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Toros en Pamplona

Lunes, 9 de julio de 2012

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Cebada Gago varios nobles y potables.

Diestros:

Francisco Marco vuelta y oreja.

Morenito de Aranda palmas y silencio.

Antonio Nazaré ovación y oreja.

Entrada: Lleno

Crónicas de la prensa:

ABC

Orejas de distinto relieve para Nazaré y Francisco Marco en San Fermín

SEXTO TORO Antonio Nazaré dejó los mejores naturales de la tarde, alargando la embestida, con un buen sexto, que también portaba un imponente velamen. El sevillano dejó series con gusto y templanza. Cortó una oreja tras dejar un pinchazo y estocada. QUINTO TORO No hay opción de brillanteze n el quinto, un serio “Naviero” que no se entrega. Morenito brindó a los ganaderos de Cebada Gago en memoria de su padre. CUARTO TORO Voluntarioso en el cuarto, al que recibió con un larga cambiada de rodillas, no pudo hallar el camino del triunfo Francisco Marco, en su primera corrida de la temporada, con otro cebada noblote pero sosito. Cortó una oreja generosa, más de paisanaje que otra cosa. TERCER TORO Antonio Nazaré, que debutaba como matador en Pamplona, mató de una eficaz estocada al tercero -sin clase y que no rompió hacia delante-, con el que el sevillano hizo un esfuerzo por agradar. Fue ovacionado. 2º TORO Morenito de Aranda, sanferminero de grana y plata, anduvo por encima del segundo, que se quedó cortito y rebrincado. Hubo expresividad y composición en varios muletazos, pero el toro no colaboraba. Mató a la segunda. PRIMER TORO Milagro en el prólogo de la tarde. El primer cebada propinó una espeluznante voltereta al subalterno Pablo Simón cuando lo sacaba del caballo. Por fortuna, entró en escena el capotillo de San Fermín y solo le rompió el vestido, aunque la caída fue de órdago. Francisco Marco se plantó de rodillas en el inicio de faena, para enjaretar cuatro muletazos de mérito. El cebada resultó noble y el torero de la tierra pudo dejar pasajes notables. Hubo cierta petición de oreja pero todo quedó en vueltaal ruedo.

COPE

Por Sixto Naranjo. Antonio Nazaré corta una oreja y pide paso en Pamplona

Los diestros Francisco Marco y Antonio Nazaré cortaron una oreja cada uno en el quinto festejo de la Feria del Toro de Pamplona ante un encierro de Cebada Gago que resultó manejable.

Dos orejas, distinto peso. Francisco Marco y Antonio Nazaré, dos toreros necesitados de triunfos y sobre todo, de contratos. Y todo ello con una seria, astifina pero hechurada corrida de Cebada Gago. Conjunto alejado de los estándares de esta vacada en cuanto a comportamiento. No hubo exceso de casta, lejos de ese genio defensivo en el que habían caído los pupilos del recordado don Salvador García Cebada. Por el contrario, el sexteto lidiado este lunes en Pamplona sacó nobleza en distinto grado, si bien faltó el picante que tan famosos hicieron a estos toros en otras ocasiones.

Uno de los toros destacados fue el sexto, que pese a no emplearse en el caballo llegó al último tercio embistiendo humillado y con buen son. Nazaré firmó con él los mejores pasajes de lo que llevamos de Feria. Tanto a derechas como al natural. Hubo temple y buena composición en los muletazos del sevillano, al que siempre se le vio disfrutando en la cara del toro. Un pinchazo fue el previo a un contundente volapié que le puso en bandeja una oreja de mucho peso y de paso le vale para dar un toque de atención a las empresas.

Antes, en su primero, Nazaré trenzó una faena correcta ante un toro manejable pero en exceso soso. Manejó con soltura la zurda y epilogó su quehacer con unas bernadinas en las que el toro de Cebada a punto estuvo de llevárselo por delante. Lo mejor, la estocada perfecta de colocación con la que pasaportó a su oponente.

También tocó pelo Francisco Marco en su primera corrida del año. Doblador de mañana, torero de tarde, Marco aprovechó su oportunidad para pasear una oreja en el cuarto, otro toro de interesante comportamiento con el que el diestro navarro quiso más que resolvió. Todo ganas, al trasteo le faltó un punto de sometimiento y asentamiento al igual que al toro le faltó un tramo final de muletazo. Se le premió con el apéndice en compensación por la no concesión del trofeo en el primer toro del festejo, un animal noble que se llevó por delante al subalterno Pablo Simón cuando le sacaba del caballo. Francisco Marco inició su faena de rodillas antes de ligar una faena mejor resuelta al natural. En este, dio la vuelta al ruedo.

El lote menos agradecido cayó en mano de Morenito de Aranda. El burgalés en primer lugar pechó con un animal justo de fortaleza al que realizó una faena extensa de metraje pero de escaso eco en los tendidos. Con el quinto, que portaba dos leños por delante, no terminó de apostar Morenito. Hubo más pose que toreo y de nuevo, pese a construir un trasteo largo, aquello nunca remontó.

