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PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS

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Domingo 20 de mayo de 2012

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: toros de Guardiola Fantoni (grandes, descastados y con malas intenciones. Sólo el tercero tomó el engaño con cierta claridad, pero también con la cara a media altura).

El Fundi. Tres pinchazos y dos descabellos (silencio); y tres pinchazos, descabello, dos pinchazos más y cuatro descabellos, volviendo el toro al corral después de los tres avisos (palmas)..

Uceda Leal. Cinco pinchazos y estocada (silencio); y dos pinchazos y bajonazo (silencio tras dos avisos).

Rubén Pinar. Bajonazo (aviso y ovación tras petición); y dos pinchazos, estocada y descabello (silencio tras aviso).

Tiempo: tarde fría y de mucha agua en los tres primeros toros, retrasándose el paseíllo quince minutos, y con desbandada progresiva hasta quedar un cuarto del aforo en el sexto.

Entrada: tres cuartos de entrada.

Crónicas de la prensa: EFE, COPE, El País, El Mundo, La Razón, Marca.

EFE

Por Juan Miguel Núñez. La lluvia otra vez

Se pregunta el aficionado si con el diluvio de los cuarenta días y noches sobre Madrid se suspendería una corrida de San Isidro, ya que por segundo día consecutivo se ha vuelto a hacer bajo un impresionante aguacero.

Esta vez existía la posibilidad de devolver las entradas, pero sólo porque había cambio de ganadería, al ser rechazada completa la corrida de Peñajara.

Se sabía desde un día antes que no se iban a lidiar los toros de “Peñajara” y nada se dijo hasta mediodía de hoy, además sin darle mucha publicidad. De modo que el sufrido espectador apenas se enteró del cambio y de la posibilidad de recuperar su dinero antes de aguantar sentado en la piedra mojándose.

Los culpables del despropósito, casi todos, tienen una excusa para justificarse. El presidente del día anterior explicó a EFE que “la actual normativa no deja a la autoridad la potestad de suspender, sino que es decisión de los toreros”.

Y los toreros, generalmente en situación profesional poco boyante, por no enfrentarse a la empresa -el triunvirato Chopera, Casas y Matilla, que dominan la práctica totalidad de ferias y plazas importantes en toda España-, terminan haciendo el paseíllo sin rechistar. ¿Hubiera pasado igual con Curro Romero, Rafael de Paula y otros de ese estilo, sin ir tan lejos en el tiempo con Morante en la actualidad?

Mientras se inhiben multitud de federaciones y asociaciones de aficionados y hasta de presidentes de plazas de toros, nadie se hace responsable del desaguisado. El ministerio del Interior, del que todavía no se sabe si se ha desligado del todo el espectáculo taurino, no sabe ni contesta; y el de Cultura, que supuestamente entiende ahora de estas competencias, ni está ni posiblemente se le espera.

Así está “la Fiesta”. De modo que se hizo el paseíllo, la gente se acomodó como pudo bajo paraguas y chubasqueros, y fueron saliendo toros. Por cierto, toracos, una corrida que tenía mucho que torear. Y con el piso como estaba.

Un banderillero, Pablo Ciprés, llegó a caerse sin estar delante del toro. Todas las precauciones eran pocas. “El Fundi”, torero muy considerado por la afición de Madrid, no mostró en esta ocasión ni oficio ni especial motivación. Desde luego que su toro primero se las traía, viniéndose cruzado, pero él, desconfiadísimo, ni lo intentó. El bronco cuarto se puso difícil para meterle la espada y “El Fundi” pasó el quinario de los tres avisos.

Una pena este borrón, que la empresa Taurodelta trató de remediar haciendo público un comunicado antes de acabar la corrida, ofreciendo al Fundi “la posibilidad de despedirse de la afición de Madrid en la próxima Feria de Otoño”.

Uceda, con aparente disposición, tampoco tuvo un lote propicio. Por mucho que intentó buscarle las vueltas a sus toros, quedó inédito.

A Pinar le tocaron los dos menos malos. Su primero, el más claro aún llevando la cara por las nubes, se movía con cierta brusquedad, pero pasaba. Y él no sólo le tragó sino que le atacó. Pudo haber cortado una oreja si la espada entra mejor. Con el último, que tampoco humillaba, solventó la papeleta con buena técnica y valor.

COPE

Por Sixto Naranjo. No debe ser el final, Fundi

Si el sábado cayó la mundial antes de comenzar el festejo, este domingo cayó durante la celebración del mismo. Con el ruedo encharcado, esperaban seis torazos de Guardiola Fantoni en los chiqueros tras una nueva aventura en pos de completar una corrida que comenzaba gafada tras rechazarse multitud de toros de Peñajara y Joselito.

