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Plaza de Toros de Las Ventas

Domingo, 02 de junio de 2019

Corrida de rejones

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Guiomar Cortés,

Caballeros rejoneadores:

Diego Ventura: rejonazo en dos tiempos (oreja); tres pinchazos, rejón casi entero (saludos).

Leonardo Hernández: rejonazo infame, rejón trasero y caído (oreja); rejón trasero (oreja).

Juan Manuel Munera: que confirmó alternativa, medio rejón, aviso, pie a tierra, dos descabellos, segundo aviso, cuatro descabellos más (silencio); tres pinchazos, rejón trasero y caído, pie a tierra, siete descabellos, aviso, tres descabellos más (silencio).

Entrada: No hay billetes, 23.624 espectadores

Imágenes: https://www.las-ventas.com/la-tarde-tras-el-objetivo/las-ventas-02-de-junio-de-2019

Video: https://twitter.com/i/status/1135287535939313664

Crónicas de la prensa

Las Ventas

Leonardo Hernández conquista su décima puerta grande

Esperó Ventura al segundo en los medios para colocarle de salida un rejón de castigo. Empezó fuerte con Nazarí moviéndolo a dos pistas y llevándolo pegado a la grupa. Con Gitano y la larga al quiebro y con el par a dos manos con Dólar sin el bocado fue el éxtasis. El rejón entero provocó derrame y cortó una oreja. Hizo debutar al caballo Joselito en Las Ventas con el cuarto. Faena de importancia con Sueño saliendo pegado a tablas muy ajustado y con Lío al quiebro viniéndose de lejos. De nuevo dos al par con Dólar sin bocado pero el rejón de muerte le dejó sin puerta grande.

Faena intensa la del tercero de Leonardo Hernández con un toro que tampoco tenía una gran movilidad. Mérito de Leonardo a destacar con Enamorado y Xarope. Tras un pinchazo lo clavó entero y cortó una oreja. Mayor intensidad con el quinto de la tarde. A lomos de Calimocho calentó los tendidos con largas de frente y por derecho. A lomos de Xarope una rosa y una corta al violín antes de un rejón de muerte certero que le valía otra oreja y suponía su décima puerta grande.

Confirmó Juan Manuel Munera a lomos de Misterio para colocar un rejón de castigo. Cerró con Escándalo para poner dos cortas y dejar un rejón de muerte casi entero que necesitó de varios descabellos. El sexto resultó muy parado y dejó su disposición. Estuvo desafortunado con el rejón de muerte.

ABC

Por Andrés Amorós. Triunfan Leonardo y Diego Ventura en Las Ventas

Se coloca de nuevo el cartel de «No hay billetes», en el tercer festejo de rejones de la Feria (queda uno más), a pesar de que «el calor que hace esta tarde / es una barbaridad» (adapto a don Hilarión, en «La verbena de la Paloma»). Sólo el rejón de muerte impide que Diego Ventura abra de nuevo la Puerta Grande: después de dos extraordinarias faenas, se queda en una oreja. Sí lo consigue Leonardo Hernández, por décima vez, con un trofeo en cada toro, por dos faenas de entrega y vibración.

Sabiendo que es perfectamente inútil, debo repetirme: sólo un encuentro de los dos grandes rivales, Pablo Hermoso y Diego Ventura, sería un acontecimiento, en el rejoneo. Pero no están en el mismo momento de su carrera y Pablo no quiere torear con Diego, en Madrid, ante las cámaras de la televisión. Se comprende pero es una lástima, para los aficionados: habría sido un extraordinario espectáculo, que habría dado gran lustre al toreo a caballo.

Dentro y fuera de la Plaza, mucha gente sigue hablando de «lo de Ferrera» (antes, hablaban de «lo de Roca Rey» y «lo de Pablo Aguado»). Los que no lo vieron, preguntan si fue para tanto. La respuesta es unánime: «Sí fue para tanto». Muy pocos casos conozco de una evolución positiva tan grande, en un matador de toros. Su esfuerzo por encontrar su nuevo estilo merecía un éxito tan rotundo como el del sábado. Además, en el acto de entrega de los premios de la Federación Taurina de la Comunidad de Madrid, la opinión de los aficionados es unánime: hace años que no vivíamos una Feria de San Isidro tan apasionante. (Lo mismo sucedió en la Feria de Abril). En general, tanto las primeras figuras como los que no lo son están haciendo el esfuerzo: han llegado los triunfos y también las cornadas (las dos caras de la Fiesta). Por eso -y por hastío de la política- se vuelve a hablar de toros como hacía mucho tiempo que no se hablaba…

Los toros portugueses de María Guiomar Cortes de Moura han propiciado aquí buenos triunfos. Esta tarde, son manejables, en general.