El Mundo

Por Vicente Zabala de la Serna. Buen debut de Nazaré

'In memoriam' de don Salvador García Cebada lucieron sus toros divisas negras. Como pendones luctuosos. De hechuras, traían una impecable armonía. Una cosa pareja y seria en los tres primeros para admirar. Y rematada, lo que no siempre se había dado en Pamplona en los cebaditas.

'Alocado' era un tacazo. Y de alocado nada. Colocó la cara en los vuelos de Francisco Marco a la verónica. Volada en cuatro lances y rematada en media. Lo cuidó en el caballo como quien tiene una joya. Quitó por mimosas chicuelinas. Y Morenito de Aranda por airosas verónicas. Dos y media. Marco brindó al respetable. Y de rodillas se clavó en los medios para empezar faena en redondo: 'Alocado' viajaba hasta allí. Largo recorrido. En pie el cántabro/navarro no anduvo tan templado, especialmente en los de pecho. Alternó ambas manos, con más profusión en la diestra y acabó con molinetes de rodillas. Un pinchazo, una estocada, una pañolada que sí, que no, y un vuelta al ruedo de consolación. Buen toro de veras. La voltereta a Pablo Simón al sacarlo del caballo fue sin querer.

'Fugado', el toro rezagado en el encierro, traía astifinas las perchas de su bizca encornadura, un pelaje negro y lustroso, y una bravura de mejor y cualitativo tramo de muletazo inicial que final. Repitió embestidas y a Marco le dieron la oreja que antes no le habían dado tras estocada defectuosa y descabello.

Morenito de Aranda se vio con un toro de fuerzas contadas. No lo picó casi y luego le duró para hacerle una faena abundante con algunos problemas de alturas. A la nobleza del cebada no le acompañaba su motricidad del todo. Pero si no le dio 60 pases no le dio ninguno. Las perchas del quinto suponían un espectáculo. Más remiso en el recorrido y de escasa humillación pero sin maldad. Morenito no le expuso un alamar en otra faena extensa. Sin excelencias su lote, había otra manera de estar. Más sincera al menos cuanto no menos vulgar.

El sexto manseó de caballos. El único. Más volumen que cara. Pero humillación y calidad. Nazaré hizo lo mejor con mucho de la tarde. Tanto por la mano derecha en redondo como por la izquierda. Una faena a considerar para sellar su debut pamplonica. Un pinchazo y una estocada rinconera no se impusieron en el camino de una oreja para puntuar. Vibraciones positivas que no se pudieron más que intuir con la expresión zurda ante un tercero que no descolgó.

La sensación final es que los cebadas se fueron con unas cuantas orejas más por cortar.

El País

Por Antonio Lorca. Guapos y nobles cebadas

Cuando el toro desarrolla nobleza, hay que torearlo, sentirlo, decirlo… Si no surge el toreo bueno, brota la sosería, la vulgaridad y el cansancio. He aquí uno de los problemas del toreo moderno: toda una vida esperando ese toro que vaya y venga, que acuda al cite con prontitud y repita incansable en la muleta; y cuando aparece, el torero no se siente capaz de estar a su altura, trata de dibujar los pases que ha soñado y solo acierta a trazar trapazos infumables. CEBADA/MARCO, MORENITO, NAZARÉ

Toros de Cebada Gago, bien presentados, de bella estampa, serios, astifinos, mansones y nobles; destacaron primero, segundo, cuarto y sexto.

Algo de esto les ocurrió a Francisco Marco y Morenito de Aranda, que tuvieron en sus manos toros nobles y solo transmitieron frialdad. Dieron pases y pases mientras los mozos cantaban y bebían, y no pasó nada. Ninguno de los dos consiguieron acallar a las masas y atraer la atención de los tendidos. No fue ese el caso de Nazaré, que se gustó de verdad con el muy noble sexto, cantó la hondura y el temple del toreo bueno, y quienes habían pensado en marcharse decidieron aguantar porque, al final, lo que ocurría les merecía la pena.

Por cierto, la corrida de Cebada Gago sorprendió a todos. Lleva consigo la leyenda cierta de la agresividad, la fiereza y el peligro, y resulta que, unos por otros, todos los toros derrocharon bondad, y ninguno hizo nada feo que confirmara los malos augurios. Además, fue una corrida guapa de verdad, toros preciosos, armónicos, serios, cuajados y astifinos. No hicieron una bella pelea en varas, aunque solo el tercero manseó alegremente en el piquero, y cuatro de ellos llegaron al tercio final con calidad en su irregular embestida. Pero nada del toro duro, correoso y deslucido de tardes anteriores.