Era la tarde de la despedida de El Fundi de San Isidro. Regresaba a este coso el fuenlabreño tras cortar una oreja el pasado Domingo de Resurrección. El reconocimiento era suyo por toda una carrera llena de dificultades en la que bailó casi siempre con la más fea. Y para muestra el botón de este domingo. Porque fea fue la corrida de Guardiola que remendaba. Fea por grandona, por pasada de edad y kilos. Eso no es trapío digan lo que digan. Y si a la forma, le unimos un fondo vacío de casta y bravura, pasó lo que pasó.

El cuarto, el toro de la despedida de El Fundi, se puso imposible a la hora de matar tras una faena basada sobre el toreo sobre las piernas ante el nulo viaje del ‘guadiola’. Cuatro pinchazos y a por del descabello. Pero el toro se tapó constantemente y la tarea de despenarlo fue imposible. Los arreones, de puro manso. No era el final que merecía El Fundi. No debe serlo, la temporada en larga y este diestro se merece algo mucho más digno.

Antes, a su primero, lo pasaportó con dignidad porque el toro tuvo violencia y falta de clase a partes iguales.

Uceda Leal gastó su último cartucho en esta feria sin suerte. El madrileño pechó con un lote infumable, pese a lo cual, su voluntad y tesón hicieron que al segundo le robase entre gañafón y gañafón algún redondo de mérito y al rajado quinto un saludo a la verónica más que estimable. Pero el resto, fue un cuerpo a cuerpo con sendos toros sin pizca de entrega.

Quien más cerca estuvo del triunfo fue Rubén Pinar, que al menos tuvo enfrente en primer lugar a un toro que aún sin descolgar, dejó al albaceteño trenzar una faena templada en la que llevó siempre muy tapada la embestida del bruto. Pero un bajonazo final redujo el premio a una ovación. El que cerró plaza duró un suspiro y terminó sin resuello para mover sus más de seiscientos kilos.

El País

Por Antonio Lorca. Una insensatez bajo la lluvia

La corrida fue una tremenda insensatez bajo una tromba de agua que comenzó a caer de forma débil diez minutos antes de las siete, y arreció cuando el reloj marcaba el inicio del festejo. Llovía tanto que se aplazó durante 15 minutos, y, cuando se abrió el paseíllo, el ruedo era una piscina y, momentos después, un lodazal impracticable para el toreo. Pero, amigo, la pela es la pela, y no están los tiempos para devolver un taquillazo como el de cada tarde. ¿Y la autoridad? La autoridad mira vergonzosamente para otro lado, y se olvida de que su misión es defender los derechos de los espectadores, a los que ayer se les hurtó el espectáculo.

Una insensatez, un robo y un peligro añadido para todos los toreros, que ejercieron su labor con el agua hasta los tobillos y el fango hasta el mismo cuello ante una muy seria y dificultosa corrida de Salvador Guardiola.

¿Y el resfriado? ¿Quién nos va a costear el constipado con la de recortes que se están implantando en la sanidad? En fin, un desatino, una mojada de arriba abajo, y una esaborición de quienes decidieron que el dinero vale más que los derechos de todos y la seguridad de unos pocos. Quedó claro, una vez más, que no es la cabeza la que rige los destinos de la fiesta, sino los bajos intereses.

¿Y qué pasó? Pasó, primero, que ni toros ni toreros desarrollaron nada de lo que pudieran llevar dentro. La corrida fue desclasada, desabrida y descastada, pero quién sabe si el comportamiento hubiera sido distinto en circunstancias menos adversas; con menos barro, por ejemplo. Y los toreros cumplieron con su obligación con la profesionalidad que se les supone.

Pero, lamentablemente, toda tarde aciaga tiene su punto negro: ayer se despedía de la plaza de Las Ventas José Pedro Prados El Fundi, y vivió la tristísima experiencia de que devolvieran al corral su segundo toro. Si, a veces, la vida es injusta, ayer lo fue en demasía con este hombre.

El Fundi es un maestro; un torero que ha hecho de su profesión un magisterio; un torerazo; un catedrático del toreo que ha unido su conocimiento exacto de la técnica con una excelsa torería. Pero, ayer, por la razón que fuere, pasó fatiguitas de muerte, sin facultades, impotente, desconfiado y precavido en exceso, y no supo o no pudo sobreponerse a las dificultades propias de un lote complicado, a la lluvia y a los mil demonios que debieron pasarle por la cabeza.

