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Toros en Pamplona

Jueves, 11 de julio de 2013

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Torrestrella, de variada capa y comportamiento

Francisco Marco: Silencio y oreja

Iván Fandiño: Ovación y ovación, cogido acude a hospital para pruebas médicas

David Mora: Oreja y oreja, sale a hombros

Entrada: Lleno.

Video resumen del festejo: http://canalplus.es/toros

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver

Los toros de Torrestrella fueron tan variados de capa -bellas láminas- como de comportamiento. El lote se lo llevó David Mora, que estuvo por debajo del excelente berrendo tercero, cortando una oreja baratísima hasta para Pamplona, y por encima del jabonero sexto, con complicaciones al que mató también mejor. Pero su salida por la Puerta del Encierro puede calificarse de descafeinada, light, o pueblerina, por el conjunto en general. Y es que Pamplona, no nos olvidemos, cuida mucho los cuernos de los toros, pero poco el valor de los trofeos. Y, como dicen muchos internautas, la plaza es una Monumental no una portátil. Orejita aún más local fue la de Francisco Marco al cuarto, impensable en cualquier plaza, a pesar de la voluntad que pone el torero. Lo curioso es que el que parece el triunfador y del que todos hablan es del que no cortó trofeo. Iván Fandiño se llevó el lote chungo, los dos más malos. Al parado segundo no le pudo hacer nada y el avisado y peligroso quinto acabó llevándoselo por delante -el lo sabía y nosotros también- en cogida que pudo ser gravísima pues lo buscó con saña en el suelo, y sólo se salvó por el famoso capotillo del Santo. Estuvo hecho un tío, aguantando tornillazos y zarpazos, y se mereció la oreja porque hasta lo mató groggy. Pero no hubo sensibilidad en la plaza ni en el desconocedor presidente. Me sigue gustando el valor de Fandiño, que sonríe cuando el peligro acecha.

Crónicas de la prensa:

El País

Por Antonio Lorca. Un festejo de verbena

Lo único serio de la corrida fue la tremenda paliza que recibió Fandiño cuando trataba de rematar varios molinetes de la que salió con la mirada perdida y milagrosamente ileso. El resto fue una verbena vergonzosa. Primero, la corrida de Torrestrella fue un atentado a la llamada Feria del Toro; animales inválidos, que evitaron el trabajo de los picadores, y de descastada nobleza. Y segundo, los trofeos. Las orejas que pasearon Francisco Marco y David Mora definen la categoría de una afición. Y la afición pamplonica —al menos, la que se sienta en los tendidos— es verbenera. En cualquier plaza medianamente seria no dan ni la vuelta al ruedo.

Pero así está la Fiesta, por los suelos. Porque una cosa es la juerga, y otra muy distinta el toreo. Y ninguno de los dos hizo méritos para pasear ningún trofeo.

TORRESTRELLA / MARCO, FANDIÑO, MORA Toros de Torrestrella, bien presentados, inválidos, mansos y descastados; nobles tercero, cuarto y sexto. Francisco Marco: bajonazo (palmas); estocada tendida (oreja). Iván Fandiño: gran estocada (ovación; estocada tendida y un descabello (ovación). David Mora: bajonazo (oreja); estocada (oreja). Salió a hombros. Plaza de Pamplona, 11 de julio. Quinta corrida de feria. Lleno. El caso de David Mora, por ejemplo, es llamativo. Se le debe reconocer su actitud y su entrega con el capote. Se esfuerza a la verónica y algún lance lo traza con gusto, y no perdona un quite, pero con la muleta en las manos es, probablemente, uno de los toreros más ventajistas de la actualidad. No se cruza nunca en la cara del toro, cita siempre al hilo del pitón y los muletazos surgen despegados, todos en línea recta y sin hondura alguna. No dice nada. Es afanoso y dispuesto, pero toda su labor fue de una superficialidad preocupante. A su primero lo mató de un bajonazo de esos que se notan a leguas, lo que importó poco al sol —que tiene la vista nublada— y a la sombra —tan callada, como igualmente festivalera—.

Si ese primer toro suyo se dejó torear, mucho más colaboró el sexto, al que hizo una faena larguísima —síntoma evidente de que aquello carecía de gracia—, y cuanto más embestía el animal más aburrimiento desprendía el torero. Total, que se lo llevaron a hombros entre la algarabía general. Pues, muy bien.

