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PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS

Tarde del sábado, 9 de mayo de 2009

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Cinco toros de Salvador Domecq (bien presentados, mansos y broncos, salvo el cuarto, muy noble) y un sobrero (5º) de Fernando Peña (complicado).

Diestros:

Miguel Abellán: dos pinchazos, espadazo que asoma y un descabello (silencio). Herido en su 1º impidiéndole continuar la lidia).

El Capea: media y dos descabellos (silencio); estocada (oreja); estocada (silencio).

David Mora, que confirmó alternativa: estocada -aviso- (ovación); estocada baja (ovación).

Entrada: Lleno.

Incidencias: Miguel Abellán, herido en su primero, por asta de toro en hueco poplíteo de muslo izquierdo con una trayectoria hacia arriba de 15 centímetros que contusiona el paquete vasculo nervioso y alcanza el fémur. Pronóstico Menos grave que le impide continuar la lidia.

Crónicas de la prensa: ABC, El País.


El País

Por Antonio Lorca. Cogida menos grave de Miguel Abellán

La voltereta no fue espectacular, pero sí certera por parte del toro. Estaba Abellán intentando el toreo con la mano derecha cuando el animal lo cazó, lo volteó y acertó a herirlo en la corva de la pierna izquierda. No pareció una cogida grave; de hecho, sangró poco e, incluso, el torero no permitió que le pusieran un torniquete. Mató al toro de fea manera, pasó a la enfermería de donde ya no pudo salir. El parte médico dice que recibió una herida de 15 centímetros en el muslo izquierdo que contusiona el paquete vásculo nervioso y alcanza el fémur. Pronóstico menos grave.

El toro era muy bronco y violento y le avisó en distintas ocasiones. Pero Abellán, que se supone que lo sabía, aceptó el difícil reto y trató valientemente de justificarse ante la concurrencia. Con esa actitud lo recibió, muleta en mano, de rodillas en el centro del anillo para darle dos derechazos y una trincherilla garbosa, ya de pie. Pero ahí acabó todo el toreo, porque el animal dejó claro su enorme aspereza, su mal estilo y peor clase. Lo buscó con saña, con la cara alta, unas veces, y tobillero otras, hasta que hizo presa con la suerte para el torero de que pudo zafarse pronto de las finas astas de su oponente.

La tarde quedó, pues, en un mano a mano, entre el joven David Mora, que confirmó la alternativa, y el salmantino El Capea, que venía sin gran predicamento. Pero hubo de todo, ésa es la verdad. Lo primero, un toro de nobleza excepcional, uno de ésos que llaman artista, que le tocó en suerte -o en desgracia, nunca se sabe, a El Capea- y al que le cortó una oreja con protestas. Y estuvo también un chaval valiente y decidido, que salió andando de la plaza de purito milagro.

Pero vayamos a lo bueno, es decir, a ese toro cuarto, de nombre Escorado, que pertenecía al lote de Miguel Abellán. Bien presentado, pero sin aparatosidad de trapío, se dejó en el tercio de varas, acudió con alegría en banderillas, tercio en el que se lució El Jaro, y llegó a la muleta con el ánimo dispuesto para sacar a su matador por la mismísima puerta grande de Madrid. Fue una faena larga, pero el animal no se cansó de embestir como los mismos ángeles, especialmente por el lado derecho. El Capea lo lució en los primeros compases citándolo de largo y presto acudía el toro embebido en la muleta, con una templada embestida que daba gusto verla. El torero estuvo aseado, especialmente en un par de derechazos largos y poderosos, pero el que destacó de verdad fue el toro. No se justificó ante los otros dos que mató, dificultosos. Se ganó una merecida ovación David Mora en sus dos toros por pundonor.


