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Plaza de toros de Badajoz

Domingo 24 de junio de 2012

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: toros de Victorino Martín (bien presentados y de juego desigual. Destacaron el noble 1º y el encastado 2º, ovacionados en el arrastre).

Antonio Ferrera. Oreja, saludos, oreja, oreja, saludos y oreja.

Entrada: tres cuartos.

Crónicas de la prensa: Hoy, COPE, EFE, El Mundo, la Razón.

Hoy

Por Juan Ángel Franco. Antonio Ferrera sale vencedor en su encerrona con los victorinos

Mucho mérito es ponerse delante de un toro, mucho más de dos, formidable hacerlo con victorinos y si se hace ante seis de estos de una sola tacada, ya se puede poner el calificativo de enorme. Hay que tenerlos bien puestos para semejante atracón, sea ante los paisanos o ante el orfeón donostiarra. Ayer lo hizo Ferrera en Badajoz. Era el día del patrón, fecha en que siempre han coincidido en la plaza pacense Ferrera y los victorinos, la última hace once años, pero en las dos ocasiones anteriores el torero pacense se quedó a un palmo de la salida a hombros. Ayer la abrió.

También era la segunda vez que en la historia de la plaza hacía el paseíllo un solo matador. Lo hizo Paco Camino el año de su inauguración, en 1967.

Así que con semejantes antecedentes, Ferrera hizo ayer su decimocuarto paseíllo en la plaza de Badajoz dispuesto a triunfar y colocarse en la historia de la plaza como el matador que más toros ha estoqueado en ella (34) desplazando a Paco Camino(33) y Ponce (32). El trago era gordo. Se necesitaba claridad de ideas, firmeza en las muñecas, variedad, ritmo y un físico que aguantara. Ferrera puso manos a la obra. Fundamental para el empeño eran los toros y Victorino Martín mando un encierro con cuatro muy cuajados toros y los dos últimos de menor presencia. Tuvieron fijeza en el caballo. Tercero, cuarto y sexto entraron dos veces al peto y solamente dos cabecearon. Fueron alegres en banderillas y la mayoría tuvieron una excelente fijeza.

Tocado arriba de pitones fue el primero, 'Milonglero', bizco del derecho al que Ferrera lanceó con facilidad. Lo dejó largo en el caballo donde empujó y lo castigaron poco. Fue alegre y pronto en banderillas. Rápido mostró el toro su buena condición, metiendo la cara abajo, aprovechándolo el toro en largos muletazos sobre la derecha, citando muy en largo, embarcando y llevándolo muy sometido. Por el izquierdo humilló algo menos, pero volvió a la derecha para ligar series a un toro que no renunció nunca a la pelea derrochando nobleza. La estocada tras un pinchazo fue de efecto fulminante.

Quinqueño era el segundo 'Portevelo', con las puntas que aunque con corto recorrido tomó bien el capote por el pitón derecho. Metió bien la cara e el caballo, de donde lo sacaron pronto. Quito Ferrera por delantales. Fue toro calmado en banderillas.

Comenzó Ferrera doblándose por bajo para pronto ponerse por naturales, con excelente temple ante un toro que llevaba el hocico por los suelos. Le daba tiempos y de nuevo volvía a embestir sin descanso, buscando con denuedo la muleta que el pacense manejaba con excelente cadencia y enorme recorrido en naturales ligados a los largos de pecho. Faena de temple, mando, dominio, profundidad y cerrando la serie de la gran faena con unos preciosos doblones, antes de dos pinchazos que se llevaron por delante un triunfo grande de una faena grande. Muchos pies sacó el tercero al que recibió con una larga de rodillas y otra de pie. También humilló mucho pero reponía pronto sobre las manos. Recibió fuerte castigo en las dos entradas al caballo. Apretó en banderillas. Iba a media altura en la muleta. Tenía peligro sordo guardado y Ferrera lo llevó muy tapado. Tuvo poca entrega y salía del viaje con la cara arriba. Tuvo que provocarlo mucho. Tardeó y no se entregó a pesar de la insistencia.

