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REAL MAESTRANZA DE SEVILLA

Domingo, 21 de mayo de 2017

Corrida de novillos

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: novillos de Villamarta, con diferente presentación y juego desigual; mansos en general. El 3º fue devuelto a corrales por debilidad manifiesta.

Diestros:

Antonio Santana: de verde esperanza y oro. Pinchazo, estocada casi entera (palmas); estocada (saludos desde el tercio).

Lagartijo: de azul marino y oro. Estocada (saludos desde el tercio); pinchazo, estocada baja (silencio).

Rodrigo Molina: de amapola y oro. Estocada contraria, aviso, tres descabellos (saludos desde el tercio); tres pinchazos, estocada (silencio).

Saludaron: Manuel Fernández y Ángel Luis Carmona, de la cuadrilla de Rodrigo Molina, en el 3º y en el 6º, respectivamente.

Presidente: Gabriel Fernández Rey

Tiempo: temperatura agradable.

Entrada: media plaza.

Galería: https://plazadetorosdelamaestranza.com/ovaciones-la-terna-la-tercera-novillada-abono/

Video: https://vimeo.com/219306892

Crónicas de la prensa:

ABC

Por Lorena Muñoz. Complicados villamartas para una terna de debutantes en Sevilla

Desmonterados hicieron el paseíllo los tres novilleros en la tercera novillada de abono en la Maestranza. Tres debutantes con un serio a la vez que variado e interesante encierro de Villamarta, nada fácil para una terna inexperta pero que ofreció algunas posibilidades para que alguno se hubiera ido al desolladero sin las orejas. Eso sí, faltaron quince minutos para las tres horas de un festejo en el que no se dio ni una vuelta al ruedo.

Santana Claros que solo había sumado un festejo el año pasado se mostró variado con el capote, sorteó el mejor lote pero se pasó de metraje en sus dos faenas. El precioso primero no hizo caso de los capotes de salida y tardeó en el caballo pero se desplazó y metió la cara con clase en la muleta a pesar de no estar sobrado de fuerzas. El malagueño lo lanceó a la verónica y Lagartijo le hizo un entonado quite por tafalleras. El inicio de faena fue prometedor, templado por alto y rematado con una garbosa trincherilla. Estuvo dispuesto el novillero, con la diestra y al natural, pero no llegó a acoplarse ni a tomar cuerpo su labor, alargada en exceso. Ya con la espada de verdad intentó una serie más de frente y a pies censurada con algunos pitos antes de ser silenciado.

Los primeros olés llegaron en las verónicas del recibo al cuarto al que Lagartijo le hizo el quite por gaoneras. Sonó la música para una faena templada, y de mano baja con la zurda a pesar de las protestas del berreón villamarta. Ofreció posibilidades para que hubiera paseado algún trofeo pero De nuevo se alargó, primero con dos circulares y después con manoletinas lo que enfrió al público ya sin la música.

El primero del lote de Lagartijo también salió suelto de los capotes y frustró el quite por chicuelinas de Molina. Brindó al público el cordobés que se puso de rodillas. Así fueron los dos primeros muletazos, le apretó en tablas y continuó por doblones para sacarlo más allá del tercio. El Villamarta iba con codicia a la muleta de un Lagartijo dispuesto y entregado que tomó la zurda justo antes de que el novillo buscara la querencia. En un arreón le pegó un pitonazo en el costado que casi lo quita de enmedio. Luego se pegó un arrimón en la tablas, con muletazos mirando al tendido. Saludó la ovación antes de entrar a la enfermería.

Pudo continuar con la novillada pero se desentendió de la lidia del quinto, un toro de hechuras, de la que se encargó su banderillero. Brindó al respetable para iniciar con doblones. Atacó muy pronto la embestida y acortó los terrenos del Villamarta que acabó desarmándolo de forma peligrosa. El cordobés demostró que tiene valor pero necesita técnica y rodaje. Quiso hacerlo todo, estuvo dispuesto, pero no encontró el camino ante un novillo que no se lo puso fácil.