ABC

Por Zabala de la Serna. La suerte estaba para El Capea

Tengo una corazonada, una intuición, un mal pensamiento: ¿los de Madrid 2016 les habrán enseñado a la people del COI el Foro como manifestódromo de todas las Españas? Como los mansos, nunca sabes por dónde te viene, la manifa, digo. Esta tarde había un magnífico caos en Marqués de Urquijo, Princesa, Alberto Aguilera, todo cortado, venga pitos y pancartas y un atascazo de padre y muy señor mío, con todas las líneas de autobuses de la zona desviadas por alguna parte. El slalom de scooter para alcanzar la Monumental de las Ventas sería una modalidad olímpica. O cualquier otro punto de la capital en día laborable, entre Serrano como campo de minas y alambradas de la Gran Guerra del 14 y el seco arroyo Abroñigal de la M-30, por ejemplo.

El camino dependerá de la suerte. Todo en la vida depende de ella. Del azar. Esta tarde la suerte le sonrió a Pedro Gutiérrez «El Capea» en el momento en que le dio la espalda a Miguel Abellán, que cayó herido. El toro que estaba para Abellán fue para El Capea; la suerte estaba para él. No sólo por el hecho de que le correspondiese el toro de la tarde —¡qué extraordinario pitón derecho!—, sino porque además se libró de la cornada en una voltereta que cambió el rumbo de la plaza, que andaba entre el sí y el no con sus series de derechazos. Muletazos tan largos y templados como poco estéticos. O con la estética de Capea, que suple con el cuello el juego de cintura.

La cogida no presentida por el peor lado izquierdo, la suerte de nuevo, la mayoría cambiando el voto por el chaval, que el «7» convirtió ante los ojos de los demás en pobrecito hostigado, porque se puede torear feo y tener voluntad. Aunque yo torear tan feamente haya contemplado a poquitos. Sinceramente, si a mí me dicen que Capea cortaría una oreja en Madrid en mayo, o en agosto, doy menos crédito que los bancos actualmente.

Pues, ea, una buena estocada, y ¡premio para el caballero! Ver para creer más que para ganar credibilidad. En el sexto, un tío, dirán los castizos que devolvió el trofeo, pero vaya usted ahora a quitarle a Capea la satisfacción de esa oreja de ¿Madrid? Pronto se había acabado su tercero, que apuntó nobleza muy a menos.

La suerte se negó para el confirmante David Mora, que no volvió la cara nunca, consciente de lo que significaba confirmar en San Isidro. Pero a Mora no le embistió ninguno. O le embistieron para matarlo. Y estuvo hecho un tío. Se fue a portagayola con su primero, que fue devuelto. Y volvió a la puerta de chiqueros con otro, también de Salvador Domecq, pues se corrió turno. Un buey que desarrolló guasa.

Y Mora, que estuvo espléndido toda su actuación con el capote, explicó cómo es la verdadera gaonera con la suerte cargada, y se arrimó como un perro, y trazó con estilo los escasos muletazos que la diosa le permitió, como con el violento sobrero de Fernando Peña lidiado como quinto. Fiel espada la suya además. Así se confirma en Las Ventas, y olviden los desarmes por su pésima baraka.

A Abellán lo prendió su segundo, lavado pero con astifina leña, sin fuerza pero con jiribilla, a la salida de un pase de pecho. Aguantó hasta acabar la faena desordenada.

Entrebarreras. Abellán, cornada en el muslo izquierdoMiguel Abellán acudía a su primera cita en San Isidro con la ilusión «de que un toro metiera la cara», pero se encontró con un primero que le propinó una voltereta. En la enfermería fue atendido de «una cornada en el muslo izquierdo con trayectoria hacia arriba que contusiona el paquete vásculo-nervioso y alcanza el fémur, de pronóstico menos grave».

El Capea comentó que fue «un gustazo cortar la oreja a un toro bueno y que la gente haya visto mi esfuerzo y mi evolución». David Mora liberó tensiones por la mañana en El Retiro para confirmar por la tarde en Las Ventas. «Lo único que he podido hacer es exponer», señaló.

Madrid Temporada 2009

madrid_090509.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:14 (editor externo)