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John Fulton

Filadelfia (USA), el 25 de mayo de 1932. Afincado en Sevilla

Temporada 1961: torea en El Puerto de Santa María (1 oreja) y en Las Ventas de Madrid.

Alternativa: Real Maestranza de Sevilla, el 18 de julio de 1963, corrida de la Prensa. Padrino: José María Montilla. Testigo: César Faraco. Debía haber sido el padrino el venezolano Faraco, más antiguo, pero un error de imprenta puso a Montilla por delante. El delegado gubernativo se empeñó en que se respetara el cartel impreso y no la legalidad. Los toros fueron de Félix Moreno (petición de oreja y vuelta al ruedo). El primero de sus toros pesaba 503 kilos; el segundo, 576.

Confirmación en Madrid: el 29 de octubre de 1967, de manos de José Mata con un toro de Benítez Cubero, junto a Luis Navarro que también confirmó, y Manuel Vidrié que rejoneó un novillo.

Última actuación en España: el 30 de setiembre de 1973.

Temporada 1974: el 6 de octubre torea una corrida extraordinaria celebrada en la base americana de Rota, junto a los norteamericanos Robert Grijalva, Joseph Stephens, Diego O´Bulger y Bob Chipres.

Corrida trágica: Actúa el 27 de agosto de 1978 en una corrida en Tijuana. En ella el banderillero Francisco Madrigal “Chinanas” sufrió una tremenda cornada en Tijuana por un toro de la ganadería “Boquilla del Carmen”, de la que moriría a la semana, el 3 de septiembre. Actuaba en la cuadrilla de Marcos Ortega que alternaba con Fulton y Carlos Serrano “El Voluntario”.

Última actuación: San Miguel de Allende (México), 1994.

Falleció: Murió en Sevilla, el 20 de febrero de 1998.

Otros datos: Amigo de Curro Camacho, que lo ayudó al principio de su carrera y quien escribió un libro sobre su vida titulado “John Fulton, nuestro amigo Quijote”. Amigo de Juan Belmonte, a cuya finca iba a los tentaderos. Lidió muchas veces en México. Una vez retirado se dedicó de lleno a la pintura e intentó el apoderamiento, que consiguió al final con Atsuhiro Yamamoto “Niño del Sol Naciente”, que posteriormente sufrió una tetraplejia en una cogida. Importantes personas tienen obras suyas: el Papa Juan Pablo II, Ernest Hemingway, Adlai Stevenson, James Michener, Peter Otoole… y cuelgan en famosos museos, como el Taurino de Ronda, galerías, bibliotecas, colecciones privadas de todo el mundo.

El torero, retratado en la desaparecida Casa Palacio del Marqués de Aracena en Sevilla.

John Fulton: un yanqui en la Maestranza

ABC, 11/06/2022. Por Félix Machica. Que liguen tus cenizas con el albero de la Maestranza y con la arena de otras plazas mexicanas es un tributo post mortem que solo está al alcance de los elegidos. Si, además, no naciste ni Triana ni en Guanajuato, sino en el corazón de Filadelfia y tu acento y jechuras te acusan de forastero, entonces lo mejor es parar, mandar y templar, para saber bien de quién estamos hablando. John Fulton fue uno de esos románticos angloparlantes que llegaron hasta Sevilla en, digamos, una segunda oleada de viajeros románticos. Vino buscando pelea en los tentaderos y círculos taurinos para convertir el sueño que tuvo en su Filadelfia natal en realidad. Allí, viendo en el cine 'Sangre y arena', con un jovencísimo Tyrone Power émulo de matador de la escuela hemingweiana, tuvo la revelación de que iba a ser torero en Sevilla.

Había estudiado pintura y escultura en el Instituto de Arte del museo de Filadelfia. Pero llevaba sangre y arena en sus mismas trancas. El único arte que pasaba por su corazón tenía música de pasodoble y dos orejas en las manos…

Hay veces que uno piensa si es el destino quien te busca o eres tú quien sales a la vida a buscarlo. Sea como fuere, el joven Fulton conoció en Filadelfia a una bailaora flamenca, al igual que en la película que marca su vida, novia a su vez del guitarrista que la acompañaba. El guitarrista era un sevillano que había sido torero y estaba en los yunaites como refugiado. Se ganaba la vida tocándole a la bailaora sus palos más festeros y cortando coletas en su barbería, un auténtico templo a la memoria torera de su vida, repleta de fotos de grandes maestros de la época. En aquella barbería, situada al sur de la ciudad de Filadelfia, el yanqui torearía de salón guiado por el barbero, su primer maestro. Fulton tuvo motivos para pensar que la vida se le había revelado y que no pararía hasta llegar a Sevilla y triunfar en la Maestranza. Antes toreó por México, aprovechando la beca de estudios en la Escuela de Arte San Miguel Allende, ganándose el apoyo de toreros como José Ortiz y Luis Procuna 'El berrendito de San Juan'.

