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Plaza de Toros de Las Ventas

Domingo, 28 de mayo de 2017

Corrida de rejones

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de El Capea (3º), Carmen Lorenzo (1º, 2º 4º) y San Pelayo (5º y 6º) justos de presentación, mansos, nobles y descastados.

rejoneadores:

Diego Ventura: rejón trasero (oreja); rejón muy trasero y caído (dos orejas); pinchazo, rejón trasero y un descabello (ovación). Salió a hombros por la puerta grande.

Leonardo Hernández: rejón trasero (oreja); rejón trasero y un descabello (ovación); rejón trasero y dos descabellos (oreja). Salió a hombros por la puerta grande.

Entrada: Lleno (21.767 espectadores).

Galería de imágenes: https://www.facebook.com/pg/PlazaLasVentas/photos/?tab=album&album_id=1305429072886535

Video: https://twitter.com/toros/status/868937504698896387

Crónicas de la prensa:

El País

Por Antonio Lorca. Apoteosis del rejoneo moderno

Ventura y Hernández están en la cumbre del rejoneo actual y lo han vuelto a demostrar en la plaza de Las Ventas. Los dos se emborracharon de triunfo y salieron a hombros por la puerta grande (el más veterano, por decimocuarta vez).

Fue una tarde apoteósica, muy completa y divertida por parte de ambos. A su depurada técnica y contrastada maestría añaden dos cuadras de caballos que hacen gala de una doma perfecta y una torería que ya quisieran para sí muchos de los que se visten de luces.

Los dos caballeros basan su tauromaquia en las cercanías, en alcanzar los límites del riesgo y en el temple con el caballo cabalgando a dos bandas. Apuran al máximo que el toro roce con los despuntados pitones el pecho de las monturas, y se lucen —y de qué manera— acompasando la velocidad de la montura a la del toro, con el primero desplazándose de lado, pegado a tablas, con el fin de llevar la congoja y la emoción a los tendidos. Y a fe que lo consiguen, y que hacen la suerte con un conocimiento apabullante.

Pero eso no es todo; dominan todos los tercios, lo que les permite jugar al toro más que torear a caballo.

Ya se conoce, por otra parte, que el público no es muy exigente (no puede serlo quien acude a los toros con dos pollos para regalárselos a los caballeros en las vueltas al ruedo), y solo pretenden que los rejones y garapullos queden prendidos y la muerte del animal sea rápida.

En fin, que tanto Ventura como Hernández se divirtieron como en el patio de su casa, y consiguieron el triunfo deseado.

El primero brilló a gran altura en su primero, con dos caballos estrellas: Sueño y Nazarí, toreros de auténtica categoría. Sueño templó de maravilla y los tendidos rugieron de emoción; Nazarí es de su misma escuela y compite con su compañero en el mismo tercio de banderillas.

Volvió a entusiasmar en el tercero; especialmente, al quiebro, con Fino, y en un par a dos manos sin riendas a lomos de Dólar. Y rubricó su actuación con la primera pareja protagonista y un caballo espectacular llamado Ritz. Mató mal a sus tres toros, pero la muerte de los dos primeros fue rápida, motivo suficiente para que aparecieran los pañuelos.

Hernández, por su parte, un punto menos espectacular que su compañero, también se lució sobradamente y templó con suficiencia en su lote; especialmente, a lomos de Despacio, que le permite poner banderillas al quiebro muy cerca del toro, con el que colocó también banderillas a dos manos. Menos brío demostró el toro cuarto, lo que enfrió los ánimos del respetable y del propio caballero, que se mostró más apagado; y volvió a decir que no quiere perder el tren de cabeza ante el sexto. Montó entonces a Calimocho, un caballo muy torero con el que recuperó la intensidad de su actuación. También mató mal a sus tres toros.

Todo muy bien, pero… El pero es que los toros de El Capea parecen programados para el éxito; nobilísimos, dóciles, buena gente de verdad, con las fuerzas muy justas, carentes de fiereza y desbordantes de clase. El toreo, aunque sea a caballo, debiera exigir algo más de casta.

ABC

Por Andrés Amorós. Doble Puerta Grande para Ventura y Leonardo en San Isidro

Segundo festejo de rejones: gran entrada, a pesar del bochorno y el riesgo de lluvia. Después de las últimas jornadas de pasión –a favor y en contra–, vuelve un ambiente más amable: el público acude, esta tarde, a pasarlo bien, no a ser un severo juez, como otras veces. Se agradece que sean dos rejoneadores, Diego Ventura y Leonardo Hernández, en vez de tres, por la posible competencia, aunque no sea uno de ellos Pablo Hermoso, con el que Diego sí tiene auténtica rivalidad, pero el navarro lo elude. Los murubes de los varios hierros del Niño de la Capea dan un juego excelente; destaca el magnífico segundo. Los dos caballeros abren de nuevo la Puerta Grande (para Ventura, es la número catorce) y logran un brillante espectáculo.