El del debut de Rodrigo Molina era un torito que fue devuelto a los corrales pero que no se cayó desde que asomó el pañuelo verde. Hasta tres veces salieron los cabestros así que tuvo que apuntillarlo Lebrija en un burladero. El sobrero fue «Insípido» que respondió a su nombre llevó la cara siempre a media altura sin entregarse pero Molina estuvo firme tras brindar a Dávila Miura. Destacaron los ayudados con la zurda, con profundidad, pero no acertó con la espada y saludó la ovación.

En el sexto, el sevillano calentó el ambiente de la tarde -fresca y con el festejo camino de las tres horas- al recibirlo de rodillas con dos largas cambiadas. Después lo llevó galleando por chicuelinas al caballo y estuvo muy atento en el tercio de banderillas donde destacó la cuadrilla. Brindó al público en esta ocasión pero su actuación no tomó vuelo. Se atascó con la espada y fue silenciado.

El Mundo

Por Carlos Crivell. Voluntad de los verdes novilleros

Entre los tres novilleros sólo habían toreado en seis festejos en la pasada temporada. Así llegó a Sevilla la terna. Así está el panorama de la novillería. Deben llegar a las plazas de máxima responsabilidad para arreglar su futuro. Los que lidiaron la de Villamarta estuvieron valientes, afanosos e inexpertos. La novillada, mansa y corretona, se dejó en la muleta en distinto grado y su mejor virtud fue la de no querer coger a los incipientes toreros. Con más bagaje de los lidiadores el resultado hubiera sido distinto.

El malagueño Santana Claros tiene buen corte de torero, quiere hacer las cosas despacio y no está exento de valor. Al primero le hizo una faena muy larga a media altura. Hubo muchos pases y entre ellos algunos de calidad. El cuarto, berreón y poco repetidor, tenía emoción en sus arrancadas. Los lances a la verónica marcaron la cima de su tarde sevillana. Los lances tuvieron hondura y cadencia. De nuevo hubo muletazos de calidad sueltos, aunque le faltó la ligazón. El torero de Fuengirola dejó una buena impresión.

El cordobés Lagartijo es muy animoso. Con el segundo, manso y con genio, pero que metió la cara, hizo una faena valiente con fases de toreo más ligado. Siempre estuvo en novillero. En su afán por estar lucido llegó a ser atropellado sin graves consecuencias. Pasó a la enfermería y fue atendido de una contusión en el brazo. El quinto fue encastado, pedía distancia, y el cordobés lo ahogó para verse desbordado en muchos momentos. La voluntad presidió de nuevo su faena. El toro fue a menos y la cosa quedó en tablas.

Rodrigo Molina tiene buenas maneras pero su inexperiencia es manifiesta. El primero de su lote, un sobrero alto que nunca humilló, le permitió estar firme y le robó algunos pases que dejaron entrever su buen estilo. No anduvo muy acertado con la espada. El sexto, más vareado, embistió descompuesto a la muleta del sevillano. Molina le echó voluntad aunque no se acopló al de Villamarta, siempre molesto y echando la cara arriba. Surgieron algunos muletazos de calidad y en otros se vio apurado. Eso sí, Rodrigo Molina tiene temple.

Así fue la novillada, larga, algo tediosa, con tres chavales que se presentaban en Sevilla con poca experiencia y la novillada pedía los papeles.

Cadena Ser

Por Paco García. La terna de debutantes se va de vacío en la Maestranza

Hacían su presentación en la Real Maestranza el malagueño de Fuengirola Santana Claros, el cordobés Javier Moreno 'Lagartijo' y el sevillano Rodrigo Molina y lo cierto es que, entre el corto bagaje de la terna de novilleros y lo desigual del encierro de Villamarta, las casi tres horas que duró el festejo se saldaron sin tan siquiera una vuelta al ruedo.

Se lidiaron novillos de Villamarta, el tercero sobrero de la misma ganadería, desiguales de presentación -más altones segundo y quinto, destartalado el sobrero y más bonitos cuarto y sexto- y de juego. Potable aunque soso el primero, con genio y rajado el segundo, tercero bis y quinto se movieron pero sin entrega, bueno aunque duró poco el cuarto y descompuesto y parado el sexto.

En cuadrillas, Manuel Fernández y Ángel Luis Carmona saludaron montera en mano tras banderillear al tercero bis y sexto, respectivamente. También fue ovacionado el puntillero de la plaza, Enrique Muñoz 'Lebrija', tras estar certero con la puntilla en el novillo devuelto a corrales. Lagartijo fue atendido en la enfermería de un fuerte golpe en el brazo izquierdo que no le impidió continuar la lidia.

