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PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS

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Domingo, 1 de abril de 2012

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Jandilla y uno de Vegahermosa (2º) (de buenas hechuras poca fuerza y calidad, dentro de las desigualdades morfológicas de un conjunto con cuatro cinqueños; mal hecho y malandado el frenado 3º; mentiroso y sin fondo el 1º; desbravado también el 4º; noble pero sin duración y lastrado de los cuartos traseros el 5º; un 6º grandón y vacío).

Iván Fandiño. De caña y oro. Estocada algo atravesada y descabello (silencio). En el tercero, media estocada y dos descabellos (silencio). En el quinto, estocada. Aviso (saludos desde el tercio).

David Mora. de blanco y azabache. Estocada fulminante (silencio). En el cuarto, pinchazo, pinchazo hondo y dos descabellos (silencio). En el sexto, estocada desprendida. Aviso (silencio).

Entrada: Dos tercios de entrada.

Crónicas de la prensa: El Mundo, ABC, La Razón, El País, COPE.

©Imagen: Iván Fandiño y David Mora saludan una ovación antes de arrancar el festejo /PALOMA AGUILAR/ABC.

EL MUNDO

Por Vicente Zabala de la Serna. La corrida de Jandilla revienta el mano a mano Fandiño-Mora

Hicieron el paseo mano a mano Iván Fandiño y David Mora. Al romperse, Las Ventas les tributó una ovación en recuerdo de Otoño. Iván de Orduña se fue a portagayola con el capote a la espalda. Como si tal cosa. Ya lo hizo en Pamplona la temporada pasada. En cada lance estuvo cogido. Hacía aire para más inri. Terrible mérito. Bestial. Un quite por chicuelinas lo cerró con bella media. Respondió Mora con otro por tafalleras y otra media de empaque. El toro sólo tuvo la inercia que le confirió Fandiño. Muerta la inercia en el segundo derechazo, el jandilla no puso nada de su parte. No hubo historia ninguna con un tercero mal hecho. Y como tal se movía. Malandado, frenado y a la defensiva. El quinto salió lastrado de los cuartos traseros pero quería. Apoyaba de pena. Pero quería. Y Fandiño quiso. Sobre la mano derecha. Dos series muy buenas. De embroque. Y hasta ahí el toro. La tercera ya le pesó. El resto fue insistir. La estocada fue monumental. Ganadora de saludo desde el tercio por sí misma. El aviso también.

El segundo, con el hierro de Vegahermosa, tenía tan buenas hechuras como escasa fuerza. Pero la nobleza habitaba en su ser. La lidia no fue buena, a la contra un galleo por chicuelinas con el toro gateando en cada salida. Menos capotazos y más temple. El que David Mora le puso sobre la mano derecha. No hubo fuelle en la embestida más allá de dos series. La estocada fulminante tuvo nota. Al cuarto también se lo ciñó David Mora por chicuelinas. En largo con la muleta lo quiso estirar. Pero no había nada que alargar quitada la inercia. Otro silencio. El sexto, burraco, era una cosita de 631 kilos, también cinqueño. David Mora invitó al sobresaliente Miguel Ángel Sánchez hacer un quite. Un detalle. Pareó El Chano buscando las palmas. Brindó a Feliciano López, el gran tenista. Hubo torería en el inicio. Eso fue lo que duró el toro.

ABC

Por Andrés Amorós. Vientos fuertes, toros flojos

Primera corrida de la temporada en Las Ventas: ilusionante mano a mano, ovación inicial a los toreros; luego, casi nada… La fuerza está en el viento, no en los toros de Jandilla. No fracasan Fandiño y Mora pero tampoco triunfan.

No es feliz la vuelta de la ganadería de Jandilla a esta Plaza. La corrida, desigualmente presentada, es noble pero deslucida: el segundo y el cuarto, muy flojos. Todos se paran, transmiten muy poco, se apagan enseguida. Como las antiguas gaseosas de bolita… Con estos toros, aquí, no cabe triunfar, aunque los dos diestros muestren su disposición, toda la tarde.

<img width="309px" height="133px" src="http://www.larazon.es/images/uploads/image/f0/f6/366078/c617x266_toros.jpg?1333310537">

LA RAZÓN

Por Patricia Navarro. Jandilla se opone al duelo de titanes

Lo teníamos todo. O quizá no. A eso de las seis de la tarde, despejado el paseíllo, Iván Fandiño, el torero de Orduña, nos puso a bombear el corazón, antes siquiera de que fuéramos conscientes de que la guerra había comenzado. Se daban cita los dos titanes que cambiaron su rumbo en la pasada temporada. Mora-Fandiño. Mejor dicho Fandiño-Mora, que la antigüedad en el toreo sigue marcando la pauta. Y la guía de ayer, en ese esperado duelo, pareció estar teñida por la ambición. Al menos en los albores, cuando quedaba todo por ocurrir. Qué sabíamos.

