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Las claves de Moncholi

La tauromaquia, un espectáculo degradado con un incipiente final

La tauromaquia necesita de un revulsivo generacional, de la necesidad del regreso de un espectáculo íntegro que empiece en el toro, y de la apertura de los carteles de un espectáculo en claro retroceso y decadencia.

(Alberto Bautista)

La actual decadencia que vive la tauromaquia no es ajena a la realidad social, la degradación de la fiesta y la politización de una cultura milenaria acecha la progresión de un espectáculo con múltiples valores pero con demasiadas sombras. La fiesta de los toros, está huérfana de emoción y que a excepción de algunos reductos a duras penas se lidia el toro fiero y con casta. Pero no sólo el problema de la fiesta de los toros es en la actualidad la ausencia del toro, el sentimiento de la emoción ha desaparecido por completo de las plazas, y cada temporada asistimos estupefactos a ferias sin ningún tipo de aliciente, comandadas de una u otra manera por el mono encaste Domecq donde la suerte de varas emerge no ya a un segundo plano, sino directamente es considerada como inexistente, y el planteamiento se transmite a si esa reducción del espectáculo merecería una rebaja de los precios de las entradas, toda vez que al aficionado se le priva de uno de los tercios más necesarios e importantes del espectáculo.

En cuanto a los carteles que se anuncian en las ferias, éstos continúan siendo los mismos año tras año. Tan sólo la peculiaridad radica en ver quién es el torero mas tramposo lidiando el toro más pequeño, a poder ser con las astas mutiladas y de comportamiento pueril e indefenso como si de un peluche se tratara sin ningún tipo de historia, y con el objetivo económico como principal atracción. El toro como tótem del espectáculo ha pasado a un segundo plano, reivindicándose por parte del empresariado taurino la figura torerista antes que la torista, lidiándose animales que dan más pena que miedo. Incomprensible.

En cuanto al capítulo de la incursión de los toreros en ferias como Málaga, Ciudad Real, Salamanca, Palencia, Almería, Huesca o Castellón, no cuentan con un cambio generacional Enrique Ponce, Julián López “El Juli”, José María Manzanares o “El Fandi” continúan completando carteles en las mismas plazas que hace quince años, alternando con diez ganaderías donde el encaste Domecq se eterniza. Una muestra mas del escaso aperturismo a los jóvenes, aunque a duras penas el huracán peruano de Roca Rey - convirtiéndose en el principal reclamo empresarial - o la alternancia de Ginés Marín, abren paso a la alternancia. Todo eso unido a los altos precios hacen que festejos con las máximas figuras del escalafón no reflejen llenos en los tendidos, teniendo que conformarse con cubrir gastos, siendo el económico otro de los grandes galimatías de festejos que cuentan con múltiples trabas administrativas y excesivos costes que imposibilitan la realización del espectáculo, sobre todo para municipios donde la reducción de festejos de un tiempo a esta parte se ha acrecentado.

Además la excesiva politización de la fiesta de los toros, se ha convertido en arma arrojadiza contra todos los aficionados por Ayuntamientos que han arremetido contra la tradición y la cultura de un espectáculo tan legal como cualquier otro, y es que la fiesta de los toros no es ni de derechas ni de izquierdas, sino del pueblo. La desnaturalización de la vida, la búsqueda de un espectáculo que los enemigos catalogan de “dantesco y aberrante”, trastoca la libertad de los aficionados sin ánimo de venganza y con poca disposición a defenderse de los ataques, aunque con la aparición de la Fundación del Toro de Lidia para preservar a la fiesta de los contubernios del exterior ha conseguido dotar de argumentos jurídicos a situaciones de incertidumbre total, y aunque el camino recorrido ha sido largo y sinuoso aún queda mucho por hacer.

Capítulo aparte merece la situación de los novilleros quienes sufren las injusticias y los pesares del sistema. Cada vez se organizan menos y las ferias de provincia carecen muchas de ellas de festejos menores, lo produce un perjuicio claro y evidente a la hora de promocionarse y auparse al escalafón superior y es que las novilladas cuando las hay, se copan de los mismos nombres durante la temporada. Otra grave lacra, abunda en los empresarios que organizan este tipo de espectáculos, al solicitar a los novilleros unas prebendas económicas con el fin de que ocupen los carteles. Una maniobra absolutamente lamentable, y tímidamente denunciada por el escalafón por miedo a represalias.

Execrable es también durante esta temporada que Alejandro Talavante una de las máximas figuras del escalafón actual y con la vitola de ser el gran triunfador de la feria de San Isidro, a duras penas está entrando en los carteles de las principales ferias tras haber roto con la Casa Matilla el pasado 30 de junio. El premio a la ruptura es dejarle fuera de los circuitos al torero extremeño que cuenta con una mano izquierda privilegiada. Otra sinrazón mas de la lacra que rodea al mundo de los toros. Tampoco se debe ser ajeno al sonado caso de Diego Ventura apoderado por los Lozano que apenas si su nombre se ve en todas aquellas plazas “gobernadas” por los Chopera, apoderados a la postre del gran rival del sevillano: Pablo Hermoso de Mendoza, quién desde hace años desecha la opción de medirse a la máxima figura actual del rejoneo sencillamente por miedo, ganando el navarro por goleada en los despachos con sus maniobras torticeras y de manipulación, sucumbiendo a enfrentarse a la apisonadora de La Puebla del río. Otra deficiencia más del anacrónico sistema.

El caso de Toño Matilla, cuyo nombre comanda la gestión de plazas como Castellón, Valladolid, El Puerto de Santa María y figura en las principales ferias como Madrid, Valencia, o Sevilla, con su participación y sus influencias empresariales amén de contar con el apoderamiento de Juan José Padilla, David Fandila “El Fandi” y de José María Manzanares, además sus tres hierros - Hermanos García Jiménez, Olga Jiménez y Peña de Francia -, le hacen ser objeto de trueque y piedra angular de más del 90% de los carteles a tenor de sus facetas empresariales perjudicando seriamente al espectáculo.

Lo que es evidente es que la tauromaquia necesita de un revulsivo generacional, pero por encima de todo la necesidad del regreso de un espectáculo íntegro que empiece en el toro, y de la apertura de los carteles en la búsqueda del rigor, la defensa y la promoción de un espectáculo en claro retroceso y decadencia. La exigua figura de José Tomás se apaga lentamente, haciendo flaco favor a una fiesta necesitada de este tipo de toreros que con su sola presencia garantiza la venta absoluta de los abonos de una feria. Pero el de Galapagar, no está por la labor de ayudar a una fiesta enferma y decadente, cuyos estamentos están mas preocupados en su interés personal que en el general. Recetas todas ellas plagadas de ingredientes que pueden ser la solución de cara a la galería, pero que la realidad dicta que la fiesta de los toros puede ser historia…


articulos_taurinos_de_opinion.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:26 (editor externo)