El origen de esta suerte capotera fue un momento de la lidia en el que Manuel Jiménez Moreno "Chicuelo se vio apretado por un toro y resolvió el trance de esta forma. Sucedió en 1922 en la plaza de Valencia y se cuenta que el torero tuvo que practicar el lance al llegar al hotel porque no recordaba bien lo que había hecho. A partir de ahí lo incorporó a su repertorio, pero fue en Madrid, según Pepe Alameda, donde el lance adquiere relevancia, cuando Chicuelo muestra la chicuelina en 1925 en la corrida de la Cruz Roja.
En la chicuelina, el torero se coloca de frente y el comienzo es como el de un lance en el que, al llegar el toro a la mitad de la suerte, el torero gira en dirección opuesta hasta quedarse de espaldas y después concluir el giro para colocarse de frente y poder ligar la siguiente. Por origen y ejecución, es uno de los quites con mayor sabor sevillano, pero cada torero le imprime su propia personalidad.