El caso de Francisco Marco es distinto; torea muy poco; era esta su primera corrida del año, estaba entre sus amigos y paisanos porque nació en Estella, y, bueno, le concedieron una oreja cariñosa por si le sirve para continuar adelante. No se le pueden negar su vocación y sus ganas; pero se le nota en exceso que toca pocos pitones y su toreo es epidérmico.

Y el susto gordo de la tarde se lo llevó Fandiño, que reaparecía en plaza de primera después de la cogida de San Isidro. Mató de una gran estocada a su primero, que le ofreció pocas opciones, y cuando intentaban animar a las peñas con unos molinetes en el quinto, el toro lo enganchó por la chaquetilla, lo buscó con saña en el suelo y lo pateó. Un milagro fue que la tarde no se tornara en desgracia.

ABC

<img src="http://www.portaltaurino.net/archivos/18961328200600.png"/>Por Andrés Amoros. La gran estocada de Iván Fandiño en Pamplona

Por la mañana, en el Congreso de los Diputados, nos advierten del peligro de que el turismo internacional huya de España por culpa de las corridas de toros. Con el portavoz de Unión del Pueblo Navarro, comparto temores: como San Fermín se centra en el toro bravo, desde los encierros y encierrillos a las corridas, los turistas han desaparecido, este año: no veo franceses, ni italianos, ni la Peña de los Suecos, ni el Club Taurino de Nueva York, ni los norteamericanos que han leído, quizá, a Hemingway. Las calles de Pamplona están vacías, silenciosas, aburridas… Naturalmente, los dos nos partimos de risa.

Por la tarde, veo en televisión la Plaza repleta, como todos los días. Los toros de Torrestrella, no exagerados de presentación, blandean demasiado.

Torea poco el diestro local Francisco Marco. Al primero, cárdeno claro, noble pero justo de fuerzas, lo recibe, en tablas, con una larga cambiada de rodillas. Los muletazos son correctos pero el toro embiste soso, cortito, sin emoción. Dos no se pelean si uno no quiere… Mata con decisión pero la espada queda baja. Algo más de fuerzas tiene el cuarto, un bonito colorado, con muchos pitones. Quite por gaoneras arriesgadas de Fandiño, iniciadas con un cambio (una suerte insólita, de mérito). Francisco Marco pisa el acelerador: lo llama de lejos, de rodillas, liga muletazos emocionantes. Ya de pie, no regatea esfuerzos, con más oficio que estética. Se vuelca al matar, recibiendo un pitonazo que le abre la manga: oreja cariñosa de los paisanos y la esperanza de volver el año próximo.

Vuelven a coincidir, en un cartel, Fandiño y David Mora. Lancea Iván con reposo al segundo. Se echa pronto la muleta a la izquierda: logra algún natural bueno pero sin continuidad, con enganchones; el toro se acaba pronto. No ha estado mal Fandiño pero esperamos más de él. El estoconazo sí que es impecable (no recuerda para nada su cornada, en esa suerte): antes, una estocada así valía un trofeo. El quinto se llama «Finito» (menos mal que no lo lidia Juan Serrano: matarlo, él, hubiera parecido un suicidio). Le planta cara, lo intenta pero el toro, rebrincado, le pone varias veces los pitones en la cara. Acaba empujándolo y pisoteándolo: se salva de milagro de un percance grave y sale conmocionado, sonriendo: ¡cómo son los toreros! Otro espadazo, con decisión. Pasa a la enfermería.

Recibe de rodillas David Mora al tercero, vuela el capote con gusto pero el burraco, muy noble, se desploma después de la primera vara. Mide bien el diestro las fuerzas justas del toro con muletazos suaves, templados. ¡Qué lástima que el toro no tenga más vigor! Parece, a veces, como si toreara al carretón… Mata rápido, rinconero: oreja. Blandea el sexto, jabonero. Pierde gas pronto, en la muleta de David Mora. Lo intenta el diestro, se esfuerza, buscándole las vueltas por los dos lados. Acierta al matar y el bondadoso público le otorga una oreja generosa, que le permite ser el primer matador que abre la puerta grande.

Triunfa David Mora y se justifica Francisco Marco. Sin cortar trofeos, en mi memoria queda, sobre todo, la gran estocada de Iván Fandiño al segundo, digna de Mariano Benlliure. Ésa sigue siendo, en el toreo, la auténtica hora de la verdad.