La plaza registró más de un cuarto de entrada en tarde entoldada.

Manseó y flojeó de salida el novillo que abrió plaza que, sin embargo, llegó potable a la muleta aunque algo soso. Tuvo gusto Santana Claros en los ayudados iniciales, pero después pareció contagiarse de la sosería del de Villamarta. Al cuarto lo lanceó bien a la verónica, aunque por momentos estuvo más pendiente de componer la figura que de torear al novillo. La faena de muleta comenzó con dos buenas series, aunque cortas, por el pitón derecho, sonando el pasodoble. La pena es que cuando se echó la muleta a la izquierda el novillo quedó ya más paradito.

Lagartijo pechó con un primer oponente que embistió en la muleta humillado y con cierto genio, brindando un par de series muy emocionantes. A la tercera, el animal se rajó y cogió de fea manera por el brazo izquierdo al torero, por fortuna sin consecuencias. De vuelta de la enfermería, el novillero cordobés dejó un ceñido quite por gaoneras en el cuarto y casi fue lo más destacado de su actuación, pues el quinto echó las manos por delante en el capote y tuvo movilidad pero sin entrega en la muleta, sacando Lagartijo la cara valiente de su repertorio.

Incomprensible la devolución del tercero de la tarde a corrales. Rodrigo Molina lo había lanceado bien a la verónica, rematando en los medios y es cierto que el animal no andaba sobrado de fuerzas y salió trastabillado en los dos encuentros con el caballo de picar, pero en ningún caso fue para devolverlo a los corrales, tarea que, además, se largó hasta que Lebrija lo arregló con la puntilla. El sobrero embistió tan destartalado como las hechuras que tenía, movilidad sin entrega, sin humillar y mironcete en varias series por ambos pitones. Al sexto lo recibió con dos faroles de rodillas en el tercio y galleó por chicuelinas para llevarlo al caballo. Casi lo único ya que el animal llegó a la muleta muy descompuesto y parado.

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Una terna inexperta se marcha de vacío

El espectáculo celebrado ayer en la Maestranza no pasará a la historia. Con escaso ambiente, se lidió una novillada de Villamarta, de desiguales hechuras y en conjunto con dificultades. Además, la materia prima cayó en manos de una terna de debutantes -Santana Claros, Lagartijo y Rodrigo Molina- todavía no muy experimentada. La función, con la devolución del castaño tercero tras derrumbarse en el tercio de varas, se prolongó casi un cuarto de hora más con una parada de cabestros inoperante, tan inoperante que el puntillero de la plaza, Lebrija, se llevó una de las ovaciones más grandes de la tarde al apuntillar certeramente y al primer envite al astado. El festejo alcanzó casi las tres horas de duración.

A Lagartijo, que el año pasado toreó cinco novillladas, se le vio con cierto oficio y capacidad. El cordobés, ante el segundo, manso, suelto de salida y al que le propinaron un puyazo al relance, comenzó su faena con buen criterio, con unos doblones por bajo para fijar las embestidas del novillo. En los medios, intentó alargar las acometidas del funo, que se entableró pronto. En uno de los muletazos recibió un tremendo hachazo en la axila izquierda. Fue un instante estremecedor. El torero se palpaba por si sangraba. Afortunadamente, pudo volver a la cara del novillo y mató de una estocada bien ejecutada, aunque en colocación quedó algo caída. Recibió una fuerte y merecida ovación y pasó a la enfermería.

El quinto, incierto, se quedaba debajo de los engaños y, con valor, Lagartijo aguantó el tirón y varios tornillazos, logrando los mejores muletazos al natural. Tras pinchazo y estocada fue silenciado.

Abrió terna el malagueño Santana Claros, con una novillada en su haber en la temporada pasada. Con el manejable que abrió plaza comenzó su faena de manera pinturera, con unos preciosos ayudados. En las afueras no llegó a someter al novillo, que punteaba. Silencio.