Fandiño, con un terno caña y oro, se fue a la puerta de chiqueros, donde la fiereza del toro no deja lugar a la marcha atrás. No se postró de rodillas, como dicta la portagayola. No. Aquello era otra historia. Se echó el capote a la espalda, mientras el viento resoplaba, amenazante tal vez. Nos abocaba al abismo. Sin ánimo de enmendarse, Fandiño aguantó esa primera arrancada del toro que salía a la luz directo del corral. La brusquedad inaugural del animal se encontró con el aplomo del torero para pasarse al Jandilla por la barriga una y otra vez. La cosa iba en serio.O eso creímos. David Mora no dejó pasar su turno de quites y firmó unas tafalleras bien solventes. Pero el Jandilla, ajeno a lo que se debatía en el ruedo, puso nobleza, sí, iba y venía, pero de ahí a la emoción había una barrera que se hizo infranqueable. El viento sumó. A la contra, claro. Y la faena acabó sin definición.

Lo mejor del segundo, turno de David Mora, fue una estocada de libro. Perfecta y de efecto fulminante, de las que dejan buen sabor de boca por el sello de la pureza. Se protestó al toro de Vegahermosa, más justo de remate, y peor todavía de fuerzas. Intentos de Mora.

El tercero fue definitorio para minar en el ánimo del público. Nada por aquí. Nada por allá. Ni a fuerza de magia. Los toros de Jandilla parecían haber llegado a Madrid con el fin de reventar el espectáculo. Ni movilidad, ni entrega, ni bravura. Difícil sustentar así un duelo, y una tarde. Segundo mano a mano frustrado en apenas seis meses, el primero en Otoño con la de Gavira. Sobra decir que en el mismo escenario. Fandiño, que brindó a Feliciano López, también lo haría Mora en el sexto, anduvo el tiempo justo para no dilatarse en los pormenores con el tercero.

El quinto, con esa movilidad que duró un suspiro, nos dejó entrever la solidez de la muleta del vasco, que sí se encajó y aprovechó aquellas arrancadas, sabiendo que la fogosidad de la embestida pronto quedaría en cenizas. Quería el toro. De ahí a poder… No pudo. Un par de tandas hilvanó Fandiño y una estocada de volcarse sobre el morrillo, que sólo con eso mereció la ovación desde el tercio.

Un torazo de 630 kilos salió para cerrar plaza. Quería poner bien la cara, pero más en intenciones que en realidades. Mora insistió, intentando desperezarse de la tensión de la tarde, pero nada quedaba de la ilusión que nos había llevado a la plaza. Del renqueante cuarto quedó una faena liviana. Dos horas exactas de festejo. Qué lejos se había quedado aquel prometedor comienzo. Dos mano a mano dos, para condenar el toreo. Las cositas de Madrid…

Imagen: Rubén Mondelo | La Razón

COPE

Por Sixto Naranjo. Veintidós años y un día de condena

Veintidós años llevaba la ganadería de Jandilla sin lidiar en Las Ventas. Pues que pese sobre ella otros veintidós años y un día de condena tras ver el muestrario de mansedumbre que ha lidiado Borja Domecq en el esperado mano a mano programado por Taurodelta para este Domingo de Ramos.

De nuevo Taurodelta se la ha vuelto a colar a los apoderados de Iván Fandiño y David Mora. Si en la pasada Feria de Otoño les torpedeó con una indecorosa corrida de Gavira, esta vez les anunció con la Jandilla. Un caramelo para figuras, les dirían… pues en la penitencia llevan el castigo. Dos de dos.

Lo que se anunciaba como un duelo en la cumbre entre los dos toreros que insuflaron aires renovados el año pasado al escalafón, ha acabado en un suplicio para el público que ocupó la mitad del aforo del coso venteño. Sólo Iván Fandiño saludó una ovación. Fue en el quinto, el único que aguantó al menos dos tandas en la faena de muleta. Esos viajes fueron conducidos con mando, mano baja y ajuste en el embroque por el torero vasco. Pero el toro dijo nones por el pitón izquierdo y a partir de ahí el nivel de la faena nunca volvió a lo alcanzado en esas dos primeras tandas. La ovación final no fue consuelo ni para el torero ni para los aficionados.

