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Fernando Botero

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Fernando Botero sigue pintando a sus 81 años

El Mundo, 16/03/2014. ¿Y es verdad que estudió para ser torero?

Tenía un tío que me llevaba a las corridas de toros cuando yo tenía 12, 13 años… Yo estaba muy entusiasmado con los toros. Ya a los 14 años asistí durante algunos meses a una escuela que tenía en Medellín un banderillero retirado que se llamaba Aranguito. Era un banderillero muy viejo que tenía unos 10 discípulos que estudiaban para ser torero, y yo era uno de esos 10. Pero un día hicimos un ensayo con un toro de verdad de unos 300 kilos y ese día nos retiramos nueve de los 10 alumnos, yo incluido. Fue aterrador. No llegué a ser torero, pero he seguido siendo aficionado a los toros durante toda mi vida, conozco a muchos matadores y soy amigo de varios de ellos, y además he pintado muchos cuadros de toros. El único hobby que he tenido en la vida han sido los toros.

¿ Se acuerda del primer cuadro qué pinto?

Sí, claro que me acuerdo. Por mi afición a los toros empecé copiando los cuadros de un pintor español que se llamaba Carlos Ruano Llopis, que era un cartelista famoso de toros. Pero un día con 15 años ya no copie, sino que hice una naturaleza muerta. Ese día me convertí en un artista…


Botero: «Es absurdo privar a la gente de una pasión como los toros»

El Museo de Bellas Artes de Bilbao celebra el 80 aniversario del artista con una exposición que repasa sus 65 años de carrera. Hasta el 20 de enero de 2013.

Fernando Botero (Medellín, Colombia, 1932) forma parte de un selecto club de artistas octogenarios que, como David Hockney, siguen trabajando con la misma intensidad, la misma ilusión y las mismas ganas del primer día. Como regalo en su 80 cumpleaños (fue el 19 de abril), México organizó una exposición muy especial. Bajo el título «Celebración», reunía 183 obras que abordaban una prolífica carrera de 65 años, y que aún continúa.

A partir de hoy, y hasta el 20 de enero, el Museo de Bellas Artes de Bilbao acoge aquella exposición, pero más reducida: 80 obras (79 pinturas y una escultura), todas procedentes de su colección, que abordan desde sus primeros trabajos a sus series más conocidas: Latinoamérica, religión y clero, el circo, homenajes a los maestros del arte, Abu Ghraib, la corrida, naturalezas muertas… La comisaria es su hija Lina.

-Ochenta años, sesenta y cinco de carrera, y en plena forma. Es para celebrarlo por todo lo alto…

-Mantengo en el trabajo la misma energía, el mismo entusiasmo de siempre. Es lo que me mantiene vivo.

-En el catálogo se incluyen unos cuentos escritos e ilustrados por usted. Tenía muy secreta su faceta de escritor…

-Yo tampoco sabía que escribía. Los hice hace tiempo, cuando sufrí una gripe. Estaba en cama, y me puse a escribir esos cuentos, que publicaron en Colombia. Mis obras completas, en un mes (ríe), y me retiré de «la literatura».

-Mario Vargas Llosa se refiere a la sensual exaltación del volumen en su obra como «la quieta y suntuosa abundancia». ¿Le gusta la definición?

-Sí, es muy poética. Hay una abundancia en el arte, parece que el arte siempre es excesivo, en el color, en la forma… Es un buen enfoque de Vargas Llosa, un tipo de una enorme cultura, de una enorme comprensión del arte.

-Usted siempre ha dicho que no pinta ni esculpe gordos.

-No he pintado una gorda en mi vida. Nadie me cree, pero es cierto. He hecho siempre una exaltación del volumen, de la forma. Empecé intuitivamente, cuando tenía 15 o 16 años, a hacer estas figuras excesivas. Me atraía la violencia de la forma, la agresividad de la abundancia, no sé por qué. Después, en Europa conocí la pintura del Quattrocento, la exaltación de la forma de la pintura italiana… Entonces racionalicé la importancia del volumen, que yo hacía intuitivamente. La interrupción del volumen en el espacio en la pintura es la mayor revolución que ha habido. No existía antes de Giotto. Hoy hay mucha pintura plana, pintores que no creen en el volumen. Yo sí creo…

-Pasa parte del año en Europa…

-Sí. Vivo un mes en Nueva York y otro en Colombia. El resto, en Europa.