Con la cara abajo tomó el capote que manejó con solvencia Ferrera en el cuarto que estuvo fijo y recargó en la primera vara, de larga duración y lo señalaron en la segunda. Pronto lo sometió por bajo en la muleta. Fue toro de gran fijeza, repetidor y con el hocico metido en la arena. Lo llevó en series de dominio, bajándole la mano y dándole tiempos. Se arrancaba en todas las distancias especialmente por el derecho, cortando por el izquierdo, buscando al torero que le planteo batalla por ese pitón sin dudas. El toro fue a menos y el torero a más. Buena la estocada. El presidente Gordillo Moreno no concedió la segunda y lo abroncaron.

El quinto tuvo menos entrega y remató con la cara alta, poco recorrido, reponía y buscaba. Ferrera expuso en todas las distancias en faena por encima del complicado toro.

A portagayola recibió al sexto para hilvanar luego siete verónicas. Dos veces entró al caballo pero no peleó. No humilló, se puso gazapón en la muleta, buscaba al torero y no pasaba. Ferrera se peleó con el para buscar la solución. Aquella pelea ante el complicado toro se premió con una justa oreja.

Tras el arrastre de este último toro Ferrera salió a hombros y triunfador de su encerrona con unos muy interesantes victorinos

Esperemos que el nivel puesto en el palco se mantenga. O todos moros, o todos cristianos.

COPE

Por Antonio Girol. Con el alma de par en par

El diestro extremeño obtuvo un gran triunfo en el segundo festejo de abono de la Feria de San Juan de Badajoz al cortar un total de cuatro orejas en su encerrona ante toros de Victorino Martín. Ferrera paseó orejas de los toros lidiados en primer, tercer, cuarto y sexto lugar.

Veía caer el velo de la noche sobre el cielo de Badajoz y recortada sobre el violáceo del ocaso la figura de Antonio Ferrera saludando a los viandantes, que se encontraban, de frente, a una comitiva enaltecida en la que su cuadrilla se disputaba con los aficionados el honor de portar en hombros al héroe por las calles del barrio de Pardaleras.

Atrás quedaban dos horas y pico de calor asfixiante e intensas, en las que el torero de Villafranco ha emocionado a sus partidarios principalmente porque ha cumplido su promesa: “poner el alma en realizar esta gesta”, tal y como afirmaba en la entrevista que nos concedía el pasado jueves y que pudieron ustedes leer en este mismo portal.

Y esa apertura del alma es la que le ha permitido tirar con una corrida un punto mentirosa y que en manos de Ferrera, experto donde los haya en este hierro, ha pasado desapercibida. En la que únicamente el segundo ha tenido clase en las embestidas humilladas. Y el resto, sin ser difíciles, tampoco han puesto fácil un triunfo ganado con seriedad.

Pero retrotraigámonos en el tiempo. Caía plomo derretido desde el cielo cuando en solitario, únicamente acompañado desde la distancia por sus hombres de más confianza, cruzaba la plaza para saludar al presidente del festejo, que ha buscado un protagonismo desmedido en donde no debía: en la concesión de la primera oreja, la del público; ganándose de forma ilógica una bronca totalmente innecesaria.

Aplaudo su decisión en no conceder una segunda oreja si así lo estima conveniente desde su óptica de aficionado, como ocurrió en el cuarto. Está en su completo derecho. Pero la primera, reitero, si la piden hay que darla, y esta tarde se han pedido con fuerza una oreja en el quinto que se ha negado. Espero que en lo sucesivo se siga este criterio tan estricto, porque si llegado el caso se da lo contrario me costará entenderlo.

Nada más romperse la comitiva del paseíllo, el público asistente rompió en aplausos, obligando al diestro extremeño a salir a saludar desde el tercio, en un gesto bonito y sincero de una afición que llevaba dos años sin verle en su plaza y que, de este modo, agradecía el gesto de querer conmemorar esos quince años de alternativa con una de Victorino en solitario.

Así se llamaba el que echó por delante. Toro muy en el tipo de la casa. Que dio en el peso 505 kg y que se dejó torear porque era noble pero sin llegar a emplearse. Le saludó Ferrera echándole los vuelos del capote al hocico para embarcarlo en unos lances muy cadenciosos.

Tras banderillear brindó a su padre, y comenzó la faena de muleta llevando al astado en línea recta por el pitón derecho, de forma muy templada.

No tuvo transmisión por el izquierdo, por el que el astado no humillaba y al sentirse podido protestaba los muletazos, destacando un único natural que rápidamente fue cantado por el público.

