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Real Maestranza de Sevilla

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Domingo, 4 de mayo de 2014

Corrida de rejones

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Fermín Bohórquez (bien presentados, con diferente juego).

Caballeros rejonedores:

Andy Cartagena. Dos pinchazos, rejón de muerte trasero, descabello (ovación); pinchazo, dos rejones de muerte, aviso, descabello (silencio).

Diego Ventura. Rejón de muerte, descabello (oreja); rejón de muerte muy trasero (dos orejas).

Andrés Romero. Tomaba la alternativa. Rejón de muerte atravesado, cinco descabellos (saludos desde el tercio); rejón de muerte bajo, rueda sin puntilla (dos oreja).

Presidente: Fernando Fernández-Figueroa.

Tiempo: soleado, caluroso al principio.

Entrada: tres cuartos de plaza.

Incidencias: el caballo “Perseo”, montado por Andrés Romero, sufrió cornada de 15 centímetros en la nalga izquierda en la lidia del prmer toro de la tarde. Fue operado en la misma plaza. Diego Ventura salió por la Puerta del Príncipe.

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Crónicas de la prensa:

Lo mejor, lo peor

Por Sandra Carbonero

Lo mejor: Puerta del Príncipe para Ventura. La Maestranza ha conseguido hoy llenar tres cuartas partes sus tendidos. Hasta el momento la mejor entrada de lo que va de Feria junto con el Domingo de Resurrección. Diego Ventura ha conseguido esta tarde la novena Puerta del Príncipe de su carrera. Cortó una oreja al primero de su lote, en el que destacó su espectacular epílogo a lomos de Remate poniendo tres rosas. En el quinto estuvo vibrante con Nazarí. Con el público un poco frío, sacó la artillería pesada y puso un gran par al quiebro con Milagro. Morante puso la guinda al pastel. La gente entregada entre los bocados del equino al toro se vino arriba y tras un rejonazo trasero, pidió las dos orejas. Andrés Romero tomó la alternativa con éxito. Los aceros le privaron de cortar un trofeo del que abrió plaza, pero en el sexto las orejas no se le escaparon. Actuación notable la del rejoneador frente a un astado manso. Un torero a caballo con mucho futuro. Por su parte, Andy Cartagena ha estado muy firme y asentado. Su toreo ha llegado a la madurez exacta.

Lo peor: Esto no es Sevilla. Sabemos que el público de rejones es muy diferente al de toreo a pie. Pero hoy ha tenido dos caras extrema. Una de frialdad impropia de él. Y otra bastante generosa al pedir las orejas. Hay que saber tener un poco de criterio en una plaza tan importante como la Maestranza.

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Ventura, novena Puerta del Príncipe

El rejoneador sevillano Diego Ventura se erigió en triunfador del primer festejo de rejoneo de la Feria de Abril, en una plaza con un público muy sensible a todo lo que acontecía en una Maestranza con más de media entrada, en tarde calurosa. Ventura, con oficio y una cuadra excelente, se impuso al manejable tercero en una faena en la que, tras un rejón de castigo, brilló sobremanera en el toreo por los adentros y en dos palos al quiebro de dentro afuera. Cerró con banderillas cortas y, pese a que tras el rejón de muerte precisó de un descabello, fue premiado con una oreja.

Con el manso quinto, Ventura, que había prendido un rejón de salida, deleitó a lomos de Nazarí en una labor proverbial, llevando prendido al toro. Caballo muy valiente, que tras un leve percance volvió a por el toro con raza torera. Morante aumentó las ovaciones con sus bocaos al toro. Pero lo mejor fue la suerte suprema, la sangre fría que demostró, una vez más Remate en la suerte suprema. Tras resistirse, la presidencia concedió las dos orejas, solicitadas mayoritariamente.