Fulton tenía una planta espectacular. De galán de la Paramount. Alto, fornido, atlético, de rostro amable y formas exquisitas. Cayó en Sevilla un Viernes Santo de 1956, con 21 años. Y ese día, metafóricamente, le iba a marcar el calvario que tuvo que subir para llegar a hacer realidad su sueño. La Sevilla de entonces, la taurina y la intelectual, lo tomó por el loco yanqui que quiere saltarse el tabú que dicta que nadie ajeno al mundo mediterráneo e ibérico puede ser matador de toros. No sé, algo así como si su amigo el barbero de Filadelfia hubiera pretendido tocar el banjo para acompañar el baile de unos vaqueros en un festival country. Pero Fulton vino decidido a escuchar los pífanos de la gloria en la Maestranza y no paró hasta conseguirlo. Se enamoró hasta las trancas del barrio de Santa Cruz, logró infiltrarse en los círculos menos cerrados de la ciudad, amigó con Belmonte, Rafael el Gallo, El Cordobés y Pepe Luis Vázquez, aunque no logró hacer buena química con Antonio Ordoñez. Su estudio y galería en la plaza de la Alianza fue siempre un ágora para intelectuales y amigos yanquis que venían a visitarlo para ver la obra del torero artista y tertuliar sobre Hemingway. En su casa chalé de Manuel Siurot, Santa Cecilia, la cola de aquel cometa de viajeros románticos, tenía parada y fonda, siendo espectacular la estancia del escritor James Michener. Famoso por su novela 'Sayonara', escribió una guía de los caminos de España que tituló Iberia, con fotografías de Roberto Vavra. Tanto Fulton como su hijo Federico, un gitanito jiennense que la bonhomía del yanqui aconsejó que lo adoptara, fueron fotografiados innumerables veces por este fotógrafo que dejó en Sevilla un libro que tituló 'Carmen'. En ese volumen aparecen personajes de la ciudad de entonces, desde la jovencísima galerista Juana de Aizpuru a la 'Chocho de Oro', una madame mantenida a cuerpo de marquesa por un paseado aristócrata local, que regentaba una muy concurrida mueblé en la calle Bailén.

Tras torear animales que se sabían la enciclopedia británica y deshechos de tientas con más peligro que un ruso en Kiev, el joven Fulton se bautiza torero un 18 de julio de 1963 en la Maestranza. Fue su padrino José María Montilla y los toros de la ganadería de Félix Moreno. En un festival benéfico, el Yanqui, como le llamaban con cierto desdén, le cortó una oreja a un miura. Había conseguido hacer realidad lo que vio en aquella película en su Filadelfia natal. Y convenció a los más puristas de que se puede tocar flamenco inspirándose en los cerezos en flor del parque japonés de Hirosaki y torear en la Maestranza como matador echándole casta y coraje a sus sueños, aunque viniera del país del pato Donald. Los tabúes existen. Pero hay héroes que los encaran y se adueñan del fuego de su singularidad. Fulton, según me cuenta la artista Isabel Gómez Oñoro, que lo conoció, fue un pintor notable y un dibujante muy cotizado. Vivía de sus clientelas locales, nacionales y las muy dolarizadas norteamericanas. Pintaba con la sangre de los toros. Cosa que descubrió en un viaje a las cuevas de Altamira, quedando impresionado de los que los hombres de la saga del Oso cavernario habían pintado en las rocas de sus paredes. Fulton los imitó. Habló con amigos médicos que le aconsejaron qué hacer para que la sangre no se diluyera. Y dibujó sus toros y toreros con la sangre totémica de un animal sagrado que siempre consideró. Cuando murió de seis infartos en febrero del 98 a los sesenta y seis años, los maestrantes creyeron justo y necesario que sus cenizas se fundieran con el albero de sus sueños, que fueron siempre los de un yanqui en la plaza más bella del mundo…

Imagen, arriba. Tomada en 1962 nos muestra un descanso en el rodaje en Sevilla de la película 'Lawrence de Arabia', donde intervino como extra como tantos sevillanos de la época. Aquí, Fulton acompaña a la estrella británica Peter O'Toole, que le dio vida al indisciplinado teniente británico Lawrence en el film de David Lean, que lideró un ataque sorpresa de los beduinos del rey Faysal a los turcos. El torero pintor fue siempre un foco de atracción para escritores, actores y artistas angloparlantes.

john_fulton.txt · Última modificación: 2022/06/13 09:02 por Editor