Hace ocho días, Diego Ventura abrió, una vez más, la Puerta Grande. Esta tarde, se entrega desde el comienzo. Con «Lambrusco», recorta perfectamente al primero, «Veleto» sólo de nombre. «Nazarí» lo lleva cosido a la grupa y se luce en los quiebros impecables. Acierta al matar, con el albino «Remate»: primera oreja por una faena técnica y emocionante.

Como el tercero sale distraído y algo flojo, «Añejo» lo embarca con buenos «muletazos». «Roneo» podría presumir de sus cambios, en la cara, pero es alcanzado. «Fino» provoca la arrancada desde cerquísima, levanta un clamor. Diego le quita el cabezal a «Dólar», clava a dos manos, como ya hizo en Sevilla, y pone a la gente de pie. También acierta con el rejón de muerte y corta dos merecidas orejas: una labor completa, muy espectacular. Comparte la ovación con «Dólar».

Sale con pies el quinto «Navajito» (nombre de otro triunfador de la casa) pero se para un poco. «Sueño», la joya de Ventura, se cuela por un hueco mínimo. El nuevo «Ritz» logra quiebros comprometidísimos pero, con «Bombón», no mata a la primera.

No tuvo fortuna con las reses Leonardo Hernández, la vez anterior. El segundo, un gran «Caracol», veloz y bravo, alcanza en varios derrotes al albino «Sol»: se libra por estar despuntado pero no es grato. «Despacio» arriesga al quebrar muy en corto y logra el par a dos manos. Las corvetas de «Xarope» y el certero rejón, con una muerte espectacular, aplaudiendo el caballero al toro, le hacen ganar también la oreja.

En el cuarto, «Verdi» cita de punta a punta y acierta en los quiebros. Se aplauden las piruetas en la cara que hace «Charro cantor». Con el muy elástico «Xarope», Leonardo se luce en desplantes pero necesita el descabello.

Llega al final la lluvia. Brilla Leonardo con el negro y fuerte «Calimocho». Entusiasma el par a dos manos con «Despacio». Con «Xarope», logra el rejonazo que necesitaba para la oreja y la salida a hombros.

Resumen claro: un gran espectáculo de toreo a caballo, con nobles toros del Capea; un vibrante Leonardo Hernández y un magistral Diego Ventura: ahora mismo, sin duda, el número uno.

Postdata. En una brillante Tercera de ABC, Gonzalo Santonja ha denunciado cómo unos políticos populistas de Alicante se negaban a admitir que Miguel Hernández fue un gran aficionado a los toros. Tiene razón Santonja: da risa su ignorancia. Añado yo: da vergüenza su sectarismo. Basta con que abran «El rayo que no cesa» para encontrar algunos de los más hermsos poemas taurinos, en los que el poeta se identifica con el toro bravo: por el amor («Una querencia tengo por tu acento») y por el destino trágico («Como el toro he nacido para el luto»). Cuando Miguel vino a Madrid, sobrevivió gracias al apoyo de José María de Cossío, que le dio trabajo en la preparación de la enciclopedia «Los toros»: redactó biografías de toreros, que aparecen, en la obra, sin firmar. Puedo asegurar que Miguel Hernández escribió, por ejemplo, la biografía del mítico «Tragabuches» (tomo III, p. 962), tan pintoresca como cualquier folletín romántico.

El Mundo

Triunfal mano a mano de rejones entre un magistral Diego Ventura y Leonardo Hernández. Cinco orejas se repartieron frente a un encierro de buena conducta pero carente de fondo de Capea. Puerta Grande para los dos, la decimocuarta de su carrera para Ventura, que sigue haciendo historia tarde a tarde.

Comenzó fuerte Diego Ventura, que cortó una oreja que supo a poco premio frente al primero de la tarde. Un toro manejable que tuvo buena condición aunque le faltó rebosar las embestidas y al que Ventura toreó con primor en todos los tercios. Lo paró de manera magistral sobre Lambrusco y después logró pasajes extraordinarios a lomos de Sueño y Nazarí. Galopes a dos pistas, cambios de ritmo, batidas a pitón contrario, exposición máxima. Una exhibición de conocimientos. Concluyó con violines con las cortas sobre Remate, sobre el que clavó medio rejón en la yema. Buen inicio. De altos vuelos.

Y para alturas lo que logró Ventura frente al tercero, un toro noble y con calidad aunque con el empuje limitado al que toreó con una suavidad tremenda a lomos de Fino, combinando clasicismo y entrega. Sin embargo, el momento álgido de toda la tarde llegó sobre Dólar, clavando un soberbio par de banderillas a dos manos, manejando al caballo sin cabezada. El más difícil todavía. Salió bordado, ejecución arriesgada y limpia. Cayeron las dos orejas tras acertar con el hierro final. Gran faena de un pletórico Diego Ventura.

No paseó trofeo alguno del tercero de su lote Diego Ventura por marrar con el rejón de muerte tras una faena de pura autoridad y ciencia frente a un toro carente de raza y empuje. Ventura firmó un segundo tercio genial a lomos de Nazarí, apretando en la distancia corta y en los terrenos del animal. Faena de recursos de Ventura, que buscó las vueltas al animal a golpe de espuela e intensidad. Muy metido con el animal, la faena tuvo cogidos y esmero. Sólo faltó rubricar con el hierro de muerte.