Fandiño salió a por todas desde el primer toro, al que recibió por gaoneras. Emoción y declaración de intenciones que de poco sirvieron ya que el toro llegó al último tercio desfondado y sin chispa. Menos opciones tuvo con el tercero, un toro frenado en cada pase al que se quitó de en medio con prontitud.

Sin dar un paso atrás, pero sin mostrar los argumentos con los que encandiló a los públicos el año pasado pasó David Mora por Las Ventas este Domingo de Ramos. Mora estuvo solo correcto con los tres toros que conformaron su lote. Con el inválido segundo de Vegahermosa se mostró templado y pausado por el pitón derecho. Faena a menos con el cuarto, que soltó mucho la cara y desparramó la vista. Y el que cerró plaza, un serio cinqueño que sólo tuvo fondo para aguantar una tanda inicial, David Mora solo pudo lucir en un inicio torero y una tanda en redondo dando distancias a su oponente. El toro no tuvo más y ahí acabó la historia de un festejo que tendría que hacer recapacitar a más de uno. A dos, que hoy era el caso…


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COPE

Por Rosa Jiménez Cano. Mano a mano decepcionante

El festejo estaba llamado a cambiar el rumbo de la fiesta. Ante las amenazas que cada vez con más frecuencia sufren las corridas de toros, carteles como el que se anunciaba en esta fecha tan taurina servían para generar ilusión en el aficionado. Poco importó que a eso del mediodía, poco después del apartado, un grupo de antitaurinos hiciera una representación satírica con sangre simulada y una señora casi desnuda para escenificar el dolor que sufren los animales. Cuando se siente el veneno de la afición por dentro es fácil encontrar un motivo para ir de nuevo a la plaza.

Ser aficionado a los toros es, cada vez más, parecido a convertirse en un ludópata. Ese que un buen día apostó al rojo y le tocó. El que vio, aunque solo fuera por un instante, torear de verdad, anhela repetirlo. Ese que se arrebató en el tendido, ese ya está condenado. No le queda otra que apostar una y otra vez, pero muy pocas veces la bolita se para en la combinación deseada. Esta tarde la plaza registró una gran entrada, más de 10.000 almas en la piedra y nada, la suerte estuvo en algún otro lado, lejos de Las Ventas. No hubo atisbos de toreo más que en algún detalle suelto.

Plaza de toros de Las Ventas. Corrida del Domingo de Ramos. La mitad del aforo cubierto. Cinco toros de la ganadería de Jandilla y uno, segundo, de Vegahermosa, correctos de presentación, nobles, justos de fuerzas y algo parados.

Iván Fandiño: silencio, silencio y saludos tras aviso.

David Mora: palmas, silencio y silencio tras aviso.

El mano a mano entre Iván Fandiño y David Mora tenía todos los ingredientes para funcionar. Para empezar una ganadería de las que no suelen oler los modestos, Jandilla. Para seguir, la televisión, Digital +, para ellos solitos, para mostrar sus virtudes a todo el planeta taurino. Los dos coletas han tomado la senda de torear tanto como les han ofrecido, en España o en América, y mantener una constancia envidiable.

Ni Fandiño ni Mora son figuras todavía, pero están en el camino. El domingo de Ramos iba a ser el pelotazo final pero se quedaron a las puertas. En parte por la corrida, aunque noble fue algo floja, y en parte, por la falta de ambición. Los diestros no terminaron de apostar, de decir “si el toro no embiste, embisto yo”, de tener solo dos puertas en la cabeza, la grande o la de la enfermería. Les faltaron ganas para convertir en un injusticia cada vez que su nombre no aparezca en una feria… En definitiva, faltó una dosis extra de ambición. Es fácil decirlo desde el tendido, pero eso es precisamente lo que marca la diferencia entre ellos, los que quieren copar los primeros puestos del escalafón y aquellos que se conforman con sumar alguna que otra tarde.

Este cartel ya se dio el pasado Otoño. Entonces el error fue la corrida de Gavira, peor todavía que la de esta segunda edición. Es difícil que la empresa y la afición se presten a un tercer intento. Tanto Mora como Fandiño quiero poner emoción, Fandiño calentó la tarde con su recibo a portagayola, por gaoneras, en el primero, un poco más allá de las rayas de picar. Hubo, en general, un buen uso del estoque. Mora se pasó cerca al astado en un quite por chicuelinas. Aunque se sumen todos estos momentos de interés no dan un salgo positivo para una tarde que tenía que haber marcado el rumbo de la temporada, que iba a renovar el escalafón, traer oxígeno y un montón de bondades que han terminado en el desolladero de los sueños perdidos.

Imagen: J.J. Guillén | EFE


Madrid Temporada 2012.

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