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FERIA DE MÁLAGA

Domingo, 19 de agosto de 2012

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros para rejones de San Pelayo y San Mateo, (bien presentados, mansones y manejables. Muy parado el tercero).

Diestros:

Hermoso de mendoza, (oreja y ovación).

Diego Ventura, (oreja y petición).

Leonardo Hernández, (silencio y oreja).

Crónicas de la prensa:

El Mundo

A oreja por coleta en el cierre

Los rejoneadores Pablo Hermoso de Mendoza, Diego Ventura y Leonardo Hernández cortaron una oreja cada uno en el último festejo de la Feria de Málaga 2012.

Pablo Hermoso de Mendoza, que apareció ataviado con una casaca bordada y sombrero calañés, enceló con gran limpieza a lomos de “Villa” a su primero, un astado que salió suelto, y con el que mostró una ejecución perfecta en banderillas con “Manolete”, destacando también en las piruetas en la cara en la salida de la suerte.

El momento cumbre llegó montando “Ícaro”, con el que lo templó con mucho gusto y exposición. El rejón cayó trasero, pese a lo que se solicitó una oreja de forma mayoritaria.

Su segundo fue un astado más deslucido al que paró con un espectacular quiebro en los medios y al que puso dos rejones de castigo. Con “Chenel” se lo pasó por los adentros, aunque tenía que ser el propio rejoneador quien pusiera la emoción que le faltaba al toro.

Diego Ventura cuidó de salida a su primero, con el que brilló a gran altura en banderillas con “Nazarí”, con el que dio hasta una vuelta al ruedo completa galopando de costado. Con “Remate” clavó tres cortas “al violín” que terminaron por conquistar a los tendidos que, a pesar de que el rejón cayó trasero, le solicitaron con fuerza las dos orejas. Pero el palco sólo concedió una.

El quinto fue un toro muy parado, al que siempre le faltó un tranco para llegar a las cabalgaduras. Ventura quiso caldear el ambiente con “Califa”, con quien clavó a dos manos y hasta tres rosas.

Leonardo Hernández también paseó un trofeo del toro que cerró la feria, un animal muy manso de salida que llegó parado a banderillas. Tuvo que aprovechar las querencias para clavar; destacando su labor a lomos de “Quieto”.

Con su primero, también muy deslucido ya que sólo embistió a arreones, encontró dificultades para templarlo. El resultado final fue una faena con más espectacularidad que calidad, y marcada por la irregularidad en la colocación.

El País

Por Antonio Lorca. Juego de tronos

En la cima del toreo a caballo se dirime una estrecha competencia por el trono entre un veterano caballero que es adalid de la pureza y un joven maestro, exponente de un espectacular clasicismo, que trata de hacerse un merecido hueco en la silla regia. No lucen unos físicos olímpicos ni pectorales gimnásticos, pero guardan en sus corazones las medallas de la más pura torería. Y hay un tercero, un chaval con cuerpo y cara de niño, que los mira de tú a tú y aguarda agazapado el más mínimo descuido para encaramarse en todo lo alto.

Es una verdadera delicia ver en el ruedo a esos dos ‘monstruos’ del rejoneo actual, Pablo Hermoso de Mendoza y Diego Ventura, dos tauromaquias distintas, que convergen en la búsqueda permanente de la perfección. El primero es la elegancia, la solera, el magisterio, la solemnidad. Hermoso ha alcanzado el máximo nivel del toreo a caballo, y da la impresión de que puede aspirar a metas distintas aún sin explorar. Ventura es puro nervio, la espectacularidad en estado puro desde el respeto al clasicismo. Su carrera es de una admirable progresión, de tal modo que, en muy poco tiempo, ha lanzado su candidatura para sentarse en el trono.

Es lógico que ambos conciten la atención de los públicos porque son la expresión, primero, de la competencia en el ruedo; y, después, exponentes de la calidad y la emoción del toreo a caballo.

Hermoso solo pudo cortar una oreja, pero da igual. Toda su actuación, especialmente en el primer toro, fue la lección magistral de un torerazo. Sin aspavientos, sin una carrera de más, con parsimonia, protocolo y majestad, colocó rejones de castigo con Villa, que se permite detener su marcha cuando el toro lo persigue; se lució en banderillas con Manolete, que es una maravilla templando a dos bandas; o con Ícaro, que baila literalmente al ritmo de la música y desafía al toro con su mirada. Falló con el rejón de muerte en el cuarto, pero allí quedó otra demostración de conocimiento y poderío. En esta ocasión, paró al toro en un palmo de terreno con Estella; templó a la perfección con Chenel, un caballo torero de época, y colocó un par de banderillas cortas montando a Pirata. El premio quedó en una ovación tras un pinchazo hondo, pero lo que quedó, de verdad, es el regusto de haber gozado, una vez más, con la maestría de un caballero que ha dado alas al rejoneo moderno desde un trono que ocupa con una merecida y reconocida autoridad de maestro.