Volvió al lado diestro y bajo los acordes del pasodoble que lleva su nombre instrumentó los mejores pasajes de una faena que no terminó de romper en grande. Pinchó para luego dejar una entera que tiró al toro sin puntilla. Oreja.

La grandeza llegó en el segundo. Portevelo, que así se llamaba el de Victorino, regaló embestidas de seda con las que Antonio Ferrera pudo confeccionar la mejor de sus tauromaquias. Ya había estado muy torero en el recibo de capote sobre todo en la media a pies juntos con la que abrochó los lances.

Pero el paroxismo llegó con la muleta. Inició faena por doblones flexionando rematados con dos trincherillas de mucho gusto y pellizco. Se había percatado que el toro tenía un pitón izquierdo de ‘cortijo’ y por él se puso para enaltecer a la plaza toreando al natural. Sensacionales las series trayendo siempre al animal muy toreado desde el inicio del muletazo, arrastrando más de la mitad de la franela en cada pase.

Completamente roto conseguía alargar al máximo el trazo de los naturales que crujían como la madera buena en el escoplo del escultor. Porque de esa guisa, esculpidos, salían con el temple que les aplicaba un torero que con este segundo mostró su verdadera dimensión, y a su vez demostró que su binomio con Victorino es un perfecto maridaje.

Si buenos fueron los naturales, los doblones por bajo con que epilogó la faena no les tuvieron envidia. Solo restaba volcarse en el morrillo y enterrar el estoque. Pero la Diosa, siempre juguetona, se dedicó a trucar los dados para que pinchase dos veces antes de matar de entera. Se quedaba todo en un ¡ay! y en dos ovaciones cerradas, una para el toro en el arrastre y la otra para el torero que saludó desde el tercio.

Era el que más gustaba en el campo y los corrales. El ganadero, el empresario, las cuadrillas y amigos del torero apostaban por el 88. Y se ha demostrado una vez más aquel viejo axioma que dice que de toros no saben ni las vacas.

Con una larga cambiada en el tercio le saludó Ferrera, que luego instrumentó una larga a una mano, en este caso en pie. Fue lo único que le pudo hacer con el percal porque ya de inicio cantó cómo serían sus embestidas: cortas, pegajosas y tobilleras.

Al igual que al que saldría después le dieron dos puyazos. A este, en concreto, bastante traseros.

Del tercio de banderillas destacó el tercero quebrando por los adentros. Mirón, complicado y con poco recorrido la faena de muleta la inició con pases de tanteo en los que llevó al astado muy tapado y en línea recta para en la siguiente serie poder torearlo en redondo. Sin embargo, el Victorino no mejoró ni un ápice su condición y continúo quedándose muy corto y reponiendo en los finales.

Supo el de Villafranco taparle los defectos al llevarlo siempre muy toreado y tragarle a base de dejarle siempre la muleta en la cara. Así pudo enjaretarle una faena de poder que rubricó de entera algo caída que le valió una oreja. La segunda de la tarde.

A quien esta crónica escribe era el que más le gustaba del encierro que mandaron desde Las Tiesas. Si bien es verdad que solo lo había visto en fotos. Pronto en banderillas y con movilidad permitió ver un bonito segundo tercio, en el que destacó el tercer par con recorte, previo, en la cara del astado.

Esa movilidad a la que yo hacía referencia la entendió el diestro pacense al darle distancia en el inicio de faena, trayendo al toro embarcado en la muleta, exigiéndole y pudiéndole en los derechazos. Se sintió el animal podido y empezó a protestar defendiéndose, sin llegar a querer pasar con la franqueza que lo hizo en los primeros compases.

Otro más al que la técnica y el buen hacer tapó los defectos hasta el extremo de que fue despido con palmas al arrastre tras ser despachado de entera un pelín caída. Nueva oreja Tenía mucho que torear Esculpido. Al que había colocado Ferrera un gran tercer par de banderillas, tras hacer callar a la música y concitar en él toda la atención de la plaza, antes de quebrar en un palmo de terreno.

Luego, en la faena de muleta, como ha quedado dicho, el toro tuvo mucho que torear porque solo admitía pases de uno en uno, con lo complicado que es llegar al público sin ligazón. Sin embargo hubo pasajes en que lo consiguió a base de componer mucho la figura y estar muy firme con el de encaste albaserrada, jugándose una cornada por momentos.

