Herramientas de usuario

Herramientas del sitio


orson_welles

Diferencias

Muestra las diferencias entre dos versiones de la página.

Enlace a la vista de comparación

Ambos lados, revisión anterior Revisión previa
orson_welles [2020/09/30 10:48]
Editor
orson_welles [2020/09/30 10:48] (actual)
Editor
Línea 5: Línea 5:
  
  
-**El Americano**. © Por [[Juan María Rodríguez]]/​El Mundo, 10/​10/​201510. Fotografía de [[Francisco Cano]]. Huyendo de una beca en Harvard: Orson Welles, ogro dulce, el único dios que habitó mi adolescencia,​ se hizo torero en Triana, después de fingir ser actor en Irlanda, para evadirse de Harvard, para orillar la condena de una beca esperándole en Harvard, a él, genio innato y silvestre, genio sin amaestrar y desbocado.+**El Americano**. © Por [[Juan María Rodríguez]]///El Mundo, 10/​10/​201510.// Fotografía de [[Francisco Cano]]. Huyendo de una beca en Harvard: Orson Welles, ogro dulce, el único dios que habitó mi adolescencia,​ se hizo torero en Triana, después de fingir ser actor en Irlanda, para evadirse de Harvard, para orillar la condena de una beca esperándole en Harvard, a él, genio innato y silvestre, genio sin amaestrar y desbocado.
  
 La primera vez que supe de la delirante aventura torista de Orson Welles en España fue en el libro de conversaciones de Peter Bogdanovich con él, Ciudadano Welles se llama, está en Grijalbo y es soberbio. Ahí, y con una capacidad trepidante y alocada para la elipsis narrativa, como en esos saltos disparatados de las películas fantásticas,​ Welles cuenta que, tras recorrer Irlanda haciéndose pasar por él célebre actor norteamericano que -todavía- no era -¡pues si los convenció es que lo era, ¿no?!- empredió viaje «hacia Costa de Marfil, en África, seguí mi camino cruzando Marruecos y me afinqué en Triana, el barrio gitano de Sevilla» en un bonito «castillo velludo» -¡un burdel!- donde disponía de coche y pagaba copas «a todo el mundo en Andalucía». «Me costaba cincuenta dólares vivir allí como Dios en Francia», termina de describir Orson esa impresión de majestad y de opulencia, de dispendio y de magnificencia,​ esa impresión de resultar todopoderoso al precio de unas poquísimas monedas que tantos viajeros románticos ya habían sentido antes en la paupérrima y miserable Andalucía. La primera vez que supe de la delirante aventura torista de Orson Welles en España fue en el libro de conversaciones de Peter Bogdanovich con él, Ciudadano Welles se llama, está en Grijalbo y es soberbio. Ahí, y con una capacidad trepidante y alocada para la elipsis narrativa, como en esos saltos disparatados de las películas fantásticas,​ Welles cuenta que, tras recorrer Irlanda haciéndose pasar por él célebre actor norteamericano que -todavía- no era -¡pues si los convenció es que lo era, ¿no?!- empredió viaje «hacia Costa de Marfil, en África, seguí mi camino cruzando Marruecos y me afinqué en Triana, el barrio gitano de Sevilla» en un bonito «castillo velludo» -¡un burdel!- donde disponía de coche y pagaba copas «a todo el mundo en Andalucía». «Me costaba cincuenta dólares vivir allí como Dios en Francia», termina de describir Orson esa impresión de majestad y de opulencia, de dispendio y de magnificencia,​ esa impresión de resultar todopoderoso al precio de unas poquísimas monedas que tantos viajeros románticos ya habían sentido antes en la paupérrima y miserable Andalucía.
orson_welles.txt · Última modificación: 2020/09/30 10:48 por Editor