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moron_de_la_frontera

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 **Aviso a navegantes: el toreo vuelve** ​ **Aviso a navegantes: el toreo vuelve** ​
  
-//La Razón, 29/03/2021. Por [[Patricina ​Navarro]].//​ Mientras corre la cuenta atrás para Sevilla (y la incertidumbre) y se aviva la polémica sobre si habrá San Isidro, o algo que se le parezca en Vistalegre por las fiestas del patrón a cuenta de que Las Ventas sigue cerrada a cal y canto... Viajamos a Morón donde sí hay toros. En un sí o sí. Sin condicionantes. Sin la coletilla del aforo, sin trampa ni cartón, sin juegos mediáticos ni faroles ni insultos a la inteligencia ajena, más bien un juego del dinero propio para sacar adelante un festejo con estos mimbres. Se acabó el billetaje y vino la tele y lo más importante: se pudo vivir de nuevo la emoción del toreo. El ambiente. La vuelta de siempre a lo de nunca. La incertidumbre del paseíllo, los nervios, el miedo, el desafío que supone una plaza de toros y sus infinitas dudas. Nada se sabe de lo que va a pasar desde que comienza hasta el mismísimo final. Ese es el misterio. Y la grandeza. No hay obra de teatro que reproducir, ni cine en el que sepas las garantías de una película de diez o de cinco. La gloria y la miseria puede que te esperen en las dos horas siguientes y el gusanillo en la tripa, porque el horror también está ahí. Late. También el tedio, como una losa muchas tardes. Todos conviven. Nos lo recordó ese cuarto de Miura, que solo verle ya se sabía de dónde venía, no adónde iba. Era el letargo de sus embestidas cruzadas una pesadilla para sus banderilleros. Sonaban algunas palmas de tango, que eran heridas para el corazón. Aquello era un imposible. Fuego era cruzarle al toro y prenderle un par. También la lidia. Marca de la casa. Lo fueron siempre. Y lo son. Esa es la magia. Del toreo. Sus infinitas posibilidades. La teoría de lo imprevisible,​ como lo era después el trazo del muletazo de Ginés Marín a ese Miura, que iba más de lo que parecía, pero a mitad de él, quería morir, que no matar. Un abismo hay en la diferencia. Mató en la rectitud y paseó el primer trofeo.+//La Razón, 29/03/2021. Por [[Patricia ​Navarro]].//​ Mientras corre la cuenta atrás para Sevilla (y la incertidumbre) y se aviva la polémica sobre si habrá San Isidro, o algo que se le parezca en Vistalegre por las fiestas del patrón a cuenta de que Las Ventas sigue cerrada a cal y canto... Viajamos a Morón donde sí hay toros. En un sí o sí. Sin condicionantes. Sin la coletilla del aforo, sin trampa ni cartón, sin juegos mediáticos ni faroles ni insultos a la inteligencia ajena, más bien un juego del dinero propio para sacar adelante un festejo con estos mimbres. Se acabó el billetaje y vino la tele y lo más importante: se pudo vivir de nuevo la emoción del toreo. El ambiente. La vuelta de siempre a lo de nunca. La incertidumbre del paseíllo, los nervios, el miedo, el desafío que supone una plaza de toros y sus infinitas dudas. Nada se sabe de lo que va a pasar desde que comienza hasta el mismísimo final. Ese es el misterio. Y la grandeza. No hay obra de teatro que reproducir, ni cine en el que sepas las garantías de una película de diez o de cinco. La gloria y la miseria puede que te esperen en las dos horas siguientes y el gusanillo en la tripa, porque el horror también está ahí. Late. También el tedio, como una losa muchas tardes. Todos conviven. Nos lo recordó ese cuarto de Miura, que solo verle ya se sabía de dónde venía, no adónde iba. Era el letargo de sus embestidas cruzadas una pesadilla para sus banderilleros. Sonaban algunas palmas de tango, que eran heridas para el corazón. Aquello era un imposible. Fuego era cruzarle al toro y prenderle un par. También la lidia. Marca de la casa. Lo fueron siempre. Y lo son. Esa es la magia. Del toreo. Sus infinitas posibilidades. La teoría de lo imprevisible,​ como lo era después el trazo del muletazo de Ginés Marín a ese Miura, que iba más de lo que parecía, pero a mitad de él, quería morir, que no matar. Un abismo hay en la diferencia. Mató en la rectitud y paseó el primer trofeo.
  
 La cadencia corrió a cargo del quinto. Un Murube con mucho ritmo en la embestida con el que Luque lo gozó en las puertas de casa. Fue el agua en el desierto, como si estuviera en el campo, mitad para él mitad para los espectadores. Fue todo muy despacio, muy vertical, muy para dentro. Bello. Tan acertado con la espada como para abrirse la puerta grande de lleno, aunque después por los protocolos de la pandemia no la pudiera atravesar. La cadencia corrió a cargo del quinto. Un Murube con mucho ritmo en la embestida con el que Luque lo gozó en las puertas de casa. Fue el agua en el desierto, como si estuviera en el campo, mitad para él mitad para los espectadores. Fue todo muy despacio, muy vertical, muy para dentro. Bello. Tan acertado con la espada como para abrirse la puerta grande de lleno, aunque después por los protocolos de la pandemia no la pudiera atravesar.
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 La tarde fue, ante todo, un aviso a navegantes: la tauromaquia está de vuelta. ​ La tarde fue, ante todo, un aviso a navegantes: la tauromaquia está de vuelta. ​
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moron_de_la_frontera.txt · Última modificación: 2023/09/18 12:23 por Editor