El onubense Andrés Romero es alumno aventajado de Ventura. Con el apoyo de una legión de partidarios, dio la talla en su alternativa. Con el astado que abrió plaza apostó fuerte en una faena intensa, en la que fue herido el caballo 'Perseo', con una cornada de veinte centímetros en el anca izquierda. Romero había recogido bien al buen toro de Bohórquez y lo había recortado con un marsellés. Dentro del tercio de banderillas, que alegró piruetas, lo más brillante fue un palo al quiebro, antes de rematar con las cortas. Falló con los aceros, por lo que no le solicitaron trofeo.

El público se volcó con Romero en el sexto, un toro manso con el que anduvo voluntarioso en una labor que brindó a su gente y a Diego Ventura. De nuevo, en la suerte al quiebro, alcanzó momentos espectaculares. Mató al primer envite y fue premiado con dos orejas.

Andy Cartagena, con el peor lote, sin estridencias, estuvo seguro en la lidia, aunque no acertó en la suerte suprema. Meritoria labor al apagado segundo en la que extrajo todo lo bueno que llevaba dentro el toro. Templado en el recibo, jugó bien en los terrenos y destacó en un par al dos manos, con el epílogo de unas cortas al violín. Falló a la hora de la verdad y se quedó sin premio.

Cartagena volvió a lidiar con sentido y temple al manso cuarto. Tras un rejón de castigo, en banderillas consiguió algunos pasajes interesantes, como atacar de frente para prender un palo y también empleó la espectacularidad en la monta y en adornos, como el teléfono. Tampoco acertó con los aceros.

ABC

<img src="http://www.portaltaurino.net/archivos/18961328200600.png"/>Por Andrés Amorós. Diego Ventura, por la Puerta del Príncipe de Sevilla

El primer festejo de rejones de la Feria de Abril de Sevilla (el segundo será el matinal del domingo próximo) concluye triunfalmente. Por petición unánime, corta Diego Ventura las dos orejas al quinto toro; unidas a la que ganó en el tercero, le hacen abrir la Puerta del Príncipe de nuevo. Ha tenido una actuación redonda: posee una gran cuadra, une clasicismo y espectacularidad, mata con gran seguridad. Es, hoy, la gran figura del toreo a caballo.

Su discípulo Andrés Romero, de Escacena del Campo (Huelva), que toma la alternativa −en el rejoneo, es una ceremonia más simbólica que real– también brilla en el último, corta dos orejas y sale a hombros, acompañado por las palmas por bulerías de sus paisanos. Peor suerte tiene en su primero, cuando su tordo «Perseo» sufre una herida de veinte centímetros en el anca. Andy Cartagena falla en la suerte suprema. Los toros de Bohórquez han sido nobles, en general, aunque algunos se han parado. Por primera vez en la Feria, el público ha salido feliz.

Diego Ventura levanta un clamor, en el quinto, al llevarlo prendido a la grupa con «Nazarí»: ¡gran caballo! «Milagro» hace honor a su nombre quedándose como una estatua, muy cerca del toro. «Morante» muerde al toro, para regocijo general. Con «Remate», mata de un rejón espectacular. No hay duda: dos orejas y Puerta del Príncipe.

No ha habido triunfalismo sino un gran espectáculo. Todos hemos disfrutado con estos preciosos animales. He recordado yo al poeta Santos Chocano: «Los caballos eran fuertes, los caballos eran ágiles…» Y estos, además, toreros.

El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Ventura ya tiene nueve puertas

Todavía podría sumar la décima en sólo una semana. El ciclón portugués no falla en la plaza de la Maestranza aunque el portazo de ayer, todo hay que decirlo, no tuvo la intensidad y el mismo contenido que en otras ocasiones. A pesar de todo, en su cuerpo se lo lleva. Pero el toreo se nutre de instantes que pueden dar la vuelta a cualquier situación. La espectacular y fulminante muerte del quinto toro de Bohórquez sirvió par amarrar ese tercer trofeo. Herido de un trasero pero certero rejonazo, el animal gritó su muerte en el mismo pecho de Ventura, que convirtió esa brevísima agonía en una pequeña epopeya que le terminó de abrir esa Puerta que ya conoce de memoria.