-¿Y cómo afronta esta crisis?

-Es terrible, la gente lo está pasando muy mal. Se habló tanto del milagro español… Es doloroso y no hay esperanza de una solución a corto plazo.

-Vive en lugares en los que todos querríamos vivir, siempre rodeado de belleza; se ha casado tres veces. ¿Se considera un hedonista, un dandi, un seductor?

-(Ríe) No, en absoluto. A mis 80 años no estoy para conquistas. La belleza me ha interesado siempre. Es mi vida.

-¿Le molesta que su obra sea tan identificable?

-Todo lo contrario. Me parece un logro enorme haber encontrado una forma de expresión tan distinta a todo. Pocos artistas lo logran.

-¿Le interesan artistas actuales como Koons, Hirst, Murakami…?

-Conozco sus obras, porque están por todas partes, pero no me interesan sus obras ni los admiro a ellos.

-Otro octogenario insigne, David Hockney, ha expuesto en el Guggenheim de Bilbao, cerca del Museo de Bellas Artes, donde usted va a exponer. Creo que no es fan del Guggenheim…

-Es un museo que se concibió como un monumento al arquitecto, a Gehry. No se hizo para exhibir arte, que necesita espacios neutros, sin distracciones. El Museo de Bellas Artes tiene esas características. Prefiero haber sido invitado a este museo que al Guggenheim, un lugar prácticamente imposible para hacer exposiciones.

-Deduzco que no cruzará a visitar el Guggenheim…

-Fui en su día para ver eso tan importante que había hecho Gehry. Pasé unas horas y listo. Es un arquitectura revolucionaria, pero no para un museo.

-¿Qué le parece a un taurino de pro como usted que hayan prohibido los toros en Cataluña?

-Me parece absurdo y doloroso que priven a tanta gente de una pasión como esta. No solo los toreros, que viven de ello, sino también el público. Esta prohibición tiene mucho más que ver con la política que con la realidad misma. En Bogotá, el alcalde también decidió prohibir las corridas. Y en Ecuador prohibieron matar los toros. No sé qué está pasando. Deberían, pues, acabar con muchas cosas, como la cacería. Hay que respetar a la gente que tiene esta pasión, que da trabajo a muchos y proporciona alegría a la gente. Es una gran tradición cultural: pintaron la corrida Manet, Goya, Picasso, Bacon… Es algo que no se ve, en cambio, con el fútbol. No hay un gran arte inspirado en el fútbol. Es un mal momento para la tauromaquia, para el arte… Para todo.

-¿Qué piensa de la que se ha liado con las caricaturas de Mahoma?

-Ha habido ataques muy graves contra el cristianismo, contra la religión católica, y nunca ha habido una reacción similar. Creo que es excesiva esa sensibilidad que tienen los musulmanes cuando se toca a Mahoma. Pero es un tema muy delicado. Es una provocación absurda y gratuita sacar estas caricaturas en ese semanario francés. Y más sabiendo que ya ha muerto mucha gente por casos similares. Es una irresponsabilidad, por mucho que haya que respetar la libertad de expresión.

-Hace años conoció en Madrid a Esperanza Aguirre. ¿Sabe que ha dimitido como presidenta de la Comunidad de Madrid?

-Sí. Es una persona que ha tenido una gran importancia en España. Va a ser una pérdida muy grande, es una persona muy capaz.

-A estas alturas, ¿qué retos le quedan por cumplir?

-Mi aspiración es seguir vivo. Cuando se acabe esto ya no podré pintar más.

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Arte y Cultura.

fernando_botero.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:19 (editor externo)