Fernando, lugar de culto para todo el que ama la Tauromaquia. Allí era donde de verdad estaba a gusto don Antonio. Sus nietos recuerdan que verano tras verano su mayor preocupación era que lo pasasen bien, que estuviesen a gusto y que creciese su afición al campo.
Se hizo cargo de la ganadería en el año 1965, cuando murió su padre. Antes de ese año ya estaba criando toros con el hierro de Pérez - Angoso, que hoy mantiene su nieto Manolo con la ilusión de recuperar aquella ganadería legendaria. El hierro titular lo lleva su primogénito Antonio. Otro de sus nietos, Ángel Moreno Pérez - Tabernero sigue, junto con sus padres, los pasos de su abuelo en la búsqueda del toro con mayor clase del campo bravo con el hierro de Miranda y Moreno.
Su locura por los caballos le llevó a desarrollar una pasión desmedida por la garrocha logrando ser campeón de España en la categoría de acoso y derribo. Sus coetáneos recuerdan la pureza con la que acosaba llegando a prescindir de amparador para derribar él solo. Con ilusión contaba a sus nietos la machada de derribar cabestros con la raza de caballos que más le llenaba: el pura sangre.
Hace seis años murió el caballo con el que cada día daba una vuelta por San Fernando. Sus hijos le compraron una yegua muy noble. Tras el primer paseo, y con 94 años, decidió dejar de montar porque aquella yegua era poco para lo que él acostumbraba. Esta anécdota sintetiza su forma de entender la vida.
Se va todo un señor del campo bravo, que supo mantener en la cima la mejor ganadería de España siendo el hierro que más estoquearon toreros de época como Manolete, Luis Miguel Dominguín, Antonio Bienvenida o El Cordobés. También se trata de la ganadería que más ha lidiado en Las Ventas a lo largo de su historia. El Mundo, 27/09/2016. Por GONZALO I. BIENVENIDA.