Mató también de entera, en el mismo sitio que al resto, y le pidieron con mucha fuerza la oreja que el presidente negó, olvidando que la primera es del público por muy equivocado que se piense que éstos estén.

Al toro lo despidieron con palmas, que no terminé de comprender, y al usía le cayó una bronca de órdago.

Con el ambiente aún caliente cruzó Antonio Ferrera la plaza, capote de brega terciado en el brazo derecho, para irse a la puerta de chiqueros a esperar al sexto a portagayola. El silencio se hizo en los tendidos para segundos más tarde explotar de júbilo cuando remató con una media las verónicas que siguieron al lance inicial de la larga cambiada de rodilla. Tuvo el detalle de dejar quitar a sus dos sobresalientes. Antes a Salari en el tercero, y ahora a Fernández Pineda.

Nuevo tercio antológico de banderillas, con el par del retrovisor como cénit, y un cuarto de regalo al respetable que lo pidió con insistencia.

No tenía buena condición este Victorino, que embestía sin clase alguna, dejándose un poco más por el derecho, pero tirando siempre un gañafón al final que dificultaba el lucimiento y descomponía el muletazo. Lo pinchó y luego le dejó una entera. Sonó un aviso cuando el toro estaba a punto de echarse. Curiosamente en este toro no se pidió la oreja con tanta fuerza como en el anterior y el presidente sí la concedió. ¡Misterios!

Luego vino lo que les contaba al inicio y la vuelta al ruedo aupado por su cuadrilla y del doctorLuis Carlos Franco, que quiso honrar así al torero portándole en hombros para sacarlo de la plaza y que viese anochecer en Badajoz desde lo más alto.

EFE

Antonio Ferrera sale a hombros tras su encierro con los victorinos

El torero extremeño Antonio Ferrera ha salido hoy a hombros en la Plaza de Badajoz tras lidiar a seis victorinos, a los que se ha entregado y les ha cortado sólo cuatro orejas debido a un presidente demasiado estricto en la concesión de trofeos, por lo que ha sido abucheado por el público.

Se han lidiado seis toros de Victorino Marín, bien presentados, encastados, nobles y de buen juego en general. El cuarto y el sexto han sido complicados, con un peligro sordo, mientras que el segundo ha sido el mejor y ha sido aplaudido en el arrastre. Antonio Ferrera ha conseguido una oreja en el primero, tercero, cuarto y sexto toro, mientras que ha sido ovacionado en el segundo y quinto.

La plaza ha estado cubierta en tres cuartas partes de su aforo, unas 8.000 personas, en tarde calurosa.

Ferrera ha sido recibido con una tremenda ovación que, de forma intermitente, se ha ido prolongando a lo largo de la tarde, especialmente en la suerte de banderillas, en la que el torero ha levantado a la gente de sus asientos en cada uno de sus seis toros.

El torero extremeño ha ofrecido calidad y torería con el capote, y ha moldeado las faenas con la muleta según las condiciones de cada uno de los astados a los que se enfrentó.

Ferrera ha mostrado seguridad y mando, y ha arriesgado y ha expuesto ante la típica casta de los Albarrecada. Al sexto lo ha recibido a puerta gayola de rodillas, le ha puesto cuatro pares de banderillas con el publico en pié y ha cerrado la tarde con una oreja. Salió a hombros visiblemente agotado, con el público entregado.

El Mundo

Por Vicente Zabala de la Serna. Antonio Ferrera corta cuatro orejas en su encerrona con victorinos

Antonio Ferrera celebró su 15 aniversario de alternativa con seis victorinos, 7.000 personas, 19 pares de banderillas, cuatro orejas y 40 grados a la sombra. Una heroicidad y un triunfo legítimo de preparación, capacidad, entrega y profesionalidad.

A las 20.45 horas Ferrera había cortado dos orejas de los toros que menos ofrecieron de los tres que marcaban el ecuador de la tarde, primero y tercero. Del cinqueño que hacía segundo, teniéndolas en la mano, las perdió por la espada. Importante victorino por un pitón izquierdo de seria embestida. Muy humillada y brava. Ferrera lo supo esperar en un tempo imprescindible y sereno para que metiese la cara y entonces el toro se sometía con enorme largura al mando de un torero encajado y roto. La trasmisión subía en cada muletazo arrastrado. La expresión de las dobladas de prólogo y epílogo, un molinete zurdo o una trincherilla, no se correspondió con el frío acero.