Antes hubo buen rejoneo en una labor sabia y sobria, sin concesiones a la galería, que destacó por el temple y el dominio de los terrenos. Ventura llevó a ese toro cosido a su estribo; citó de largo; dio los pechos de sus monturas; quebró con acierto y hasta sacó a Morante a mascar pitones con el personal metido en el bolsillo. Hubo alardes con el caballo levantado y saboreó la vuelta al ruedo con su hijo en los hombros sabiéndose ya el número uno. Había cortado otra oreja del tercero de la tarde gracias a una faena ceñida que brilló en esas batidas a pitón contrario, buscando la reunión en los medios, y a pesar de tener que salvar un trance apurado cuando el caballo resbaló de los cuartos traseros y fue alcanzado sin consecuencias. Ventura consintió a su enemigo en los chiqueros y redondeó su labor con las cortas pero tuvo que emplear el descabello después de un rejonazo muy contrario que no bastó.

Diego había sido el testigo de una alternativa que le tocaba de lleno. Era la de su discípulo más aventajado, el jinete choquero Andrés Romero que se trajo una buena legión de amigos, paisanos y partidarios. Romero se entregó y brilló. Mostró que está preparado para renovar la primera línea de la caballería torera. Y eso que no comenzó la tarde con buen pie. Después de la cesión de trastos, el toro de la alternativa -serio, grande y aparatoso- trabó la pata de su caballo Perseo que acabó siendo retirado al patio de ídem con una cornada sangrante de la que fue operado en la misma plaza. Pero el doctorando no se arredró y mostró sus condiciones en una faena trepidante y entregada en la que expuso todo y más. Los quiebros fueron escalofriantes y arriesgados y hubo un palo antológico -citando desde la larga distancia- a galope suave para quebrar en los medios y abrochar el lance con cuatro piruetas que volvieron loca a la plaza. Esa fue su mejor actuación pero el manejo del descabello enfrió cualquier entusiasmo. Pero como en las corridas de rejones nunca se sabe lo que puede ocurrir acabó cortando las dos orejas del sexto gracias a otra labor entregada pero no tan redonda como la anterior que brindó a sus colaboradores, a su exacto hermano gemelo y, por supuesto, a su maestro Ventura.

El padrino de la ceremonia había sido Andy Cartagena, un joven veterano que mostró cuajo, profesionalidad y buena monta. También se podía haber llevado algún trofeo a lomos de su excelente cuadra y de dos actuaciones entregadas e intermitentemente brillantes que no tuvieron el refrendo necesario con los aceros. Y dicha una cosa, hay que decir otra: a estos festejos les sobran los diez minutos de monerías ecuestres previos a la lidia. También hay que pulir el exceso de tiempos muertos que sólo sirven para alargar y empañar el espectáculo.

El País

Por Antonio Lorca. El rejoneo es un circo

La crisis es un tsunami que lo arrasa todo; ayer, en la Maestranza, se llevó por delante parte de la identidad del toreo a caballo. Se cortaron cinco orejas, Diego Ventura salió triunfante por la Puerta del Príncipe, y el toricantano Andrés Romero, muy arropado por sus paisanos onubenses, consiguió un triunfo soñado. Pero perdió, otra vez, el toreo.

Y perdió porque, primero, no fue una tarde redonda de rejoneo. Hubo, claro está, momentos brillantes, pero no se produjo el milagro de una faena envolvente, espectacular y grandiosa. Interesaron más, mucho más, los números circenses que el toreo clásico. Ya no importa clavar al estribo y al verdadero encuentro con el toro; no es importante que las banderillas o arpones queden en lo alto o en los costillares, o que el rejón de muerte esté arriba o en los bajos, qué más da… Importan más, mucho más, las piruetas, las cabriolas, el baile del equino, el caballo que se arrodilla y se acuesta a todo lo largo en el albero, el otro que muerde al toro. Y mientras el caballero alardea de ello, el público parece entrar en éxtasis; y el problema final es que el presidente acepta el juego y saca el pañuelo blanco con una preocupante frivolidad.

