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Plaza de Toros de Las Ventas

Sábado, 3 de junio de 2017

Corrida de Novillos

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Novillos de Flor de Jara el mejor fue el 1º por el izquierdo; bravo 6º sin duración; y un sobrero de Dolores Rufino (3º bis), sin clase.

Diestros:

Juan Miguel: silencio y oreja

Alejandro Marcos: silencio y silencio tras aviso

Angel Sánchez: ovación y silencio

Incidencias: Parte médico de Juan Miguel. Puntazo corrido en rodilla derecha y contusión cervical pendiente de estudio.

Banderilleros que saludaron: Pepín Monje y títo y en la lidia Iván García

Entrada: más de media entrada (18432 espectadores)

Galería de imágenes: http://www.las-ventas.com/resena-tarde/las-ventas-3-de-junio-de-2017

Video: http://vdmedia_1.plus.es/topdigitalplus//20176/3/20170603220145_1496520199_video_2096.mp4

Crónicas de la prensa:

El Mundo

Por Vicente Zabala de la Serna. El valor desesperado de Juan Miguel

El eco de la polémica sobre la Puerta Grande de Enrique Ponce, que no sobre su maestría, ha dejado un rastro de cosas muy graciosas en medios y redes sociales. Un compañero, por apuntalar sus argumentos contra la salida a hombros, casi niega la partida de nacimiento del sabio de Chiva y la maternidad de Enriqueta. Otro al que le ha faltado escribir, para justificar la apoteosis poncista, que si mata hubiera sido de rabo. Pero ha sido prudente y se ha quedado sólo en las cuatro orejas… Y el presidente Jesús María Gómez que se pasó el día en Twitter dando la cara, haciendo ejercicios malabares -como aficionado no hubiera pedido la oreja, pero como presidente se sentía obligado a darla-, entre la valentía y el vedetismo. Siempre pasa nada, señor Gómez. Quien tiene que tomar decisiones debe asumir su responsabilidad. Sin tanta justificación. A mí ayer mismo un amigo me reprendía por haber contado como pinchazo el metisaca de Ponce que hacía guardia en su primer toro, el buen Libertino. Y otro, por tildar de amplia su salida a hombros.

Lo tristre de tanto guirigay es el plano secundario adquirido por el corridón con el que Domingo Hernández tomó antigüedad. La corrida más brava de la Feria de San Isidro con permiso de Jandilla, que lideraba hasta la fecha el podio ocupado en sus otros cajones por Núñez del Cuvillo, Alcurrucén y Victoriano del Río.

Volvía Ángel Sánchez a Las Ventas después de su impactante faena del 2 de abril. La novillada de Flor de Jara, ganadería que tan bien conoce, se hacía la ideal. De pronto, y sin saber nadie el porqué, don Trinidad López devolvió su bonito utrero, que tan sólo había demostrado cierta renuencia a acudir al peto. Como tercero bis apereció un feo y ensillado sobrero de Dolores Rufino. Mal cambio por cuanto de mala nota sacó en los tercios previos. Y peor por el escaso fondo y la pobre clase que desarrolló en la muleta de Ángel. La clase corría a cargo del torero, que apenas pudo apuntarla en los doblones de principio de faena y en una serie de derechazos de caro trazo. No hubo continuidad. Si alguna vez la tuvo. Una gran estocada de Sánchez puso el punto y seguido.

El último traía un tipo definido en su encaste y nombre de sioux: Pies de Osa. Bravo en el caballo en serio. Y soberbio Iván García en la brega. Con un punto de tardanza se arrancaba ya en el capote, pero colocando con fijeza la cara. Lo hizo también en la muleta de Ángel Sánchez en redondo al principio. No ayudaron los terrenos tan cerrados. Como si lastrasen su empuje hacia delante. Algún tramo enganchado también frenó. No tanto como el acero destemplado ahora de Sánchez. Faltó duración en Pies de Osa.

