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Pepe Gallardo

Barbate, 4 de junio de 1909

De novillero: El año de 1932 toreó en Cádiz dos veces: el 15 de mayo, con Leopoldo Blanco, Rebujina y Niño del Matadero de El Puerto. Fueron ocho novillos de Ramón Ortega y estuvo muy bien. El 3 de julio toreó novillos de Ramón Mora Figueroa, antes García Pedrajas. Alternó con Leopoldo Blanco y Rebujina.

Alternativa: En 1932 toreó Pepe Gallardo 24 novilladas, y sin presentarse enMadrid como novillero, Manuel Jiménez “Chicuelo II” le hizo matador de toros en la Plaza de Toros Arenas de Barcelona, al cederle el toro, de nombre Regatero, de Julián Fernández, la tarde del 25 de septiembre de 1932, de testigo Vicente Barrera.

Confirmación: El 28 de octubre de 1934 en Madrid , en que el de Barbate confirmó su alternativa de manos de Marcial Lalanda, que le cedió el toro, de nombre Perdigón, de don Juan Terrones, con Manuel Mejías Bienvenida de testigo.

Temporada 1934: actuó en 12 corridas. En Aranjuez, el 2 de mayo, obteniendo un gran triunfo. Con toros de Domecq, alternó en la Plaza de Toros de Cádiz, el 15 de julio de 1934, con Cayetano Ordóñez, Niño de la Palma.

Temporada 1935: Gallardo tan sólo toreó 12 corridas en la de 1935, marchando después a América donde toreó bastante.

En Madrid: El 16 de abril de 1936 en la Monumental Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid ocho toros de Pallarés para Valencia II, Amorós, Pepe Gallardo Montesino y Ricardo Torres.

Corrida patriótica: Luis Fuentes Bejarano, Antonio Posada, Fernando Domínguez y José Gallardo Montesinos alternaron en la Plaza de Toros de Madrid la tarde del 18 de julio de 1939,en corrida homenaje al Ejército del Centro, con toros de Ignacio Sánchez y Sánchez, hijo de Matías Sánchez Cobaleda, que hacía su presentación.

Otros datos: Ayudó en sus comienzos a Antonio Rivera padre de Paquirri al que llevó a presentarse en Madrid, donde repitió.


Aquella cornada que recibió el torero Pepe Gallardo

Cómo torea Pepe Gallardo? Preguntaban algunos aficionados ante el renombre que iba adquiriendo un torerillo onubense. Pues así, como ya he dicho, le contestaban: encadenado el toreo al natural, con todos sus tiempos, avanzando la muleta en el quite para que no faltara el primero; pellizcando el corazón de los asistentes a sus festejos, convirtiendo en bestia dócil la fiera, sacando partido a un toro no lidiable, a fuerza de porfiar y exponer, dejando en cada lance la emoción del riesgo.

No podemos detenernos mucho en la biografía de Pepe Gallardo, ya que lo que nos centra en esta Historia Menuda es una de las heridas más horrible que ha recibido un onubense en un coso taurino..

José Gallardo Moreno, Pepe Gallardo en los mentideros taurinos, nació en Huelva, junto a la iglesia de San Pedro, el 4 de julio de 1927.

Desde muy pequeño sintió correr en sus venas la verdadera sangre torera. Empezó su aprendizaje asistiendo a capeas taurinas y algún que otro encerradero por las noches al no tener fácil acceso para participar en tentaderos, cosos que quedaban para los hijos de papas pudientes, hasta que logró su anhelo de torear en su Huelva natal en competencia con Curro Frijones y Joselito Romero, éxito del que hablaremos más tarde. Poco después, en unión de su amigo y compañero en la profesión Pepe Pirfo, marcha a Santa Ana la Real, donde obtuvo un notable triunfo ante un señor novillo con kilos y pitones. Pepe Pirfo seguiría con él en calidad de peón de confianza.

Y convencido de sus condiciones toreras abrazó esta peligrosa profesión, consagrándose a ella, logrando, a base de éxitos, elevarse a buena altura para ser como espada muy estimado por el público.

