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Toros en Chile

(Extracto de Anima Naturalis)

Desde 1555 hasta comienzos del siglo XX, es decir, durante más de tres siglos, se practicaron las corridas de toros en Chile, comenzando en la actual capital del país, Santiago. Desde el siglo XVI y a lo largo de toda la Colonia, este tipo de competencias eran pan de cada día en Santiago del Nuevo Extremo, expandiéndose hacia el resto del país.

Para la primera corrida de toros efectuada en Chile (Santiago, 1555), se habilitó la plaza mayor de la ciudad con tolderías y tablados, durante los días de San Juan, Santiago Apóstol y Nuestra Señora de Agosto, es decir, para la festividad del Tránsito. En esa época, la corrida se hacía mayoritariamente a caballo, y no era el “matador” sino que sus “peones” los encargados de dar muerte al animal.

Durante los siglos XVI y XVII las corridas de toros en Chile fueron un juego aristocrático. El espectáculo -que se realizaba generalmente en la plaza mayor- partía con la presentación de los jugadores, quienes eran señores vestidos con una corta capa negra, daga, espada al costado y sombrero adornado con plumas multicolores.

Aunque las corridas de toros eran muy habituales en el país, recién hacia principios del siglo XVIII se comenzó en Chile el toreo “de a pie” y los intentos por construir una auténtica plaza de toros, con la férrea oposición de la Iglesia. A pesar de la popularidad de las corridas, en 1730 el obispo de Santiago dictó la excomunión de todas las personas que asistieron a una emblemática corrida realizada para reunir fondos tras el terremoto de ese año.

La iniciativa para levantar una plaza tardó años en hacerse realidad, hasta que en 1760 se autorizó la construcción del primero de estos recintos en Chile, que tuvo una dimensión de 217 metros de diámetro y estuvo a cargo del corregidor de Santiago, Manuel Zañartu. Zañartu debió atender a una larga lista de condiciones, entre las que llama la atención:“(…) La plaza debía tener dos piezas o palcos, con la decencia que corresponde; la una para los señores presidente y oidores de la Real Audiencia y la otra para el ilustrísimo Cabildo, Justicia y Regimiento (…). Se establecía, además, una formal división entre la gente ordinaria de ambos sexos y la nobleza que debía ocupar los cuartos bajos o altos” (Pereira Salas, 1974).

A comienzos del siglo XIX (en 1801), se puso en marcha una nueva plaza de toros, ahora mucho más grande y lujosa. El recinto se erigió en el basural de Santo Domingo, con una capacidad para 3.000 personas. Desde el siglo XIX, luego de problemas de incumplimientos de contratos y debido al éxito de las carreras de caballos en Renca, las subastas para adjudicarse la organización de las corridas pasaron a ser costumbre.

Sin embargo, el 27 de septiembre de 1822, durante el gobierno de Bernardo O’Higgins, el líder nacional Manuel de Salas, protestó en contra de las corridas de toros y presentó una moción para prohibirlas en Chile, porque el trato dado a los animales en estos espectáculos atentaba contra la ilustración y la cultura, “propias de costumbres civilizadas”. El 15 de septiembre de 1823, el director supremo Ramón Freire, firmó la prohibición definitiva de corridas de toros y las peleas de gallos del país, en el mismo decreto por el que se abolió la esclavitud en Chile.

Desde entonces, se frenó el desarrollo de la tauromaquia en el país, con algunas excepciones como la localidad de Colchagua, donde las corridas de toros continuaron ilegalmente hasta, por lo menos, el 1900, convirtiéndose en el principal escenario en Chile para las corridas de toros.

Continúan las corridas de toros en el país

La llegada a Chile del torero español Aransaez, en 1889, marcó un nuevo boomde las corridas de toros a nivel masivo, a pesar de la prohibición nacional. Para volver a instaurarlas obviando la normativa, el torerocreó un concepto nuevo: los “simulacros” de corridas de toros. “Creció de nuevo el entusiasmo: lo difícil era conseguir que la autoridad diera permiso, pero el primer alcalde de la comuna de Providencia, don Wenceslao Sánchez (…) concedió permiso para que se estableciera una plaza interina en el Frontón Ballesteros, en dicha comuna, revela un texto publicado en la Revista Sucesos del 14 de marzo de 1903, que cuenta la historia de las corridas de toros en Chile. De hecho, en 1900 la construcción de una plaza de toros en Providencia estaba muy avanzada, tal como lo muestra el artículo de “El Mercurio”. Mientras tanto, los espectáculos en distintos puntos del país, como Valparaíso y Concepción, eran posibles porque algunos empresarios montaron una plaza portátil para realizar estos eventos en más localidades. Las nuevas plazas de toros de la época, conocidas como “Plaza-Circo, aumentaron con la construcción de tres plazas en Valparaíso -en el Puente Jaime, en Las Delicias y Playa Ancha-, además de otras en Concepción, Talca, Curicó, Los Ángeles, Victoria, La Serena y Temuco. Por esos días, un artículo del diario nacional “El Mercurio” hablaba sobre el posible surgimiento de una escuela de toreros.

“En Valparaíso fue tal el entusiasmo que rayó en el delirio, pues poco a poco se construyeron tres plazas (…) Hay que confesar que esto ya era exagerado, porque en España, que es el país clásico de los toros, por lo general no hay más que una en cada capital o ciudad, explica la revista Sucesos. Un diario nacional de la época da cuenta de la importancia que las corridas de toros tenían en Chile a principios del siglo XX: “Conocido el entusiasmo que en nuestro público ha despertado el arte del toreo, y como una sola plaza se hace a veces insuficiente para contener a los numerosos aficionados, una sociedad iniciará la construcción de una nueva plaza, cuya ubicación se ha escogido en la calle Pio IX. Quedará en frente al Mapocho (…) y el nombre que llevará será el de España. (El Mercurio del 4 de Septiembre de 1900).

chile.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:21 (editor externo)