Juan Miguel había recibido al santacoloma que estrenó la tarde en pie frente a toriles. Extraño el saludo por tafalleras. Y apurado en un momento dado. Presentó como apertura de faena la izquierda, sin probaturas. Y el novillo humilló con largura y calidad. Tres tandas reseñables de naturales. A derechas ni descolgó ni se desplazó igual. Lo conseguido se fue al traste con la espada.

Y también con el acero naufragó Alejandro Marcos. Sólo que su novillo no se prestó con su cortito recorrido. Todavía menos se dio un cuarto de falsa dormidera, mentirosa distracción y sorda guasa. Juan Miguel demostró de nuevo un valor loco, dramático y como desesperado a sus 30 años. Un volteretón de terrorífica caída sensibilizó al público tanto como una espaldina. Y al palco, que, tras la estocada trasera y la petición dudosa, concedió al arrojado novillero una oreja protestada. En la enfermería le diagnosticaron una contusión vertebral pendiente de estudio radiológico y un puntazo con hematoma encapsulado, que fue drenado.

Alto y desgarbado, el quinto se alejaba de las líneas de Santa Coloma. Alejandro Marcos, a falta de humillación, lo entendió a su altura. Mientras pasó por allí. Hasta que dejó de hacerlo. Mejores maneras en el salmantino que en el novillo. De cara a la alternativa de Santander, habrá que afilar la espada en el carretón. Se despidió ayer de novillero.

El País

Por Antonio Lorca. La sonoridad vacía de Flor de Jara

Qué nombre más sonoro el de Flor de Jara, qué musicalidad al oído, qué buena vibración desprende; son tres palabras con ritmo, compás y empaque; qué bonito, por ejemplo, sería el título del marquesado de Flor de Jara, o la pura miel del mismo nombre, o el sofrito de tomate, pimiento y cebolla. Es un apelativo comercial que vende todo aquello que pretenda anunciar.

Flor de Jara es el nombre de la ganadería antigua de Buendía, después conocida como Bucaré, hasta que la compró su actual propietario, toda ella de procedencia Santa Coloma. Flor de Jara encierra ilusión de toros de bonita presencia, bravos y encastados, y la esperanza de una tarde de toreo grande cuando el resto del mundo está pendiente de un partido de fútbol.

Pero está visto que la publicidad no tiene por qué coincidir con la realidad. Los novillos que envió el ganadero a la feria de San Isidro lucían una procedencia muy pomposa, pero tuvieron un problema: los seis estaban durmiendo la siesta cuando sonaron los clarines y timbales. De otra forma, no se entiende que echaran por tierra el buen nombre de su dinastía y protagonizaran un comportamiento de una ganadería de tercera y de apellido tan común como humilde.

No se puede pertenecer a la familia de Flor de Jara y ser tan sosos de salida (recién despertados de la siesta), tan mansos en los caballos, tan desorientados en banderillas y tan parados y sin alma en la muleta; y tan flojos de remos, para rematar. En un palabra, mucha raigambre en el nombre, pero vaciedad absoluta de fortaleza y de casta. Está claro que nadie es perfecto.

La salida del primero ya fue un aviso para navegantes. Lo esperaba Juan Miguel en el centro del ruedo, de pie, con el capote en las manos; y hasta él llegó el novillo con andares titubeantes y accedió a embestir en dos tafalleras como quien hace un favor. Y ahí acabó su número. Los demás siguieron el guion previsto, como si vinieran con una estrategia marcada por el entrenador en el vestuario. Una birria, vamos; pura basura ganadera, imposibles para el triunfo de tres chavales que hicieron el paseíllo con la ilusión a flor de piel —no de jara— y la esperanza de un triunfo que los lanzara al estrellato.

Juan Miguel cortó una oreja al cuarto, pero que nadie se engañe: fue el regalo que le hizo el público facilón al muchacho tras una impresionante voltereta que lo dejó conmocionado. El novillo se lo echó a los lomos y el torero cayó al suelo de cabeza, de muy mala manera. Se recompuso pronto por la vida que encierra la juventud y lo mató por derecho y en lo alto y paseó el trofeo. Torear, lo que se dice torear, ni un pase porque el novillo no se lo permitió.

