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PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS

Tarde del sábado, 6 de junio de 2009

Corrida de Rejones

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Luis Terrón, bien presentados, mansurrones y manejables.

Diestros:

Antonio Domecq: silencio y silencio.

Andy Cartagena: ovación con saludos tras petición y dos orejas.

Sergio Galán: silencio y oreja.

Entrada: Lleno.

Crónicas de la prensa: El País.

© Andy Cartagena/Las Ventas/Botán-ABC


El País

Por Antonio Lorca. Adiós al rejoneo clásico

Andy Cartagena cortó dos orejas en el quinto, se llevó en sus alforjas el pollo que un espectador regala a cada rejoneador que da una vuelta al ruedo y salió a hombros por la puerta grande. Pues, muy bien, pero su toreo a caballo no mereció tal honor. Careció de calidad y abusó de la espectacularidad de las banderillas al violín y las ceñidas piruetas.

Lo cierto es que el rejoneo clásico hace tiempo que se perdió. Este tipo de festejos sigue siendo, nadie lo duda, un espectáculo en alza. No ha perdido interés para los espectadores en la misma medida que éstos son cada vez más indocumentados y sólo valoran lo superficial. El resto, la calidad del toreo a caballo, les trae al fresco.

Es curioso cómo ninguno de los rejoneadores de ayer puso un rejón de castigo o una banderilla al estribo, que es hacerlo en el encuentro del toro y caballo, a los pechos mismos de éste. Todos clavaron a la grupa, a toro pasado, cuando cada animal va por caminos opuestos. Y ésta es una de las claves del toreo a caballo. Si se pierde la esencia, aparece la decadencia. Pero ya se sabe que si no hay exigencia por parte de los clientes, el producto se devalúa; y los clientes del rejoneo lo único que quieren son orejas y pollos para que se los coman los caballeros y sus cuadrillas.

Así, se entiende que solicitaran las dos orejas para Cartagena, a quien no se le puede negar su ilusión y su esfuerzo. Llegó al público con facilidad, pero en su primer toro no clavó una sola vez como mandan los cánones; y en el quinto, piruetas, violines y un buen par al quiebro desataron la pasión en los tendidos. Pero el premio, incluido el pollo, fue excesivo.

No lo tuvo fácil Sergio Galán con su primero, parado y dificultoso; superó las dificultades con tesón y muchas carreras, pero como buen caballero de la modernidad, también clavó a la grupa para dolor de los buenos rejoneadores. Mejoró su actuación en el sexto y cortó una oreja de poco valor.

Abrió plaza Antonio Domecq, que fue hace tiempo un buen rejoneador, y que ayer sólo brilló en un par de banderillas a dos manos. Todo lo demás, anodino, soso y desangelado. Parece que se ha olvidado de sus orígenes -su abuelo fue don Alvaro Domecq- y su toreo dice muy poco.


El Mundo

Por Lucas Pérez. Andy Cartagena, a hombros

Poco antes de comenzar el festejo de ayer en Madrid, se dejaba notar esa sensación de temor a la resaca que dejan las grandes tardes de triunfo. Por eso, tras la borrachera de toreo del día anterior del maestro Luis Francisco Esplá, muchos acudieron con la duda de si la lección del veterano diestro iba a pasar factura a los rejoneadores que se anunciaban en la plaza de toros de Las Ventas.

No había qué temer. El público de ayer era muy distinto al del festejo del adiós del maestro alicantino y los habituales abonados descansaron y dejaron paso a la joven y animosa afición de los rejones, que llevó en volandas a Andy Cartagena hasta la Calle de Alcalá después de que el rejoneador de Benidorm paseara las dos orejas del quinto astado de la tarde.

Andy, con una cuadra en estado de gracia, buscó a las vueltas a sus dos descastados astados de Luis Terrón, destacando su labor al quinto, al que provocó, templó y dominó a en una obra en la que destacó en banderillas a lomos de Maravilla, que hizo honor a su nombre en un tercio arriesgado y ambicioso en el que el rejoneador puso en pie a los aficiodados de la plaza de toros de Las Ventas.

Antes desorejar el quinto, Cartagena pudo haber paseado un trofeo del segundo gracias al temple mostrado sobre Magno y la espectacularidad sobre Pericalvo. Un rejonazo contrario que provocó vómito en el toro dejó su premio en una fuerte ovación desde el tercio.

El otro triunfador de la tarde fue Sergio Galán, que paseó una merecida oreja del último astado de la tarde. Galán, que se esforzó por agradar en su deslucido primero, arrancó un trofeo del sexto a base de exposición a lomos de Montoliú y Vidrié, con los que puso todo de su parte y arriesgó en un acertado tercio de banderillas.

Antonio Domecq, por su parte, se lució sobre Ruiseñor en su primero, al que templó con gran maestría, pero falló con los aceros y perdió un trofeo. Con el cuarto, manso y deslucido, nada pudo hacer.

Madrid Temporada 2009

madrid_060609.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:20 (editor externo)