Hizo su debut con picadores en Ayamonte, con las dos máximas figuras del toreo de la época: Aparicio y Litri, obteniendo un clamoroso triunfo con corte de tres orejas y un rabo, saliendo a hombros de la plaza. Esta corrida fue presidida y asesorada nada más y nada menos que por dos grandes monstruos del toreo como fueron Juan Belmonte y Rafael El Gallo, que adjudicaron los citados trofeos. Más tarde, en Zalamea la Real, participa en una dura y seria novillada con puntas del Conde de la Maza. Por la edad, kilos y dimensiones se podían considerar los bichos como toros. En esa corrida sobresalió Pepe Gallardo entre sus compañeros de terna, el mejicano Jesús Gracia y Jaime Malaver, por la forma inteligente y artística como lidió el segundo toro que le correspondió y al que cortó sus dos orejas. Seguidamente toreó en Pontevedra un mano a mano con el hoy retirado matador de toros, Jumillano, obteniendo un ruidoso triunfo, ya que cortó cuatro orejas y dos rabos.

En Huelva toreó poco después alternando, como anteriormente se indicaba, con Curro Frijones y Joselito Romero. Detengámonos un poco en esta corrida: los novillos los puso Miguel Núñez. Su faena fue primorosa: tres pases naturales, varios redondos, que remata llevando como hilvanado en los vuelos de la muleta al animal; un pase más de pecho, y Pepe, sereno, fresco, ante la misma cara de la res y, citando, recibe en toda regla, señalando un estoconazo en todo lo alto, que el público premió, desbordando el entusiasmo que antes comprimía con gran trabajo para no interrumpir al matador en su faena. El bocho cayó sin vida a los pies de Pepe Gallardo que en medio del delirio frenético del pueblo recibió dos orejas y rabo. Anécdota: Tras el éxito, Pepe Gallardo fue sacado a hombros de la plaza por los hermanos Paco y Pepe, Los Gordos y el ya fallecido aficionado Antonio Entrena, Barraquero, que pararon en la plaza de la Merced a descansar y a tomarse con el diestro unos ponches.

Después toreó un sin fin de novilladas en las provincias extremeñas, con triunfos en Barcarrota, en Oliva de la Frontera, en Mérida, etc., y en nuestra provincia donde fue sacado a hombros en las plazas de Zalamea la Real, Nerva, Ayamonte, Aracena, La Palma del Condado, etc., y en Zamora, Ávila, Pontevedra… y siguió su trayectoria triunfal hasta que un toro de cinco años y 505 kilos, de la divisa de Cruz Guzmán, el 25 de julio de 1951, en el coso de Jerez de los Caballeros (Badajoz) la cortó en seco, ocasionándole heridas gravísimas que estuvieron a punto de costarle la vida salvándose milagrosamente. A resultas de esta cogida su rostro quedó desfigurado totalmente e incluso tenía la masa encefálica al descubierto, con fracturas del frontal, de la nariz y de la órbita. Pero, detengámonos en esta cogida casi mortal:

Allí estaba Pepe Gallardo con impecable traje de luces, medias, zapatillas, montereta y capa de brega y al tercer muletazo por alto que le dio al astado, éste le dio un derrote y lo tiró contra un rincón del aja y le abrió la cabeza en dos pedazos.

El impacto lo recibió en la parte frontal. Lo metieron en la sala quirúrgica de la plaza y los dos médicos que lo atendieron coincidieron en que era una herida muy grave y había que llevarlo a Sevilla. El cura de Jerez de los Caballeros, ante la gravedad que observaba en el joven torero le dio los Santos Óleos. Partió raudo el coche con los médicos y el herido rumbo a Sevilla, pero cuando había avanzado unos kilómetros uno de los galenos le dijo al chofer: “Vamos a Huelva que allí hay una eminencia llamada Francisco Vázquez Limón…”. Dejémosle la palabra a Pepe Gallardo:

El coche tardó en llegar a Huelva 4 o 5 horas y cuando don Francisco me vio le dijo a los médicos que no me operaba, porque estaba en estado tan grave que moriría en su Clínica. Entonces, tomaron la resolución de buscar a Alonso Bobo, cirujano de cara y cuello, que no desdeñó la operación. Ésta fue llevada a cabo por Luis Carrascal y Andrés Estrada, su practicante. Duró 7:00. Al día siguiente, nueva intervención quirúrgica que duró 4:00. Y así, poco a poco, fue mejorando. Es significativo, que, al verlo tan grave, el sacerdote José Muñoz también le dio los Santos Óleos… Pero Dios había decidido que me quedara en mi querida Huelva.