Marca

Por Carlos Ilián. David Mora en hombros y Fandiño a la enfermería

Es difícil recordar otro San Fermín tan pobre en cuanto al juego de los toros. Una ganadería de larga tradición en Pamplona como la de Torrestrella tampoco ha enderezado el rumbo ganadero.

Corrida muy desigual de presentación y blandísima, además de ayuna de clase. Menos mal que la terna se montó encima para sacar algo en limpio, especialmente David Mora, que atraviesa un buen momento, muy acertado en el planteamiento de sus dos faenas al lote menos malo. Templó con exquisitez la blanda embestida del tercero y se trajinó al sexto, con la cara por las nubes. Dos estocadas mortales le dieron el pasaporte apara salir en hombros, después de cortar una oreja en cada toro.

Iván Fandiño se plantó muy firme en ambos toros para meterlos en la muleta a regañadientes. Dos faenas para aficionados, para gente que sepa catar el toreo cuando no hay relumbrón pero sí autenticidad. Dos faenas muy serias y con mucho más importancia de la que le dio la gente, metida en otra faena, la de merendar. En el quinto pasó un momento de angustia al caer e merced del toro después de un molinete ceñidísimo. Se libró de la cornada pero se fue a le enfermería con problemas en un oído.

Llama la atención que Fandiño apenas saliera a saludar cuando antes le regalaron una oreja a Marco por una faenita voluntariosa. Cosas de Pamplona.

En efecto, Francisco Marco bregó lo indecible, se pasó de voluntarioso para compensar el beneficio que cada año tienen con él en San Fermín. Y al final no faltó esa oreja que le vale volver el año próximo

El Mundo

Por Vicente Zabala de la Serna. Puerta grande para David Mora

La corrida de Torrestrella pasaba con desilusión y sin humillar hasta que el tercero, salpicado, arremangado de pitones y flacón y culo pollo embistió por derecho dentro de sus limitaciones de potencia. Buena condición, ya lo creo. David Mora le corrió la mano (noticia) con el temple que necesitaba en las dos primeras series de buen trazo. En la tercera Mora volvió a su vicio codillero pero manteniendo el tono. Fue el pitón derecho mejor que el el izquierdo por lo que ya cortito apuró tras una serie al natural la faena. Los ayudados por alto tuvieron su empaque. Mató con rectitud pero pasada y caída la espada. Suya fue la oreja.

Sean como sean los toros, qué verdad desprende la colocación de Iván Fandiño. Desde el capote a la verónica intercalada con chicuelinas. Picó nada al torrestrella que se había astillado en un derrote en el burladero. El toro, más que no humillar como el primero de Marco, es que echaba la cara arriba, que no es lo mismo. Había que mantener el pulso de no bajarle la mano por la escasa fuerza y a la vez evitar el derrote de impotencia, que no de maldad. Por dentro se había venido por la derecha en el prólogo de faena en los medios. El tono de la perfecta colocación mantuvo el diapasón de una faena superior al enemigo. Cerró por manoletinas y mató de estocada un punto contraria. Saludó una ovación.

A Marco, con poco que hacer con el ensabanado primero, entre capirote y careto, que no humilló, le tocó un buen y rematado castaño, noble y dulce torrestrella. Del inicio de rodillas de faena pasó a una faena correcta y átona rematada por manoletinas y un espadazo del que salió prendido por la manga izquierda. Efectiva y aparatosa estocada que impulsó la oreja.

Qué matón fue el chiquito quinto. Pero con pintas. Mal estilo. Fandiño se peleó en una batalla en la que la única nobleza estaba en su corazón. Tiraba el torrestrella con todo. Hasta que lo derribó en una cadena de molinetes de cierre. Abajo lo tuvo a merced, lo pisoteó en la cabeza, la del pulpo. Sonado quedó Fandiño. Vaya lote infame. Lo mató de defectuosa estocada. Y un par de descabellos.

El jabonero sucio que sumaba sexto se dejó mucho a su aire de ir y venir con la cara suelta. O sin terminar de humillar nunca, mejor dicho. Pero con nobleza. David Mora le dio fiesta, que se dice. Muy seguro. Y lo crujió de un espadazo algo atravesado. Se llevó la oreja llave de la puerta grande.


Pamplona Temporada 2013.

pamplona_110713.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:12 (editor externo)