No volvería a pasar porque Antonio Ferrera aseguró el tino y el tiro en tercero y cuarto por los rincones. Y les buscó las vueltas también con la muleta. Y de aquí para allá, sin que rompiese aquél y a la defensiva éste, afloraron el oficio curtido, la agudeza y los reflejos para conquistar una plaza que se lanzó en tromba. Como había toreado a la verónica al toro que en los albores de la gesta, no se volvió a dar. Tan noble aun sin terminar de descolgar, defecto que se acrecentó cuando se comenzó a parar.

De entre la abundancia rehiletera, un par por los adentros con el tercero y otro al quiebro por los mismos terrenos con el quinto sobresalieron por su exposición. Un quinto manso y con guasa. Recursos por doquier del matador, frescura todavía de unas piernas castigadas con más de 20 cornadas. La negativa presidencial del trofeo espoleó a Ferrera, que se fue a portagayola a las 21:45 como si no le pesase la corrida. Fuelle y fuerza para clavar un cuarto par. Valiente sin reservas. Encastado el sexto de la victorinada, con mucho que torear. Tapó a su altura sus revueltas felinas. Cayó la última oreja y el único aviso. Su cuadrilla lo sacó a hombros. El mayoral de Victorino se encaramó cual espontáneo en la procesión.

La Razón

Por Patricia Navarro. Un gran Ferrera para un buen aniversario

Ante el sofocante calor sacar una bocanada de aire, oxígeno, rondaba lo milagroso. Badajoz era, algo así, como transitar el desierto. Ante el bochorno casi febril en el cuerpo, Antonio Ferrera estaba de celebración. Y de las gordas, seis toros de Victorino Martín para él solito. Cumplía 15 años de alternativa. Quince temporadas de matador. Quince grados menos nos hubieran hecho falta a este verano recién estrenado. De la interesante corrida de Victorino Martín fue «Portovelo» quien dispuso el rumbo. Gran toro. Buen torero. El victorino marcó el viaje por abajo, hundidos los pitones, volando a ras del suelo. Era el segundo de una tarde, en la que Ferrera no se dio tregua. Salió del primero al que cerró plaza con mentalidad de hierro. El todo por el todo. Con «Portovelo» anduvo bien a la verónica, tónica de la tarde, y cuajó naturales buenos, largos y buscando esa profundidad que tenía el toro al embestir. Tuvo mucha expresión la faena y la oreja fue de justicia.

Dos se le pidieron con el cuarto, que humilló pero más orientado mediado el viaje. Ferrera apostó, dispuso, quiso y a la estocada le siguió un trofeo. Ahí paró en seco el presidente. A Ferrera no le pesaba la tarde o no se notaba. Banderilleó a los seis. Uno detrás de otro, buscando el sitio, la cara en el encuentro, aunque eso supusiera meterse por dentro y los pasó ligero por el caballo. En ocasiones palpitó el riesgo en el tendido.

Anduvo animoso con el victorino que abrió plaza, noble pero sin entrega en el viaje. Una larga cambiada de rodillas fue su declaración de intenciones con el tercero, que resultó más desigual en las embestidas. Cada tanda fue distinta, pero sin perder el interés. Ni uno ni otro.

El quinto, «Esculpido» le exigió estar muy centrado a Ferrera, atento al toro que pesaba mucho por dentro e iba al paso, despacito, analizando al enemigo. Ferrera solventó, porfió y mató con habilidad de una estocada entera, como casi toda la tarde. El público lo vio, mas el usía se negó. No lo merecía la tarde y esa puesta en escena de muchas horas de buscar, de encontrarse, de reafirmarse más de una década después.

Para colmo se fue a portagayola en el sexto. Ahí defendió el lance y le hiló una secuencia de verónicas, ya sí jaleadas de principio a fin. Se dejó de largo el sexto, humillando y exigiendo. Importante el torero. Un gran Ferrera para un buen aniversario. Interesante corrida de Victorino. El mayoral se sumó a la salida a hombros. Un exceso.

©Imagen: Antonio Ferrera, en Badajoz. | CADENA COPE

Alicante Temporada 2012.

badajoz_240612.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:17 (editor externo)