No sigo el orden de actuación de los caballeros, por la confirmación de alternativa. (En la gran película «Tarde de toros», Manolo Morán lo explica magistralmente a una señora francesa). Juan Manuel Munera, de Villarrobledo, se luce en banderillas con las piruetas de «Dámaso» (homenaje a otro manchego); arriesga con «Arrebato», sufre varios pitonazos; se luce con «Escándalo» (como la canción de Raphael: «Si lo nuestro es pecado / no dejaré de pecar»). Acierta en el rejón de muerte pero falla con el descabello, escucha dos avisos. Intenta quebrar de salida al último. Se adorna delante del toro con «Quitasueños»; se mete en su terreno con «Arrebato». Con el toro parado, acierta con el rejón a la cuarta y vuelve a encasquillarse con el descabello. Salvo en la suerte suprema, su actuación ha sido digna.

En el tercero, noble pero soso, Leonardo Hernández acierta en los quiebros con el muy flexible «Enamorado», citando muy de lejos y clavando en lo alto, con gran entrega. Lo empaña un poco al matar a la segunda: oreja. En el quinto, calienta el ambiente con las piruetas de «Eco». Con «Xarope», su estrella, clava la rosa y una corta, al violín. La espectacularidad del rejón de muerte decide la nueva oreja y, por décima vez, abre la Puerta Grande.

El centro del interés lo ocupa Diego Ventura, que acude con nueva imagen, engominado el pelo. Después del rabo y los seis toros, en Madrid, del año pasado, nadie le discute la primacía. Brinda a la familia del fallecido futbolista Reyes el segundo, al que clava un rejón a porta gayola (una suerte insólita y difícil). Con «Nazarí», su estrella, arma el lío al llevarlo cosido, en una vuelta completa, templa la embestida, juega con el toro. Con «Gitano», quiebra y clava al violín, una suerte espectacularísima, que pone al público en pie. El par a dos manos, sin cabezal, con «Dólar», completa la gran faena. Clava en dos tiempos el rejón de muerte y produce derrame, aunque está en buen sitio (así lo señala Diego al Presidente): oreja. Sin ese accidente, era faena de dos. Recibe al cuarto con «Joselito», un caballo nuevo, que viene de California. El extraordinario «Sueño» torea templadamente con la grupa, con «trincherazos» por dentro, y sorprende yendo hacia atrás, antes de clavar. «Lío» hace honor a su nombre, en un quiebro impecable. Repite el par sin cabezal con «Dólar», clavando al sesgo, con mucho mérito. El triunfo grande está cantado pero mata a la tercera y se frustra la Puerta Grande. No importa: su actuación ha sido extraordinaria. Ha pasado del «Sueño» (el eterno sueño del arte) a montar un gran «Lío» y ha confirmado su primacía, en el toreo a caballo. Nos ilusiona volverlo a ver en la corrida de la Beneficencia. En cualquier disciplina artística, ver al número uno emociona a todos los públicos.

Postdata. En el programa televisivo de Bertín Osborne, Juan José Padilla ha vuelto a dar una lección de sencillez, humanidad y autenticidad. No sólo afecta al toreo, sino a la vida, en general: defensa del esfuerzo, del trabajo, de la necesidad de luchar para conseguir nuestros sueños, de saber estar en su sitio y «crecerse ante el castigo». Son los mejores valores que nos transmite la Tauromaquia. Por saber transmitirlos, Padilla se ha convertido en un héroe popular.

La Razón

por Ismael del Prado Ventura abruma, Leonardo triunfa

eonardo Hernández sumó su décima Puerta Grande en Madrid en una tercera de rejones de San Isidro en la que Diego Ventura, acero romo, abrumó por su rejoneo de figura máxima. El pacense paseó una oreja de un tercero con movilidad pero sin pujanza con el que destacó un gran tercio de banderillas sobre “Enamorado”. Otra sumó del manejable quinto, con el que destacó el toreo a dos pistas sobre “Calimocho”, estrella de su cuadra, y dos rosas al violín sobre “Xarope”, con el que estuvo certero esta vez con el rejón de muerte.

