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FERIA DE MÁLAGA

Jueves, 15 de agosto de 2012

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Garcigrande Domingo Hernández.

Diestros:

El Juli, (saludos en ambos).

Alejandro Talavante, (ovación y oreja).

Saul Jiménez Fortes, (oreja y ovación).

Crónicas de la prensa:

El País

Por Antonio Lorca. Un anodino liderazgo

No son pocos los que consideran a El Juli un líder de la torería actual. Y seguro que le sobran condiciones para ello. Distinto es que quiera serlo y esté en condiciones de afrontar la responsabilidad que ello conlleva. Un líder debe ser protagonista de gestas memorables, y tratar de conducir la fiesta por los derroteros que la lleven a ser cada día notición de primera página. Un líder debe aspirar a ser leyenda y aguantar la dureza que lleva consigo cambiar la faz de la tauromaquia, que es lo mismo que dar la vuelta al toro y a todas sus circunstancias.

Después de lo visto en Málaga, ganan las dudas, cuando no la certeza absoluta de que El Juli es un torero más, capacitado, sin duda, para ser un nombre de época, pero impregnado del conformismo imperante que ha llevado a la fiesta a la cuneta de la que no será fácil que pueda salir.

El Juli dio toda una lección de toreo vulgar, impropio de su condición

Un líder debe llegar a Málaga a acabar con el cuadro, con una verdadera corrida de toros, a torear como mandan los cánones y pasear en triunfo las orejas después de un par de lecciones magistrales en el ruedo. Pues, no. El Juli se presentó en esta plaza —como es habitual en él— con dos perritoros, comodísimos de cabeza, muy justos de presencia, y, además, blandos y bonancibles, como para llevárselos a su casa. Y al primero, el mejor de los dos, lo toreó de manera tan burda, que producía rubor. El animalito le permitía estar a gusto en su cara, acudía al cite con una nobleza exquisita, y el torero se limitó a actuar como un pegapases moderno, en un trasteo desordenado y destemplado, en una labor de trámite, sin excesivas ganas, muy ventajista siempre, al hilo del pitón y muy despegado.

Así no se comporta un líder. A cubrir un expediente no se viene a Málaga, que es plaza de primera y merece que las llamadas figuras se rompan de verdad. Justificado queda, si cabe, en el cuarto, deslucido, descastado y cadáver desde que salió al ruedo con él se dio al final del trasteo un risible arrimón.

Fortes, valeroso, fue incapaz de redondear una tarde de enorme compromiso

Otro que tal baila es Alejandro Talavante, que sabe torear de dulce, pero su ciencia se la guarda para otros momentos. Tampoco encontró el sitio ni el gusto para conducir la noble embestida del segundo de la tarde, al que muleteó de forma acelerada y sin hondura, por debajo de las condiciones de su oponente. Fue la suya una faena espesa y chapucera. Mejoró ante el quinto, ante el que dibujó un par de naturales largos que hicieron presagiar toreo del bueno, que no llegó a consolidarse. Prefirió, una vez más, hacerlo al hilo del pitón, despegado y con la suerte descargada.

Menuda papeleta tiene el joven Jiménez Fortes con tales maestros. Más le vale cerrar los ojos y dedicarse a ver vídeos de grandes toreros que le enseñen el toreo de verdad. Ayer debutaba en su feria malagueña y demostró con creces que le sobra valor del bueno para aspirar a la condición de figura. Precisamente por su valor sin mácula le concedieron una oreja de su primero, un toro tan astifino como deslucido que lo buscó con saña y se lo echó a los lomos en una espeluznante voltereta que pudo costarle un serio disgusto. No se asustó el chaval —al menos, esa fue la impresión que dio— , y no le perdió la cara a pesar de la mala casta del animal.

En el sexto, más noble y repetidor, demostró que sus enseñanzas no son las mejores. Se coloca del mismo modo que El Juli y Talavante, y muletea en línea recta, siempre hacia fuera, despegado y todas las ventajas. De tal manera, no se manda al toro, se pierde en hondura y se aburre sobremanera. Tanto es así que hasta la música, tan generosa siempre, se cansó de tocar mientras el muchacho seguía toreando con escasa consistencia. Quizá él mismo no llegara a comprender por qué su faena fue de más a menos y resultó, al final, larga y pesada; pero lo que pudo haber sido faena de triunfo se diluyó tristemente como un azucarillo.

Es justo reseñar que manejó con gracia el capote en un par de hondas verónicas al sexto, y compitió con El Juli en quites; este también por verónicas, lo mejor de su anodina tarde, y Fortes, por templadas chicuelinas.

Los tres toreros se marcharon de la plaza por su propio pie. Inaudito. La corrida, desigual en todo, pero muy, muy manejable, ofreció posibilidades no aprovechadas por una terna a la que faltó el compromiso de las auténticas figuras. Más delito habría que imputarle a El Juli, un aspirante a líder, así reconocido por muchos, que no fue más que un torero anodino.

La Razón

El local Jiménez Fortes y Talavante pasean sendas orejas en Málaga

Sául Jiménez Fortes, que ya había brillado a comienzos de curso en la Picassiana, demostró sus ganas de volver a torear en La Malagueta, el coso en el que entrena desde pequeño, y fue ayer profeta en su tierra en el primero de sus dos compromisos en la la feria de Málaga. Suya fue la primera oreja cortada en un compromiso de altos vuelos en el que se las vio con dos figurones del toreo como El Juli y Alejandro Talavante, que paseó otro apéndice más en el quinto. Poco le importó al costasoleño la entidad de sus compañeros de cartel. Se la jugó de verdad en el tercero, animal complicado que avisó en los primeros tercios y siempre echó la cara arriba. Le volteó de manera aparatosa durante la faena de muleta. Ya en el suelo hizo por él varias veces, afortunadamente sin consecuencias. Ni se miró el vestido. Volvió a la cara del toro y ligó varias tandas de mérito al natural antes de cobrar una estocada entera de rápido efecto. En el sexto, con el que rivalizó en quites con El Juli, el fallo a espadas hizo esfumarse el trofeo.

Por su parte, Talavante formó un lío al quinto. Estatuarios, buenas series por ambos pitones combinadas con arrucinas y vistosos remates que acercaron la oreja al esportón del extremeño a pesar de matar tras pinchazo y pinchazo hondo. Completó terna El Juli, que pechó con el lote más deslucido y con peligro del encierro de la divisa charra.

Plaza de toros de La Malagueta. Séptima de feria. Toros de Garcigrande –el 1º con el hierro de Domingo Hernández–, justos de presencia, nobles, pero con poca raza y deslucidos, algunos con genio. El Juli, ovación y ovación tras petición; Alejandro Talavante, ovación tras aviso y oreja tras aviso; Jiménez Fortes, oreja y ovación tras aviso. Tres cuartos de entrada.


Toros en Málaga

malaga160812.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:12 (editor externo)