Ayer, el propio Ventura, que debiera dar ejemplo de seriedad por el lugar de privilegio que ocupa, no tuvo empacho en dar la vuelta al ruedo con su hijo de pocos meses en brazos, primero, y a hombros, después. Claro que no es pecado pasear a los niños, pero hay que hacerlo en el parque y no en el ruedo de la Real Maestranza. En fin, que al caballero le dio por ahí y todos tan contentos.

Motivos tenía Ventura para estar feliz porque, una vez más, y ya van nueve, abrió la deseada Puerta del Príncipe. No es un descubrimiento que este caballero ha llegado a un punto culminante de su carrera. En compañía de una cuadra espectacular, desborda seguridad, técnica, dominio y templanza. Efectivamente, templa maravillosamente y ayer lo hizo a lomos de Chalana en su primero, y, sobre todo, de Nazarí, en el quinto, un caballo que torea y se divierte con su oponente. Estuvo el rejoneador a la altura acostumbrada, pero falló en un quiebro en el quinto, mató de un rejón caído al primero, y quedó la sensación de que el premio de las dos orejas era excesivo. Claro es que sacó a Morante —un caballo con tal nombre— que se dedica a morder a los toros, y enloquece a los tendidos; y antes había estrenado en Sevilla a Mandela —sea usted Premio Nobel y presidente de Sudáfrica para esto-, que es de color negro —qué casualidad— y baila que es un primor. Total, que el presidente miró para otro lado y permitió que pasara el tsunami de la crisis.

Tomó la alternativa Andrés Romero, un ciclón a caballo, que llegó dispuesto a todo; tanto se confió que el primer toro corneó a su caballo Perseo en el anca derecha y le infirió una cornada de 20 centímetros que no afecta a órganos vitales. Es todo corazón este rejoneador, se la juega en la cara del toro y atropella la razón en beneficio de la espectacularidad. No ahorra piruetas, carreras y quiebros y llega al público —en este caso, a sus paisanos, que lo acompañaron en tropel— con facilidad. La muerte del sexto toro fue rápida y paseó felicísimo las dos orejas.

Más sobrio, discreto y poco afortunado a la hora de matar estuvo Cartagena y pasó desapercibido.

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Toromedia

Diego Ventura abre la Puerta del Príncipe y dos orejas para Romero

Andy Cartagena paró templado a su primero y en banderillas comenzó con Cuco galopando de costado y clavando dos banderillas. El toro se fue agotando, pero Andy puso dos buenos palos al quiebro con Pericalvo. También destacó un par a dos manos con Juncal. Mató de dos pinchazos, rejón y descabello y eso le apartó del triunfo.

Distraído y parado fue el cuarto de salida, que no puso emoción a lo que hizo Andy Cartagena. Puso dos palos al violín con Maravilla y se adornó con Pericalvo dando la grupa al toro y citando con balanceo para poner dos banderillas. Concluyó poniendo cortas con Cubano y volvió a pinchar antes de dejar un rejón entero y tres descabellos. Silencio.

Diego Ventura paró a su primero muy templado con Marsellé y puso un solo rejón de castigo. Con Chalana colocó un primer palo citando de punta a punta de la plaza y preparando las suertes con buenas galopadas de costado. Cuando se adornó con piruetas estuvo a punto de sufrir un percance al resbalar el caballo, pero se recuperó bien. Con Oro citó con una mano recogida y clavó con mucha verdad. Sacó a Mandela y se adornó con espectacular balanceo antes de clavar. Puso cortas ligadas con Remate y mató de medio rejón y descabello. Oreja.