Brindó a la concurrencia ese último toro y se tuvo que retirar al callejón, demacrado e impotente, cuando sonó el tercer aviso. Taurodelta, la empresa de las Ventas, en un gesto que le honra, anunció antes de terminar el festejo que le ofrece al torero la posibilidad de despedirse en la Feria de Otoño. Uceda Leal, muy decidido, valiente y lucido en las verónicas con las que recibió al quinto. Se justificó con la muleta y manejó mal, inexplicablemente mal, la espada en sus dos toros.

Muy entregado toda la tarde Rubén Pinar y con muchas ganas de agradar. Serio y técnico con el primero, al que enseñó a embestir, y muy despegado y sin brillo con el último.

La Razón

Por Patricia Navarro. Esto no es el toreo

Llovía. Diluviaba en Madrid sin tregua. Fuerte. Intenso. Tenía todas las papeletas para que el décimo festejo de San Isidro se diera por finalizado antes de empezar. Nadie asomaba por la arena. Retraso de quince minutos anunciaron por megafonía. El ruedo de Madrid encharcado, embarrado. Territorio hostil, resbaladizo. Inviable. Y de pronto, asoman por el patio de cuadrillas El Fundi, Uceda y Pinar. Se da el festejo. Hombres de otro tiempo. Héroes en un campeonato de más difícil todavía. Y así la tarde transitó en lo imposible. Una corrida de Guardiola sustituía a la de Peñajara anunciada. Que descalabro ganadero tenemos en este San Isidro: no hay por donde cogerlo. Dos corridas enteras se han tirado para atrás. Uno se anuncia con Peñajara y acaba matando Guardiola. Y aquí no pasa nada. Mejor dicho, sí, que llueve a mares y todavía así los toreros tiran para adelante. Dan la cara por el espectáculo con todo en contra, y no sólo en lo climatológico. La de Guardiola fue seria, impresionante de cara, de cuerpo, de alzada… Y mala malísima. El Fundi inauguró hazaña con un Guardiola que no tuvo una idea buena. Ni un pase tenía el puñetero ni por un pitón ni por el otro. Tenebroso encuentro: bajo la lluvia y la dificultad del piso. Misión imposible. Esa fue la tónica de toda la tarde. Solventó Fundi y sufrió y sufrimos mucho más todavía con el cuarto. El Guardiola tuvo guasa de principio a fin, pero si no se entregó en la muleta (de lo que ocurrió antes ni hablamos) en la suerte suprema fue un calvario. Fundi le buscó las vueltas y se justificó mucho más allá de lo que marca la ética. Acero en mano no encontró lugar. No había manera. En la suerte ponía la cara por las nubes y cuando lo intentaba con el descabello, el arreón era de salir corriendo. Así fue pasando el tiempo. Sonó el aviso y acabaron por sonar los tres. Injusta imagen. Era, tal vez, la última corrida de El Fundi en Madrid después de 25 años de intachable trayectoria. La tarde, Las Ventas, su plaza, no había estado a la altura. Un adiós a un cuarto de siglo merecía, al menos en el ocaso del camino, una corrida de cierta garantía. La empresa antes de acabar el festejo y a los pocos segundos de ver cómo volvía el toro al corral informaba del ofrecimiento dadas «las circunstancias vividas hoy» de otra despedida en Otoño. Si es como ésta es para pensárselo.

Uceda Leal anduvo muy serio y entregado mientras caía la mundial de agua. En el segundo ya no quedaba arena en el ruedo que no hubiera mutado a barrizal. Uceda plantó cara con una dignidad tremenda ante un toro que no tuvo un pase. Desagradable. Difícil. Un horror. El quinto, que ni por equivocación humillaba, sólo le dejó estar y padecer en la suerte suprema. Hacía hilo tras sentir el pinchazo, arreón terrible.

Rubén Pinar pudo haber cambiado el sino de su tarde de haber metido la espada mejor al tercero. Estuvo importantísimo en la faena de muleta. Tragó una barbaridad a ese toro que embestía en línea recta y sin descolgar el cuello. Ligó los muletazos, inteligente el torero, dando juego a la movilidad sin clase ni entrega. Lástima de espada. El esfuerzo había sido titánico. El sexto quiso parecer menos malo. Dentro de que no humilló y de que cuando pudo se fue directo al torero. Pinar se la jugó. Apostó. Mal toro de una tarde durísima, desagradable, de pueblo, de valle del terror, no de capital de la tauromaquia. Esto no es el toreo. Que va. Ni de lejos. Muerto el sexto descansamos todos.