A portagayola esperó Ventura al altote segundo con “Campina”. Un único rejón de castigo. Crudito. “Nazarí” hizo el resto. Su enésima cátedra. Literalmente cosido al estribo dos vueltas completas al ruedo antes de clavar en la misma cara. Ajustadísimas las batidas posteriores. “Gitano”, una de sus novedades, formó un lío clavando al quiebro… ¡y al violín! Antes del par a dos manos sin cabezada sobre “Dólar” citando a pocos metros. Metió el rejonazo en dos tiempos y paseó una oreja. Sólo una, porque el derrame, de aparatoso, encogió la mano al tendido, sin fijarse que estaba en lo alto. Sí marró con el acero en el quinto, otra obra cumbre. Alboroto grande con “Sueño”, templando de costado y pegando auténticos muletazos en los cambios de pista por los adentros. Dos consecutivos simplemente imposibles. “Lío” dejó dos farpas andando para atrás y otorgando todas las ventajas al toro, que tuvo celo, como con “Dólar”, citando a un metro y en paralelo a tablas. También era de dos.

“Pueblo” fue el de la confirmación para Munera. Algo desentendido de salida, el manchego lo enceló con “Misterio” y luego pisó terrenos comprometidos tanto con “Dámaso” como con “Arrebato”. Expuso mucho ofreciendo el pecho con ambos. Pero marró varias veces con los aceros y fue silenciado. Mismo pecado tuvo la faena al que cerró plaza, donde arriesgó otra vez con “Arrebato” citando muy en corto. Su concepto merece volver.

El País

Por Antonio Lorca. ‘Nazarí’, un alboroto

Nazarí, un caballo torero lusitano de doce años, es sinónimo de alboroto. Sale al ruedo y lo inunda todo de torería. Es un espectáculo en sí mismo. Diego Ventura consiguió con él algunos de los momentos más brillantes de su completa actuación ante el primer toro. Solo la colocación del rejón de muerte, que provocó una abundante hemorragia, enfrió los ánimos del respetable, entusiasmado con el sentido del temple de Nazarí, con el que protagonizó un extraordinario tercio de banderillas y enseñó los secretos del temple con los despuntados pitones del toro enhebrados en la piel del equino. Con Gitano clavó garapullos al violín con quiebros contrarios, y la locura colectiva la alcanzó con Dólar, con el que se lució en un par a dos manos sin la cabezada.

En fin, una actuación tipo Ventura, superior, propia del rejoneador que ocupa la cima del torero a caballo con todos los honores.Y todo lo anterior lo corroboró ante el cuarto. Otra vez, delirio con Dólar, —banderillas sin cabezada— que se despidió andando hacia atrás de espaldas a la puerta de cuadrillas entre el fervor popular; y salió Sueño, otro torero, verdadero señor del temple, que se cuela por los adentros sin espacio entre el toro y las tablas; y Lío, el experto en quiebros, con el que rozó la perfección.

Solo un pero a la gran actuación de Ventura: otra vez, toros muy descastados, amuermados y cansinos. Otra vez, la necesidad de que un rejoneador de su categoría se enfrente a otras ganaderías. Otra vez, la urgencia de que el rejoneo ofrezca sensación de riesgo. Los toros de ayer, despuntados en exceso y mal presentados, eran impropios de esta feria. Serán más baratos que otros hierros, pero no esconden la presunción de engaño.

Leonardo Hernández se las vio, primero, con otro toro descastado y con escasa vida, ante el que destacó en pares de banderillas al quiebro y templó con torería a lomos de Enamorado. Conectó bien con el público y paseó una oreja a pesar de que mató mal. Otro trofeo paseó del quinto, tras una actuación correcta, ante otro toro descastado al que mató de un rejón sin lucimiento.

La campana salvó a Juan Manuel Munera, que confirmaba la alternativa, de que le echaran su primer toro al corral. Hubiera sido un borrón muy grave. Además, el grave correctivo no hubiera hecho justicia a una actuación solvente, propia de un caballero aún poco experto, pero criado en la escuela de la ortodoxia. Su debut en Las Ventas fue con un animal manso de solemnidad que buscaba con afán la puerta de salida. Templó con torería, se dejó tocar en muchas ocasiones las cabalgaduras, pero aprobó el duro examen, aunque emborronado con el rejón de muerte. Su esfuerzo ante el muy parado sexto fue evidente, lució en banderillas con Quitasueños' y Arrebato, y suspendió con el rejón final.

Madrid Temporada 2019

madrid_020619.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:14 (editor externo)