Con el reservón cuarto dio una versión mejor. Dibujó los mejores lances a la verónica de la tarde. Con este animal, Lagartijo, que había salido de la enfermería, meció bien el capote en su quite por gaoneras. Santana Claros, en las afueras, realizó una meritoria faena en la que alargó muy bien las embestidas del astado, con limpios pases de pecho y que cerró con unas manoletinas. Ovación merecida.

Rodrigo Molina, sobrino-nieto de Federico Molina y ligado a la ganadería que se lidiaba, Villamarta, anduvo voluntarioso ante su lote. Con el tercero bis, del hierro titular, ganó terreno a la verónica. En banderillas brilló Manuel Fernández, quien saludó tras una gran ovación. Molina realizó una faena en la que lo más destacado fueron unos ayudados con la izquierda. Falló con los aceros y fue ovacionado.

Al sexto lo recibió Molina con un par de faroles junto a tablas. Pese a que lo picaron bien, llegó rebrincado y mugidor a la muleta del torero sevillano, que porfió en un trasteo en el que logró algunos buenos naturales y que no rubricó con la espada adecuadamente.

La terna ofreció lo que pudo en una novillada que les puso a prueba. Cada uno solventó su papeleta como pudo en un espectáculo muy extenso en duración y de escaso contenido.

El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Seguimos sin levantar cabeza

Ya van tres. Tres novilladas con una escasa cuenta de resultados y un exceso de metraje que vuelve a apuntar a las tres horas. Y eso, aquí y en Pekín, bordea lo insoportable. En los dos primeros festejos hubo más novillos que novilleros aunque en esta ocasión no se puede inclinar la balanza de una forma tan drástica. En el encierro de Villamarta hubo de todo, pero poco bueno. Posiblemente el mejor de todo el envío –muy en la sangre histórica de su hierro– fue el bonito ejemplar que hizo primero, al que el veterano novillero Santana Claros le dio mil vueltas sin llegar a cogerle nunca el ritmo. El utrero se movía con clase en la muleta, rebosándose con el aire de su estirpe, pero el chaval se perdió por el camino en una labor interminable en la que estuvo más pendiente de componer la figura que de torear. Ese pellizco premeditado, por norma general, es un camino a ninguna parte.

El malagueño mejoró en parte esa impresión con el cuarto, un torete protestón, berreón y rebrincado que acabó claudicando en la muleta. Antes lo había lanceado con buen aire y hasta pudo recrearse en esa vocación de artista en algún muletazo aislado adornado de temple. Pero a su labor le faltó unidad y mayor claridad de ideas para amarrar o acercarse al triunfo. No hay más cera que la que arde: que pase el siguiente…

Y el siguiente fue Lagartijo, al que preceden las más aristocráticas vetas de sangre torera cordobesa. No le faltó el aliento de algunos aficionados del alto Guadalquivir pero el esperado debut maestrante no se tradujo en el triunfo que necesita para seguir navegando en el oficio. El chaval dio muchas de cal; también alguna de arena aunque, eso sí, se entregó con tanta sinceridad como falta de recursos. Su primer enemigo fue un novillo progresivamente rajado pero con esas teclas que tocar que necesitan de otra experiencia y preparación. Lagartijo no volvió a la cara y llegó a ser alcanzado en una axila sin mayores complicaciones cuando trataba de empezaba a torearlo al natural. Pasó por la enfermería pero pudo salir a matar el quinto. Sorprendió su inhibición en la lidia pero, después de brindar al personal volvió a entregarse en un trasteo algo deslavazado pero sincero. El novillo, informal y bronco, le presentó muchas dificultades esfumando cualquier posibilidad de sacar la cabeza. No tiene las cosas fáciles.

Y aunque toque barrer para casa hay que certificar que la actuación más solvente y capaz del larguísimo festejo la protagonizó el sevillano Rodrigo Molina. La presidencia devolvió precipitada e inesperadamente al precioso y noble tercero, que acabó apuntillado en el ruedo. En su lugar salió un camello peligroso que le quería arrancar la cabeza en cada embroque. Rodrigo supo buscarle las vueltas y ganarle la partida. Al sexto lo saludó con dos largas en el tercio. El animal, de más a menos y buscando los tobillos, tampoco fue un bocado fácil. Rodrigo pasó con desahogo la prueba. Hay que seguir trabajando.

28_mayo_17_sevilla.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:15 (editor externo)