Hermoso, serena madurez; Ventura, espectacular clasicismo; Hernández, decisión y entrega

Pero Diego Ventura no pierde punta, y lleva algunos años rondando la cima, haciendo méritos extraordinarios para que se le reconozca como lo que es, un caballero que bebe en las fuentes clásicas, sin olvidar la comunicación con el público. Y esta es, quizá, la diferencia que le separa de Hermoso, que no siempre supera ese punto de frío hieratismo de su buen gusto. Ventura cuenta, como su compañero, con una cuadra excepcional, pero tiene la virtud de que alcanza una rápida conexión con los tendidos porque es puro nervio y vive con auténtica pasión lo que en Hermoso es serena madurez.

Otra solitaria oreja ganó Ventura, lo que no evitó que entusiasmara a los tendidos en el tercio de banderillas, en las cortas al violín, y, por encima de todo, templando con Nazarí y luciéndose con Oro, que se adorna a pie cojito. Le pidieron con fuerza las dos orejas, pero la presidenta, con buen criterio, solo concedió una, lo que motivó que el caballero diera una segunda vuelta al ruedo por su cuenta y que la señora se ganara una sonora bronca. El mismo nivel mantuvo en el quinto, pero mató mal, y todo se redujo a una ovación.

No se dejó ganar la pelea el joven Leonardo Hernández, consciente de la difícil papeleta que el destino le ha deparado frente a sus compañeros. Es todo decisión y entrega, y de este modo se sobrepuso a la mansedumbre del tercero, que salió olisqueando el albero y huyó de su propia sombra, y al que consiguió hacerle la faena que no tenía. El toro, muy parado, no le permitió una gran brillantez; pero se sobrepuso en el sexto y consiguió la oreja que lo equiparaba con los maestros.

Los tres fallaron a la hora de matar, que es el talón de Aquiles del toreo a caballo. Los tres clavaron de forma muy trasera y escasamente ortodoxa, pero ya se sabe que al público lo único que le interesa es que el toro se derrumbe cuanto antes. El duelo por el trono continúa.

Diario Sur

Hermoso, Ventura y Hernández cortan una oreja en el cierre de Málaga

La feria taurina de agosto en Málaga se ha cerrado esta tarde con una corrida de rejones en la que los tres caballeros, Pablo Hermoso de Mendoza, Diego Ventura y Leonardo Hernández, han cortado una oreja a una encierro de juego desigual con los tres hierros (San Mateo, San Pelayo y Carmen Lorenzo) del Niño de la Capea, que ha seguido el devenir de sus toros desde el tendido 8 de La Malagueta.

Hermoso de Mendoza consiguió su apéndice en el que abrió plaza, un buen toro, al que el navarro realizó una magistral faena llena de temple y torería. En el cuarto, un animal más apagado lo intentó, pero el trasteo careció de emoción. Fue ovacionado.

El otro buen toro del encierro fue el segundo, un animal ante el que Ventura realizó una faena llena de espectacularidad a lomos de 'Nazarí', 'Oro' y 'Remate'. Cortó una oreja tras una petición de la segunda -no concedida, con buen criterio por la presidenta, Ana María Romero- y dio dos vueltas al ruedo. El quinto, un zambombo, fue un toro muy parado ante el que poco pudo hacer el caballero rejoneador. Fue ovacionado.

El primero de Hernández salió acalambrado y el público lo protestó al entender que podía estar inválido. El joven rejoneador tuvo una actuación digna y entregada, emborronada con el rejón de muerte y el descabello. Fue silenciado tras oír un aviso. En el sexto, más colaborador, el extremeño dejó una actuación muy entonada que le permitió cortar una oreja.

Uno de los aspectos más positivos del cierre fue que la plaza registró la mejor entrada del abono, más de tres cuartos. Especialmente cuajados estuvieron los tendidos de sol, los más baratos, y se vieron más calvas en las zonas 'nobles' del tendido, la sombra de los tendidos 1, 2, 7 y 8.


Toros en Málaga

malaga190812.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:18 (editor externo)