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Toros en Pamplona

Martes, 10 de julio de 2012

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de El Pilar buenos en general.

Diestros:

Matías Tejela: palmas y silencio.

Iván Fandiño: oreja y oreja. Sale a hombros.

David Mora: oreja y oreja. Sale a hombros.

Entrada: Practicamente lleno.

Crónicas de la prensa:

El País

Por Antonio Lorca. Vergonzosas orejas

Si Fandiño y Mora fueran toreros como Dios manda, habrían devuelto las orejas que solicitó un público ruidoso, festivo, ausente y ajeno a lo que ocurre en el ruedo, les concedió un pintoresco presidente, tocado con un sombrero de copa, sin aparente conocimiento y menos criterio, y que ellos no merecieron. Vergonzosas orejas las que pasearon ambos toreros, de esas que sonrojan al aficionado más generoso; premios exagerados y profundamente injustos para dos señores que, entre ambos, no dibujaron más allá de cinco o seis muletazos con cierta gracia. El resto, todo un recital de vulgaridad, de insoportable toreo moderno despegado y sin apreturas, de destemplanza, monotonía, pálido ventajismo, y todo ello encerrado en una grotesca caricatura de lo que debe ser el toreo verdadero.

El asunto es más grave y escandaloso a tenor de la corrida lidiada en Pamplona. Volvió a los sanfermines el toro moderno, cómodo de hechuras, con las fuerzas muy justas, nobilísimo y de calidad suprema; toro no apto para los caballos, pero un toro artista y bonancible que repite y repite incansable a la muleta para que quien sepa torear de verdad se embriague de sentimiento. Pero no fue así; quizá, sea el ambiente jaranero el que contagia a los de luces y les permite estar relajados. Cómodos y con escaso ánimo para el trabajo. Lo cierto es que los dos triunfadores, sonrientes y felices ellos, salieron por la puerta grande, y los toros acabaron en el desolladero, y hoy o mañana estarán en un plato de esta gente tan comilona. Pues quede constancia escrita de que esos toros se ganaron mejor suerte; toreros de verdad, que los lucieran como merecían. Porque qué calidad la de la corrida de El Pilar, qué nobleza, que templada embestida la de todos los toros. Y qué mal estuvieron sus matadores, que vulgares, qué infumables pegapases…

Si David Mora no pincha en el sexto le regalan las dos orejas, lo que hubiera sido una auténtica herejía. Y eso que en este mejoró sensiblemente respecto a la lección insana que dictó en el tercero, un toro extraordinario al que muleteó siempre despegado, fuera cacho, al hilo del pitón, sin mando alguno y con incomprensible celeridad. No dio ni un pase meritorio, y eso que la faena fue larga y soporífera. Y ahí seguirá el animal embistiendo todavía en el limbo de los toros buenos. Se esmeró en el sexto, otro toro de bandera, ante el que insistió con su toreo superficial, sin ligazón y epidérmico. Otra vez alargó innecesariamente su labor, prueba evidente de que, en su fuero interno, era consciente de que su toreo carecía de valor.

Hizo lo posible Fandiño por no desmerecer el irregular papel de su compañero y se mostró a su misma altura. Recibió a su primero con unas airosas verónicas y ahí se acabó la historia. Añádase un par de aceptables derechazos y un sinfín de astrosos muletazos sin orden ni concierto. También se esforzó Fandiño en su segundo, otro toro de buen son, y no lo entendió de principio a fin. Muchos pases y ninguno que rezumara sabor torero. Unas manoletinas finales y la puerta grande. Un fiasco.

No les acompañó a hombros Matías Tejela, pero pudo hacerlo porque estuvo tan mal como sus compañeros de terna. Su primero se lastimó una mano cuando el diestro ya había demostrado que no le acompañan ni la gracia ni la hondura. Y en el cuarto se sintió incapaz, desbordado en todo momento, sin ideas, sin encontrar el camino para hacer el toreo hondo que es capaz de emocionar.

En fin, una tarde feliz para quien considere que esta es una fiesta para toreros vulgares, ventajistas y comodones. Los triunfadores se marcharon sonrientes, y ojala les sirva el triunfo para tardes mejores. La de esta tarde ha sido una engañifa al hilo de una excesiva generosidad. Y una verdadera pena que seis toros de calidad excelsa, artistas de verdad, de lo que tanto añoran los toreros de hoy, se fueran al otro barrio sin que una figura de categoría exprimiera sus condiciones. Pero así se escribe la historia.