Espectacular el recibo de Ventura al quinto con Maletilla, doblándose muy bien con el toro y fijándolo. En banderillas comenzó con Nazarí templando de costado a milímetros de los pitones. Puso dos banderillas con él y sacó a Milagro, con la que quebró dos veces. Morante subió la temperatura ambiental con sus bocados a un toro que a esas alturas ya estaba muy parado. Rejonazo fulminante. Dos orejas que le abrieron la Puerta del Príncipe.

Andrés Romero tomó la alternativa de manos de Andy Cartagena y a continuación se fue a portagayola a recibir a su primer toro con Perseo. Lo paró bien pero cuando preparaba el primer rejón resultó herido el caballo. En banderillas clavó dos buenos palos con Conquistador y llegó mucho al público con Guajiro, adornándose con piruetas después de clavar. Mató de rejón atravesado y varios descabellos que le hicieron perder el triunfo.

Romero también tuvo un segundo toro que manseó de salida. Consiguió los mejores momentos con Guajiro quebrando muy bien y llegando mucho al público en todo momento. También brilló en las cortas, que puso muy ligadas con Bambú. Ahora mató de forma efectiva y el público pidió con fuerza las dos orejas, que el presidente concedió.

EFE

Tarde de rércord

Las tres orejas que Diego Ventura paseó hoy por el anillo ovalado de la Maestranza de Sevilla -las dos últimas con su pequeño hijo a cuestas- le valieron, además de para refrendar su primacía en el toreo a caballo, para establecer un récord difícil de igualar: nueve salidas a hombros por el umbral de la siempre ansiada Puerta del Príncipe del coso sevillano.

Ventura logró la marca gracias a una tarde de gran regularidad, siempre por encima de las condiciones de los dos toros de su lote, un primero noble pero falto de transmisión para el tendido y un quinto brusco pero que se fue parando a medida que avanzaba su lidia.

En una versión más templada, como ya ve vio en Valencia, y sin más alardes y adornos que los imprescindibles, Diego Ventura lidió con medida a uno para cortar la primera oreja y sometió y atacó con poder y valor al del doble trofeo.

Desde que aplacó sus arreones de salida con “Maletilla”, lo cuajó en el toreo de costado y poniendo banderillas con “Nazarí”, se adornó con “Morante” y lo fulminó con el rejonazo final a lomos de “Remate”, la faena de Ventura fue creciendo hasta merecer ese premio que vale un récord.

Otras dos orejas cortó el jinete onubense Andrés Romero, que recibió hoy una extraña alternativa después de haber toreado en Valencia hace apenas cuarenta días, sin recibirla, junto a los mismos compañeros y también con toros de cuatro años. Estas paradojas son las que se derivan de las grandes lagunas del reglamento taurino en el campo del rejoneo.

Aunque la tarde comenzó atravesada para el rejoneador de Huelva, ya que el primer toro corneó en la nalga izquierda a su caballo “Perseo”, su día señalado tuvo final feliz con el triunfo conseguido en el sexto, siempre arropado por el calor de los cientos de paisanos que le siguieron hasta Sevilla.

Se le notó nervioso y, por momentos, precipitado con el primero de la tarde, un toro de gran calidad que no aprovechó, y también en los primeros compases de la faena al sexto.

Pero fue sobre el castaño “Guajiro” como Romero logró remontar entonces el ambiente hasta cerrar su actuación, como su maestro Ventura, con otro rejonazo de rápido efecto que, sin duda, contribuyó a la concesión del doble trofeo.

De vacío se fue esta vez Andy Cartagena, correcto al torear y al clavar hierros y banderillas con un lote de muy escasa transmisión, pero muy desacertado, sobre todo, con los aceros de muerte. Sus dos faenas se contemplaron entre un extendido silencio que sirvió para poder disfrutar con el auténtico recital de pasodobles que dio la banda del maestro Tejera.


Sevilla Temporada 2014.

sevilla_040514.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:20 (editor externo)