Leonardo Hernández basó su primera faena en su actuación sobre el tordo Despacio, un caballo de gran elasticidad y valentía que le pudo a un toro de buena condición con el que se acopló a la perfección. Muy bueno su manejo y sus cites, muy frontales y académicos. Un par a dos manos, yéndose de lado a lado de la plaza y reuniéndose con su oponente en los medios. Paseó la oreja tras un rejonazo letal a lomos de Remate, un gran caballo albino.

La segunda salida a pista del extremeño tuvo el mérito de poner disposición y sentido lidiador frente a un toro de Carmen Lorenzo que tuvo más nobleza que empuje y frente al que Leonardo Hernández destacó montando a Verdi y a Charro Cantor. Fue esta una faena de conocimientos y solidez que podía haber tenido premio si no utiliza el descabello. Faltó intensidad al conjunto. Saludó una ovación de reconocimiento.

Leonardo Hernández apretó el acelerador frente al sexto para lograr arrancar una oreja que le abriese la posibilidad de salir junto a Ventura por la Puerta Grande. Lo hizo. Arrojo del extremeño que puso todo de su parte en una labor comprometida en la que destacó sobre Xarope y Despacio.

Y todo ello frente a una corrida de muy buenas hechuras de la familia Capea. Animales de los tres hierros de la casa que tuvieron nobleza infinita y prestaciones pero que les faltó fondo y raza para llegar a los tendidos. Clase tuvieron pero el depósito de poder estuvo muy en el filo y de ahí que fueran los rejoneadores quienes tuvieron que apretar para conectar con el público y aprovechar las virtudes de encierro.

COPE

Aunque los dos rivales del mano a mano ecuestre compartieran finalmente su salida por el pórtico de la gloria madrileño, la tercera corrida de rejones de la feria fue para Diego Ventura, que, con tres orejas, consiguió subir a catorce el récord de puertas grandes alcanzado nunca por un rejoneador en Madrid.

Ocho días después de la anterior, Ventura repitió triunfo este año en Las Ventas con una actuación pletórica, de mucho mayor impacto y nivel porque contó, eso sí, con el buen juego que ofrecieron los “murubes” del Niño de la Capea, todos con ese dulce y rítmico galope tras los caballos que es norma de la casa.

Con todo, la corrida tuvo ciertos matices, como esa cierta falta de fondo que mermó su bríos y les hizo pararse a final de faena, que exigieron que de los jinetes un plus de entrega para culminarlas al mismo nivel que las comenzaron.

Y fue ahí donde Ventura se llevó la palma, porque, con una amplia y sobrada cuadra, con registros y recursos de largo lidiador para jugar con las querencias y las distancias, siempre encontró hueco para lucirse y hacer valer su ambición y su garra.

Al primero, que fue el mejor de la corrida y que, al revés de sus hermanos, tuvo un comportamiento a más en cuanto a celo y bravura, le cortó ya la primera oreja sin hacer grandes alardes, esperando las embestidas más que atacándolas.

Pero fue con el tercero, noble pero sin mucho ritmo en su menguante movilidad, cuando el de la Puebla del Río dio lo mejor de sí y logró, con un enemigo a menos, una obra que fue a más en el tercio de banderillas, con quiebros de gran ajuste sobre “Fino” y terminando de poner en pie la plaza cuando le quitó el cabezal a “Dólar” para colocar así un emocionante par a dos manos citando al de Capea desde dos o tres metros.

Le cortó, tras una ruidosa petición, las dos orejas a ese toro, y bien las pudo pasear también del quinto, de no ser porque no lo mató al primer intento, después de tener que poner ese añadido de fibra -sobre todo en otro quiebro a caballo parado- frente un astado que se aplomó muy pronto.

El triunfo de Leonardo Hernández fue de menor intensidad que el de Ventura, pues en la actuación del jinete extremeño, también con un lote de toros de bastantes facilidades, se echó el falta la fibra y la apuesta que puso otras tardes en esta misma plaza, de la que hoy salió en hombros por quinta vez en tres años.

Aun así, Hernández le cortó la oreja a su primero, que también se desfondo, gracias especialmente a un excelente par de banderillas a dos manos, atacando para clavar con frontalidad y pureza sobre el tordo “Despacio”.

En cambio, con el cuarto, que tuvo clase y el gas justo, toreó y lidió con ligereza y manteniendo las distancias, sin apenas adornarse antes ni después de los embroques y clavando sin preparación previa.

Por eso, para no quedarse en tierra, tuvo que echar el resto con el sexto, otro de los toros destacados de la tarde por su noble entrega, con el que también brilló al parear a dos manos con limpieza y rectitud, antes de que el festivo público de estas corridas le ayudara a acompañar a Ventura en la salida a hombros pidiendo para él esa necesaria segunda oreja, a pesar de los dos descabellos pie a tierra que necesitó para remacharla.

madrid_280517.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:08 (editor externo)