El Mundo

Por Vicente Zabala de la Serna. Cruel despedida de El Fundi

Que El Fundi se dejase vivo su último toro de San Isidro digamos que no es culpa de nadie. El último y el único de toda su carrera, curtida con hierros de pedernal, en el que ha escuchado tres avisos. Así de imposible y violento se puso el toro por arriba, como toda la corrida de Guardiola en la hora de la muerte. Una tempestad de cabezazos como la que se desató en las alturas. No había modo de pasar, y encima El Fundi, víctima de su honestidad, que no hizo por apuntar una sola vez a los bajos, a los costillares, al pescuezo. Todo por arriba. Y el guardiola que tapaba y taponaba cualquier salida. Tras cuatro intentos fallidos, José Pedro Prados agarró el descabello. Los arreones descomunales, en cuanto la bestia sentía el aliento frío del verduguillo sobre la cerviz, hacían imposible la tarea. Había tragado en los medios con la muleta con la embestida jamás entregada, siempre pendiente del torero, aunque pasase. Ni eso sacó del buey pendenciero que estrenó su cariñosa despedida. Un macheteo sobre las piernas y a pasar las de Caín con la espada.

Uceda Leal también sufrió los trallazos altivos de la guardiolada y el fracaso estoqueador. Uceda en los medios estuvo en torero. Sensacional a la verónica con el rajado quinto, huidizo luego, que planeaba sin humillar hacia los adentros porque quería la fuga. No midió el tiempo y se le puso andarín. Al topón segundo también le sacó derechazos meritorios.

Por disposición, planteamiento y entrega, Rubén Pinar estuvo perfecto con el tercero. Manejó los toques y las alturas con despejada cabeza, siempre con la muleta puesta hasta el final de los viajes para tapar. Como sus compañeros, tuvo que cambiar la muleta empapada de barro y agua. Faena importante. Pese al bajonazo, debió dar una vuelta al ruedo. A la mole del cinqueño sexto, 660 kilos, le duró la supuesta bravura el caballo y dos series. Luego arreó como un marrajo. Ese fondo que a los guardiola les salía a la maldita hora de la muerte. No humilló uno siquiera.

Monumental de las Ventas. Domingo, 20 de mayo. Décima de Feria. Lleno. Toros de Guardiola Fantoni, muy serios, grandes y de enorme romana. Infumable el 1º, de altísimas y bueyunas hechuras; sin humillar y topón el manejable 2º; tampoco descolgó el 3º, al menos agradecido a los toques; reservón y peligroso el 4º; un 5º rajado, huidizo y sin maldad; un 6º gigantesco que duró dos series; todos tuvieron una muerte violenta.

Marca

Por Carlos Ilián. Diluvio, bueyes y sinrazón

A Rafael El Gallo se le atribuye una graciosa sentencia según la cual “lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”. Y nunca mejor que aplicarla ahora a lo que ocurrió este domingo en la plaza de Madrid. Un tormenta perfecta, con diluvio incluido, un ruedo que a pesar del gran drenaje del mismo estaba ya impracticable y la gente soportando rel aguacero como Dios le daba a entender. Bueno, pues lo que el sentido común indicaba, es decir la suspensión o aplazamiento de la corrida, se convirtió en la sinrazón de echar para aelante con un cuarto de hora de retraso, por si escampaba.

Y no escampó, como estaba previsto. Inexplicablemente los tres diestros que podían haber llegado a un acuerdo con la empresa para posponer la corrida para el 4 de junio, una fecha que está libre, decidieron torear. Y en el pecado llevaron la penitencia, enfrentándose a la jurásica corrida de Guardiola, de peligro pregonado y de casi imposible lucimiento. El Fundi, un veterano curtido en mil batallas tuvo que pasar el amargo trago de dejarse vivo el que sería su último toro en Madrid. La empresa, con buen criterio le ofrece una tarde en Otoño para la despediada que merece y no la de casi trágica de este domingo.

Uceda Leal se creció en el barrizal y pudo con sus dos tremendos toros. Estuvo especialmente notable con el manso quinto al que le cuajó magníficos muletazos mientras el toro huía. Y Rubén Pinar se olvidó de ese toreo ratonero suyo para enseñarnos la cara de un matador cuajado, plantado de verdad y que se fajó con enorme mérito ante su lote.La faena al tercero tuvo el enorme mérito de embarcar en la muleta a un toro que más que embestir, topaba. Ojalá este torero se mire en el espejo de ayer y siga ese camino de cruzarse, de no esconder la pierna contraria y de buscar siempre el pitón contrario. El Pinar de la infernal tarde de este domingo es un torero con credencial para cosas más importantes.


©Imagen: El diestro José Pedro Prados “El Fundi” durante la faena de muleta a su segundo toro. | EFE

Madrid Temporada 2012.

madrid_200512.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:09 (editor externo)