COPE

Por Sixto Naranjo. Iván Fandiño y David Mora siguen sumando

Los diestros Iván Fandiño y David Mora han salido este martes a hombros del coso de Pamplona tras cortar cada uno dos orejas con una interesante corrida de El Pilar y Moisés Fraile que tuvo como virtud la movilidad. Matías Tejela no tuvo su tarde y vio silenciadas sus dos actuaciones.

Iván Fandiño y David Mora han ratificado en Pamplona que su temporada ya puede considerarse de confirmación tras los triunfos cosechados en cosos de importancia de los dos diestros. Este martes en Pamplona fue un nuevo ejemplo de ello con la salida a hombros de ambos con una corrida de El Pilar y Moisés Fraile de muchas posibilidades. Cuatro ‘aldeanuevas’ y dos ‘lisardos’ con movilidad y nobleza en distintos grados.

Iván Fandiño comenzó a cimentar su salida por la puerta grande con su primero, un animal de Moisés Fraile noble pero que acabó a menos. El vasco basó su trasteo por el pitón izquierdo, con temple e intentando siempre alargar la embestida de su oponente. Unas bernadinas precedieron a una estocada trasera antes de la concesión de la oreja.

La faena de mayor poso y la oreja que posibilitaba la salida a hombros de Fandiño llegaron con el quinto, un colorado de El Pilar de gran alzada que se movió con mayor informalidad al comienzo de la faena que al final, cuando se templó y humilló más. Fandiño comenzó su labor con un pase cambiado en los medios y siempre intentó bajar la mano para llevar sometido al toro. Al natural se descompuso algo el quehacer del de Orduña antes de volver a crecer en una notable tanda a derechas, con el astado embistiendo con mayor entrega. Esta vez el epílogo fue por manoletinas y la espada volvió a viajar trasera y tendida.

David Mora repitió el guión marcado por Fandiño en sus actuaciones. La primera oreja cayó en su primero por una faena compuestita ante un buen toro de El Pilar, encastado y exigente a partes iguales. La labor del madrileño tuvo corrección pero faltó un punto de rotundidad.

Sí tuvo más peso la oreja paseada en el que cerró plaza, un ‘lisardo’ de Moisés Fraile con nobleza y clase en sus embestidas que permitieron a Mora cuajar una entonada faena que fue creciendo poco a poco hasta estallar en una buena serie en redondo, reunida y ligada. Pinchó antes de la estocada definitiva.

Quien no tuvo su tarde fue una vez más, y van ya muchas durante su carrera, Matías Tejela. Tuvo cierta disculpa en su primero, un buen toro de El Pilar que embistió con buen son hasta que se dañó la mano derecha y Tejela tuvo que pasaportarlo con prontitud. Sin embargo, hasta la lesión del animal, el de Alcalá de Henares nunca supo cogerle el tempo a la embestida del toro. Igual canción se repitió en el cuarto. El toro de El Pilar se movió con emoción y de forma encastada, ganándole siempre la partida a un desdibujado Matías Tejela. En ambos fue silenciado.

El Mundo

Por Vicente Zabala de la Serna. Doble puerta grande para Iván Fandiño y David Mora

El encierro de El Pilar ha sido el más rápido de todo San Fermín hasta la fecha, y 'Campanero' el toro más rápido en ser arrastrado: se partió una mano en la segunda serie de la faena. El toro que era un torazo de amplia bodega, generosa badana y abundante cuajo: 640 kilos en un esqueleto largo. Por delante los pechos. Salió distraído y suelto. Matías Tejela lo fijó perdiéndole pasos. Una miradita de vez en cuando del toro a la querencia. Y un puyazo harto trasero; medido el segundo. En el capote de Zamorano el de El Pilar ponía ya buena intención. Había que hacérselo despacio. Tejela se lo hizo en las dos primeras tandas de derechazos y el toro se lo agradeció. Pero en un pase de pecho apoyó mal y se partió la extremidad. No hubo otra que abreviar.