Más recorrido tuvo, quizá, el primero, al que muleteó con facilidad y sin la pasión que se le supone a los que empiezan. Dio la impresión de que se conformó con el silencio de la plaza; le faltó darse importancia aunque su oponente no la tuviera.

Alejandro Marcos solo pudo demostrar que le adornan maneras que pueden desembocar en algo más que en un aspirante a torero, pero no pudo pasar de voluntarioso y entregado ante un lote infumable por su corta embestida, su total sosería y ausencia de casta brava.

Y el tercero en discordia, Ángel Sánchez, se encontró, primero, con un sobrero manso de solemnidad que embistió poco, pero noblemente, en el tercio final y le permitió esbozar algunos muletazos con empaque. Su subalterno Iván García se lució ampliamente en el tercio de banderillas con un segundo par sensacional, el mismo torero que ante el sexto mostraría una lidia perfecta con el capote.

El novillo, que había acudido con alegría dos veces al caballo, hizo albergar las mejores esperanzas, que se diluyeron a medida que el torero le mostraba la muleta con resuelta intención de torearlo con temple y gracia. Lo consiguió solo en algunos momentos porque la falta de empuje del animal no contribuyó al triunfo. Lo intentó de veras ante un público cariñoso que cantaba cualquier detalle, pero no fueron suficientes para sacar los pañuelos. Además, mató muy mal.

ABC

Por Andrés Amorós. Juan Miguel, cogida y oreja en San Isidro

En la última novillada de la Feria, se advierte un público distinto del habitual, muy de «selfies», por coincidir con la final de Champions… Hubiera bastado con adelantar el festejo una hora para evitarlo y los aficionados a ambas cosas (que somos muchos) hubieran podido asistir a los dos espectáculos: hubieran ganado el empresario, los novilleros y el festejo. ¿Por qué no se ha hecho? Parece que la Comunidad no ha dado el necesario permiso: un absurdo, que choca con el sentido común.

Los santacolomas de Flor de Jara resultan, en general, deslucidos.

Juan Miguel, de Colmenar de Oreja, ya veterano, recibe al primero por tafalleras a portagayola. El novillo saca nobleza en la muleta, le permite series voluntariosas, aplaudidas. Se le ve con oficio pero algo rígido. Falla al matar. En el cuarto, que sale desentendiéndose, por la derecha, y con peligro, por la izquierda, sufre una fuerte voltereta y agarra una buena estocada: oreja cariñosa. Tiene contusión cervical y un puntazo de pronóstico reservado.

El salmantino Alejandro Marcos se despide como novillero: tomará la alternativa en Santander el día de Santiago. Luce buenas maneras en el segundo, que embiste templado pero se apaga muy pronto, impidiendo el éxito, y pincha. En el quinto, que humilla poco, el trasteo es aseado, de buen gusto, sin redondear, y vuelve a pinchar. Deja buena imagen pero no ha triunfado.

Sin cortar oreja por la espada, el madrileño Ángel Sánchez causó excelente impresión, en su presentación en Las Ventas, en abril. En ABC publicamos una entrevista con él como clara promesa, junto a su apoderado, el maestro Ortega Cano (lo dejó al dia siguiente, precisamente para irse con el dueño de la ganadería que esta tarde lidia). Devuelto por flojo sorprendentemente el tercero, el sobrero de Dolores Rufino (encaste Domecq) mansea de salida. Ángel traza verónicas suaves. (Como siempre, magnífico Iván García). Muestra su buen estilo pero el novillo protesta y engancha la muleta. Mata bien (lo que le faltó en abril). Con los tendidos más vacíos, el último es el único bravo, en el caballo, bien lidiado por Iván García. Dibuja muletazos con calidad hasta que la res se raja. Pincha mal. Le falta madurar pero tiene el sentido del temple.

madrid_030617.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:18 (editor externo)