Me arreglaron los huesos de la cara, me situaron en su posición uno de los ojos que lo llevaba colgando…. Poco a poco fui respirando.

Cayeron las hojas del calendario con rapidez y dos años y meses después surgió en Huelva un nuevo príncipe de la torería: Antonio Borrero Chamaco, que me dijo: “Pepe, te voy a llevar a Barcelona para que te vea el médico Joaquín Barraquer. Y así ocurrió. En la Ciudad Condal me hicieron dos operaciones que las pagó Antonio, por lo que le tendré agradecimiento eterno. Y una señora, muy amiga de Antonio, me llevaba y me traía. A los dos días de su primera intervención le dijo el médico catalán: “Váyase usted a Huelva y venga dentro de varios días para ver si la inflamación ha cedido para proceder a la segunda operación”.

La señora me llevó al aeropuerto, se acercó a las ventanillas y al poco tiempo regresó diciéndome. “Pepe, no te vas a poder ir hoy porque no hay billetes para el avión. Así que mañana, a primera hora…

Yo paraba en el Hotel Comercio. Al día siguiente, muy temprano, unos leves golpes en la puerta de mi habitación me pusieron en guardia. Abrí y me encontré con el conserje que me dijo: Mire, hay una señora muy preocupada. Está llorando. Presuroso fui a buscarla, creyendo que se trataba de la visita de uno de mis familiares, que me dijo muy alterada: “Pepe, Pepe… ¿Qué? contesté. La señora, sin dejar de llorar, añadió: “Pepe, que estás vivo de milagro, ya que el avión que debiste coger ha tenido un accidente y se han matado todos los viajeros…”.

Pero como los gladiadores españoles parecen estar hechos de fibra diferente a los restantes mortales, a los cinco días de levantarse de la cama volvió a la profesión en el mismo Jerez de los Caballeros en una novillada picada con Paquito Díaz (más tarde apoderado de Manuel Benítez, El Cordobés), cortando tres orejas y un rabo. Pero tuvo que dejar de torear ya que tenía visión doble o diplopía, dejando de torear unos 20 festejos, entre ellos los que debían verificarse en los anillos de Sevilla y Valencia, ya firmados por su apoderado Román Vázquez, Morenito.

Estuvo 3 años en activo, esto es, desde su corrida en Huelva hasta la cogida en Jerez de los Caballeros, actuando en unas 80 novilladas tanto con picadores como sin ellos.

Un novillero de la valentía que siempre gastó Pepe Gallardo es lógico que en su trayectoria taurina bebiera del cáliz amargo de la cogida. Así, en Almonaster la Real tuvo un percance. Testigos de él fueron Joselito Romero y Pepe Anastasio. En Nerva un novillo que sabía demasiado le dio una “corná” en la cabeza que le afectó al cuero cabelludo. No quiso entrar en la enfermería para ser atendido hasta ver rodar a sus pies al astado. Otra herida se la infligió un novillo en el coso de Cortegana cuando alternaba con Juan Posada y Miguel Báez, Litri. En Aroche, en una corrida sin caballos, un novillo le pisoteó el pie derecho dejándoselo en lamentable estado, y la ya comentada de Jerez de los Caballeros. A consecuencia de esta gravísima cogida estuvo en Barcelona, en 1953, donde fue visto por los doctores Barraquer, padre e hijo, que le reconstruyeron algo los destrozos que tenía en el rostro.

Pepe Gallardo, que de todos los públicos recibió siempre innegables pruebas de cariño y amistad, es hombre afable, demasiado modesto y muy caritativo, y de dotes tan humanas ha dado abundantes pruebas toreando, al cabo de los veinte años de su retirada y de forma altruista, en dos festivales a beneficio de la Asociación Española de la Lucha contra el Cáncer, de la Monumental Plaza de toros, consiguiendo, en el primero de ellos, llevarse el Trofeo al Triunfador consistente en una estatua de un toro de plata.

Resumamos, añadiendo que los periódicos de la época dedicaron la atención que se mereció la noticia de tan tremenda cornada, noticia que ha vuelto al plano de la actualidad al servir como motivo primordial en esta Historia Menuda. Huelva Información, 31/05/2010

pepe_gallardo.txt · Última modificación: 2020/10/28 17:51 por paco