El segundo llevaba el hierro de Moisés Fraile y una belleza exquisita en la cara. Otras hechuras. Más bajo y movido de atrás. Tocado arriba de pitones. Por el izquierdo tomó el capote de Fandiño con clase superior en un par de verónicas caras. No creo que la intención de ese gran picador que es Rafael Agudo fuera sangrarlo del tal modo al quererlo frenar con el palo por delante. Lo cierto es que el castigo, más por su colocación que por abundante, provocó en el buen toro un géiser que no cesó durante la lidia. Y el fondo se fue apagando en la muleta clásica de Fandiño, que lo vio claro al empezar por la zurda, ayudado por la espada simulada por el viento. Cambió la mano a una serie cumbre de redondos que fue la cima de una faena con el toro a menos. La alegría de las bernadinas y la recitud del volapié, más que la rectitud de la travesía de la espada, le entregaron una oreja de pañuelos contados.

Del mismo tono que no corte fue la de David Mora con un tercero que descabalgó a Mario Herrero en dura caída del caballo. El corte de Mora es otro al de Iván, otro patrón, cargado de vicios. El codilleo que tan profusamente se le ve en la muleta se le transforma en una especie de latigazo con el capote que suele tirar los toros. Dos veces a este de ayer. Pero el toro remontó con más bravura que clase en una faena que principió Mora con dobladas, continuó con derechazos a su forma y manera, o sea vaciando antes de tiempo y estéticamente encorvado, y siguió al natural con las repeticiones de 'Deslumbrante' sin terminar de humillar. De todo su hacer, el espadazo contudente marcó la diferencia e inclinó la balanza.

La corrida de El Pilar vino muy desigualona. El alto, flancón y destartaladete cuarto lo subrayaba aún más. Le faltó poder y fuerza. Riñones no había. La faena no pudo ser más que como la embestida, de querer y no poder, y embarulladita por tanto. Tejela mató a la tercera.

El quinto de hallaba en las antípodas. Un galán de tomo y lomo. Iván Fandiño brindó a Pamplona entera. Y se clavó en los medios en un pase cambiado acongojante. Sin espacios, si no se quita unos centímetros sale como un cohete de la plaza. Sobre la mano derecha torea Fandiño de purísima madre. Muy tapada a su altura la dulzura del toro de enorme volumen. Pasos perdidos para hilvanar al no poder ligar. Un tanda rematada con mucha torería en dos pases de pecho a pies juntos. La zurda no dejó huella. Sí una penúltima tanda de redondos. Manoletinas en la versión clásica ahora casi de costadillo. Y una estocada muy trasera y tendida que, curiosamente, tuvo muerte. El premio ganaba en peso al anterior, pero no había causa para la segunda que la peña pedía. La puerta grande del encierro se le abrió. Para la foto es chula.

El salpicado último era otro tío. Con su puntito de quererse ir, el toro de Moisés Fraille metía la cara en los vuelos de la muleta con calidad y humillación. Mora estuvo por correr más la mano, objetivo no siempre conseguido. Por los dos pitones 'Cantillito' ponía un viaje que moría un tranco más lejos que el muletazo. Gran toro. El mejor de la buena corrida de El Pilar. El acero le falló precisamente al de Toledo. Que cobró la estocada en segundo envite. Y a golpe de descabello se alzó a hombros con Fandiño. A pares las dan en Pamplona.

La Razón

Por Patricia Navarro. Y la puerta grande se abrió: Fandiño-Mora

No sé si miraría de reojo la puerta grande. Quizá. Tal vez. Quién sabe. Pero Iván Fandiño se fue al centro del ruedo y esperó la arrancada del toro de El Pilar, que era una inmensidad por donde le miraras. El astado se arrancó desde el burladero. Próximo destino: los medios. Allí le aguardaba Fandiño, cosidos los pies al suelo, y en el último instante le cambió el viaje y se lo pasó por la espalda. Aguantó las siguientes arrancadas del quinto toro del festejo en un pulso de a ver quién era más poderoso de los dos. El toro tuvo la bondad de desplazarse en la muleta, pero con el problema de hacerlo sin humillar. El torero de Orduña hizo la faena desde los albores hasta el adiós asentado, sin cesiones ni concesiones: ajustado y haciendo el toreo bueno. Ayudaba al toro, le incitaba a pasar una cuarta más. Medido… Es clave saber escoger el momento de tomar la espada. Y supo. Se tiró derecho. Prendió el acero un punto atrás, pero rodó el toro y la plaza se llenó de pañuelos. Festival rojiblanco.