A pesar de todo, Francisco Marco solo cortó una oreja que fue un regalo de sus paisanos. Seguro que su historia es encomiable y fruto de un sacrificio y una constancia admirables. Hace bien la empresa es darle un sitio porque, seguro, lo merece, y se nota el cariño que le profesan los suyos, Además, no se le puede negar al torero su decisión y entrega, pero se le nota demasiado que torea poco. Y su toreo es mudo, dice poco, casi nada, no se le oye. Dio muchos pases -le tocó en suerte el mejor lote-, pero los suyos no dejaron de cantan, comer y beber. Es acertado afirmar que estuvo correcto y aseado, por no decir que muy por debajo de sus oponentes, que no se cansaron de embestir para que su matador alcanzara el triunfo de su vida. Pero la calidad no se aprende. Este puede que sea el problema de Francisco Marco. Le acompaña el afecto y la suerte de ser profeta en su tierra, pero el pellizco es un don, y no depende de la voluntad de los paisanos.

Tampoco estuvo a la altura exigida Morenito de Aranda, conformista y ventajista ante su primero, al que le hizo una faena larga, sosa y aburrida entre la algarabía general. Apagado y corto de embestida fue el quinto, lo que tapó de algún modo el poco acierto del torero.

Muy animoso y con otras hechuras se presentó en Pamplona Antonio Nazaré, necesitado del triunfo, y poseedor de más clase que aparente decisión. Se justificó sobradamente ante el soso tercero, y templó con hondura y clase la bondadosa embestida del sexto, al que recibió con unas olorosas verónicas. Pinchó antes de cobrar una estocada y su premio se redujo a una oreja. Quizá, a él le falte el ánimo para dar importancia a su toreo, para apasionarse y encandilar a los tendidos. Pero dejó la impronta de que es un torero diferente. Ojalá le lluevan las oportunidades para que pueda demostrar que es torero caro. O, mejor, ojalá se lo crea él con toda su alma para que se enteren de una vez los demás.

La Razón

Por Patricia Navarro. Soberbio Nazaré al natural

Asombroso. Nada más empezar las peñas cambiaron la charanga, ésa que nos acompaña de principio a fin día tras día, por expectantes olés. Uno, dos…¡Y hasta tres! En el ruedo ocurría que Francisco Marco esperaba al primero de la tarde de rodillas en el centro del ruedo. A solas ya. Antes había quitado y habíamos visto cómo Pablo Simón sufrió un golpe fuerte al sacar al toro del caballo. Un atropello. El toro, astifino, bien hecho, imponente, tomó la muleta de Francisco Marco con claridad, con largura en el viaje y nobleza. Toro para estar a gusto. Para recrearse. Marco anduvo con ganas, queriendo y dejó una faena aseada, destemplada en ocasiones y fue efectivo en el último tercio. Una buena estocada, precedida de pinchazo, zanjaba trasteo. Punto pelota. Se le resistió el trofeo. «Fugado» vino a compensarle. Segunda oportunidad. El toro independiente del encierro matinal, tuvo todo para abrir la puerta grande. Boyante el Cebada, embestida eterna, de coser las arrancadas sin moverte del sitio, y noble. Buen toro. Bravo. Se desentendía a veces al final del viaje, pero sin poner problemas. Al contrario. Francisco anduvo afanoso, pero la faena no levantó el vuelo. No a la altura de… Estocadón y premio. La suerte le había mirado de tú a tú, y a la cara.

El nombre de la tarde llegó al final. Antonio Nazaré. Y en mayúsculas debería estar. Como el toreo que cosió en el sexto, mansurrón pero que rompió a bueno en la muleta. Los naturales de Nazaré, mecidos, despacito, muy templados, fueron un deleite, en Pamplona y en la China. Prodigiosa zurda, armonioso toreo sin resguardarse en lo superfluo. Brillante en la distancia, el toque suave, nada brusco, los tiempos y la convicción de ponerse a torear desde ya. Pronto y en la mano. Hondo. Sitio. Corazón. Cortó un trofeo. Pero los argumentos del torero tuvieron mayor recorrido. De fondo y forma. De esencia. A Antonio Nazaré queremos verle más tardes. Por el mismo pitón y con la misma profundidad inundó Nazaré de naturales buenos la faena al tercero, noble, dejándose pero desentendido, sin acabar de humillar.

Cebada Gago echó ayer una corrida seria, muy seria, esto es Pamplona, pero bien hecha, armónica y para hacer el toreo y disfrutar. Encierro noble, fácil, concepto éste difícil de asumir con un toro. Lo entrecomillamos pues. Si buenos fueron primero y cuarto, puntuó también el mansurrón sexto. Y el quinto de media arrancada muy viva además de un bellezón. Enseñaba las palas, reunido y armónico. Serio. Se le intuía al toro faena, mas la de Morenito quedó al final en tierra de nadie. Muletazos sin romper al toro, punto brusco. Poco final. Su primero fue como el de Nazaré, un Cebada que se dejó sin acabar de humillar y con la transmisión justa.

Corrida muy torera de Cebada Gago, que lució divisa negra. El luto ganadero. Y soberbio Nazaré al natural.


Pamplona Temporada 2012

pamplona_090712.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:15 (editor externo)