Abría la puerta grande. Una se había llevado de su toro anterior. Nada que ver fondo y forma. El toro fue manejable, pero duró un suspiro. Fandiño quiso hacerle las cosas bien pero tampoco daba mucho de sí el toro de El Pilar. Mismo premio para faenas distintas.

No tenía buena pinta el sexto, pero David Mora creyó y nos metió en la faena cuando el despampanante toro comenzó a meter la cabeza y repetir, con ese puntito de mansedumbre que le haría amagar con rajarse enseguida. Tenía la puerta a medio abrir y uno de sus compañeros ya había comprado el billete de ida. Se fajó con el toro, buen Moisés Fraile en la muleta, mejor en el primer tramo del muletazo que en el remate el torero. Pero intenso David Mora. El coraje y el amor propio estaban en juego. Se fue a sol y allí pegó las dos últimas tandas, punto larga la faena. Y lo logró. Se fue a hombros. Puerta grande Fandiño-Mora. Los dos toreros a los que se quiso enfrentar en el primer tramo de la temporada.

El tercero no se lo puso fácil. Reponía una barbaridad el de El Pilar. Sometió el toro, le marcó el camino, el punto en el que comenzar y acabar el viaje. Principio y fin en la estructura del muletazo frente al toro que no dejaba huecos. Después, la faena rondó la firmeza y en ocasiones la calidad.

A Matías Tejela se le nubló la primera faena cuando el toro, tal vez llevábamos tres tandas, se lastimó una de las manos. Se agotaba en esencia en ese instante la faena. Si el toro está mermado el toreo pierde sentido. Tejela quiso alargar pero al final claudicó. Lástima de noble toro y manejable.

El cuarto se pareció al tercero. Tuvo virtudes y defectos: en el difícil equilibrio estaba la faena. Descolgaba el cuello en la embestida el toro, pero también es verdad que reponía en el viaje, pesaba el toro. La faena pasó desapercibida. Sin grandes emociones.

Pero Fandiño y Mora se negaron a irse de pie. El toreo cuando hierve.

Marca

Por Carlos Ilián. Iván Fandiño y David Mora salen en hombros

Al final se llevaron en hombros a Iván Fandiño y a David Mora que han dado una buena tarde de toros, en la que la corrida de El Pilar puso el punto de seriedad y respeto necesarios para valorar en su medida lo que hicieron los dos matadores. Se agradece al ganadero la espléndida presentación de sus toros y la variedad, sin caer en el uniformismo borreguil tan frecuente.

Vimos toros con problemas, que reponían y calamocheaban, mientras salieron otros como el quinto y el sexto muy templados, especialmente ese último ejemplar que humilló de lo lindo y permitió David Mora cuajar la faena más reconda que le hemos visto este año en las ferias grandes. El toro apuntaba mansedumbre, con amagos de irse a tablas. La virtud de Mora fue someterlo en los medios y ligarle allí las series sobre ambas manos y especialmente notable le salió el toreo al natural, sin quitarle mérito a los derechazos de larguísimo trazo. Una faena densa, tal vez pasada de rosca lo que pagó caro David Mora a la hora de matar, perdiendo las dos orejas, aunque al final salvó una con el descabello.

Habia cortado otra en el tercero, de mucho mérito porque tuvo que superar la embestida violenta del toro y sus derrotes continuos. Y meritoria fue la maciza faena de Iván Fandiño al quinto, un toro con recorrido pero que embistió con la cara por las nubes. El vizcaíno lo metió como quiso en el engáño, sin dejarse trompicar y así ligó los muletazos por ambas manos, midiendo muy bien el tiempo, para matar en el momento preciso y asegurar la puerta grande.

Matías Tejela tuvo mala sauerte, su primero que se dañó una mano y el cuarto reponía de lo lindo, muy molesto. Tejela decidió abreviar.


Pamplona Temporada 2012

pamplona_100712.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:17 (editor externo)